Basado en hechos reales. Así se presenta esta película enmarcada en parte impregnada de historia y política contemporáneas de nuestro país. Montoneros, militantes, subversivos, según quien los llame, son los protagonistas de una de estas dos historias en las que se centra principalmente la película. Por un lado, un joven español (interpretado sutilmente por Javier Godino) que va a ver a su padre ex militante y se entera que tuvo una embolia y luego en la cotidianeidad de la casa comienza a decir cosas sin sentidos, no reconocerlo, o hacerle varias veces la misma pregunta. A su vez, el reencuentro con un viejo amor, un amor al que abandonó cobardemente, como él mismo lo dice, pero quien ahora lo acompaña a cuidar y tratar de entender a su padre. Por el otro, nos remontamos a unas décadas atrás, previo al golpe militar, donde quien luego va a sufrir la senilidad producto del paso del tiempo, ahora es un joven (el Chino Darín, con una actuación bastante deslucida) con ideales que junto a amigos y una joven que va a terminar siendo el amor de su vida, militan introduciéndose cada vez más en el tema llegando a sufrir cosas más graves que simples amenazas. El film transita entre ambas líneas temporales de manera prolija, sin intercalar demasiado, permitiendo bucear en cada uno de esos argumentos a su tiempo pero sin perder nunca el interés. Pero uno de los problemas es que no puede evitar tornarse predecible, saber de antemano hacia dónde nos están queriendo llevar director y co guionista Diego Corsini. Además, de esta línea parte una que salta a lo que sucede después del golpe de Estado, cuando no parecen tener otra opción que desaparecer o ser desaparecidos. Y es en éstas que a veces el film no puede evitar caer en el cliché. Así, tenemos por un lado el retrato de quienes luchaban por sus ideas y por el otro, el de un hijo que necesita conectarse con su padre y para lograrlo tiene que conocer un pasado doloroso que no deja de atormentarlo. La película no es entonces sólo el retrato de un grupo de jóvenes idealistas, sino también una película sobre la identidad, el problema es que no termina de ahondar lo suficiente en este último tema. Otro detalle a tener en cuenta es que, más allá de retratar una realidad argentina, su director es español. Este no es un dato menor ya que mucho de lo que vemos en la película son hechos ya conocidos por la mayoría de los nacidos en este país. ¿A qué me refiero? A que en cierto modo recuerda al inicio de “Crónica de una fuga”, en la que Caetano se ve obligado a introducir una placa con una leyenda explicando el contexto en que sucede la película, sin dudas apuntado a un público internacional. “¿Que qué hice? Creer en algo, eso hice”, le dice el personaje de una Carla Quevedo tan bella como talentosa a su madre, interpretada por Andrea Frigerio en un papel bastante menor. “Pasaje de vida” es una película poco ambiciosa, prolija, correcta pero que no termina de desarrollar los temas a los que apunta, quedando un poco a medio camino. Por momentos el guión se torna reiterativo y explicativo, lo que también le resta puntos. No aportará demasiado a quien quiera conocer mucho más a nivel histórico sobre esa época revolucionara, porque no aporta mucha novedad al respecto, pero no deja de ser un producto honesto y eso la hace más valiosa.
¿Qué se sabe de Margarita? Ese parecería ser el puntapié inicial del documental realizado por Cecilia Fiel, investigar una masacre que se sucede en ese pequeño pueblo en específico. No obstante, cuando su película comienza a tomar rumbo, se mete de lleno en la figura de Ema Cabral. ¿Y quién es Ema Cabral?. El 13 de diciembre de 1976 ocurre la masacre de Margarita Belén y allí, entre 21 militantes más, es fusilada Ema, la única mujer que aparece en la lista de los fallecidos aquel trágico día. Las personas, aparentemente elegidas al azar, de Margarita a quienes se les pregunta sobre ella para los testimonios de su película, no parecen saber siquiera de su existencia en su mayoría. Esto pone en evidencia lo poco conocido que es, no el tema del perseguimiento que los jóvenes revolucionarios sufrieron en todos lados, pero sí lo que sucedió especialmente en Margarita. Como de Ema no quedan rastros, nunca se encontró el cuerpo, ni siquiera hay imágenes sobre ella, es que su realizadora comienza a construir ella misma la imagen que tiene suya. Es ella quien se encarga de buscarle la identidad que le fue arrebatada. La directora, quien se mete sin titubeos dentro de la película, busca testimonios e incluso sigue de cerca el juicio a los militares responsables.
Se estrena en el Centro Cultural San Martin (Sarmiento 1551) el film argentino Congreso de Luis Fontal. Situada en un departamento del barrio que da nombre a la película, el film junta a un grupo de amigos junto a un grupo de amigas, a una noche de alcohol, diversión y, esperemos, sexo. La película dirigida por Luis Fontal tiene sus buenos momentos y líneas de diálogos interesantes, e intenta ser una especie de retrato generacional, apuntado a aquel momento de la vida en el que uno quiere seguir sintiéndose pendejo y le escapa a las responsabilidades que terminarían de convertirlo en adulto, como si fuera una versión local y masculina de la serie Girls. Uno de los problemas principales que tiene, es lo poco arriesgada que es, ya que no puede evitar caer en clichés como los que se encuentran en su galería de personajes: la cineasta snob, el rockero que sólo piensa en levantarse minas, el estudiante de teatro que es tímido con las mujeres. Jueves, viernes y domingos a las 20hs. Sábados a las 22hs.
La realizadora Talya Larvie nos entrega una ópera prima divertida, desde una perspectiva original, y sin dudas muy fresca. El film, dividido en tres partes que intercalan entre el punto de vista de dos de sus protagonistas, retrata la cotidianeidad de un grupo de soldados femeninos del ejército israelí que está muy lejos de sentir la guerra en carne propia, sino que estancadas en un trabajo administrativo. La que quiere irse de allí a toda costa para estar en la ciudad, y la que es virgen, con mala conducta y odia estar ahí pero no hace nada que pudiera sacarla en algún momento, todo lo contrario. Su mayor preocupación parecería ser obtener y mantener el récord en el Buscaminas, una de las pocas cosas que encuentra divertida en ese lugar. Además, están bajo el mando de Rama, una mujer que no les hace nada fácil su trabajo. Con mucho humor, algo de drama en algún momento indicado, y mucha soltura, la película, más allá de lo curioso de su premisa inicial, introduce temas tan universales como la amistad femenina, las relaciones amorosas, y situaciones que podría haber en diferentes lugares de trabajo, no sólo en una de las milicias más importantes del mundo: el abuso de poder y las decepciones que provocan ciertos sueños, por ejemplo. Estas figuras femeninas fuertes (que una llore todo el tiempo, no le quita fortaleza) son las protagonistas de una película que con mucha frescura se introduce en el tema de la guerra, pero siempre desde un costado, sin cuestionar su trivialidad siquiera, reflejando el lugar que ocupan las mujeres en un mundo tan machista –porque además, ellos son los únicos héroes y lo menos que podemos hacer nosotras es serviles un café-. La cinematografía es bastante simple, correcta, de un modo muy estadounidense, por lo tanto accesible para las masas, y la música, si bien funciona para intensificar tonos y climas, por momentos es casi invasiva. A favor le juega además la estructura, dividida en capítulos, aunque al hacerlo más ágil también le da un aire a producto televisivo (no a telefilm, no confundamos). Interesante, Motivación cero es una buena película, quizás menos profunda de lo que uno espera (incluso dentro de su combinación entre el drama y la comedia gana este último por mucha diferencia) pero sin dudas que vale la pena ver.
Con el tiempo, no va a haber clásico que logre salvarse de la moda de las remakes (a la que se le podría sumar la de las secuelas, precuelas y ahora hasta creación de series, es decir, la moda de la falta de ideas). Y si bien hay películas que a simple vista no parecerían poder funcionar ambientadas en la actualidad, los productores no opinan igual y siguen lanzándose a aggiornar clásicos. Esta vez le tocó a "Poltergeist". Aquella película realizada entre Tobe Hooper y Steven Spielberg (según los créditos, el primero director y el segundo productor y originario de la historia) apostaba a un terror sobrenatural hoy bastante recurrente en el cine tras los éxitos especialmente de películas como "El Conjuro" y "La noche del demonio". Ante la idea de una remake de "Poltergeist", mis expectativas para con esta eran las peores. No obstante, la película me presentó algunas aceptables escenas de un terror de otro tiempo (lástima que me dejaron con ganas de algo más). El problema, son los otros aspectos en esta cinta. Para que la película se sienta más como una revisión de aquella, lo primero que vamos a percibir es el forzado intento de situarla en esta época. Forzado, porque en sólo unos minutos aparece todo tipo de gadgets (celulares, iPods, gps, sistema de alarma, televisores lcds…), incluso habiendo varios que terminan aportando poco o nada a la historia (como el sistema de alarma que viene incluido en la casa). La picardía de los personajes, especialmente de la madre, una mujer que tuvo a su primera hija de adolescente, y que ahora junto a su marido se permite fumar un porro en el dormitorio antes de irse a dormir, acá se pierde por completo. Rosemarie Dewitt y un muy desperdiciado Sam Rockwell son los encargados de dar vida a estos padres, desempleados, en bancarrota, prácticamente forzados a mudarse. Aunque no lo parezca, odio comparar tanto estas películas, la original con su remake, pero a veces es imposible no hacerlo. Especialmente cuando, más allá de que la historia sea la misma (quizás el cambio más notable sea el de la médium acá por un hombre, una especie de exorcista famoso por su reality de televisión), el guión está construido de una manera tan pobre que convierte a los personajes en simples marionetas. La creación de climas de suspenso no termina de funcionar. Acá todo se sucede de manera más rápida (y no se debe solamente a que la película dure media hora menos) y explícita, incluso a través de imágenes gracias a la cantidad de aparatos tecnológicos. Sí se genera terror, hay imágenes interesantes como con el payaso que ilustra los pósters, o el famoso árbol, pero lo genera más que nada gracias a los impactos sonoros. Resumiendo, una película poco auténtica, demasiado preocupada por encajar en el género de una manera “moderna”, olvidando que no todo son efectos especiales (porque para el colmo, la película es en 3d y éste apenas está aprovechado en unas pocas escenas), que el miedo se genera también por lo que no se ve, y acá hay como una obsesión por verlo todo, si al fin y al cabo, los gadgets para que esto sea posible los tienen a todos.
Retirada de la actuación, regresa Asia Argento como realizadora en Incomprendida. El cine de Asia Argento tiene poco más que el apellido, en comparación con el de su padre, considerado uno de los maestros del cine de terror italiano, Dario. Si bien en la poca información que tenemos de su vida privada (que siempre intentó mantener entre cuatro paredes) se pueden percibir cosas extrañas, como el hecho de que siempre salga desnuda en las películas que dirige su padre, o que haya tenido una hermana anoréxica que falleció tras un suicidio, es en sus propias películas donde mejor se la puede conocer. Mientras en su ópera prima Scarlet Diva interpretaba a una actriz italiana que quería hacer su propia película pero se encontraba continuamente con rechazos y humillaciones (porque “ser actriz en Italia es como ser una puta”), en The heart is deceitful above all things trasladaba a la pantalla grande el polémico libro de J. T. Leroy, la historia (en un principio supuestamente verídica) de un niño continuamente maltratado y abusado. Incomprendida es una conjunción de ambas, pero sin duda un producto mejor logrado y más prolijo a nivel técnico y a nivel guión. Aria es una niña de 9 años, que tiene dos hermanas y a unos padres famosos que se separan no mucho después de empezar la película. Asia ya no quiere ser actriz (aunque aquí tiene un cameo apenas perceptible) y es quizás por eso que el papel de la madre recae en alguien más, en este caso, Charlotte Gainsbourg, con un look muy sesentoso que sólo confirma que es la hija de Jane Birkin. Cuando se da la separación, cada hermana se queda con un padre y ella queda en el medio, vagando de un lado para el otro. Ni siquiera su mejor amiga, aquella a quien consideraba su alma gemela, le es incondicional. Sólo encuentra este tipo de cariño en un gato que decide quedarse y con quien comenzará a trasladarse junto a sus valijas cada vez que la echan de uno de sus supuestos hogares. El relato toma por momentos un tono tierno, pero nunca deja de lado cierta amargura. Y es que ese tono que la hace un poco más agradable radica en el hecho de que Incomprendida siempre tome el punto de vista de su protagonista, un punto de vista infantil e inocente. Un retrato sobre la familia, sobre la niñez y el paso previo a la inocencia perdida, una película bella y dura, por momentos muy italiana, pero más accesible que sus trabajos anteriores e incluso menos pretensioso, más honesta. Sin dudas, Incomprendida tiene mucho de autobiográfico y deja en evidencia que el mundo para su realizadora es un lugar oscuro y perro, especialmente para los niños y las mujeres. Y como dice su protagonista, quizás con esta película no quiere hacerse la víctima, sino que la conozcamos un poco mejor para que entonces seamos un poco más amables con ella.
La nueva película de Ariel Winograd, Sin Hijos, es una comedia romántica protagonizada por Diego Peretti y la española Maribel Verdú. Es cierto que probablemente a todas las mujeres después de cierta edad se les haga recurrentemente la pregunta sobre los hijos. Si tienen, si no tienen, que por qué no. Y también es cierto que no todas se sienten preparadas o desean ser madre en sus vidas. La nueva película del director de “Mi primera boda” y “Vino para robar” parte de esa idea. En ella, la mujer que desea el protagonista es una mujer libre, que se la pasa viajando y que prácticamente grita a los cuatro vientos que no quiere tener hijos. Él ya está separado, siempre es casi arquitecto, y tiene una hija de 9 años que es prácticamente todo en su vida, su tema recurrente de conversación y su principal preocupación. Pero ya dejó pasar allá hace nueve años una oportunidad que luego vuelve a presentarse en la puerta de su local. Y se reencuentra con aquella joven que le ofreció de un día para el otro irse de viaje y él no lo hizo por tener a su mujer embarazada. Tras sus recientes citas fracasadas, muchas por culpa de sus monotemáticas charlas sobre su hija, se la juega y comienza una relación, llena de pasión, con esta española. El problema es que rápidamente ella da a conocer su postura, o su fobia para con los niños y él, asustado de perderla otra vez, decide esconder a su hija. Sin hijos funciona principalmente como comedia, ya que tiene gags muy efectivos que se suceden todo el tiempo. A nivel actoral cada actor entrega lo suyo pero sin dudas la sorpresa es la presentación de la joven Guadalupe Manent, más allá de que algunas líneas de su personaje terminan sintiéndose bastante forzadas para una niña de su edad. Lamentablemente, más allá de cierto homenaje a varias y fácilmente identificables comedias norteamericanas, el film no termina nunca de ahondar en el tema que funciona como principal problemática de la pareja, la decisión de una persona de tener o no tener hijos, además de estar la posición de la protagonista muy subrayada todo el tiempo. El tema está tratado de manera más bien superficial y si bien la película no juzga ni cuestiona, los personajes tampoco parecen en ningún momento tomarse muy en serio esa cuestión.
Los cuentos de hadas siguen brindando material para el cine, y así será probablemente por los siglos de los siglos. En este caso, esta película alemana, animada e infantil, toma principalmente las historias de Blancanieves (tal como su título lo puede hacer presuponer) y La Bella Durmiente y así arma un rejunte de ideas, influencias y referencias, que podían haber armado un lindo producto, pero en su lugar nos entregan una película carente de inspiración, con un guión muy plano, sin sorpresas, que sólo puede llegar a agradar a los integrantes más (muy) pequeños de la familia. Sus canciones pegadizas, humor inocente y blando, y una animación simple pero efectiva, logran que el film se convierta en algo atractivo pero, como dije antes, sin dudas para un público muy joven, quizás demasiado. El resto nos encontraremos o aburridos o indignados ante un producto tan vacío y falto de originalidad, porque éste último problema no radica en utilizar tópicos tan aprovechados a lo largo de la historia del cine, sino en no hacer nada interesante con ellos. Con algo de Shrek en su idea original, El séptimo enanito bucea entre diferentes historias muy populares pero da por sentado muchas cosas, y este es un punto que le juega en contra con el público al que parece estar mayormente destinado: el más pequeño, para quien quizás algunas de estas historias son nuevas. Dirigida por Harald Siepermann y Boris Aljinovic y protagonizada principalmente por un inocente pero medio bobo (claro, se llama así además) enanito, que es el que origina casi todos los conflictos (y el principal) de la película, esta historia de hadas, dragones y princesas embrujadas termina siendo una opción linda en su envoltorio y premisa, pero rápidamente aburrida y sin mucho sentido. Los guiños y las buenas intenciones no son suficientes y un poco más de ganas y sobre todo imaginación para crear nuevos universos de otros tan antiguos y conocidos podrían haber hecho de esta película algo más interesante. En cambio, sorprende que llegue a cartelera y no tiene mucho mérito como para lograr destacarse en ella.
Seguramente nadie podía imaginar que una película como The Best Exotic Marigold Hotel, una comedia liviana sobre un grupo de jubilados que terminan en un decadente y poco promisorio hotel de la India, encontrándose y reencontrándose con ellos mismos, podría tener una secuela. Pero la idea de las continuaciones parece que no se le escapa a nadie y John Madden, el director de la película ganadora del Oscar, "Shakespeare In love". Si bien no era necesaria y no aporta mucho más que su primera entrega, es cierto que en esta segunda parte los actores tienen más y mejores formas de lucirse (lo que funcionaba en la primera, acá se iba a explotar, como suele suceder), y que, más allá de su historia coral y algunas subtramas que no terminan de convencer, quizás "The Second Best Exotic Marigold Hotel" es más entretenida y divertida que su antecesora. Nuevamente vuelven a destacarse las damas antes que todo. Judi Dench y Maggie Smith compiten y es difícil elegir un bando entre dos tremendas actrices, cuyos papeles ayudan a cada una por separado: Dench aprovechando la sutileza, las miradas, una sonrisa amable para decir más que lo que habla; y Smith, como una señora malhumorada, que se queja de todo pero a la vez habla con honestidad y de manera frontal, y genera que la gente la escuche (cosa que no siempre sucede con las personas de su edad). Bill Nighy se destaca entre el elenco masculino, aunque su personaje acá esté bastante más contenido. Y Dev Patel le agrega algo de frescura, en el papel de este joven a punto de casarse más enfocado en su proyecto laboral que en su vida amorosa (quizás porque da por sentado que ya está armada). La nueva incorporación es Richard Gere. Su personaje llega al hotel y se gana miradas y atención de todos. Su papel es sin dudas acorde a la carrera que supo armarse como actor. Con un humor liviano, tramas que se cruzan y entrecruzan, a veces de manera un poco caótica, The Second Best Exotic Marigold Hotel es una película agradable, que sí apunta definitivamente a un público más grande de edad, pero que, si bien en sus dos horas de duración en algún momento hace el amague, en general no aburre y entretiene. Una feel good movie que celebra cierta edad, porque “No hay mejor presente que el momento”, como dice Smith. Y para el colmo, enmarcada en la colorida India, porque, citando nuevamente, “Nadie te recibe mejor que en la India”, de la boca de Dench en su papel de Evelyn.
El danés Christian E. Christiansen dirige Donde se esconde el diablo, una película de terror enmarcada en una comunidad amish. El sexto día del sexto mes nacerán seis niñas. De ese grupo, saldrá quien acompañe al Diablo a regresar al mundo. Cuando nacen las seis niñas, el pastor ordena asesinarlas pero el padre de una de ellas (Rufus Sewell) logra convencerlo para que no sea así, al fin y al cabo, esta profecía parece ser más leyenda que otra cosa, o eso quieren creer. Pero los años pasan y ellas están por cumplir 18 años, el deadline se acerca a su final y poco a poco se van sucediendo cosas extrañas que pondrían en evidencia que efectivamente hay una fuerza maligna rondando. Como si fuera poco, lo que al principio parece ser una película de época rápidamente pone en foco a una comunidad amish que, claro, vive apartada del resto de la sociedad, y la modernidad que la rodea. Uno (quizás el único) de los puntos interesantes del film, es que da pie a interrogantes al respecto. ¿Realmente se está más a salvo alejado de todo eso? ¿Estar alejados, que nos prohíban ciertos placeres culposos convierte a la persona, que a la larga no tiene poder de elección, en una mejor? ¿Por qué se le da tanto poder al pastor? Y es que acá, el pastor juega un papel primordial, porque mientras algunos lo siguen ciegamente, algunas de las chicas comienzan a cuestionarse sus actitudes y sus acciones para con ellas, haciéndolas dudar de si la profecía realmente existe. Sin embargo, Donde se esconde el diablo, no termina de explotar esta arista que cuestionaría si la maldad a veces no es algo humano, apela a este tema en un tono más bien dramático onda telefilm (incluso hay una idea de retratar la etapa de la adolescencia de una manera naif, sí, porque estas chicas viven encerradas, y un primer amor que es prohibido porque proviene del afuera), y por momentos le agrega algo de terror. Algo, porque en realidad, en esta película de género, hay muy poco terror. Hay escenas de asesinatos, pero todos se suceden de manera poco original, poco creíble y, lo peor, tan rápido que los fanáticos del género no las podemos apreciar. Las muertes son predecibles y culpa de personajes vacíos que siempre toman la peor decisión a la hora de escapar de este asesino, producto de un guión sin imaginación alguna. Falta sangre, falta terror, incluso no hay un buen clima creado alrededor de todo lo diabólico que se supone que es lo principal del film. A la larga, Donde se esconde el diablo no sólo no aporta nada al género, sino que ni siquiera le hace justicia, no aprovecha ni los recursos básicos que el terror ofrece. En cambio, quiere ser profunda y seria y termina siendo aún más ridícula y vacía de contenido.