Poltergeist - Juegos diabólicos

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Con el tiempo, no va a haber clásico que logre salvarse de la moda de las remakes (a la que se le podría sumar la de las secuelas, precuelas y ahora hasta creación de series, es decir, la moda de la falta de ideas). Y si bien hay películas que a simple vista no parecerían poder funcionar ambientadas en la actualidad, los productores no opinan igual y siguen lanzándose a aggiornar clásicos.
Esta vez le tocó a "Poltergeist". Aquella película realizada entre Tobe Hooper y Steven Spielberg (según los créditos, el primero director y el segundo productor y originario de la historia) apostaba a un terror sobrenatural hoy bastante recurrente en el cine tras los éxitos especialmente de películas como "El Conjuro" y "La noche del demonio". Ante la idea de una remake de "Poltergeist", mis expectativas para con esta eran las peores. No obstante, la película me presentó algunas aceptables escenas de un terror de otro tiempo (lástima que me dejaron con ganas de algo más).
El problema, son los otros aspectos en esta cinta. Para que la película se sienta más como una revisión de aquella, lo primero que vamos a percibir es el forzado intento de situarla en esta época. Forzado, porque en sólo unos minutos aparece todo tipo de gadgets (celulares, iPods, gps, sistema de alarma, televisores lcds…), incluso habiendo varios que terminan aportando poco o nada a la historia (como el sistema de alarma que viene incluido en la casa).
La picardía de los personajes, especialmente de la madre, una mujer que tuvo a su primera hija de adolescente, y que ahora junto a su marido se permite fumar un porro en el dormitorio antes de irse a dormir, acá se pierde por completo. Rosemarie Dewitt y un muy desperdiciado Sam Rockwell son los encargados de dar vida a estos padres, desempleados, en bancarrota, prácticamente forzados a mudarse.
Aunque no lo parezca, odio comparar tanto estas películas, la original con su remake, pero a veces es imposible no hacerlo. Especialmente cuando, más allá de que la historia sea la misma (quizás el cambio más notable sea el de la médium acá por un hombre, una especie de exorcista famoso por su reality de televisión), el guión está construido de una manera tan pobre que convierte a los personajes en simples marionetas.
La creación de climas de suspenso no termina de funcionar. Acá todo se sucede de manera más rápida (y no se debe solamente a que la película dure media hora menos) y explícita, incluso a través de imágenes gracias a la cantidad de aparatos tecnológicos. Sí se genera terror, hay imágenes interesantes como con el payaso que ilustra los pósters, o el famoso árbol, pero lo genera más que nada gracias a los impactos sonoros.
Resumiendo, una película poco auténtica, demasiado preocupada por encajar en el género de una manera “moderna”, olvidando que no todo son efectos especiales (porque para el colmo, la película es en 3d y éste apenas está aprovechado en unas pocas escenas), que el miedo se genera también por lo que no se ve, y acá hay como una obsesión por verlo todo, si al fin y al cabo, los gadgets para que esto sea posible los tienen a todos.