Sombras, nada más Si algo funcionó, entonces mejor no cambiar. O en todo caso, tal vez, exacerbarlo un poco. Con esa premisa Guy Ritchie lleva adelante esta segunda aventura del detective inglés protagonizado por Robert Downy jr., y bien acompañanado por Jude Law. Aquí se ve a un Holmes más desquiciado y desopilante que en la anterior película, nuevamente hace uso de su peculiar percepción para encarar una pelea y sus discusiones con Watson son más extremas, como la acción que propone el filme. El problema radica en el escaso interés que provoca un caso bastante débil contrapuesto con una acción excesiva que no consiguen amalgamarse del todo. Como resultado obtenemos algunas secuencias algo morosas que solo se salvan por la química de sus protagonistas. Downey y Law forman una pareja preparada para lucirse hasta en la comedia más sofisticada, y aquí hacen su show propio que deja en segundo plano a la aventura. Como en el primer filme, el trabajo de producción y dirección artística es destacable, como así también los efectos especiales.
Esta es la propuesta, si decide aceptarla Esta cuarta entrega de la versión cinematográfica de la serie televisiva "Misión Imposible" está hecha a la medida del ego de Tom Cruise, mucho más que las anteriores. En este caso el argumento fuerza un conflicto con Rusia, desempolva la "guerra fría" y desarrolla una trama tan trillada y floja de argumento que solo le queda la acción. La mala noticia es que la acción por la acción misma se parece mucho a subir a una montaña rusa, algo que tiene gracia por un rato nomás. El paso para que algo excitante pase a ser soporífero es muy corto y el director Brad Bird consigue darlo con precisión. Engolosinado por el uso de gadgets a lo James Bond pero sin la gracia de ese personaje, Cruise hace lo que puede con Ethan Hunt, espía irrompible que encara sus misiones arriesgando lo máximo con tal de robar cámara. Así, el bueno de Cruise escala una torre en Dubai -con el consecuente apoyo de marketing que indica que la escena la hizo sin dobles-, salta entre plataformas, se desliza por un cable con su cinturón, etc. Pero el descuido llega al punto de desaprovechar al actor sueco Michael Nyqvist (""Los Hombres que no Amaban a las Mujeres") a quien le hacen poner cara de malo o quitarse máscaras al mejor estilo Scooby Doo sin que pueda desarrollar su rol por sí mismo. Es justo señalar que las escenas de acción están muy bien realizadas y algunas tomas son absolutamente espectaculares. A algunos con eso tal vez les alcance. A otros no.
El gato liberado Tal como sucede en “Shrek”, donde varios personajes de cuentos populares se mezclan para dar forma a una historia, en “Gato con Botas” aparecen también personajes y situaciones de otros relatos ajenos al clásico de Perrault. En esta, su primera película solista, Gato encara una aventura de características épicas, nada menos que rescatar las habichuelas mágicas capaces de hacer crecer un árbol tan alto como para llegar al castillo del gigante poseedor del ganso que pone huevos de oro. En la aventura no está solo, le acompañan una seductora gatita que le moverá el tablero y un viejo amigo con algunos inquietantes secretos. El gato en cuestión es astuto y hábil con la espada, entrenado en el arte del embaucamiento y con un pasado que ahora se devela al espectador para ayudarlo a comprender el por qué de ciertas actitudes. El filme ofrece en sus primeros minutos una sucesión de gags efectivos y no exentos de gran creatividad. Es imposible no sorprenderse ante la calidad artística y tecnológica que se ofrece en esta producción. Los efectos logrados en la imagen son espectaculares y ponen el listón muy en lo alto para futuras producciones de este estilo. La animación alcanza tal nivel de perfección que cuesta aceptar el hecho que estamos ante una película de dibujos animados, digitales, pero dibujos al fin. La voz de Gato está a cargo del español Antonio Banderas, quien lejos de los éxitos que protagonizó como “El Zorro” ahora vive artísticamente a través de este personaje que bastante le debe al legendario enmascarado. A diferencia de otros filmes similares, en este caso se recomienda su visión en 3D dado que sus detalles pueden ser mejor apreciados, pero no es excluyente.
El tiempo para el que lo disfruta En un futuro no determinado, a través de la biogenética se logra que los seres humanos crezcan solo hasta los 25 años y a partir de entonces mantenerse jóvenes todo el tiempo que consigan obtener. Sí, porque el tiempo pasa a ser una divisa. Una llamada telefónica, el almuerzo, el colectivo, todo se paga con tiempo que se descuenta del que queda de vida. Es decir, si te quedan dos horas y el taxi te cuesta tres, pagás dos, te morís y quedas debiendo. Will Salas (Justin Timberlake) es un obrero que vive en el ghetto y al día, literalmente, siempre tiene 24 horas para gastar hasta cobrar otras tantas por su trabajo. Pero un día su destino cambia al toparse con un sujeto que tiene en su haber nada menos que un siglo, es decir una fortuna. Sospechado de asesinato y portando algo que no debería, Salas es perseguido por el tenaz e incorruptible Leon, guardián del tiempo interpretado por el siempre destacado Cillian Murphy. En su huída, Will conoce a otras personas con mucho tiempo a su favor, entre ellos al magnate Weis y a su hija Sylvia (Amanda Seyfried). En épocas de indignados reclamando distribución más justa de la riqueza mundial, este filme plantea conceptos básicos de economía capitalista llevados al extremo con una vuelta de tuerca interesante. La pareja protagónica tiene química, y ofrece buenos momentos de acción y comedia dentro de una película que se diluye mientras avanza hacia la obviedad y la correción política. Es muy buena la cinematografía en general, con una estética cuasi apocalíptica, no muy futurista y de logrados contrastes entre las diferentes clases que se muestran. Entretenida, por momentos interesante y hasta casi provocadora, "El Precio del Mañana" no resulta tan caro.
La doble vida Si bien no es la originalidad lo que se destaca en este filme, sí lo es su factura y la labor de sus actores. La rusa Ksenia Rappoport compone a Sonia, mucama de hotel, habituada a todo lo extraño que suele suceder en ese ámbito, desde suicidas hasta sujetos siniestros. De carácter introspectivo, Sonia frecuenta un bar de solas y solos donde conoce a Guido, un ex policía y actual guardia de seguridad con el que inicia una relación sentimental. Pero la idílica situación es violentamente interrumpida cuando un hecho delictivo modifica no solo las vidas de los protagonistas sino también el relato. Capotondi, quien dirige el filme, comienza a jugar con el espectador sin que este sepa que deberá jugar. Las piezas del rompecabezas son echadas de manera morosa, casi con desdén. Por momentos modifica el registro, y el suspenso gana lugar. Es interesante la primera hora, tras la cual la tensión decae un poco y enfila hacia una resolución alejada de todo artificio. Aunque "La Hora del Crimen" no alcanza la profundidad suficiente como para provocar en el espectador planteos acerca de las relaciones humanas, sí brinda varios giros y vueltas de tuerca como para mantenerlo entretenido, que no es poco y además con buen nivel cinematográfico.
La patria insultada Si después de leer esta reseña todavía quiere ir a ver esta película, entonces no se olvide de agarrar una calculadora. El director se empeñó en contar casi un siglo de nuestra historia sin poner fechas; simplemente, señalando que lo que el espectador ve sucede dos meses después de lo que vió antes y lo que viene ocurre 20 años después y lo que sigue tres meses antes y así, cosa de marearlo bien, ¿vió? Todo inicia durante las invasiones inglesas. Clarita es una niña bien que deja todo por un soldado y, según se desprende de sus constantes citas a Russeau, su ideales libertarios. Pasa el tiempo, queda embarazada y muere al parir a su hijo, quien con el tiempo se convertirá en un legendario soldado. La historia nos lleva ahora de la guerra de la triple alianza a la campaña del desierto de la mano del Teniente López (Adrián Navarro), un cazador de hombres. Todo esto con una absoluta torpeza narrativa que mantiene al espectador perdido sin comprender adonde lo lleva el director, si es que lo lleva a algún lado. Si además sumamos la incapacidad que Juana Viale tiene para actuar, todo está escrito. Pero falta señalar algo peor y es el rubro maquillaje. Ver el rostro de Navarro en primer plano, avejentado a fuerza de lápiz negro para simular arrugas es, a esta altura, insultante. Ni hablar de las barbas y bigotes que parecen de cotillón para alertar sobre este esperpento. Evítenlo. Que esta sea una película del bicentenario, con la erogación que eso supone, habilita la discusión acerca de a quién y por qué se le da dinero para hacer cine. Esta película no lo merecía. Nuestra calificación: Esta película no justifica el valor de una entrada.
El capo Hubo una época en la que simplemente te sentabas a ver los dibujitos, sin el riesgo que apareciera una desubicada alertándote sobre el calentamiento global o tratando de explicarte lo que ya habías visto en la escuela. Solo te sentabas a disfrutar de tu rato libre viendo la tele, ni más ni menos. Uno de esos dibus era "Don Gato y su Pandilla", serie de media hora creada por la dupla Hanna-Barbera, quienes también nos ofrecían con el mismo formato a "Los Picapiedras" o "Los Supersónicos". A cincuenta años de la primera aparición televisiva de "Top Cat", tal su nombre en inglés, se estrena este filme producido por México y Argentina que combina animación tradicional con gráficos en 3D. El resultado es ver a los personajes bidimensionales sobre fondos 3D que los hacen parecer figuritas flotando en el aire, algo tolerable con tal de poder ver a los personajes sin mayores cambios que alguna sombra agregada para dar un mínimo relieve. Al margen de lo técnico, la película ofrece una aventura típica que busca divertir sin moralina. El conflicto inicia cuando Lucas Buenrostro se convierte en jefe de la policía, quita al oficial Matute de su lugar en el callejón donde vive Don gato y su pandilla, y comienza a implantar leyes absurdas en la ciudad que motivan al siempre rebelde Don Gato a luchar contra ellas, y contra los robots que Buenrostro puso en servicio en reemplazo de los policías. Los conocedores de la serie estarán de parabienes al ver nada menos que al violinista Lazlo Lozla en acción y al Marajá que regala rubíes como propina. Pero lo mejor es poder escuchar las voces de Benito y Cucho tal como en la serie original y eso es porque afortunadamente los productores contrataron a Jorge "Tata" Arvizu, quien dobló a esos personajes en los sesentas, cuando también ponía su voz a Maxwell Smart. El trabajo de Raúl Anaya como Don Gato, en lugar del fallecido Julio Lucena, es muy bueno, mientras el argentino Sebastián Llapur compone bien al oficial Matute. Hacemos hincapié en las voces porque son las que han dado identidad a estas series animadas, al punto de hacerlas hasta más cómicas que las originales, y que en el caso de "Top Cat" la hizo más exitosa en latinoamérica que en los EE.UU. Para disfrutar sin culpa, como antes, cuando solo queríamos divertirnos.
Delante de las narices Un escritor de novelas deja su puesto como editor en una compañía para pasar más tiempo con su mujer e hijas en la casa que acaban de comprar. No tardan en enterarse que en esa casa, años atrás, se cometieron crímenes atroces. Dicen en el lugar que una mujer y y sus dos pequeñas hijas fueron asesinadas por el padre de familia, quien quedó libre luego de ser declarado inimputable. Película de suspenso medido en la que no se tarda demasiado en dar la primera vuelta de tuerca, casi como para que el espectador no tenga que pensar demasiado justo cuando todo se vuelve obvio. Hacia el final, otro giro, y la suma de elementos sobrenaturales que convierten a esta historia en algo casi risible, pero el director frena a tiempo y da por acabado un filme que por tan predigerido es casi infantil. El versátil Daniel Craig ofrece, como siempre, una buena labor actoral acompañado de la atractiva Rachel Weisz y una desdibujada Naomi Watts.
Pastillita, pastillita Eddie Morra (Bradley Cooper) está bastante maltrecho, parece un pordiosero, su chica acaba de dejarlo y su carrera como escritor está en punto muerto debido a que sufre un bloqueo absoluto que no le permite siquiera empezar su primer libro. La vida es impredecible y Eddie va a comprobarlo al encontrarse en plena calle con su ex cuñado, un tipo dedicado a negocios non sanctos, quien le invita a tomar un trago. Impactado por lo mal que ve a Eddie, el sujeto le obsequia algo muy especial, de lo más caro en el mercado de las drogas, según él legales y próxima a salir a la venta. Una píldora que cambiará el destino de nuestro perdedor. La pastillita en cuestión despierta la información que ha dormido en el cerebro; si es cierto que apenas usamos el 20 % de su capacidad, esta droga habilita el 80% restante. Así nuestro muchacho aprende a tocar el piano en un par de días, escribe su libro de un tirón y, lo más importante, se convierte en un mago de las finanzas. El conflicto se presenta cuando otros quieren obtener algo del pequeño secreto de Eddie. especialmente el magnate Carl Von Loon (Robert De Niro) quien a regañadientes acepta el asesoramiento de Morra, solo por conveniencia ya que no lo considera un aténtico hombre de negocios, sino más bien un freak. El relato es llevado con buen ritmo a lo largo de poco más de una hora y media, aunque con pocos momentos de auténtica tensión el director construye un cuento no exento de acción y algo de humor. en lo artístico no hay mucho para observar, Cooper cumple con el guión y se somete a las maravillas que el maquillaje y los efectos digitales pueden conseguir. De Niro, por su parte, no ofrece nada memorable, y ni falta que le hace. "Sin Límites" es una historia que el público adoptará por presentar uno de las tantos fantasías del ser humano moderno, el de poseer una pastilla que solucione sus problemas. Magia, ni más ni menos.
Cachos de carne Si viste las cuatro anteriores, entonces sabés de qué va la cosa. No hay sorpresas. Si no viste ninguna, entonces te contamos que esta entrega cuenta como un muchacho tiene una videncia mientras viaja con un grupo de compañeros de trabajo en un bus. Ve claramente como el puente por el que están pasando se comienza a derrumbar, los autos caen al agua, sus compañeros mueren de las formas más atroces y él junto a otros siete sobreviven. La videncia se hace realidad y los sobrevivientes pasan a ser buscados uno a uno por la muerte que no les perdona haber zafado de ella en su momento. "Destino Final 5" es un muestrario bastante creativo de muertes mostradas en serie, sin mucho suspenso, casi como un trámite. Artísticamente intrascendente, esta película solo tiene sentido para aquellos que gustan de ver destripamientos, sangre, huesos rotos y otras lindezas, ahora en 3D. Como acompañamiento para los créditos finales los fanáticos verán un compendio de las espectaculares muertes presentadas en las entregas anteriores con AC/DC de fondo. La frutilla del postre.