Fernando Romanazzo y Cristina Pirovano se unieron para realizar la primera coproducción con Palestina y para reflejar una curiosidad que pasa por la pasión futbolera y la mirada crítica sobre la situación de los palestinos en relación con Israel. Confinados en la franja de Gaza o en la ciudades estado, con grades trabas que van desde la prisión injusta, a controles permanentes, los equipos de futbol luchan por sobrevivir. Un deporte transformado en “locura”, la modalidad de las hinchadas, los entrenamientos y reflexiones inevitables sobre la vida cotidiana. Una mirada distinta sobre una situación que siempre esta en los titulares y portales de noticias por otras tristes razones.
Para todos aquellos que se regocijaron con este personaje “irreverente, que se desprecia a si mismo, infantil, violento, irritante, un verdadero antihéroe en traje de superhéroe” como le gusta definir a Ryan Reynolds a su personaje, encontraran que esta secuela esta a la altura de la primera y la mejora. Es que el actor, productor y coguionista de esta entrega le otorga la personaje una a enorme irreverencia que le permite burlarse de los X Men, de los Advengers, de Frozen, de Barbra Streissand, del eterno Logan de maravilloso Hugh Jackman que entra en el juego, al más malo de Thanos con quien comparte el actor, y la lista sigue. Desde los títulos ya se advierte el tono juguetón y loco, la banda sonora, el humor delirante y el agregado después de un tiempo de créditos (NO irse del cine con el final de la película) que le pone una regocijante frutilla al postre a esta entrega y no adelanta lo que se viene. La incorporación de David Leitch (“John Wick) como director le otorga toda la polenta a las escenas de acción de gran despliegue con efectos especiales “imposibles” y el guión se acomoda a un “Deadpool” que también sufre, tiene sentimientos, va a defender a un adolescente castigado y desatado y formara la “X Force” con un casting desopilante, pero con la incorporación de personajes dominantes y carismáticos destinados a durar. Con “Cable” y “Domino” especialmente. Reynolds junto a los guionistas de la primera entrega Rhett Reese y Paul Wernick son una máquina de gags y burlas dentro de un argumento que los contiene. Reynolds puede ponerle carga emotiva a su rol y a los pocos minutos burlarse de si mismo, pero con la misma intensidad. Si bien cae en lugares comunes de las producciones de este tipo, sabe desmarcarse como para que nadie lo tome demasiado en serio. Un entretenimiento que funciona en los mínimos detalles, con ironías en catarata que pueden perderse entre tantos dardos que dan en el blanco siempre. Esta secuela tendrá el mismo o más éxito que la primera y ya se habla de una tercera.
La unión creativa de Jason Reitman como director, Diablo Cody como guionista y Charlize Theron como protagonista da como resultado una comedia dramática de giros desconcertantes, pero con un objetivo claro: Mostrar la maternidad, en este caso del tercer hijo para esa joven madre, en sus lados más oscuros. Para esta mujer la deformidad de su cuerpo, criticada hasta por su niña mayor, la incomprensión y falta total de solidaridad y compromiso de su marido, y la desolación de noches sin sueño, cambios de pañales, llanto, cansancio sin fin. Lo que le ocurre a la protagonista es algo mas que la depresión posparto, es la parte que nunca se cuenta, de la que no se habla, la políticamente incorrecta de la realidad sobre la maternidad. Para eso están los colores cálidos que eligió el director, la música folk suave, la indiferencia del resto del mundo. El hermano de la protagonista, el acaudalado empresario que hace buenas donaciones en el colegio donde su sobrinito es poco aceptado, le propone a su hermana una “niñera nocturna” para que ella pueda descansar. Esa es la “Tully” del titulo interpretada por Mackenzie Davis una joven que tiene energía de sobra, comprensión sobre lo que le ocurre a esa madre, disposición para escuchar, limpiar, atender y hasta ofrecerse de ayuda erótica para despertar en deseo en esa pareja sin sexo. Quizás, entre la inteligencia para tratar el tema, mostrarlo sin tapujos, lo que desentona es el giro argumental para resolver una situación bien planteada. Como siempre Charlize Theron no duda en mostrase deformada, afeada, su trabajo es además sensible y empático.
Una película que combina con talento, fuerza arrolladora y contundencia la ciencia ficción, el horror psicológico, y la mirada inteligente que analiza con precisión las características de la sociedad mexicana, cuya visión parece simbolizar todo el argumento. El director Amant Escalante, que ganó con este filme el premio a la mejor labor en el Festival de Venecia, escribió un guión con Gibran Portela, que sorprende y fascina. Por un lado un asteroide llega a la tierra con una criatura alienígena que es capaz de satisfacer el deseo puro de hombres y animales. Una criatura que brinda un place infinito, pleno que puede llevar hasta la aniquilación, con pulsiones de vida y de muerte. Pero además, la historia se adentra en un drama familiar, una esposa insatisfecha con su marido machista y violento, que desprecia a su cuñado gay, aunque tiene con él una relación secreta. Un triángulo amoroso que estallara por los aires, aunque la verdad no sea absoluta. Por otro lado otra mujer que encuentra ese placer total con la criatura es atacada por ella, debe dejarla y proveer a otros humanos que encontraran en ese contacto el deseo satisfecho y el final. El reflejo de una sociedad. Pero también una criatura que exige, con inspiración en Ridley Scott y su “Alien” y en la perturbadora “Una mujer poseída” del polaco Andrzey Zulawski. Mostrada parcialmente pero cada vez mas a la vista con una escena erótica y brutal al mismo tiempo. Un film potente, distinto y personal.
El dramaturgo William Oldroyd eligió para su opera prima en largometraje a una historia nacida de la novela del ruso Mikolai Leskov (“Lady Macbeth de Mtsensk) que con el guión de Alice Birch traslada su acción a una zona rural de Inglaterra. Todo comienza cuando una joven, luego sabremos que a cambio de un terreno miserable, fue vendida por su familia, se casa con un terrateniente que mal convive con su padre. Su marido no muestra ni un dejo de humanidad ni cariño, su suegro es peor, la insta a cumplir con sus deberes maritales con más “esfuerzo”. Pronto se da cuenta que esta presa en esa casa donde la servidumbre vigila sus pasos, no la dejan salir a tomar aire y la soledad no tiene para ella mejor consuelo que descubrir la sensualidad y el sexo con un campesino fogoso. Pero esta mujer joven y sin derechos, menospreciada y maltratada, interpretada por Florence Pugh, con mucho talento y juventud (tenia l9 años cuando realizó este trabajo) sabe como desenvolverse. Deshacerse de su suegro y finalmente de cualquier obstáculo que se le presente. Una lady Macbeth sin culpa, sin pausa, sin fantasmas, letal y voluptuosa, rebelde y asesina. Una reina sangrienta y bella digna de una pintura flamenca, que fascina y repele.
Este film de Juan Villegas, responsable del guión y la dirección de este disfrutable film, tan corto que apenas termina uno quiere más. Es que el autor que situó la acción en un lugar emblemático en su vida, Villa Gessell y en un edificio que le da titulo donde pasó sus vacaciones desde la infancia, no le tiene miedo a la comedia franca, física y verbal, pero tampoco al romanticismo y a una mirada luminosa de la vida, con inteligencia y talento. En esta historia de una pareja divorciada que se encuentra casualmente en el mismo lugar, en el mismo edificio. Una pareja que desde adolescentes tuvieron un hijo. Por un lado esta la madre de 36 años con su hijo de 18 en una relación difícil, extraña, con una realidad que a ella la da orgullo pero también un poco de vergüenza cuando se encuentra con ex compañeras de colegio que recién crían niños pequeños. Una mujer de carácter explosivo que tiene en Pilar Gamboa a una interprete dúctil, intensa, adorable y deplorable. Esta dupla descubre que en mismo edificio aparece el papá del chico con una novia joven. Mientras que una guardavida un poco mayor que el hijo en cuestión inicia una atracción mutua. Con estos enredos el humor surge fresco, realmente fluido pero también sirve para que el director explore las relaciones humanas, la nostalgia de tiempos idos, la oscuridad y la esperanza para esos seres que no encuentran un rumbo fácil pero están definitivamente encaminados. Un entretenimiento disfrutable desde el principio al fin.
La protagonista que da nombre a la película es una inquieta nena de 8 años (Antonia Brill) quien, junto a su mejor amiga Pati (Lola Seglin), conforma el dúo de las “Chicas Perla”, antagonistas de las “Chicas Coral”.La “Feria de Ciencia y Tecnología” de la escuela será el marco ideal para que la inseparable pareja tenga la oportunidad de planear como vencer a sus rivales, consentidas por la directora. Con ese objetivo adoptarán un perro de la plaza al que llamarán Rafles. El revoltoso cachorro será determinante para el proyecto que presentarán en la feria: “¿Los perros ven colores?”. A pesar de la negativa del papá (Joaquín Berthold) y la mamá (Julieta Cardinali) de Natacha a aceptarlo en casa, las niñas no estarán solas en el desafío de educar a la mascota, ya que contarán con la fiel complicidad de Abu Marta (Ana María Picchio). El film es una adaptación del personaje infantil protagonista de nueve libros creado por el escritor, compositor y cantante argentino Luis Pescetti. En ésta, su primera versión cinematográfica, fiel al texto original se relatan las emociones y reflexiones de una nena en edad escolar. Apelando a un lenguaje espontáneo y coloquial la película logra representar el mundo infantil contemporáneo en cada uno de los escenarios donde se despliega: en casa con la familia, en la escuela con los compañeros, o en la plaza con la abuela. Cabe destacar que las canciones de Luis Pescetti, lejos de ser disruptivas con la historia, asoman discretamente reforzando el contexto narrativo en que se insertan. Para los más chicos, entre seis y diez años. Brillan especialmente las dos nenas protagonistas y el oficio de la Picchio. Siempre es valorable que el material para chicos no sea solo de animación. Bienvenida Natacha. (M.S.)
Una para chicos que mezcla elementos no comunes en el género en nuestro país, alienígenas que se alimentan con carne humana, hambrientos, científicos que pueden volver de la muerte a los muertos, una especie de Frankenstein moderno, y negocios de “extraordinarios objetos”. Un personaje central que reparte los envíos del negocio de sus tíos y un accidente con un serrucho eléctrico que deja, “literalmente” la cabeza de su tía en manos de su sobrino, que deberá lidiar con la parafernalia de personajes y lograr recuperar a su querida pariente. Un argumento bizarro, enredado, no demasiado bien ensamblado y que puede asustar a los mas chiquitos, pero que apela a la imaginación para preadolescentes. Una propuesta colorida, bien realizada, leve, que garantiza un entretenimiento módico. Con el gran atractivo de un elenco donde destacan por su éxito en el público infantil Cande Molfese por haber participado en “Violetta” y “Soy Luna”, igual que Facundo Gambande que se hizo popular por la tira protagonizada por Tini Stoessel. Y entre los adultos Mirtha Busnelli, Claudio Rissi, Esteban Prol., Divina Gloria, Fabio Alberti y Brian Buley.
Un film especial donde el director Francois Ozon, autor del guión con Phillipe Piazzo sobre una novela de Joyce Carol Oates se maneja libremente en incontables juegos de dobles y espejos, escaleras caracol en constante ascenso, para internarse en una supuesta mente perturbada que mezcla culpa y placer e intenta conocerse a si misma. Ya desde el vamos el director simboliza sus intenciones desde una vagina en primer plano que se transforma en un ojo. Curiosidad y erotismo, para una mujer bellísima que sufre de dolores que investiga con médicos, que no encuentran razones físicas. Por eso aterriza en el consultorio de un psiquiatra que termina seducido por ella, renuncia a tratarla e ingresa a su vida como su pareja. Un breve interregno de placidez en su vida, goce sexual sin síntomas físicos hasta que descubre a un doble de su marido, también psiquiatra que, prepotente y seductor, inicia con ella una terapia sexual mientras confiesa secretos. ¿Las dos caras de una misma persona? Todo es posible. Pero la cosa no termina ahí y con indicios, misterios, toques de Hitchcock, de Cronenberg, se interna en un último juego enrevesado y loco, que sorprende al espectador pero que siempre entretiene y perturba, con grandes actuaciones de Marine Vacth, Jeremie Renier y Jacqueline Bisset. Con tomas y encuadres barrocos, originales, con toques de humor y mucha truculencia, con tonos irónicos y policiales. Un juego de un hombre talentoso que se asoma a zonas oscuras, sexuales, con pulsiones de placer y autodestrucción. Un film intenso, sorprendente, para dejarse llevar por las riendas de un director que se atreve a todo.
El joven director Xavier Legrand, retoma el tema de un corto suyo nominado al Oscar, para hablar de una pareja que se separa en la instancia judicial: Una madre que pierde la custodia total de su hijo menor, la mayor tiene edad emanciparse, que argumenta que su hijo no quiere ver a su padre por violento. No puede probarlo y la custodia pasa a ser lo que indica el título. La inteligencia del director, es armar un suspenso inquietante donde todo lo que ocurre con los adultos, no pone a la mujer como víctima total ni a su ex marido como un monstruo. Detalles de manera de actuar, donde el pobre adolescente es manipulado, y sufre tener que mentir, Sin embargo, poco a poco, inexorablemente se va rebelando en una espiral de violencia incontenible. Cuando uno recuerda los detalles, entiende la inteligencia con que fue armado el argumento del propio director, que muestra la fría justicia que no es eficaz en sus manejos burocráticos, con abogados hábiles, pero que cuando deja a los protagonistas a su suerte el resultado casi siempre es nefasto. Contundente, sin sutilezas, pero con una precisión que pone los pelos de punta. Grandes actores, Lea Drucker, Denis Menochet y el jovencísimo Thomas Gioria para dar vida a personajes torturados por una realidad inapelable.