Héroe bueno, héroe malo La carrera del taiwanés Ang Lee es una de las más extrañas y heterogéneas del séptimo arte contemporáneo: luego de hacerse conocido en el ámbito de los festivales internacionales con su atractiva trilogía inicial de comedias dramáticas, Pushing Hands (Tui shou, 1991), El Banquete de Boda (Xi yan, 1993) y Comer, Beber, Amar (Yin shi nan nu, 1994), el señor pegó el salto a la industria anglosajona con la melosa Sensatez y Sentimientos (Sense and Sensibility, 1995), a la que le siguieron un par de trabajos potables en inglés, La Tormenta de Hielo (The Ice Storm, 1997) y Cabalgando con el Diablo (Ride with the Devil, 1999), un neoclásico de las artes marciales, El Tigre y el Dragón (Wo hu cang long, 2000), y una de las más interesantes adaptaciones de cómics, Hulk (2003), injustamente ninguneada en su momento por los mismos idiotas que celebran las bazofias actuales de Marvel y aledaños. Es el período más reciente de su trayectoria el que ha volcado del todo las aguas hacia el terreno del desnivel cualitativo pronunciado porque el realizador ha sabido entregar desde obras muy elogiables como Secreto en la Montaña (Brokeback Mountain, 2005), Crimen y Lujuria (Se jie, 2007) y Una Aventura Extraordinaria (Life of Pi, 2012) hasta productos bastante fallidos en sintonía con Bienvenido a Woodstock (Taking Woodstock, 2009), Billy Lynn’s Long Halftime Walk (2016) y la película que nos ocupa, Proyecto Géminis (Gemini Man, 2019), sin duda su peor opus a la fecha, un trabajo que parece una remake conjunta e hiper mediocre de Contracara (Face/ Off, 1997), de John Woo, y Looper (2012), de Rian Johnson, aunque sin la imaginación y el desparpajo de ambas y con una triste nostalgia de impronta inoperante que no logra articular un espectáculo fastuoso y bello como quisiera. El film trata de imitar las primeras películas de “acción tecnológica” de las décadas del 80 y 90, esas que introducían un elemento de ciencia ficción dentro del esquema estándar de las persecuciones, los disparos y las explosiones, sin embargo derrapa miserablemente debido al desastroso guión de David Benioff, Billy Ray y Darren Lemke, el cual sufrió mil reescrituras a lo largo de las dos décadas de desarrollo general del proyecto, y debido a una presentación visual burda que reduce las escenas de acción al sustrato de los videojuegos aunque sin la algarabía mortífera de -por ejemplo- la simpática Hardcore Henry (2015), dejándonos con una constante presencia de CGIs no del todo pulidos -y encima en cámara rápida- durante las supuestas secuencias vertiginosas, momentos que ameritaban practical effects símil vieja escuela ya que las balaceras y peleas varias ofrecidas son bien terrenales. Esta sensación de un artificio digital macro forzado también se siente a escala del mismo núcleo de la trama, la cual nos entrega a un sicario cincuentón interpretado por Will Smith que desea retirarse y debe enfrentar a una versión más joven de sí mismo, por supuesto también compuesta por Smith: cuando están en pantalla ambos sujetos saltan a la vista las falencias en el diseño de los CGIs rejuvenecedores, algo que atenta contra el verosímil de una historia repleta de clichés quemados, diálogos de manual y giros narrativos que se ven venir a kilómetros de distancia, todos vinculados a la conspiración gubernamental de turno y la necesidad de construir supersoldados para la maquinaría imperial yanqui. La secuaz/ asistente/ interés romántico de Mary Elizabeth Winstead y el villano de Clive Owen están muy desperdiciados, sobre todo este último porque la brújula moral de la realización intenta alcanzar un gris entre los extremos del héroe bueno y el héroe malo -al fin y al cabo ambos personajes responden al anodino y pueril Smith, un actor ultra inofensivo- no obstante jamás escapa del todo del maniqueísmo prototípico del enclave hollywoodense y así la faena en su conjunto termina embarrando la carrera de un Lee que parece incapaz de volver a desplegar aquella frondosa creatividad visual que compensaba los baches de sus obras…
Tecnológicamente aburrida. Resulta sorprendente que una película tan mediocre como Proyecto Géminis haya podido interesar a un director de la talla de Ang Lee. Podría pensarse que tres Oscars (más un Oso y un León de Oro) dan reposo y tranquilidad para trabajar en proyectos interesantes y buscar buenas ideas. Pero no, es difícil encontrar al realizador de Secreto en la montaña, El Tigre y el Dragón y Una vida extraordinaria en algún plano de esta película. Todo resulta monótono, repetitivo y aburrido. Una cinta que podría estar firmada por cualquier director y pasar prácticamente desapercibida. ¿Pero entonces cuál es el motivo para que Will Smith y Ang Lee hayan decidido participar en el proyecto? La respuesta posiblemente esté en los tres o cuatro logos de productoras asiáticas que aparecen al comienzo de la película. Es difícil decirle no a un encargo cuando viene repleto de billetes. Sobre todo cuando algún gigante de la tecnología quiere dar a conocer su producto… De hecho la película ha sido vendida como un nuevo hito dentro de los efectos especiales y el 3D. En la promo puede leerse que Ang Lee tardó nueve meses en rodar un combate entre las dos versiones del protagonista. O por ejemplo que la película se ha rodado a 120 fotogramas por segundo, dando a la acción y movimientos un nuevo enfoque pocas veces visto. Y sí, a nivel técnico no se puede reprochar nada, pero parece que se quedaron sin dinero para escribir un guion mínimamente interesante. Proyecto Géminis es una mezcla de elementos de películas de acción y ciencia ficción que suelen funcionar. Un poco de John Wick, Polar, Blade Runner, El sexto día y Terminator. Todo junto y mezclado (sin mucho orden) da como resultado una película que se mueve por el terreno cómodo de lo que otros han contado ya: un asesino a sueldo (Will Smith), demasiado mayor y cansado de una mala vida, decide retirarse. Pero esto no le va a resultar tan fácil, pues tendrá que enfrentarse a un clon suyo, mucho más joven y letal. El problema de Proyecto Géminis es que la historia que busca dar unidad a todos esos elementos es demasiado aburrida y artificial. Todo tiene demasiada pretenciosidad y adorno. La cinta es mucho mejor cuando se limita a ofrecer tiros, persecuciones y todo tipo de explosiones. Es decir, cuando pierde el miedo a definirse como una simple ensalada de tiros al servicio del pochoclo. Sin embargo cuando busca la seriedad, para explicar la historia de ciencia ficción que la define, acaba resultando pesada, aburrida y hasta cargante. Proyecto Géminis necesita más libertad y locura y menos diálogos filosóficos. Un ejemplo lo tenemos en el personaje interpretado por Clive Owen, que no se sabe muy bien qué hace en la película, pero que no para de soltar sentencias lapidarias que no van a ningún lado. Si la película puede llevarse un aprobado raspando, o más bien un suspenso alto, es gracias al trabajo y a la simpatía de Will Smith. Casi toda la película se sostiene sobre su trabajo y más o menos consigue salir airoso de un personaje trazado con cuatro líneas de guión. No obstante, como indicaba al principio, me cuesta entender que un actor que ha declarado varias veces que busca un Oscar, se meta en proyectos tan malos, véase también las recientes Bright, Escuadrón suicida o Focus. Debería cambiar de representante. Más allá de su interpretación, la película solo puede destacar por un correcto uso de los efectos especiales y el 3D. Hay alguna persecución y tiroteo bastante espectacular, pero en general nada funciona demasiado bien. También resulta llamativo el Will Smith más joven que ha sido creado enteramente de forma digital. Es difícil darse cuenta que estamos ante un ser humano generado por ordenador. No obstante es lo mínimo que se le puede pedir a una peli que apuesta todo a la tecnología.
Las dos caras de una misma moneda El carismático Will Smith aparece de nuevo en la gran pantalla luego de una gran interpretación como El Genio en Aladdin (2019), en esta ocasión interpretando a Henry Brogan, un asesino de élite a punto de retirarse después de muchos años jalando el gatillo. Sin embargo, salirse del juego no será tan fácil para Brogan cuando múltiples secretos estén cerca de salir a luz y él sea uno de los cabos sueltos. Para hablar de Proyecto Géminis, primero debemos mencionar el trabajo de David Benioff, Billy Ray y compañía detrás del guion: tanto en su desarrollo como en la narrativa de su historia, la película nunca hace pie ni se toma el tiempo de explicar distintos hechos y factores que la impulsan. Cada decisión, traslado de locación o hasta motivación de los personajes parece demasiado casual para que avance el film sin resolver de manera orgánica, natural o fluida estas convergencias. Ni su misterio, sorpresa o intento de suspenso alcanzan un nivel aceptable para persuadir al espectador de tomar en serio esta historia. Una película que Ang Lee nunca logra otorgarle algo más que la superficialidad a cada reflexión de Smith sobre la vida, el futuro y sus errores. Proyecto Géminis también tambalea en su aspecto técnico y gráfico: el abuso de CGI deja en evidencia las escenas de acción y persecución entre el personaje principal y su doppelganger. Su previsiblidad y la forma en queda expuesto este uso reiterativo de escenas por computadora tiende a romper ese acuerdo tácito con el espectador. Su caso más evidente ocurre cerca del fin de la película cuando es indisimulable un joven Will Smith. La correcta recreación digital de un personaje es tan dificultoso que le costó a una franquicia como Star Wars muchísimo tiempo y dinero con la Princesa Leia y Grand Moff Tarkin, con apenas unos minutos en pantalla. Bajo esta comparativa, el trabajo digital de Proyecto Géminis está muy por debajo de lo que podía esperarse, llegando a decepcionar. Clive Owen también corre la misma suerte que los demás protagonistas de esta historia: caricaturesco hasta lo absurdo, con diálogos carentes de profundidad y desarrollo. Proyecto Géminis es una película que trata de justificar la acción y la apuesta sobre este doble Will Smith pero sin ningún sustento desde su guion, ni siquiera con efectos que ayuden a ser más decoroso su desarrollo. Su ausente y absurdo guion arrastró a una historia interesante en el planteo inicial con su perspectiva político-militar, a terminar siendo una caricatura o, simplemente, una proyección de lo que podría haber sido y no fue. Por Alan Schenone.
Si hay un director que ha hecho de la vanguardia un gran aliado, es el taiwanés Ang Lee. Ecléctico a lo largo de su obra como realizador, dentro de la cual podemos destacar películas como “Secreto en la montaña” o “La vida de Pi”, esta vez decide incursionar en, quizás, su mayor experimento. “Proyecto Géminis” es un film protagonizado por Will Smith, Mary Elizabeth Winstead y Benedict Wong. Henry Brogan (Smith), un francotirador de un departamento de inteligencia estadounidense, pide el retiro al no poder seguir lidiando con sus conflictos personales. Sin embargo, averigua que aquella última persona que tuvo que matar no era quien le habían informado, sino que él había sido engañado. Entonces, y ante este peligroso descubrimiento, deciden enviar a un clon veinticinco años más joven que él para asesinarlo. Así, se devela uno de los proyectos más tenebrosos del gobierno. En esta película, Ang lee se inmiscuye dentro de las nuevas tecnologías. “Proyecto Géminis” es un largometraje filmado en 4K, 3D y a 120 cuadros por segundo. En otras palabras, el objetivo del director es crear una experiencia de inmersión: hacer del espectador, un partícipe de las escenas de acción. Así, es posible apreciar cada movimiento de pelea con detalle y con la mejor calidad, capturado todo de una gran forma por el realizador. Párrafo aparte para el trabajo tecnológico realizado para crear al clon de Will Smith, uno de los personajes principales. No es un proceso de rejuvenecimiento, sino que fue creado enteramente de forma digital. Aquí, Ang Lee realizó una gran apuesta al experimentar con eso y, a su vez, Will Smith se enfrentó a un desafío actoral: encarnar a sí mismo a sus cincuenta años, con la psicología y las actitudes adecuadas, además de ponerse en la piel de alguien la mitad de joven que él. Sin embargo, su performance no deslumbra. Igualmente, genera interés lo que significa enfrentarse con tu propia persona en una etapa más joven: este hecho es explotado en la trama, aunque es esperable. La historia presentada sólo entretiene. De no haber sido una experiencia de inmersión, “Proyecto Géminis” sería tan solo una película más de acción. A pesar de que las buenas actuaciones presentadas por Wong y Winstead se complementan sobriamente con Smith, lo más atractivo es formar parte de lo que nos ofrece el director. Ojalá se siga utilizando la tecnología por la cual el director apostó, ya que no hay dudas de que pueden crearse mejores productos. Mientras tanto, como público, en vez de esperar complejidad en los personajes o en la trama, solamente nos queda apostar en este film y disfrutar de esta bocanada de aire fresco traída por Ang Lee.
Proyecto Géminis no logra establecerse como una película de acción ni de ciencia ficción. El despliegue técnico no logra ocultar las fallas críticas que tiene un guion construido con muy pocas ganas. El revolucionario director Ang Lee (Una Aventura Extraordinaria, 2012), su junta a los guionistas David Benioff (Game Of Thrones), Billy Ray (Los Juegos del Hambre) y Darren Lemke (Shazam!) para crear una película de ciencia ficción y acción en donde se experimentará un nuevo proceso creativo a la hora de filmar. La obra en cuestión llega a los cines de todo el mundo con el nombre de Proyecto Géminis (Gemini Man) y cuenta la historia de Henry Bogen (Will Smith), un asesino a sueldo que trabaja para una agencia gubernamental y que decide retirarse de su labor para poder descansar su mente. Pero dicha agencia no aceptará tan alegremente que Henry, su mejor asesino, se marche y es por eso que él deberá aliarse con los pocos efectivos con los que mantiene relación para que lo ayuden a sobrevivir a los intentos de la agencia para acabar con él. A lo largo de todo el mundo, Henry deberá mantenerse en las sombras, intentar pasar desapercibido y luchar contra él mismo, ya que un soldado genéticamente construido por la agencia aparecerá en su camino y no es nada más ni nada menos que su propio clon. Técnicamente la película es innovadora, de eso no hay duda. La implementación de tecnología HFR (High Frame Rate) se nota a simple vista y es alucinante como la nitidez de la imagen y la amplitud del cuadro se muestran de manera tan clara. Ahora bien, si dicha forma de filmar hubiese sido acompañada con un guion a la altura de las circunstancias, se podría estar hablando de una película trasgresora pero lamentablemente termina siendo todo lo contrario. A lo largo de toda la trama la cinta juega todo el tiempo a sólo causar impacto visual pero dicho impacto y al verse extremadamente detallista pierde todo tipo de lazo veraz que se pueda generar con el espectador. Por muchos pasajes del filme, éste logra asemejarse más a los famosos gameplays de los videojuegos que a una película propiamente dicha. También semejante realismo se pone en duda cuando los movimientos de cámara quieren lograr tomas impresionantes, que logra, pero que luego termina creando un panorama muy poco verídico. Siendo la premisa del filme algo mucho más que interesante, el principal problema que tiene la película es la forma por la cual quiere contarse la historia. El guion se va desinflando mientras van pasando los minutos y todo el panorama establecido, de bastante buena manera al principio, se ve arruinado cuando la película promedia su clímax y ni hablar a la hora de finalizar el tercer acto cuando directamente todo se torna demasiado poco creíble. A su vez hay algunos aspectos que sí sobresalen, por ejemplo las coreografías de acción, el despliegue de efectos especiales y las grandes vistas a las diferentes locaciones. Es una pena que a ese gran último aspecto la trama lo utilice de una manera paupérrima y que esos lugares seleccionados sólo funcionen como propaganda turística y no cómo algo relevante a la historia. El elenco está compuesto por varias estrellas. Will Smith, Clive Owen, Benedict Wong y Mary Winstead son los nombres más rutilantes y todos con grandes obras en su haber pero en ésta oportunidad ninguno puede plasmar lo mejor de sí debido al poco desarrollo de cada uno de sus personajes. Para el espectador es muy difícil lograr empatizar con ellos ya que son muy poco creíbles las cosas que dicen, las cosas que les suceden y las cosas que hacen. Quizás los únicos dos que logran destacarse un poco más que el resto son Will Smith y Clive Owen pero no porque tengan un trabajo asombroso sino porque son aquellos personajes que tienen un poco más de trasfondo y los que pueden tener un motivo para hacer las cosas. Un aspecto que hay que tocar es el hecho de la “creación” del rostro joven de Will Smith en el cuerpo del actor brasileño Victor Hugo, una rareza digital que se viene utilizando cada vez mas y de manera peligrosa se está volviendo costumbre en la industria desde aquel fatídico accidente de Paul Walker previo a Rápido y Furioso 7 (2015) en donde sus hermanos pusieron el cuerpo y con computadora su cara se vio impresa en el corte final; A pesar de que estéticamente esa técnica está bastante bien utilizada, porque básicamente se está viendo al Will Smith de 25 años, el impacto es demasiado poco creíble y cuando el personaje tiene que hablar o moverse demasiado rápido ahí la imagen no queda para nada clara. A pesar de querer ser innovadora y trasgresora, Proyecto Géminis quedará en el más profundo olvido por su limitado vuelo narrativo y por la poca invención de sus guionistas a la hora de desarrollar la historia. El enfoque casi total en destacar la nueva forma de filmar hace que se pierdan de vista los componentes claves a la hora de querer contar una historia.
Después de años dedicando su vida a matar gente dañina, con el objetivo de hacer del planeta un lugar mejor, Henry Brogar decide retirarse del mundo de las armas y los tiros. Es entonces cuando este asesino por encargo, calificado como el mejor disparador, comienza a ser perseguido por alguien que atenta contra su vida. Lo llamativo es que el hombre que intenta asesinar al personaje interpretado por Will Smith, es capaz de predecir cada uno de sus movimientos tal como si estuviese luchando contra él mismo. Bajo la dirección de Ang Lee, “Proyecto Géminis” logra meter a los espectadores dentro de un ambiente con tanta acción como desesperación, haciendo que el público se sumerja entre estallidos y bombas. Las actuaciones de buenos actores como Smith, que se lleva todo el reconocimiento de la gente, Mary Elizabeth Winstead y Clive Owen, cautivan al espectador por este innovador thriller que mezcla la adrenalina con nuevas tecnologías y un mensaje amor entre tanta guerra. A destacar la participación de Benedict Wong que le da el toque cómico a la película con los graciosos diálogos que mantiene con el protagonista y que aportan la distensión necesaria. Para los fanáticos de este tipo de películas que combinan comedia, acción y un poco de romance, "Proyecto Géminis" es una buena opción. Y para los que no son tan amantes de este género, también es un buen plan para pasar un rato de entretenimiento. ---> https://www.youtube.com/watch?v=qqf8q1gFnTU TITULO ORIGINAL: Gemini Man DIRECCIÓN: Ang Lee. ACTORES: Will Smith, Mary Elizabeth Winstead, Clive Owen. ACTORES SECUNDARIOS: Benedict Wong, Douglas Hodge. GUION: David Benioff. FOTOGRAFIA: Dion Beebe. MÚSICA: Lorne Balfe. GENERO: Drama , Ciencia Ficción , Acción . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 117 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas DISTRIBUIDORA: UIP FORMATOS: Imax, HFR 3D, 3D, 2D. ESTRENO: 14 de Noviembre de 2019 ESTRENO EN USA: 04 de Octubre de 2019
Proyecto Géminis es la nueva película de Ang Lee (Brokeback Mountain, Life of Pi) y pone a Will Smith en contra de Will Smith utilizando tecnología revolucionaria para la pantalla grande. Producida por Skydance media, una productora que la viene rompiendo en el límite de lo visual, Gemini Man (nombre en su idioma original) es un interesante experimento que mezcla acción, drama y un nuevo sistema para apreciar las películas. Henry Brogan (Will Smith) es un asesino del gobierno cruzando el límite del retiro. En su último trabajo es traicionado – ya entramos en los clichés – por su propio empleador y comienza a huir junto a una colega arrastrada como daño colateral (Mary Elizabeth Winstead, siempre correcta) para encontrar pruebas de quién lo traicionó, el problema de todo esto: Henry es perseguido por un joven asesino llamado Junior, su clon (también interpretado por Will Smith). Hay que conceder que Gemini Man es un proyecto que revoluciona la forma de realizar películas; Ang Lee viene intentando dominar la técnica de los frames extras -120 para ser exactos – desde Billy Lynn’s Long Halftime Walk (2016) no obstante Gemini Man es un paso más, un paso para seguir intentando y conseguir la maestría no obstante Lee no logra su objetivo y esta nueva película se queda como otro intento más; hay tecnología de sobra pero no ayuda a mantener el proyecto total de pié. También, por más que la película se encuentre bancada por la majestuosa Skydance, Lee no se siente cómodo con el género de acción y lo que alguna vez logró positivamente con Crouching Tiger, Hidden Dragon (2000) y en el western Ride With The Devil (1999) aquí se torna algo pasajero que sólo es aceptable gracias al talento y la entrega de Smith. Gemini Man no sería nada sin Smith. Mary Elizabeth Winstead acompaña a Smith correctamente como co-protagonista, pero el talón de Aquiles de Gemini Man es Clive Owen. El actor inglés desaprovecha su rol – el cual tiene un motivo sólido para manifestar sus acciones – y no consigue salir de lo básico ofreciendo una actuación blanda, pasatista y aburrida. Owen no logra escapar de su burbuja aburrida desde hace más de 8 años y ayuda más a empapar de clichés al proyecto. Gemini Man se vende como una experiencia absoluta para ser vivida en cines por su tecnología y visión, pero es dañada considerablemente por un flojísimo guión a cargo de David Benioff, Billy Ray, Darren Lemke. Toda acción es predecible y no consigue sorprender, además, Lee tiene un extraño fetiche al incluir en todas sus películas a extras que parecen perdidos en su propio mundo y no formando parte del proyecto en el que trabajan, esto es bizarro y digno a destacar. Gemini Man es revolucionaria, ya lo dije, pero en su totalidad resulta una película que va a encontrar su verdadero nicho en plataformas de streaming. Se agradece la acción pero no importa la belleza de lo visual y la tecnología empleada si no se puede tener una historia digna a recordar. Bien por Will, mal por Lee. Valoración: Buena.
Proyecto Géminis: Will Smith contra Will Smith. ¿Qué pasa cuando al mejor asesino del mundo sus empleadores lo quieren muerto? Así es Proyecto Géminis (Gemini Man, 2019). Proyecto Géminis (Gemini Man, 2019) es el nuevo film de Will Smith y nos presenta algo nunca antes visto: dos Will Smith. O sea, sí hemos visto un actor haciendo dos roles. Hasta Ivan de Pineda se duplica en la publicidad esa que hace. Pero aquí el único en duplicarse es el protagonista de Men in Black. La trama es bastante simple: un asesino del gobierno descubre que su último blanco no era quien le habían dicho y empieza a investigar. Bastante básico. El plot twist en este caso viene de la mano de la pregunta «¿quién lo va a matar?» He ahí el quid de la cuestión, porque ¿a quién envías a matar al mejor asesino que has tenido? Bueno, por supuesto, que a sí mismo…pero con la mitad de la edad. Henry Brogan (Will Smith) es lo mejor que esta agencia del gobierno ha visto en dios sabrá cuanto tiempo en relación a operativos. Su introducción en el film es un asesinato a más de dos kilómetros de un blanco en un tren bala en movimiento. Pocas cosas dicen «soy el mejor» como eso. Pero a Brogan ya le pesan las muertes y, luego de esta, decide darse de baja. El problema llega cuando un antiguo amigo y ex compañero le advierte que le mintieron en relación a quién era su último blanco (menos terrorista ruso, más bioingeniero ruso). No llega ni a hacer una llamada antes de que su conversación sea de dominio público y a él lo estén intentando matar a la noche, en su casa, mientras duerme. Obviamente, este plan falla y el resto del film comienza, con un nuevo asesino en acción. Partamos de lo básico, es una película de acción. Acá lo que importa son las secuencias de pelea, tiros y demás. Y la verdad es que son espectaculares, coreografiadas como pocas. Mi único tema con ellas fue la elección de cámaras con puntos de vista subjetivos, muy raras (como en la pechera de Brogan en una escena de pelea, la cual marea bastante, especialmente en 3D -y ni hablar si usas lentes abajo de los de 3D). Lo que molestaba, de todos modos, es más el hecho de que no agregaba nada narrativamente o de cualquier otra forma. Simplemente desconcertaba y mareaba. La trama, como ya comenté es básica. Lo interesante es que no deriva en complicadas tramoyas y dobles agentes que te dejan sin saber quien es quien. Ni abusa de la temática Sci-fi (hay clones, pero su existencia o cómo se lograron no son el centro de la historia). En realidad, la trama termina yendo más por el lado «evitemos morir y digámoles al chico la verdad» que por otras sub-temáticas que puedan aparecer. A nivel relaciones, no fuerzan una romántica entre él y una chica de la mitad de su edad. Porque no vaya a ser que un personaje masculino tenga una relación inapropiada. Pero, a pesar de que se genera un vínculo interesante, no cae en la típica tipo de 50 con chica de 20 (aunque ella tenga un par más de 20). Incluso hay un momento en el cual hablan de Junior (Smith clon) y ella pregunta si él cree que es atractiva, como resultado de algo que Brogan dice, a lo que el muchacho se hace el interesante y aclara que, ahora no, pero cuando era joven, probablemente sí. Pero no hay escenas de sexo forzadas y gratuitas, por lo cual gana muchos puntos favorables. El elenco en sí es impecable. Danny (Mary Elizabeth Winstead) es fuerte y determinada y logra ser la aliada que Brogan necesita, mientras Baron (Micheal Wong) es el mejor amigo que todos quisiéramos tener, bocón y leal. Por último, «Junior» siempre es tratado como persona. Nunca se pone en tela de juicio su humanidad, sin importar que sea un clon de Henry o como fuera. Eso es un hecho, nació así pero no lo define. En realidad, es interesante el peso que le ponen a la crianza sobre cómo llegamos a este mundo a la vida En resumen, Proyecto Géminis (Gemini Man, 2019) es un film que le hace honor a su calificación de film de acción, en el cual el foco es el personaje principal y lo que funciona porque, bueno, Will Smith es Will Smith. Y con un par de escenas de acción más que copadas.
Si algo no se le puede reprochar a Ang Lee es que es un director que se anima a probar y probarse. Su filmografía cuenta con películas de época, de artes marciales, alguna adaptación de cómic, un drama romántico intimista, etc. Esta vez se vuelca al cine de acción con la técnica de HFR que permite imágenes de una definición impresionante. Primero hablemos de la historia. En este guion escrito a seis manos por David Benioff, Billy Ray y Darren Lemke, Will Smith es un asesino a sueldo al que lo acosan los fantasmas de la vida que llevó y por lo tanto planea retirarse. También es el mejor en lo que hace. Poco después de que descubre a una agente que lo vigila que pronto se convertirá en su aliada intentan asesinarlo y gracias a una amistad viajan primero a Cartagena y luego a diferentes partes del mundo siendo siempre perseguido y encontrado. Lo raro será cuando se descubra quién es ese hombre al que no puede matar pero siempre está a punto de matarlo a él mismo. Por supuesto de antemano conocemos la premisa: Will Smith interpreta al protagonista y su versión CGI al clon que le envían a matarlo y le sirve para enfrentarse con él mismo, literal y metafóricamente. La trama está llena de clichés y predictibilidades. Lo absurdo de la historia podría haber funcionado mejor si se la tomaba más en serio pero lo cierto es que genera momentos de una comedia involuntaria. En cuanto a lo técnico, descoloca bastante la imagen tan definida. Cine no es ver hasta la menor arruga en el rostro de un actor y para un espectador acostumbrado a ver cine, a que el director nos enfoque aquello en lo que necesitamos detenernos, distrae que en todas las imágenes siempre esté todo en foco. Ang Lee parece acá un director sin experiencia probando con una nueva cámara a ver qué puede hacer. En el camino hay alguna escena de acción llamativa, que se caracteriza por no tener la cantidad de cortes que tienen tantas otras películas hollywoodenses del género pero poco más. Con respecto a lo actoral, tenemos a un protagonista como Will Smith, un actor que ha probado diferentes registros a lo largo de su carrera pero no termina de funcionar en ninguno que no se apoye en su carisma. Y acá ni su protagonista ni su antagonista más joven –al menos resulta bastante creíble esa versión en digital del actor más joven - lo tienen. A su alrededor hay actores desaprovechados en personajes mediocres como Clive Owen (el desdibujado villano que crio al clon como si fuese su hijo) y Mary Elizabeth Winstead que al menos puede agradecer no ser el típico interés romántico. “Proyecto Géminis” es una película aburrida y trillada con una trama que además se siente anticuada. Una experimentación fallida.
Es difícil envejecer. Pero qué mejor que no pensar más y disfrutar de lo que uno deseó toda la vida, como pescar en un lugar lejano, rodeado de naturaleza y tranquilidad. Todo eso debe pensar Henry Brogan, con más de 50, dispuesto a jubilarse, luego de un trabajo arriesgado de "exterminador a sueldo" en una agencia del gobierno estatal. Pero siempre hay algo que demora los deseos. En este caso, no sólo la certeza de que una compañera de trabajo lo espía sino que un misterioso personaje lo persigue y parece conocer sus pensamientos. La sorpresa de Brogan es mayor cuando descubre que su mayor enemigo, ese jovencito que se le escapa siempre, tiene su misma cara y conoce hasta sus más profundos pensamientos. Lo que parecía el final de un tipo de vida para disfrutar del ocio se convierte gracias a este nuevo personaje, en una aventura con toda la acción que puede pedirse de una superproducción de 138 millones de dólares, con el protagonismo de uno de los más cotizados actores hollywoodenses, Will Smith. El director taiwanés Ang Lee siempre llama la atención por su habilidad para encarnarse en los proyectos que le toca conducir. ¿O acaso no es el creador de éxitos como "El banquete de bodas" o "Sensatez y sentimientos"? Mientras la primera unía la observación crítica de la figura del inmigrante con la picardía y el buen humor sin nacionalidades; la segunda fue capaz de resumir el espíritu victoriano de la escritora Jane Austen. WILL SMITH JOVEN Aquí une el puro filme de acción, persecuciones y deambulaciones geográficas (Estados Unidos, Colombia y Hungría) con lo más exquisito de la tecnología. Así el HFR, la velocidad de los fotogramas (antes 24 fotogramas por segundos) alcanza los mayores niveles para evitar el parpadeo y apreciar mejor las imágenes de acción, el 3D asombra. Los CGI parecen haber logrado ingresar el rostro del clon de Will Smith a la inalcanzable Fuente de Juvencia. Claro que la trama de "Proyecto Géminis" nunca se eleva sobre la ingenuidad general y los diálogos lucen sin brillo, salvo algún que otro destello como el que enuncia Danny (Mary Elizabeth Winstead) cuando se refiere al clon de Brogan ""Yo sé porqué es tan bueno como tú. Porque él es tú"". El resto, puro brillo escénico, la maravilla de la cara del Will Smith joven que no puede elevar demasiado la esencia de clase B que emite el filme. A pesar de todo, los amantes del "joven príncipe de Bel-Air", la disfrutarán con ganas.
Texto publicado en edición impresa.
El mejor asesino profesional del mundo quiere retirarse. Su empleador considera que permitirlo es un riesgo y decide matarlo. Claro que liquidar al mejor asesino puede ser complicado, salvo que se encargue la tarea a su propio clon. Tal es el concepto de esta nueva película de Ang Lee que, gracias a un complejo botox digital, enfrenta a dos Will Smith: el actual y el de la época de El príncipe del rap. La mayor clonación, sin embargo, está en el guion, que solo tiene ideas duplicadas de otros films. Acaso el subtexto a leer sea: cuando las estrellas de cine pierden su carisma, ¿hay que buscar nuevas o ya pueden ser reemplazadas? No parece fácil.
Proyecto Géminis tardó más de veinte años en concretarse, en parte por el esfuerzo tecnológico que demandaba la historia. Es la siguiente: un sicario al servicio de una agencia gubernamental de inteligencia quiere retirarse, pero sus jefes lo perciben como una amenaza y, para eliminarlo, mandan al único agente capaz de hacerlo, que no es ni más ni menos que un clon de ese agente, alguien con sus mismas habilidades, pero treinta años más joven. Después de una danza interminable de posibles directores, protagonistas y productores, la película recayó en Will Smith y Ang Lee. Y, mientras tanto, los efectos visuales mejoraron al punto de que, como hizo Scorsese en The Irishman, ahora es posible rejuvenecer actores sin tener que recurrir a jóvenes intérpretes parecidos. Lee fue un paso más allá: tal como había experimentado en Billy Lynn (2016, no estrenada en la Argentina), apeló a la tecnología HFR, es decir que filmó a una tasa más alta de fotogramas por segundo que los tradicionales 24 (en este caso 120, lo máximo utilizado hasta ahora). Si a esto se le suma la posibilidad de verla en 3D, el resultado debería ser visualmente asombroso. Pero no lo es. De hecho, la nitidez se vuelve en contra y, paradójicamente, hace todo más artificial, al punto de que las escenas de acción se parecen más que nunca a secuencias de un videojuego. Si el envoltorio del paquete no resulta, entonces hay que enfocarse en el contenido. Pero ahí la película hace agua hasta aburrir. Porque Proyecto Géminis es un nuevo sucedáneo de la saga Bourne, pero sin aportes más allá de la mencionada innovación tecnológica: ver a Smith peleando contra una versión juvenil de sí mismo no agrega nada. Todo parece hecho mecánicamente, por compromiso, como tildando ítems de una lista de supermercado. El súper agente conflictuado: está; la chica que lo acompaña: está; el encargado del alivio cómico: está; el villano: está; los viajes por el mundo: están; las piñas, patadas y explosiones: están. Lo que falta es alma.
Harry Brogan es un asesino del gobierno de Estados Unidos. Luego de su última misión, el veterano sicario decide retirarse ya que no puede cargar con más asesinatos en su conciencia. Siendo un cabo suelto, ahora Harry se debe aliar a la también agente Danny Zakarweskipara escaparse de sus antiguos empleadores, quienes utilizan a un misterioso soldado para deshacerse de Harry. Ambos hombres tendrán mucho más en común de lo que piensan. De la mano de Ang Lee, nos llega Proyecto Géminis, una cinta de acción en la que se nos vende a Will Smith enfrentándose a Will Smith, en un concepto renovador… si estuviéramos a principio de la década o incluso unos años atrás. Así es, el hecho de poner a un actor a luchar contra un doble que luego es reemplazado por sí mismo (ya sea rejuvenecido o no) ya se vio varias veces en el cine, así que, que un proyecto de este calibre se nos presente como algo novedoso, suena bastante absurdo. Lo que si asombra, es ver la cantidad de nombres involucrados en un proyecto, que, en el resultado final, es bastante mediocre y olvidable. El primero de ellos es Ang Lee, director que puede hacer genialidades como The life of Pi, o bodrios olvidables como Hulk. Por desgracia Proyecto Géminis entra en este último grupo; mostrando poco y nada del talento que se sabe que tiene el realizador taiwanés, incluso asombra lo mal dirigidas que están algunas escenas, en especial, casi todos los diálogos; haciendo unos primeros planos bastante extraños y difíciles de ver. Los otros nombres destacables están en el elenco. Si bien sabemos que Will Smith hace tiempo no logra dar con una buena película, es por esto que su descenso a la mediocridad es alarmante. Y ni hablemos de Clive Owen, quien pasó de ser candidato a encarnar a James Bond, y luego protagonizar The Knick, a aparecer en films, que como mucho, son intrascendentes. Solo podemos decir que Mary Elizabeth Winstead es la única que logra salvarse de este incendio. Solo podríamos destacar algunas escenas de acción en Proyecto Géminis, pero ni así, ya que cuando los dos Smith están cara a cara, el cgi se nota bastante. Proyecto Géminis es un film fallido casi desde su concepción, buscando innovar con algo que ya no sorprende al espectador. Con los nombres que había en el proyecto, se esperaba un mínimo de calidad, pero por desgracia, eso nunca se ve en pantalla.
Visualment es un film apabullante. En principio el famoso director Ang Lee tuvo a su disposición a un Will Smith que como un héroe de mediana edad, como Liam Neeson o Nicolas Cage, apuesta otra vez a la acción. Y si bien la película tiene un villano (Clive Owen), este veterano y perfecto tirador tiene que enfrentarse a si mismo, a un Will Smith rejuvenecido digitalmente, que pertenece a un ejército de clones y por eso el original que sabe demasiado es mandado a eliminar. Los enfrentamientos de Will Smith luchando con su clon son impresionantes. Entre el sentido estético del director y con un 3D avanzado, de alta resolución, con paisajes urbanos mostrados panorámicamente, explosiones en cámara lenta, vidrios explotados que parecen llegar hasta el espectador, todo capturado en una velocidad de fotogramas inusualmente alta, entre 60 y 120 por segundo, el resultado es apabullante y todo las escenas de acción tienen un aspecto hiperrealista. El problema está en el soporte de tanto despliegue visual, los pobres diálogos, los lugares comunes y un argumento demasiado elemental. Este fue un proyecto que paso por muchas manos durante años y parece que las posibilidades técnicas hicieron descuidar un libro firmado por David Benioff, Billy Ray y Darren Lemke que apunta resoluciones poco elaboradas y sin profundizar demasiado en las posibilidades que brindaba. Jerry Bruckheimer como productor aposto a la espectacularidad y sin duda este será un producto exitoso.
Estamos ante un oxímoron, una película absolutamente novedosa que no propone nada nuevo. Will Smith —quien aparentemente se quedó con ganas de ser Jason Bourne o Capitán América— es Henry Brogan, un súper-soldado estadounidense que, tras décadas de servicio, termina siendo perseguido por su propio país (o, más precisamente, por un ejército privado contratado por el gobierno). Lo único que le agrega interés a la trama es el gancho comercial de Proyecto Géminis: el asesino tras los pasos de Brogan es su clon; Will Smith contra Will Smith, como anuncian los posters. Y el Will Smith antagonista es más joven que el protagonista, así que el actor de 51 años se enfrenta a su doble de 23. Lo que hace que la película sea novedosa es que el Will Smith rejuvenecido es un modelo totalmente digital. No es Will Smith con retoques, no se le aplicó un sofisticado filtro anti-arrugas en post-producción (como ocurrió, por ejemplo, con Samuel L. Jackson en Capitana Marvel). Este Will Smith de 23 años tiene su autonomía, existe en un disco rígido. No necesita al verdadero actor para moverse. Obvio que está basado en él: se grabaron el rostro y los gestos de Will Smith, y se codificó el funcionamiento de sus músculos faciales. Luego, para hacer ajustes, se trabajó con material de archivo de Fresh Prince of Bel-Air y Bad Boys. Y finalmente, para darle vida a la copia, Will Smith actuó sus escenas ante un sistema de captura de movimiento, como Andy Serkis haciendo de Gollum o de Caesar. Pero, consumado el modelo, cualquier otro actor podría haberse puesto la piel de Smith. El modelo ya existía más allá del original. Hay un evidente paralelismo entre el clon de la trama y el generado con computadoras. En una entrevista para la revista Wired, el mismo Smith expresó: “Siempre me encantó la ciencia ficción. Y lo que me pareció interesante en este caso es que parte de la ciencia ficción de la película se convirtió en ciencia real”. El director Ang Lee, para el mismo artículo, fue más lejos. “Lo que estamos haciendo acá es imitar el trabajo de Dios”, dijo. “La creación de algo que parece vivo, que parece que piensa por su cuenta”. En clave humorística, por su canal de YouTube, Smith sugirió que, ahora que contaba con su propio doble digitalizado —y con 27 años menos, además— podía dedicarse a comer y engordar, y que el Will Smith de Proyecto Géminis se encargue de actuar. Pienso que Smith y Lee deberían haber guionado la trama, porque sus comentarios para la prensa son más interesantes y sugestivos que la película que hicieron juntos. Lo más increíble de Proyecto Géminis quizás no sea su magia digital sino las idas y vueltas de su guion. Nació de la mano de Darren Lemke, a fines de los 90, y desde entonces fue pasando, como en una carrera de relevos, de un guionista a otro, entre ellos Andrew Niccol (Gattaca), Jonathan Hensleigh (Jumanji y Armageddon) y David Benioff (Juego de tronos). Tanto esfuerzo a lo largo de dos décadas, tanta electricidad gastada en notebooks con procesadores de texto, y el resultado es chato y predecible. La relación entre los Will Smiths se desarrolla tal como uno esperaría: deberán aliarse y reconocer al enemigo que tienen en común. (No es un spoiler; está cantado). Y el villano de Clive Owen, el líder del ejército privado y padre adoptivo del clon, repite solo dos tipos de frases: las de un militar sin brújula moral y las de un padre supuestamente afectivo que se limita a decir, una y otra vez, “Yo te quiero, hijo”. Esta dualidad se supone que le da complejidad al personaje, pero es muy esquemática. Smith, en sus dos roles, y Mary Elizabeth Winstead, como una agente que primero espía a Henry Brogan y luego se une a él, hacen lo que pueden. Aportan una intensidad emotiva y psicológica que el guión no se merece. De hecho, el guión es un ancla en el peor sentido, porque no deja que las imágenes cobren vuelo. Ang Lee, como en su anterior película, Billy Lynn’s Long Halftime Walk, filmó Proyecto Géminis a 120 fotogramas por segundo (lo que se conoce como técnica HFR, por High-Frame Rate) para captar una imagen profundamente nítida, que casi deja de ser cine para convertirse en otra cosa, una experiencia sensorial a la vez desagradable e hipnotizante. Percibimos cada poro en los rostros de ambos Will Smiths (lo cual, hay que admitirlo, evita que nos convenza el modelo digital, porque todavía no hay CGI que resista semejante nivel de definición). Eso sí, para apreciar el efecto hay que ver la película en un cine que la proyecte en el formato pretendido por el director, lo cual no siempre es posible. Sin embargo, el uso que hace Lee del HFR, en Proyecto Géminis, es menos atractivo que lo que logró en Billy Lynn’s Long Halftime Walk. En aquel caso, retrató el circo mediático alrededor de un pelotón de soldados recibidos como héroes en Estados Unidos tras su paso por Irak. Y la asombrosa nitidez del HFR le sirvió para, justamente, mostrar cada detalle y color de dicho circo, y construir un ambiente a la vez envolvente y claustrofóbico, que para los protagonistas es tan agobiante como el campo de batalla. En Proyecto Géminis no hay una propuesta estética comparable. Es un film de acción más, que tranquilamente podría haberse rodado de manera tradicional, a 24 fotogramas por segundo.
Proyecto Géminis fue concebida por el estudio Disney originalmente a mediados de los años ´90, cuando Sylvester Stallone, Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger eran los reyes de la taquilla dentro del género de acción. Los tres estuvieron vinculados en algún momento con esta producción que nunca se llegó a concretar debido a que no estaba disponible la tecnología en los efectos especiales que demandaba el concepto de la historia. El director Tony Scott estuvo cerca de filmarla en 1997 y desde entonces numerosos realizadores intentaron concretarla pero siempre quedó todo en la nada. Finalmente los productores Jerry Bruckheimer y David Ellison (responsable de las franquicia Misión Imposible y Star Trek) tomaron la posta y sacaron adelante esta propuesta que no es otra cosa que una película experimental del cineasta Ang Lee. Queda claro al ver el film que el realizador taiwanés aceptó el trabajo con el único fin de poner en práctica nuevas herramientas de tecnología, más que por la trama y su temática. La película tiene la particularidad de haber sido filmada con resolución 4K, a 120 fotogramas por segundo, que lleva el concepto de las imágenes de alta definición a otro nivel. El tema con esta cuestión es que si bien el formato es extraordinario para disfrutar una carrera de Fórmula 1, la final de la Champions o un espectáculo musical , en el campo del cine de género la experiencia no es tan placentera como plantea Lee en las entrevistas de promoción de este estreno. El hiperrealismo que brindan las cámaras digitales en este caso genera que las secuencias de acción se vean como un material del backstage o una telenovela de los años ´90, más que una película en sí y eso genera un distanciamiento permanente con el relato. En lo personal no me gusta el género filmado de esta manera, donde las escenas de persecución o tiroteos en más de una oportunidad, producto de un abuso del CGI, terminan convertidas en una cinématica de video juego. Salvo por una persecución en moto que tiene lugar en Colombia y Lee cierra del modo más ridículo posible, no encontré ninguna revolución histórica en el tratamiento de la acción. Por el contrario, me pareció todo bastante genérico y no ayuda la distancia con el relato que genera el formato. El gancho de esta película claramente pasa por ver a Will Smith rejuvenecido con efectos digitales. Hasta el momento nadie pudo superar a los filmes de Marvel en esta cuestión, salvo por Terminator: Dark Fate que hizo un trabajo brillante con los roles de Linda Hamilton y Edward Furlong en la secuencia inicial. En Proyecto Géminis el balance es bastante irregular. Hay escenas donde el contraste de los personajes que compone Smith se ve espectacular, generalmente en secuencias nocturnas donde maquillan mejor los defectos, y en otras se nota un poco más la labor digital. El peor trabajo en ese sentido tiene lugar en los minutos finales donde queda la sensación que al protagonista le pegaron una máscara de animación computada. Llama la atención que dejaran pasar ese detalle porque se ve muy mal y se contrapone con otros momento más logrados. En lo referido a la trama el guión es malo y la película se siente como una producción perdida de 1994 que podría haber protagonizado Steven Seagal en su época de gloria. Esta película cuenta probablemente con un récord de escenas de explicación, donde los personajes discuten una y otra vez los mismos temas de un modo tedioso. Por el lado de la ciencia ficción no hay nada relevante para resaltar y en general en cada oportunidad en la que Will Smith no está involucrado en alguna pelea el conflicto resulta muy aburrido. Esa sensibilidad que suele tener el cine de Lee acá brilla por su ausencia, ya que concentró toda su atención en los aspectos visuales, mientras que dejó de lado a los personajes que no tienen un mínimo desarrollo. Pese a todo, Smith hace el esfuerzo de intentar sacar adelante la propuesta con su presencia y la compañía de Mary Elizabeth Winstead ,quien merece una medalla Olímpica en la categoría remo. Proyecto Géminis es una película que se olvida enseguida y aunque se hace llevadera a través de la acción no termina de convencer con la innovadora puesta en escena que promueve.
Sean Connery, Harrison Ford, Clint Eastwood y quien sabe cuantos más, habían leído el proyecto inicial de esta película que viene dando vueltas desde 1997 por Hollywod y que Jerry Bruckheimer casi logra producir con Walt Disney como socio, pero que finalmente logró llevar a cabo con Ang Lee en la dirección. La historia que cuenta Proyecto Gemínis es la de un asesino a sueldo que lleva a cabo un último contrato y a pesar de cumplirse, lo deja insatisfecho y lo convence de que ha llegado el momento de retirarse. Sus contratistas no están contentos con esa decisión pero lo dejan hacer. Pasados seis meses, Henry Brogman (Will Smith) percibe señales de que algo no anda bien y de que su retiro está siendo controlado demasiado de cerca. El pasado vuelve a la vida del sicario que se descubre luchando con un asesino que parece saber todos sus movimiento. En poco tiempo descubre que ese asesino al que no pudo vencer y del que se escapó por poco es nada menos que un clon de sí mismo. Entonces aparece un antiguo jefe, interpretado por Clive Owen, que teoriza sobre lo conveniente de ir a la guerra con clones mejorados de asesinos de élite como Henry. Lo cierto es que lo arranca como un thriller vibrante y de imágenes sorprendentes, se vuelve una película algo anodina que pierde la tensión y prefiere filosofar sobre la identidad y otras cuestiones antes que seguir a los tiros. Lo sorprendente de las nuevas tecnologías que rejuvenecen a Will Smith y que regalan una imagen sin granos, que da sensación de estar viendo como si fuera en vivo, se diluye en el guión que no sostiene el ritmo y que entre otras puntos flojos, hace que los actores tengan que decir diálogos imposibles. Una pena porque la experiencia tecnológica es una maravilla pero si no hay un buen guión no hay milagro técnico que impida que el espectador se duerma una vez pasada la sorpresa de la novedad. PROYECTO GÉMINIS Gemini Man. Estados Unidos/China, 2019. Dirección: Ang Lee. Guión: David Benioff, Billy Ray y Darren Lemke. Elenco: Will Smith, Mary Elizabeth Winstead, Clive Owen, Benedict Wong, Douglas Hodge, Theodora Miranne, Ralph Brown, Linda Emond, Ilia Volok, Tim Connolly. Producción: Jerry Bruckheimer, David Ellison, Dana Goldberg y Don Granger. Distribuidora: UIP. Duración: 117 minutos.
Henry Brogan (Will Smith) es un asesino a sueldo que decide retirarse porque se ha hecho viejo. Pero esto no le va a resultar tan fácil, pues tendrá que enfrentarse a un clon suyo, mucho más joven. Una historia bien conocida que es ejecutada de forma poco interesante y sin novedades. Con algunos momentos de solemnidad insólitos para un guión tan inverosímil. Los efectos especiales para generar que un Will Smith joven interactúe con el Will Smith actual podrán tener mucho de innovador y vanguardista, pero en la pantalla no termina de verse como un hallazgo. Ya hay por lo menos una docena de films donde aparecen actores digitalizados, y Proyecto Géminis no es uno de los más logrados. Dos o tres escenas de acción se mezclan con muchas más de diálogos y explicaciones. Si Ang Lee está revolucionando la tecnología, no lo sé, pero al cine no le está haciendo ni una marca.
Juego de espejos Habiendo pasado los 50 años, el sicario estatal Henry Brogan está cansado de esa vida y empieza a soñar con el retiro que se le avecina. Antes de poder empezar a disfrutarlo, un viejo amigo le revela que sus jefes le mintieron sobre el último blanco que le asignaron: sin que tenga mucha oportunidad de confirmar la información, es atacado al mismo tiempo que su compañero y el informante. Mejor preparado para defenderse que sus amigos, Henry sobrevive junto a la agente asignada para vigilarlo. Emprende una contra-cacería para escapar del implacable asesino que lo persigue, y al mismo tiempo desenmarañar la conspiración en la que se ve implicado sin pretenderlo. Es clave para eso descubrir los verdaderos motivos por los que su antiguo superior y ahora jefe del Proyecto Géminis necesitaba muerto al falso terrorista, pero aunque Henry es el mejor en lo que hace, este nuevo agente enviado tras sus pasos parece poder adivinar sus movimientos y no le da respiro en una persecución por el mundo llena de acción. Por si uno no alcanzaba La historia del agente secreto o asesino al que no dejan retirarse es quizás una de las más contadas del género, por lo que sería algo iluso esperar mucha novedad en el planteo de trama que haga Proyecto Géminis. Todo lo fundamental ya queda explicado en el trailer, incluida la identidad del perseguidor, que aunque desde la narración intenta guardar algo de misterio durante un rato, la difusión de la película se encargó de convertirlo en la herramienta de venta principal y le quitó todo misterio desde el primer momento. Eso no implica que no quede nada en la historia: aunque simple, presenta un villano que no es un estereotipado sociópata sino que cree estar haciendo lo correcto, y una acompañante que nunca cae en los lugares comunes de interés romántico ni dama en peligro, sino que se gana su lugar en el equipo cargando su peso. Todo ello mientras Will Smith encarna a dos personajes muy parecidos pero con sus lógicas diferencias. Seguramente por eso es que Ang Lee no se preocupa demasiado por complicar la historia ni pretender darle mucho sentido. Aunque se permite hablar un poco de dualidades y cambios generacionales quizás abusando del uso de espejos, todo es una excusa para hilvanar una serie de secuencias de acción bien coreografiadas y mostradas sacando mucho provecho de la tecnología FDR. Lejos de ese estilo que cree que sacudir la cámara frenéticamente es mostrar la acción con agilidad porque no se entiende lo que está sucediendo, Proyecto Géminishace todo lo contrario y es su mayor acierto. La cámara da un par de pasos hacia atrás, deja que entre todo en cuadro y le baja la velocidad para mostrar cada movimiento con fluidez y precisión, sin que eso perjudique en nada al ritmo de la acción. Es cierto que no sorprende mucho la trama ni las actuaciones, pero ambas quedan dentro del rango de lo correcto mientras lo que se luce es lo visual. Justamente donde este tipo de películas suelen hacer agua es donde Proyecto Géminis más se arriesga y le sale bien, salvando lo que podría haber sido una simple película chata de acción frenética sin sentido.
Gemini Man es lo último de Ang Lee, una película de acción predecible y aburrida que solo se destaca por sus logros técnicos.
LOS PELIGROS DE LA CLONACIÓN CINEMATOGRÁFICA Viendo el tedioso film que es Proyecto Géminis, no podía evitar recordar otras películas fallidas, pero que ya tienen unos cuantos años a cuestas: la premisa remite a ese bodoque con Arnold Schwarzenegger llamado El 6° día y las peleas digitales a las de la saga Blade –solo la del Guillermo del Toro vale la pena-, pero también andan rondando atmósferas propias de Yo, robot o Soy leyenda. Pero en el caso de las dos últimas, no tanto por algunos de sus personajes que son pura invención de los efectos visuales y de capturas de movimientos, sino por la presencia de un Will Smith que, a fuerza de repetir eternamente un paquete limitado de gestualidades, ya es una especie de clon de sí mismo. Pero el problema no es solo de Smith, sino también de Ang Lee, un realizador que en su momento supo encontrar en las herramientas tecnológicas una vía más para potenciar sus narraciones –por ejemplo, en Una aventura extraordinaria, Hulk o El tigre y el dragón– pero que desde Billy Lynn´s long halftime walk parece no encontrar el rumbo, como si lo tecnológico se estuviera devorando su cine. En este film, centrado en un experto asesino a sueldo que se ve perseguido por un clon más joven de sí mismo, nunca hay un asomo de su personalidad capaz de crear imágenes impactantes o personajes con cierta carnadura. Apenas un relato sumamente rutinario, al que le cuesta una enormidad plantear su propia premisa y luego se muestra incapaz de generar sorpresas. Esa previsibilidad constante de la que Proyecto Géminis nunca logra salir decanta rápidamente en aburrimiento y el que pretende ser su principal motivo de atracción –ver a ese clon joven de Smith- se convierte en un punto más en contra: esa creación digital es tan irreal, tan palpablemente artificial a pesar de los millones de dólares volcados en la producción, que lleva a que nunca creamos en sus dilemas éticos y morales. Y eso que el film se la pasa enunciando sus conflictos, con unos cuantos parlamentos que nunca salen de lo obvio. Encima, progresivamente, vuelve a surgir una problemática cada vez más constante en las películas de Smith y que la puesta en escena Lee no puede evitar: la negación de la oscuridad, la búsqueda permanente de conclusiones y cierres tranquilizadores que eviten todo dolor o pérdida, aun a costa de que el espectador no conecte en absoluto con lo que se está contando. De ahí que Proyecto Géminis nunca se desvíe de lo pautado, no arriesgue nunca y jamás exhiba rasgos de ambigüedad que le brinden mayor volumen al choque entre antagonistas, más allá de un par de escenas de acción filmadas a reglamento. Sus resoluciones, apresuradas y torpes, llaman la atención para un proyecto que tardó más de veinte años en concretarse. Y quizás ese tiempo de concreción sea un indicador relevante: Proyecto Géminis, con sus efectos visuales que pretenden funcionar como remiendos de una narración que desperdicia todo su potencial pero que se revelan limitados –principalmente en la escena final, donde pareciera que se acabaron los dólares-, atrasa mínimo un par de décadas y parece un producto de otra época, un film que pretendió anticipar el futuro pero que solo remite a un pasado olvidable.
Las secuencias de acción y persecución si bien tienen una gran tecnología, pierden la credibilidad (dentro de lo inverosímil del relato) ya que se notan mucho los efectos, que se ven prácticamente iguales a un video game de máxima calidad. Aunque se sepa que muchas...
Todo naufraga en un melodrama superficial vestido de tiros y explosiones. Hace (muchos ya) años, Ang Lee hizo dos películas de acción y aventuras: la muy exitosa “El tigre y el dragón” y la casi surreal “Hulk”, de lo más original que dio el género “superhéroes”. Así que verlo detrás de otro filme del género con elementos de ciencia ficción no es nada que nos asombre. Sí nos asombra que su predilección por la lucha interna que se da en los personajes (no otra cosa une las películas arriba mencionadas: que tienen en su centro a alguien que debe debatirse entre ser quién debe y ser quién realmente es) aquí aparezca plasmado en un guión carente de toda imaginación. Aunque Will Smith hace más que lo posible por sostener la historia de un asesino de elite perseguido por una versión más joven de sí mismo y hay buenas secuencias “de diseño”, todo naufraga en un melodrama superficial vestido de tiros y explosiones. Lo que suele llamarse una película fallida.
Gemelos o la terrible historia de un guion bastante obvio ¿Alguna vez vieron una película en que una situación era muy previsible o podían adelantarse a ella y saber qué era lo que iba a pasar unos diez minutos antes? Bueno, estimado Ang Lee, tengo noticias: Proyecto Géminis tiene momentos re obvios. Y bueno, aún hoy hay gente que sigue sosteniendo que a los grandes nombres no se los toca. Pasa en más de una actividad, pero la que nos ocupa en este momento es el cine. Además de la pregunta que seguramente puede también surgir (sobre la utilización de CGI para reconstruir a la perfección rostros de actores, algo que vimos en Terminator recientemente y que amenaza con ser una tendencia a partir de las noticias que hablan del interés de realizar películas “volviendo a la vida” a estrellas como James Dean, entre otros), ¿Alcanza la muy buena utilización de los rubros técnicos para decir que una película es buena? ¿O la utilización de una estrella, en este caso, y por suerte, aún con vida, para el papel protagónico? Creo que Proyecto Geminis es una muestra de cómo desperdiciar una idea que puede ser interesante y anular sus posibilidades con su propia construcción. Nadie es intocable y aún así es obvio que Lee (director de Secreto en la montaña y Una aventura extraordinaria, entre otras) no va a sufrir las consecuencias de un proyecto que al menos va a, aún perdiendo algo, mínimamente cubrir sus ganancias y sacar una más que segura abultada diferencia, y así también no va a quedar Will Smith marginado de los grandes proyectos de la industria, pero es una película más y dado que en estos tiempos es muy difícil inventar algo nuevo (algo absolutamente original, quiero decir, sin ninguna reminiscencia a una historia contada alguna vez antes, de alguna u otra manera) se mantendrá algunas semanas en cartelera y quedará rápidamente en el olvido hasta que un nuevo gran guion, una historia que parezca casi no tener réplica alguna, aparezca. Al llegar a la finalización de la historia… espero que no sientan la desazón que sentí yo. Y si fue así, y aún quieren algo al viejo Lee, esperen, junto conmigo, que la próxima sea una mejor decisión, a la hora de elegir una historia a narrar. Proyecto Geminis tiene un guion pleno de ideas obvias y remanidas que parece un desperdicio de dinero pero que a los efectos de recaudación, a las grandes compañías claramente les rendirá. Ni Lee ni Smith sufrirán por ello, claramente.
Imposible descifrar que nos quiso ‘vender’ Ang Lee en su última película. De un director dos veces ganador del Oscar, de un trotamundos que ha surcado geografías e industrias cinematográficas ofreciendo una carrera ecléctica y dueña de una destacada personalidad estilística, esperábamos muchísimo más. Sin embargo, el cineasta oriental falto de ideas y sometido a las reglas comerciales del afamado productor Jerry Bruckheimer opta por concebir un producto de preocupante mediocridad. Cuesta entender que un actor como Will Smith haya aceptado formar parte de este despropósito, habitué a producciones mainstream de acción y ciencia ficción a lo largo de toda su carrera, el hijo interpretativo de Filadelfia se ha mostrado inteligente a la hora de elegir papeles que lo coloquen como un héroe de acción de referencia del cine moderno. No obstante, su última incursión traspasa el ridículo. La propuesta sobre la que se basa “Proyecto Géminis” no tiene el más mínimo sustento argumental. Una historia de ciencia ficción puede situarnos bajo su propio verosímil narrativo y regularse dentro de las coordenadas del micro-universo que contiene a la historia. Pero el caso de esta película resulta el epítome del costado más laxo y banal que se ha digerido a sí mismo, licuando todo atisbo de cine pensante y medianamente serio. Abundarán peleas, persecuciones y tiroteos que parecen sacados un juego de PlayStation más que de una película. El cine debe perseguir, ante todo, la honradez de tratarse de un hecho artístico en consecución y no meramente un artilugio visual, pasatista, frío y conformista. Que Will Smith y su estereotipada compañera de turno escapen indemnes a las más improbables balaceras resulta de un nivel de dejadez notable: interminables persecuciones de un misterioso francotirador se suceden extendiendo el metraje de una película que se agota en su argumento, mucho antes de que la propuesta siquiera nos llegue a resultar atractiva. Ello no es todo, Ang Lee demuestra poseer exiguas dotes para manejar el sentido del humor poblando una trama de bocadillos sin timing alguno que abundan en sátira y en el humor negro de forma de lo más inoportuna y carente de gracia. Como corolario, y por si acaso todo lo acontecido no fuera suficiente, el desenlace de la película termina por dinamitar todo lo argumentalmente sostenido hasta entonces. “Proyecto Géminis” poseía el potencial para convertirse en un instrumento intelectualmente loable en abordar un tema sensible como la clonación humana, ridiculizando su propuesta a la máxima potencia si el clon 30 años más joven de Will Smith buscaba eliminar a su némesis humano -pero su corazón lo hacía titubear-, ¿por qué Lee no eligió ahorrarnos semejante mal trago enviando de primera mano a la versión robótica mejorada que pretende dar caza al fugitivo? Simplemente, porque no hubiera habido película. En otras palabras, ni el mínimo decoro de preocupación argumental. Haciendo su aparición de forma tan temible e implacable como ridícula y fuera de contexto, este enhanced clon derriba los muros de nuestra credulidad. Por si fuera poco, el edulcorado final de un Will Smith paternal y protector educando a su redimido ‘otro yo’ otorga el happy ending perfecto a la fábula idiotizada que a Hollywood le encanta vender, a un excelente precio, a masas adormecidas. No nos subestimen más, ¡por favor!
Will Smith viene por duplicado en su nueva película con dirección de Ang Lee, y guión mitad Targaryen mitad Escalofríos.
Will Smith, por partida doble en un thriller cargado de acción El actor de “Hombres de negro” debe enfrentar a un clon que intenta eliminarlo Henry Brogan (Will Smith) es un asesino a sueldo del gobierno estadounidense hastiado de tantos años de servicio y de ser testigo de los más oscuros secretos del sistema. Por eso cuando intenta cambiar de vida, comenzará a ser perseguido por un joven colega que parece ser capaz de predecir todos y cada uno de sus movimientos. Decidido a detener a este sicario que pretende cazarlo, Brogan descubrirá que es un clon de él mismo 30 años más joven. Ang Lee, director de películas poderosas como Secreto en la montaña o El Tigre y El Dragón, es responsable de esta aventura visualmente impactante, sin embargo tiene un guión muy elemental y previsible, diálogos torpes y personajes poco creíbles. La magia de los efectos que permiten ver a Will Smith enfrentando a un doble más joven puede resultar divertida, pero escasa para sostener dos horas de metraje construido a base de escenas de acción en decorados naturales alrededor del mundo. Como ya anticipamos, lo mejor se da en la utilización que hace el realizador de la profundidad de campo, la paleta de colores y la iluminación, pensada para el funcionamiento casi perfecto del 3D (aquí sí se justifica la presencia de este formato). El elenco hace lo que puede. Smith trasmite poco y no resulta creíble en su versión malévola, aunque el que peor sale parado es Clive Owen en la piel de un villano caricaturizado y poco temible. Intentando replicar algo del espíritu de la saga de Jason Bourne, Proyecto Géminis no logra nunca llegar a los niveles de conflicto y efectividad que tienen las películas protagonizadas por Matt Damon. La prueba de que persecuciones en moto, efectos digitales, explosiones, balaceras y acción-tecno no sirven de nada si no están respaldadas por un buen libreto.