El cine de género (expresión muy abarcativa) en Argentina siempre la tuvo difícil. Cuando éramos industria, se exportaba y consumía comedia, policiales… luego llegaron los dramas existenciales costumbristas, muy aparejados al momento histórico y a una reducción de presupuesto. No obstante, desde la periferia muchos autores independientes comenzaron a incursionar en el terror, la ciencia ficción, la aventura. Muchos de estos realizadores terminaron estrenando en cines comerciales, como es el caso de Demian Rugna, Javier Diment, Daniel de la Vega, Fabian Forte y otros (y algunas) mas… pero para el público a pie, el cine argentino es aburrido y solo tiene gente tomando mate con un ficus de fondo. Así que estrenar una historia con reminiscencias a V – Invasión Extraterrestre, El Cubo, el cine de Carpenter, y algunos hipervínculos con los comics crea ciertas expectativa de cara al gran público. Lamentablemente, Devoto – La invasión silenciosa del director Martín Basterretche, no sólo decepciona sino que además puede ser un gran golpe para cierto nicho que esperaba con ganas esta producción y que seguirá teniendo razones para aseverar que “todo el cine argentino es aburrido”. Todo arranca con cinco personajes que despiertan en una estructura edilicia extraña… no se conocen entre sí y no saben como llegaron allí. El espacio parece repetirse constantemente y todo está teñido de un color verde. Quienes hayan visto Cube, del director Vincenzo Natali todo parece exclamar a gritos “referencia”… como al principio, donde la V del “Devoto” del título se convierta en una V aerografiada igualita a la de V – Invasión extraterrestre. El problema de la película comienza a hacerse evidente: en lugar de apropiarse de los elementos, el tono, la fotografía o algo, el director parece copy-pastear referencias externas, creando un híbrido que parece querer imitar a las “películas de afuera”, pero no logra configurarse ni como un relato coherente. Avanzando el relato, los personajes empiezan a unir los puntos, ayudados por una voz que los va guiando en el edificio (un trabajo de sonido espantoso, que remite al amateurismo mas despreocupado) y descubren que fueron elegidos por una mujer que es la encargada de La Resistencia contra unos extraterrestres que en algunas horas conquistarán todo mediante una máquina. De ahí vamos a unos desprolijos flashbacks donde cada personajes recuerda en el pasado como conoció a esta mujer (llamada La Lancera), al mejor estilo de Lost. Esta mezcla de referencias podrían resultar en un producto entretenido y diferente, que tranquilamente podría dialogar con películas como Invasión, de Hugo Santiago (escrita por Borges y Bioy Cásares), pero no. Devoto – La Invasión Silenciosa termina siendo un suerte de experimento amateur con planos mal encuadrados, efectos visuales mal realizados, un trabajo de sonido espantoso y una música que parece estar para “parchear” falencias realizativas. Incluso a nivel relato la película falla estrepitosamente, con diálogos imposibles de decir (capaz es una referencia a Star Wars, y la capacidad de George Lucas de crear soliloquios impronunciables), falta de estructura dramática (el desenlace parece sacado de una galera) y grandes plots puestos con calzador para hacer avanzar la historia (la manera es que nos dan la información de como detener a los extraterrestres es vergonzosa). Incluso, logra algo que parecía imposible hasta ahora: hacer actuar mal a Diego Cremonesi, que a pesar de todo da lo mejor de sí para no quedar tan mal parado. El resto del elenco parece preguntarse muchas veces como llegó ahí, perdiendo la capacidad lúdica de divertirse con lo que se cuenta y traspasarlo a nosotros como espectadores. No obstante, los props (en especial las armas) son de un nivel superior, haciéndonos pensar que quizás con mejores vfxs todo sería menos peor. El género de ciencia ficción, terror y fantástico en Argentina necesita crecer y establecerse. Pero en ese juego, no sólo tiene que haber realizadores que se dediquen a ello, sino espectadores que comiencen a frecuentar esas películas y las viralicen de manera orgánica ayudando a que se hagan más y más populares. Devoto – La Invasión Silenciosa es un paso hacia atrás, una recaída que no tiene que ver con la historia o el presupuesto, sino con la manera de realizar una obra que sea respetable y respetada. Y por sobre todo, que se sienta como un relato propio, sino queda en evidencia lo ridículo de lo foráneo.
Propuesta de cine de género, difícil de hacer aquí, en la que un grupo de desconocidos, encabezado por Alexia Moyano y Diego Cremonesi, debe salvar al mundo de una amenaza extraterrestre. Un arranque promisorio pero que con el devenir del relato comienza a debilitarse, resiente la propuesta que posee buenas intenciones, sí, pero que se queda en medio de las propias carencias que posee.
ENCERRADOS CON UN SOLO JUGUETE En nuestro libro “Dominio eminente” (ya en la etapa inicial de edición) definimos a la “clase B”, como un sentido de producción primero económico, que luego se convirtió en producción de sentido. Sin abundar en temas de un libro inédito, la clase B fue orquestada cuando a comienzos del sonoro el concepto del cine del Hollywood clásico, comprendió que la forma A estaba ya lo suficientemente aceptada, -captación y formación de un público ad hoc, etc.- y que debía buscarse un modo, troquel o figura que pudiera abarcar no sólo a una mayor cantidad de espectadores, sino, y a fortiori, tener una relación con este tipo de espectadores B; diferente a la que ya se tenía con respecto al público A. Básicamente la clase B se acuñó para buscar y representar en especial temas, motivos y figuras relacionadas con lo mítico y lo sagrado. Que en forma sutil e inteligente el concepto del cine comprendió que en ese público B existían aún fuentes mitopoéticas que el público A tenía ya directamente obliteradas, tachadas; en especial debido a esa educación media -y obligatoria- diseñada en el siglo diecinueve, como forma de hacer a las mentes también medias en cuanto a entendimiento. Clase B como la herramienta adecuada para primero excavar y luego, y en especial, pensar sobre ellas; y el pensamiento en el cine es puesta en escena. Es decir, en suma, cómo representar esos fermentos irradicables en ese público B, de lo que hemos llamado “cultura tradicional en diáspora desde el otoño de la edad media”. Esto se desarrolló y desplegó básicamente en cuatro etapas. Los primeros films de horror fantástico de la Universal, a comienzos del sonoro. Su primera articulación de forma clásica: los films producidos por Val Lewton en los años cuarenta de la RKO. La variante inglesa de la Hammer. La autoconciencia que va desde Roger Corman hasta a la autoconciencia absoluta con la obra de John Carpenter. A partir de ese punto omega, y como ha hemos expresado repetidas veces en escritos y seminarios, el cine ha llegado a su fin. En cuanto ya se sabe no solo el qué del que; sino y también como se ha pensado ese qué. El cine ya no puede descubrir nada. Solo recordar, anotar, hasta gritar eso que se ha descubierto y que ahora -he ahí el quid- se quiere encubrir. El olvido del qué. Si como apuntara alguien, la historia de la filosofía occidental no es más que notas al pie a los textos de Platón, el cine luego de la autoconciencia no puede ni debe ser más que la paralipómena, la lectura hermenéutica no sólo de ese qué se sabe, sino el curador de tal herencia. A ésta la acechan el monstruo de dos cabezas del coleccionismo cinéfilo y de la museificación en cinematecas y en festivales. Desde este lado argentino todo aquel que emprenda en forma autoconciente el film de clase B, tiene un arduo trabajo por delante. Debido sobre todo a lo tardío en reconocer la herencia de este modo operativo en el cine de las últimas dos o tres décadas. Luego del estúpido periplo conocido como “generación del 60”, con su antonionitis aguda, se intentó tachar una de las vetas más ricas y extrañas de nuestro devenir cinematográfico. Tras dejar atrás el último paréntesis siniestro de nuestra historia, se intentó retomar con diversa fortuna, el género y hasta se llegó a rozar el estilo y el modo de la clase B. Por fortuna ya hay varias obras y films más que apreciables que van por esa senda estética. El primer film de Martin Basterretche, Punto ciego, ha sido uno de esos ejemplos puntuales. En este segundo, Devoto, la relación crítica referida al género fantástico, que es la tierra prometida de la clase B, se vuelve más incisiva y hasta por momentos extrema. Se trata de un recorrido por los motivos y figuras del fantástico en modo clase B. La invasión de una otredad. El grupo de parias que deben convivir y sobrevivir en el “otro lugar”. El encierro. El resto numinoso que puede ser soporte de algo sagrado, o un juguete para entretener el encierro. La ruina industrial. Ni que hablar de la mujer y de lo femenino como reconfiguración de la trama y de su protagonismo. Pero esto sin caer en la agachada ni en el guiño al conformismo progresista. Claro que todo este trabajo debe afirmarse en una puesta muy rigurosa. Porque al modo expresivo del que aquí se trata, le es adosado siempre de consuno una trama y unos personajes estrafalarios. Más bien son restos, figuras quebradas que buscan el marco del rompecabezas del que formaban parte; un marco y hasta contorno que se ha perdido tiempo atrás. Todo esto ha sido llevado con mano firme por Basterretche. Si bien debería aguzar algo más el ingenio para la dirección, así como para la elección de actores. Aquí, salvo Alexia Moyano, el resto del elenco más que actuar parece limitarse a leer los diálogos y monólogos a su cargo. También la música desentona a veces. No se debe ayudar a señalarle algo al espectador, y confundir así bemoles con martillazos sonoros. Pero igualmente todo lo puede la mano segura en la puesta en escena de Basterretche. Confirma su saber en manejar las pausas. Sobre todo en cómo acelerar o desacelerar con una trama que no da mucho espacio para la rumia prolongada. Es un director, un autor a seguir; por lo cual esperamos con ansia estética, su siguiente film, ya en edición, El último zombi. Puede verse desde el título la voluntad autoconciente del cine de Basterretche.
Distintos personajes que no se conocen entre sí se encuentran, de pronto, encerrados en un edificio. No deben ser vistos y menos capturados por los Bowies, unos excéntricos individuos armados a los que alguien denomina así porque se parecería al Duque Blanco. ¿Por qué están allí? ¿Alguien los eligió? ¿Quién les habla con una voz distorsionada vaya a saber desde dónde? ¿Y quién es la mítica La Lancera, de la que tanto se discute y pronuncia? Enmarcada en el género fantástico y también en el de acción, Devoto: La invasión silenciosa no termina de cerrar ni siquiera con su final. El desenlace da pie a lo que podría presumirse una continuación, o también podemos pensar que los 72 minutos que acabamos de ver son el piloto de una serie. Por ahora, ni una cosa ni la otra, la película deja muchos cabos sueltos y cuestiones irresolutas, como la motivación de ciertos personajes. Tampoco ayuda que algunos actores reciten las líneas de diálogo. No es el caso de Diego Cremonesi, un cura que dice no ser cura, pero que de a poco comienza a recordar, y esas evocaciones darán pie a conclusiones que, por si desean ver esta película, no vamos a develar. Al actor de Rojo, Kryptonita y La afinadora de árboles lo acompañan, entre otros, Alexia Moyano (la serie Monzón) y un rostro casi olvidado como el de Jorge Takashima, que no solo había participado en comedias televisivas, como Cha Cha Cha, Los Libonatti y El mundo de Antonio Gasalla, sino también en Samurai, la película de Gaspar Scheuer. Todo lo referente a los rubros denominados técnicos están impecables, pero no ayudan a redondear un producto acabado.
Cinco desconocidos despiertan en un gigantesco y sórdido edificio. Pablo (Diego Cremonesi), Lucía (Irene Goldszer), Charly (Gastón Cocchiarale), Yukio (Jorge Takashima) y Gutiérrez (Alexia Moyano) no se conocen entre sí y tampoco saben por qué han sido encerrados allí, pero -ante la amenaza de unos violentos guardias que dominan el lugar- deciden unir fuerzas. Un personaje morirá pronto, otro se les sumará a la lucha, pero el objetivo común será liberar a La Lancera (Denisse Van der Ploeg), líder de la resistencia contra unos cyborgs (a los que llaman "Bowies") que han convertido a la Tierra en un ámbito apocalíptico. Entre el absurdo de la serie ochentista V Invasión extraterrestre y el existencialismo de Invasión, el clásico de 1969 dirigido por Hugo Santiago, la nueva película de Martín Basterretche (Punto ciego, Consejos para seguir bailando) apuesta a una ciencia ficción construida desde la dirección de arte con más ingenio que recursos. Los efectos visuales son muy precarios (en ese sentido, el realizador hace explícito el artificio), pero el principal problema es la torpeza de varias de sus situaciones (desde los flashbacks en los que se explican aspectos del pasado hasta las escenas de acción y unos cuantos diálogos que se sienten demasiado forzados). En ese sentido, el film extraña una mirada más satírica y desprejuiciada: la solemnidad no se lleva demasiado bien con el espíritu del cine fantástico clase B y del cómic al que apela (y homenajea) el director.
En esta “Devoto, la invasión silenciosa” tal vez alguien pueda encontrar ecos del film de culto de Hugo Santiago “Invasión”, con argumento de Borges y Bioy Casares. Por suerte, esta muestra de ciencia ficción historietística argentina no es nada pretenciosa como para tomarse tan en serio. En cambio hay una mezcla que podríamos definir como cruza de “Matrix” de bajísimo presupuesto y odisea a lo John Carpenter, detalle que también se puede aplicar al excelente score musical tecno rockero. El asunto empieza con varios personajes que no saben por qué aparecen encerrados en un gran edificio donde los atacan unos androides armados con pistolas y lanzallamas. El grupo, de lo más ecléctico, incluye un nerd, un cura alcohólico, un exsargento dado de baja sin honores por las fuerzas armadas, y un criminal oriental experto en explosivos. Pronto van enterándose de que han sido elegidos por motivos misteriosos para ser parte de la resistencia contra una hermética invasión extraterrestre por la líder de los rebeldes, una enigmática mujer a la que todos llaman La Lancera. “Devoto” es breve, entretenida, tiene muy buenos efectos especiales y bastantes escenas de acción bien resueltas, a pesar del bajo presupuesto. No todas las actuaciones son parejas -se luce Irene Godzer- y lo mismo pasa a veces con los diálogos. Las imágenes son atractivas, e incluso hay hallazgos como virar la fotografía a tonos verdes y rojos plenos en algunos climax dramáticos. Los fans del fantástico criollo la van a saber apreciarla.
Se estrena comercialmente en Cine.Ar TV (el jueves 7 de mayo a las 20 y repite el sábado 9 de mayo en el mismo horario) y a partir del 8 de mayo estará disponible en la plataforma Cine.Ar Los títulos ya nos dan una pista de lo que se viene. “Clase B”, el nombre de la productora. Acto seguido, a la V del logo de Devoto se le superpone otra V roja en forma de aerosol, una cita directa a la legendaria y popular serie de los 80 “V, invasión extraterrestre”. Es una toma de posición, una declaración de principios. El segundo largometraje de Martín Basterretche se ubica desde adentro, perteneciente a un tipo de cine fantástico con el que se identifica sin vueltas. Cinco extraños se despiertan en un edificio enorme y aparentemente abandonado, no se conocen entre sí y no saben quién los dejó ahí ni por qué. Pronto una voz distorsionada desde algún lugar de la locación les informa que fueron convocados para parar una invasión extraterrestre, una que no viene en naves espaciales y ataques a gran escala sino que ya empezó subrepticiamente. Los invasores ya están aquí infiltrados, aunque la gente común no los registra, y se preparan para dar el golpe final a través de una misteriosa máquina que están construyendo. Por qué fueron los cinco elegidos específicamente es algo que no les revela y en realidad nunca se aclara del todo. Pronto aparecen en escena algunos de los invasores, a los cuales llaman “Los Bowies” por su parecido al cantante en su etapa berlinesa. Se enteran además de la existencia de “la Lancera”, suerte de líder mesiánica que supuestamente es apenas la protagonista de un comic pero el rumor indica que es real. Rumor que va a ser confirmado cuando esta también haga su aparición para guiarlos. La amenaza es tan real como la resistencia, y nuestros protagonistas están en el medio. Batsereche abraza la estética y el espíritu del cine de acción y ciencia ficción post-apocalíptica de los ochenta, que en su momento se apreciaba mayormente en VHS, y también la del cómic del género de los 80 y 90. Su historia no hubiera desentonado en las páginas de la primera etapa de Fierro o las de Catzole, o al lado de alguna de las obras de Salvador Sanz como Desfigurado o la más reciente El esqueleto, mientras en el audiovisual argentino puede encontrar una línea de contacto con películas como Filmatron (2007) o Daemonium (2015). El hecho de que en la historia la heroína salga directamente de las páginas de un cómic es una señal explícita. El film se maneja dentro de este código y reclama del espectador que se sumerja en el mismo y acepte sus postulados para que la experiencia tenga sentido. Se requiere un poco de indulgencia con los diálogos recitados, la frases impostadas que quedan mejor escritas que pronunciadas, momentos poco verosímiles y actitudes arbitrarias que parecen estar ahí porque le dan actitud al personaje. En el elenco sobresale especialmente su protagonista, Diego Cremonesi (que ya se destacó en films argentinos de género como Kryptonita y su continuación, Nafta Súper), capaz de darle credibilidad a su cura alcohólico devenido héroe de acción, otorgarle convicción y hacerlo interesante y empatizable. De su visión final da la impresión que Devoto: La invasión silenciosa es un primer capítulo, que busca una continuidad como la introducción de una saga más extensa o por lo menos como si lo pretendiera. Tal vez por eso quedan varios cabos sueltos, como si fueran a resolverse o explicarse en otro momento. Hay unas pocas y tímidas apelaciones al humor pero en general este está ausente y eso hace que el film se tome a sí mismo demasiado en serio cayendo en cierta solemnidad. Es en cualquier caso un relato ágil, entretenido y directo, una obra que tiene claro de dónde viene, a dónde apunta y a quién está dirigida. A un público afín e igualmente fan, que puede dejarse llevar e identificarse en su clara reivindicación del género fantástico, el cine de acción, de cierto espíritu retro y de la cultura pop. DEVOTO: LA INVASIÓN SILENCIOSA Devoto: La invasión silenciosa. Argentina. 2019. Dirección: Martín Basterretche. Elenco: Diego Cremonesi, Alexia Moyano, Gastón Cocchiarale, Jorge Takashima, Luis Longhi, Denisse Van der Ploeg, Julián Marcove, Irene Goldszer. Guión: Fernando Regueira. Fotografía: Emiliano Cativa. Música: Federico Mizrahi, Fernando Rabih. Montaje: Pablo Mazzeo, Martín Basterretche. Sonido: Daniel “Manzana” Ibarrart. Dirección de Arte: Laura Aguerrebehere. Producción: Daniel Ibarrart, Martín Basterretche. Producción Ejecutiva: Mónica Amarilla. Duración: 72 minutos.
Hallazgo que mezcla distopía y ciencia ficción Película de ciencia ficción argentina estrenada en 2020. Dirigida por Martín Basterretche y protagonizada por Diego Cremonesi, Alexia Moyano y Gastón Cocchiarale. Devoto: la invasión silenciosa(2019), gira en torno a un grupo de personas que despiertan en una fábrica abandonada, sin conocer el motivo y origen de su encierro. El inicio se compone con una especie de monólogo misterioso, atípico y premonitorio, generando una gran expectativa en torno a la historia. Luego conoceremos un grupo de desconocidos entre si y compartiremos con ellos un ambiente claustrofóbico, lúgubre y desesperanzador, sintiendo el encierro, la soledad y la incertidumbre plena. En ese sentido la película se presenta directa, sin relleno y con una eficaz forma de relatar los hechos. Cada escena nos llevará por un camino incierto y misterioso, donde nuestra mente intentará desvelar el sentido de lo que vemos y donde el escenario abarcará un espacio obsoleto, laberíntico, desolado y cuyos rincones guardan siniestros secretos. El guion no deja de sorprendernos, construyendo diversas escenas y exponiendo situaciones tensas y explosivas. Sentiremos en carne propia la aventura de los personajes, deambulando a su suerte, acechados por el miedo, atrapados por la desesperación y motivados por el deseo de conocer la verdad y de desvelar lo enigmático. A medida que avanza la historia, la trama se torna más turbia y caudalosa, invitando a los personajes a enfrentarse a ellos mismos y exponiendo subtramas secundarias que revelan aspectos de su personalidad y carácter. Hacia la mitad de la película, la misma toma otra dirección hacia la ciencia ficción; exponiendo aspectos y características clásicas del género, dándole otra vuelta de tuerca más distópica y culminando en un desenlace cargado de revolución y rebeldía que, sin duda, nos deja con ganas de más. A nivel técnico, el cambio constante de luces y colores son excepcionales. La música y sonidos se emplean correctamente, como así también las actuaciones y los efectos visuales. "En síntesis, la película representa una valiosa producción independiente donde seremos parte de una historia desafiante e inquietante, dotada de aspectos tensos, de acción y mucha adrenalina. Un hallazgo de la ciencia ficción y un gran representante del género. Clara muestra de que con pasión, se pueden lograr grandes propuestas cineastas."
“Devoto: La Invasión Silenciosa” de Martín Basterretche. El jueves 7 de mayo a las 20 hs en CineAr TV y en la plataforma streaming Cine.Ar Play durante toda la semana se estrena la nueva película del director platense Martín Basterretche, una historia de aventuras sobre una estructura de género fantástico. Por Bruno Calabrese. “Devoto” cuenta la historia de cinco extraños que despiertan encerrados en un edificio enorme y siniestro. No saben quién los trajo ni con qué fin. A lo largo de la noche, van a descubrir con sorpresa que afuera hay una invasión y que al parecer ellos fueron elegidos para intentar detenerla. Alexia Moyano, Gastón Cocchiarale, Jorge Takashima, Luis Longhi, Denisse Van der Ploeg y Julián Marcove integran el heterogéneo elenco de “Devoto”, protagonizada por Diego Cremonesi. Se trata de la segunda entrega de la trilogía Santa Sofía del Mar, ciudad ficticia en la cual transcurren las historias, que comenzó con “Punto Ciego”, ópera prima de Basterretche (disponible en Youtube). Inspirado en el cine de género sobre invasiones alienígenas, el film hace uso de una estética clase B para acercarnos a un relato donde no faltan los personajes bizarros. Son infinitas las veces que el cine ha utilizado esta temática como base sobre la cual construirá la narración cinematográfica, pero también como punto de partida sobre el cual se puede construir lo más importante: la metáfora, el sentido y la visión del mundo. Así veremos como la base operativa donde comenzará la invasión de los extraterrestres es una Iglesia Universal Evangelista, como símbolo de la creciente ola que viene apoderándose del paisaje urbano de las grandes ciudades. Sobre todo dentro del universo cinematográficos, ya que muchos cines cerrados funcionan como templos evangelistas. Incluso en la ciudad de La Plata, de donde es oriundo el director, el histórico cine Select está ocupado la Iglesia Universal. Pero no solo ese detalle funciona para el ciudadano de la ciudad de las diagonales, también podrá disfrutar de algunas locaciones históricas de la ciudad, como el Teatro Argentino (el hexágono que ellos deberán recorrer forma parte del interior del mítico teatro) o los Tribunales Federales. Pero también juega con algunas referencias simbólicas como el apodo de los “Bowies” a los alienígenas, por su parecido al inolvidable músico inglés David Bowie, como metáfora de lo que podría ser una invasión cultural extranjera . O una esperada lluvia verde que nos va a azotar, en sintonía con una rebelión que liderará la “Lancera”, una valiente joven que conducirá al grupo de elegidos a la liberación, cuya imagen en estampitas recuerdan a la heroína popular argentina Juana Azurduy. “Devoto” está direccionada a un público específico, lo que se dice de nicho. Un film que intenta emular a obras de culto como “Acción Mutante”, lleno de personajes frikis, pero que también es una sátira estrafalaria sobre las invasiones culturales que suceden en Argentna. Puntaje: 70/100.
Una de las películas que llega esta semana a las pantallas de Cine.Ar TV y Cine.Ar Play es una curiosa propuesta de ciencia ficción protagonizada por Diego Cremonesi y dirigida por Martín Basterretche. Si bien en los últimos años creció la producción de cine de género nacional, todavía estas películas de corte fantástico que llegan a cartelera son rarezas. Ni hablar si mencionamos ciencia ficción y extraterrestres. Uno de los ejemplos más evidentes, probablemente, es Invasión, de Hugo Santiago, aquella película en blanco y negro que ya cumplió cincuenta años y contó ni más ni menos que con guion de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Aunque allí se sugiere más de lo que se muestra, también desde el póster y el tráiler de Devoto, la invasión silenciosa, dirigida por Martín Basterretche, es fácil de todos modos intuir un tipo de influencia más internacional. La película, que llega ahora a Cine.Ar en medio de la pandemia, nos sitúa, luego de un prólogo que se entenderá mejor cerca de la mitad de la película, en un edificio con personajes que despiertan allí sin entender cómo y por qué llegaron. Personajes como un cura alcohólico, una enfermera y una ex militar. Pronto, una voz les hablará a través de los parlantes. Pero no, no estamos ante Saw ni nada por el estilo. Escrita por Fernando Regueira, la información se brinda a medida que los personajes la van conociendo, sobre todo qué tienen en común y cuál es el fin de cada una de estas presencias. Durante esa noche de un futuro demasiado cercano es que se sucede la película que, de a poco, revela una trama con elementos clásicos de la ciencia ficción y un personaje que puede ser tan mítico como real. En cuanto a las actuaciones, en general, son bastante buenas, comandadas por el talentoso Diego Cremonesi que sigue mostrando su amplio rango actoral. Se los nota entregados a sus personajes y a las historias, de otro modo, probablemente, parecerían más un grupo de personas jugando. En este sentido, el film consigue superar la barrera del presupuesto y, salvo en algunos momentos, luce bastante bien y creíble. Personas normales que se tienen que convertir en héroes. Resistir, el mayor objetivo. De eso trata sobre todo Devoto, la invasión silenciosa. En el medio hay un poco de acción, de efectos especiales, algunos aspectos de guion que se sienten un poco forzados, y un notable tratamiento del sonido, ya sea desde los efectos como en el uso de la banda sonora. Devoto, la invasión silenciosa es una película que apunta, antes que nada, al espectador que disfruta y se entrega al cine de género. La realización de Martín Basterretche es bastante buena y el film consigue ser intrigante en un principio y luego más entretenido. La trama, por momentos muy simple, quizás podría haber aprovechado un poco más algunas aristas.
Laberinto multigénero Devoto: La invasión silenciosa (2020) es el segundo opus de Martín Basterretche y de la misma forma que Tóxico (2020) hace un par de semanas, parece ser otra producción con un timming notable para introducir al público una ficción apocalíptica en plena pandemia por el coronavirus. Haciendo honor a esa gesta casi heroica que suelen ser las producciones nacionales hechas a pulmón, Basterreche no solo dirige, sino que también es editor y productor de la película. Un cura alcohólico (Diego Cremonesi), un nerd con traumas paternales (Gastón Cocchiarale), una ex-militar ruda (Alexia Moyano) y un ladrón ingenioso (Jorge Takashima) despiertan en un lugar extraño y oscuro si saber cómo llegaron ahí, sólo para enterarse que unos seres misteriosos están llevando adelante una invasión cuyo alcance parece incalculable. Conforme avanza el relato, este equipo improvisado intentará detener la amenaza al mismo tiempo que busca destapar la olla de esta irrupción que pone en jaque a la humanidad. Desde el inicio se vuelve claramente palpable una impronta carpenteriana, con reminiscencias desde lo narrativo al clásico de culto Asalto al precinto 13 (Assault in Precint 13, 1976). Desde el grupo ecléctico y rebelde hasta la estética sucia y derruida del espacio de acción, haciendo uso de una banda sonora tan minimalista como efectiva. Hay un trabajo muy interesante del espacio, volviéndolo un personaje más. El lugar donde transcurre gran parte de la acción es difícil de “mapear” en nuestra cabeza, un lugar oscuro, laberíntico, donde es muy difícil distinguir la entrada de la salida y donde cada pasillo y cada puerta parecen un déjà vu de hace cinco minutos. El guión se apoya en el empoderamiento femenino para construir personajes que demuestran capacidad para pelear a la par de cualquier hombre y hacer frente a todo tipo de villanos. No por nada “La Lancera” es la heroína de esta historia, una joven llamada a liderar la resistencia humana. El enemigo visto como una entidad abstracta no está lo suficientemente desarrollado como para llegar a entender por completo cuál es su motivación o su objetivo final, pero a su favor podemos decir que a las historias de este subgénero no se les suele demandar tal profundidad narrativa. Devoto: La invasión silenciosa es una realización que no esconde sus limitaciones a nivel producción, por el contrario, aprovecha todo lo que tiene a su disposición para construir un relato fantástico que no por simple resulta menos entretenido.
CIENCIA FICCIÓN “CROTA” Pueden rastrearse dos tradiciones distintas respecto del uso de la ciencia ficción en el cine: aquella que se apoya en los orígenes del género tal como lo conocemos, de la mano de escritores como Asimov o Clarke (“ciencia ficción dura”, con clásicos como 2001 Odisea del espacio o Solaris) y una suerte de hermano bastardo, que se vale de primicias inauguradas por el primero para desarrollar una forma más cercana al entretenimiento popular que a la pretensión artística. Con una vasta tradición de producciones de cine B, estos largometrajes se asientan sobre estructuras narrativas simples y apuestan a una diégesis desvergonzada y enérgica, cuya matriz cultural tal vez sea la del carnaval: subvertir lo serio/alto, acoger lo cómico/bajo. No deja de ser curioso que el cine argentino desde hace ya varios años tenga una relación fértil con este tipo de producción. Tal vez sea una cuestión económica, o tal vez una búsqueda de identidad en relación al Hermano Mayor, en términos culturales, que es Estados Unidos. Sea por el motivo que sea las producciones nacionales han coqueteado desde los ’90 con este estilo bajo, cuya variación criolla es una suerte de ciencia ficción “crota”. El gran representante de este subgénero en los últimos años es Kryptonita, de Nicanor Loreti. No es casualidad que Diego Cremonesi, quien dio vida a la versión del conurbano de Flash en la adaptación de la novela de Leonardo Oyola, protagonice este segundo largometraje de Martín Basterretche. Devoto – La invasión silenciosa empieza in media res, al estilo de las películas de la saga El juego del miedo, con nuestros protagonistas atrapados en un edificio e incapaces de recordar cómo llegaron allí. Mientras intentan entender qué está pasando, unos seres humanoides, mezcla del T-1000 de Terminator 2: el juicio final y los agentes de Matrix los persiguen para matarlos sin piedad. La trama se agranda cuando nos enteramos que una figura mítica llamada “La Lancera”, que al estilo de Hellboy existe primero como una leyenda ficcional en un comic, pero resulta ser real, comanda una resistencia contra los ‘bowies’, que no son otra cosa que extraterrestres que quieren dominar la tierra y exterminar a los humanos (bautizados así por su semejanza al cantante). El nombre de los villanos es un gesto que condensa la búsqueda estética de la película de Basterretche, un juego lúdico de recuperación y apropiación del universo menor de la ciencia ficción y el maravilloso. El resultado es correcto, un relato que funciona sin correrse demasiado de este estilo ya desarrollado por películas anteriores. No se trata de una obra que explore los límites del género ni busque introducir elementos nuevos a las fórmulas establecidas. En todo caso, es una lástima que Devoto – La invasión silenciosa no haya sido una miniserie, ya que sus convenciones narrativas hubieran brillado mucho más con un desarrollo episódico de este tipo.
Un grupo de desconocidos despiertan encerrados en un extraño edificio. No saben quién los llevó ahí ni con qué fin. A lo largo de una noche irán descubriendo con sorpresa que en el exterior de ese complejo está ocurriendo una invasión. Y este ecléctico puñado de extraños, por un motivo que tendrán que intentar descifrar, son los elegidos para intentar detenerla. Un film de género en estado puro. El cine argentino posee una diversidad mucho mayor de lo que sus detractores creen. Si bien fue víctima de modas y estancamientos, las nuevas generaciones y las nuevas tecnologías permitieron que se multiplicaran ejemplos interesantes y personales en los géneros cinematográficos. Así varios universos poco tratados en nuestro cine, como el western, el terror y la ciencia ficción, se han vuelto moneda corriente en películas que por ahora siguen estando un poco al costado de la taquilla grande del cine nacional. Aunque es saludable y festejable esta búsqueda no necesariamente significa que todos los films de género sean buenos. Aunque sus aires de John Carpenter hacen que la película se haga querer, la puesta en escena no está a la altura de ese director u otros de ese estilo. Los actores también se ven un poco por debajo de la calidad para que fluya todo, pero tampoco el cine de este estilo se ha destacado por grandes actuaciones. Buenas intenciones, varias ideas, un amor por los géneros. Un camino que el cine argentino sigue transitando y que más tarde o más temprano dará una gran película.
Se debíera decir en principio que la producción de filmes de ciencia ficción no es muy común dentro de la filmografía argentina. Por lo cual se podría estar hablando, por la falta de experiencia autóctona, de ciertos riesgos al afrontarlo. En este caso es dable afirmar que no es un filme de género, sino que por los resultados sería correcto apuntalar a que se degeneró una película. Este proceso se debe a que es una mala copia de malas (valga la redundacia) producciones yankees, pero que en su defecto parecen hasta estar bien filmadas, con un montaje correcto, con tiempos narrativos ya probados. No es lo que sucede en este filme con demasiados tiempos muertos, repeticiones que nada agregan, ninguna información, sólo minutos. La historia de cinco desconocidos entre ellos, por supuesto, se van despertando en soledad y dando cuenta que son prisioneros, cada uno va liberándose hasta que se reúnen, y ninguno sabe la razón por lo cual le sucede esto. Pueden verificar, eso sí, que están encerrados en un edificio abandonado. No saben quién los secuestró ni el objetivo del mismo. Esto más bien hace anclaje en la saga de ¨Shaw¨ estrenada en estas playas como ¨El Juego del miedo¨ (2004), y como su nombre en español lo indica se adviene dentro del cine de terror. En el transcurso de la noche se percataran con estupor que en el exterior se sucede una invasión, ¿extraterrestre? A partir de aquí el filme intentará construirse en una historia post apocalíptica, futurista, ciencia ficción, de hecho la historia transcurre en el año 2026, DC, tampoco aclara si es después de Cristo o del Coronavirus. Este quinteto tomará como propia la misión de detener la invasión alienígena, por supuesto que también aparece el personaje que se vende a los extraños visitantes del espacio. Hasta aquí podría decirse que esta sería una posible síntesis argumental, el problema radica en la raíz del filme no hay una buena presentación de los personajes, ellos nada saben, los espectadores tampoco. De hecho dentro de su estructura narrativa se van sucediendo escenas de recuerdos de cada uno de los personajes, que no intenta decir quiénes son, más bien aplica sobre las razones que derivaron en su secuestro, explicado al final de manera verbal y del todo incoherente con el relato propiamente dicho. ¡UFFFFF! Son tantas las idas y vueltas que se producen con la intención de generar expectativas, nunca lo logra, ni siquiera confundir al espectador, y el único turbado parece ser el director ¿Ayudado por el guionista? Las actuaciones son buenas, hacen lo que pueden con lo que le dieron, es muy difícil hacer creíble un dialogo cuando éste peca de inverosímil, pero bueno. es lo que hay. En tanto los aspectos técnicos, por así llamarlos, son de buena factura, sobre todo la dirección de arte, en éste punto las locaciones elegidas y la decisión de como iluminar los diferentes espacios es de lo mejor de esta producción, que como viene sucediendo, deja en segundo plano al bendito guión. El filme dura 72 minutos, no se hace muy difícil terminar de verla, aunque la sensación culinaria (esa en que los glúteos anticipan el aburrimiento) justo empiece a dar señales. La narración cierra dejando abierta la posibilidad de una continuación, ahí recordamos a la saga antes mencionada, que va por la novena entrega, volvemos al cine de terror, o más propiamente dicho, a tener miedo.
Devoto: La invasión silenciosa. Devoto: La invasión silenciosa (2020) es la nueva película de Martín Basterretche que estrena Cine.Ar TV y acá te comentamos las razones para verla. El cine de género fantástico argentino ha ido ganando terreno a nivel nacional, pero sobretodo, internacionalmente, a base de nombres como los hermanos Onetti o Demián Rugan, por citar algunos casos prominentes. Para Martín Basterreche, el género le resulta conocido luego de su primer largometraje, Punto Ciego (2014) y el próximo a estrenar, una épica de muertos vivientes. Con Devoto: La invasión silenciosa (2020), el realizador nos mete de lleno en un mundo donde parece que estamos al borde del colapso por algún tipo de evento climático desconocido. En él, cinco personas que no tienen relación entre sí, despiertan encerrados en un extraño edificio para darse cuenta de a poco que fueron convocados por una misteriosa figura legendaria que termina siendo real. Una revolucionaria llamada «La Lancera» que los convocó para detener una invasión extraterrestre que hace peligrar la Humanidad. La película parece más un experimento para algo mayor, una especie de episodio piloto para una serie que, con homenajes repartidos por todos lados, sugiere un plan mayor con, quizás, un futuro con mayor presupuesto. Sí, en «Devoto…» se nota lo Clase B, pero eso no quita que sus 72 minutos sean de los más entretenidos para una producción nacional de este calibre. Además, el aliciente de tener a Diego Cremonesi entre los protagonistas (uno mejor que otro en sus respectivos papeles), una estrella del cine nacional ya indiscutible y, sobretodo, del cine de género. Como dije anteriormente, al film se le ven las costuras, en especial por la falta de cierre en la historia, o también por las motivaciones de los villanos que no se saben por completo, además de la historia de «La Lancera» o esa lluvia misteriosa de la que tanto hablan y parece traer alguna consecuencia a la población. Sin dudas, Devoto: La invasión silenciosa (2020) podría apostar a más pero se queda en la periferia. Esto no quiere decir que no sea un producto sumamente disfrutable, en especial por su corta duración y su historia que deja con ganas de más.
La ciencia ficción de la mano del director Martín Basterretche con el guión de Fernando Regueira que ubica a un grupo formado por desconocidos que despiertan encerrados en un extraño edificio, y pronto descubrirán que fueron elegidos para ser la resistencia de una invasión de otro mundo, que hace mucho se está gestando. Con muchas incógnitas, algunas sin resolver, con un personaje del comic, una poderosa heroína que encabeza a los rebeldes, la acción mantiene el interés sin contar con un presupuesto de grandes despliegues pero si un elenco lujoso. Encabeza con convicción Diego Cremonesi, secundado por Alexia Moyano, Gaston Cocciarale, Luis Longhi, Jorge Takashima, Julian Marcove, Irene Goldszer y Denisse Van der Ploeg. Los humanos enfrentados a una distopía que entretiene, combatir a una ejercito de “bowies” y que deja al espectador con ganas de ver más de esta historia que promete y no cumple del todo.