Luego de 15 años de no volver a la Argentina, Rodrigo llega de Madrid para el funeral de su padre, Jorge Demirjian, un renombrado pintor. No solo deberá transitar el duelo junto a su familia, sino también gestionar las más de 2.000 obras que ha dejado en un viejo taller. «El Legado» es un documental realizado por el propio protagonista como una especie de catarsis o una manera más amena de poder afrontar esta situación tan difícil. A través de conversaciones con su hermana, su madre y otros involucrados repasan un poco lo que fue la vida personal y profesional de Jorge a medida que van poniendo el taller en orden y recuperando algunas de sus obras. Es así como nos enteramos de sus intereses, de su enfermedad y su amor por el arte en cada una de sus formas que también le fue inculcando a sus hijos. Además, esto se mezcla con audios de llamadas telefónicas antiguas entre el director y su padre con conversaciones de todo tipo. Las mismas están acompañadas por una pantalla en blanco o imágenes en blanco y negro a modo de ilustración, para concentrarse únicamente en la voz de los protagonistas y sus diálogos. Durante la hora y media del documental no solo tenemos un acercamiento a la vida de Jorge Demirjian, sino que también se ahonda sobre la paternidad; es algo que le interesa y lo interpela al director. Reflexiona sobre su vínculo con su padre como también acerca de su propio deseo o no de tener hijos y desempeñarse en un nuevo rol. Existen algunos momentos conmovedores, sobre todo en los que participa la madre del director, donde se nota el dolor, la nostalgia del pasado y el deseo de escapar de una situación dura. Pero también hay instantes para el humor y el repaso de anécdotas graciosas o divertidas, haciendo que el documental sea bastante ameno y llevadero. En síntesis, «El Legado» es de esas historias particulares que sirven a modo de reflexión sobre temas universales como la paternidad y los vínculos familiares. Una obra que muestra cómo el cine y el arte en general pueden ser un catalizador y una manera de transitar momentos de duelo.
Hace tiempo que coincidimos que Hollywood se quedó sin ideas y que encontró en el pasado la posibilidad de explotar productos en base a la nostalgia y la actualización de su contenido para las nuevas generaciones con el objetivo de repetir el éxito y obviamente el rédito monetario. Es así como se hicieron una gran cantidad de remakes, secuelas y adaptaciones live-action de un montón de clásicos. Disney es una de las compañías que hace años encontró esta veta y nos viene trayendo cada tanto una nueva adaptación de carne y hueso de sus clásicos animados con distintos resultados. Algunos que funcionaron más como «La Bella y la Bestia» (2017) o «Aladdin» (2019) y otros que les faltó un poco de corazón o respetar más la esencia como «El rey león» (2019) o «Mulán» (2020). Acá nos encontramos nuevamente frente a esta situación con «La Sirenita», film que se estrenó originalmente en 1989, y que traía aparejada la polémica de cambiar la fisionomía de su protagonista, algo que a los más puristas o racistas les parecía una aberración y los más inclusivos y abiertos opinaban que era una buena oportunidad para que muchas niñas afroamericanas pudieran verse reflejadas en una princesa. Independiente de las polémicas, la nueva versión de «La Sirenita» logra sortear todas estas dificultades previas y cautivar a los espectadores con un producto que lejos de ser novedoso mantiene la esencia del film y la traslada de una buena manera a su forma live-action. «La Sirenita», como todos ya sabemos, se centra en Ariel, la hija más joven de Tritón que está obsesionada con los seres humanos y lo que hay en la superficie. Luego de conocer al príncipe Eric tras un naufragio, que demuestra ser todo lo opuesto al retrato que tiene su padre sobre los hombres, hace un pacto con Úrsula para poder ir a la tierra. A cambio de su voz le crecerán piernas y si luego de tres días no se da el beso del verdadero amor volverá a ser una sirena y quedará atrapada bajo los tentáculos de la malvada bruja del mar. La nueva versión de Rob Marshall, un gran conocedor del género musical ya que es el director de «Chicago» (2002), «Nine» (2009) e «Into the Woods» (2014), es bastante fiel a la original. Solamente se suman algunas canciones más al repertorio, se le agrega el parentesco de Úrsula con la sirenita y se le da una mayor dimensión al príncipe Eric, a quien podemos conocer más profundamente, pero luego en líneas generales se respeta la historia tal cual fue concebida. Por un lado eso es bueno porque no se buscó cambiar nada de manera trascendental que ofenda a quienes crecimos con estos cuentos de hadas pero tampoco le aporta mucha novedad al film como para diferenciarse y justificar su existencia. De todas maneras, la película resulta ser una buena mezcla entre entretenimiento y emoción. Halle Bailey se destaca en su papel de Ariel, tanto por su carisma y obstinación como por su talento vocal que deslumbra en cada una de las canciones. Está bien acompañada por tres graciosos animalitos, que en la previa se veían visualmente peor de lo que terminaron siendo. Awkwafina sobresale como siempre con un personaje torpe y divertido como la gaviota Scuttle, demostrando todo su talento y haciéndonos reír con cada aparición, Jacob Tremblay le aporta el miedo y la inocencia características de Flounder y Daveed Diggs es perfecto como Sebastian. Melissa McCarthy como Úrsula, Javier Bardem como Tritón y Jonah Hauer-King como Eric terminan de redondear un elenco muy bien seleccionado. Además, al extender un poco más la duración del largometraje, también se le pudo dar más desarrollo tanto a los personajes, sobre todo a los últimos tres mencionados, como a su background, entendiendo mejor su pasado, sus motivaciones y acciones. No solo nos centramos en Ariel sino que cada uno de los secundarios tienen importancia y tridimensionalidad no solo cumplen con el rol de interés amoroso, villano u obstáculo. La banda sonora también respeta las canciones originales, con algunos retoques en algunos temas para aggionarlos a los tiempos que corren y las nuevas incorporaciones de la mano de Lin-Manuel Miranda se sienten como si siempre hubieran sido parte del film. Alguien que no haya visto la cinta de 1989 probablemente no podría adivinar cuáles fueron añadidas. La ambientación es correcta aunque no deslumbra. Solo en muy pocos momentos podemos apreciar lo que se encuentra bajo el mar, pero no siempre se aprovecha este escenario rico en fauna y flora. De todas maneras el CGI está bien realizado y nada se siente fuera de lo normal o artificial como ha pasado en otras oportunidades. Si bien uno siempre se enfrenta a este tipo de películas con un miedo previo, «La Sirenita» nos muestra que no hay nada que temer. Aunque su existencia pudo no haber sido necesaria (como sucede con todos los live-action porque las versiones animadas suelen ser superiores), el film cumple con su cuota de entretenimiento y emoción, brindándonos una cinta más que convincente y que podrán disfrutar grandes y chicos. El aumento de su extensión no fue caprichosa sino que sirvió para delinear mejor las historias y los personajes, el elenco estuvo muy bien seleccionado e, incluso los animales, que no parecían ser visualmente atractivos y no son de lo más adorables, nos conquistan con sus personalidades y un logrado trabajo de los actores vocales, y la banda sonora queda resonando en nuestra mente. Tal vez se podría haber aprovechado mejor los escenarios acuáticos, pero son solo detalles que no perjudican del todo la experiencia cinematográfica.
Luca, un empleado inmobiliario, trabaja junto a su suegro en la construcción de un condominio en un terreno ferroviario abandonado. Sin embargo, la misma parece no avanzar por la falta de algunos permisos municipales y el hecho de que algunas familias habitan el lugar. Es así como se acercará a un diputado para que lo ayude a sortear estas dificultades. Pero este favor no será gratis y empezará a verse involucrado en una serie de maniobras que al principio parecen ser atractivas pero luego los inconvenientes saldrán a la luz. Dividida en distintos capítulos que van marcando la decadencia del protagonista, «El siervo inútil» nos ofrece un relato donde se aborda la lucha de clases, la ambición, la falta de escrúpulos, la búsqueda de atajos y ventajas, la política, los negocios, el dinero, entre otras cuestiones. Con un ritmo pausado al comienzo pero que se va agilizando con el correr de este metraje bastante corto (menos de 80 minutos de duración), la película nos va mostrando la diferencia entre los distintos personajes, su forma de ser y comportarse, sus conocimientos sobre el entorno, sus intenciones a futuro y los que están dispuestos a hacer para conseguir sus objetivos: vender una casa, preservar el trabajo o escalar en el poder. Es así como el clima de tensión va escalando poco a poco, todos los personajes van llegando a su límite y estamos frente a una olla a presión. El campo como lugar hostil, de trabajo duro y esfuerzo es una buena elección para situar a la historia que se quiere contar, como también para presentar esta división entre los dueños que poseen hectáreas por herencia o contactos y los trabajadores que dejan su alma para cuidar el espacio, siendo bastante infravalorados en sus tareas. El elenco realiza un muy buen trabajo para plasmar a sus personajes. Federico Liss, Rubén Gattino, Víctor López muestran sus ambiciones y sus deseos que no solo son los de sus roles, sino también se pueden extrapolar a las distintas clases sociales que podemos encontrar. En síntesis, «El siervo inútil» es un atrapante viaje hacia la perdición, donde queda en evidencia la ambición y la búsqueda de atajos de los seres humanos, como también se plasma la lucha de clases a través de una historia interesante y un buen trabajo del elenco y la ambientación del lugar.
Seleccionada por Suecia para representar al país en el camino hacia los Oscars del año pasado, pero que finalmente no fue elegida, «Conspiración Divina» («Boy from heaven», como se dio a conocer de manera internacional) es un thriller político intrigante que atrapa al espectador al realizar una crítica social hacia las prácticas corruptas e interesadas de las autoridades locales. «Conspiración Divina» se centra en Adam, el hijo de un humilde pescador, que logra ingresar en la prestigiosa universidad de Al-Azhar en El Cairo, Egipto, epicentro del poder del Islam sunita. El día en que empiezan las clases, el Gran Imán que dirige la institución muere de forma repentina y es así como deberán elegir a su sucesor. Sin ser consciente de ello, Adam se verá involucrado en medio de una red de intrigas y conspiraciones. A pesar de tener un ritmo bastante pausado, principalmente en el comienzo, y que se siente el peso de su larga duración (dura un poco más de dos horas), la película nos ofrece un thriller intrigante que muestra la corrupción y los manejos turbios de la política y la policía que se involucra en temas religiosos para mantener el poder. La conspiración se puede ver a través de la buena construcción de los distintos personajes: por un lado los futuros sucesores del Gran Imán que tienen interés de adquirir ese nuevo cargo; la policía; y el resto de los compañeros, que muchos están involucrados en las decisiones que se toman en aquel lugar. El protagonista deberá lidiar con todos estos personajes y aprender en quién puede confiar y en quién no. Adam es muy inteligente, intuitivo y ágil y encontrará la manera de caer bien parado frente a todas las situaciones peligrosas por las que tiene que atravesar. El film está caracterizado por un clima de tensión constante. Una vez que toma un poco más de ritmo y nuestro protagonista se mete de lleno en el conflicto, estará expuesto en todo momento, haciendo que esa presión sobre él no afloje nunca. Tanto las interpretaciones como la ambientación están muy bien logradas para retratar esta historia, sobre todo para espectadores como nosotros a los que la trama les puede resultar algo lejana o que no terminamos de entender cuáles son los manejos políticos/religiosos de aquel lugar. Pero todo se explica de una manera sencilla y clara, resultando una historia bastante convencional y universal. Atrevida, intrigante y con varios giros narrativos sorprendentes, «Conspiración Divina» resulta ser un thriller más que efectivo, el cual busca realizar una crítica a los manejos políticos y religiosos. Probablemente su ritmo lento y su larga duración le jueguen en contra y le saquen un poco de dinamismo a la historia, pero un espectador paciente podrá disfrutar de este clima tenso y atrapante.
Daniel Casabé y Edgardo Dieleke dirigieron juntos los documentales «La forma exacta de las islas» (2014) y «Cracks de nácar» (2013). Esta vez, se volvieron a reunir para realizar su ópera prima de ficción, «La Sudestada», un thriller neo-noir con toques surrealistas. Después de su paso por el BAFICI, el film llega a las salas comerciales. Basada en la novela gráfica homónima de Juan Sáenz Valiente, «La Sudestada» se centra en Jorge «Sabueso» Villafañez (Juan Carrasco), un detective privado veterano, cínico y meticuloso, que se dedica a investigar a distintas personas, más que nada dentro de un contexto laboral. Pero cuando un hombre lo contrata para seguir a Elvira Schulz (Katja Alemann), una renombrada coreógrafa experimental, con la sospecha de que está engañando al marido del cual se está separando, empezará a confundir su rol y le prestará mucha más atención que a otros casos. La película comienza como un thriller neo-noir, donde el detective persigue de forma paulatina a su víctima con un clima lleno de tensión y misterio, y luego va virando hacia una historia mucho más onírica, íntima y experimental. En la primera instancia el film se encuentra mucho más sólido y logrado, mientras que en la segunda parte se pierde un poco en el género surrealista. Se le da mucha importancia al arte, a la danza, al movimiento del cuerpo (poniendo el foco en cuerpos naturales, sin ningún tipo de artificio para embellecerlos) y a los gestos de los protagonistas. En este sentido debemos destacar las buenas interpretaciones de su dúo protagónico conformado por Katja Alemann y Juan Carrasco. La mayor parte del tiempo comparten pantalla sin interacción alguna, haciendo que el silencio predomine por sobre los diálogos. Se hace énfasis en el sonido ambiente, como el ruido del agua, tanto de la lluvia como del río. El uso de este elemento está bien resuelto tanto a nivel narrativo como a nivel visual. Incluso se incorpora material de archivo en blanco y negro para darnos esa sensación de sudestada a la que alude el título. En síntesis, «La sudestada» es una lograda ópera prima para aquellos que quieren ver algo diferente. Un thriller neo-noir que se va volviendo más experimental y onírico con el correr del tiempo. Buenas interpretaciones del elenco y el uso de los recursos visuales en pos de la narración.
Los lugares muchas veces nos marcan, nos definen y nos hacen ser quienes somos. Es donde nos sentimos más cómodos o de donde queremos escapar pero que sin dudas conocemos profundamente. Es así como muchas veces son estos sitios los que se convierten en protagonistas de distintas películas, como es el caso de «Reparo», ópera prima de Lucía Van Gelderen, oriunda de Puerto Pirámides, provincia de Chubut, y que toma este especial lugar para contar una historia emotiva y sentida. «Reparo» se centra en Justina, una joven grafóloga que vuelve al pueblo que la vio crecer, donde dejó un viejo amor que está a punto de casarse, amistades y enemistades, y parte de su familia. Mientras que no sabe bien cómo manejar su presente y futuro, trata de aferrarse al pasado para ver cómo seguir. La película nos ofrece una historia sobre relaciones y lugares a los que se vuelven cuando se necesita tomar una importante decisión, como también redescubrirse nuevamente frente a la quietud de la rutina. A partir de un guion lleno de ternura y humor, la protagonista busca reflexionar sobre las pasiones, el amor y la familia de una manera real y honesta. Florencia Torrente se pone en la piel de la protagonista y compone a una Justina sincera, simpática y entrañable, que va interactuando con distintas personalidades de aquel pueblo que la marcó, para bien o para mal. Dentro del elenco se destacan Luciano Cáceres como ese viejo amor, María Ucedo como su tía que también trae al presente el recuerdo de la madre de Justina; Paula Carruega como su amiga y confidente; Daniel Melingo como un pescador que le da consejos y Ariadna Asturzzi como Vero, la actual novia de su ex, con la que existe cierto recelo y tensiones. Sin duda debemos destacar la puesta en escena de la película, la cual presenta un paisaje espectacular de Puerto Pirámides, con sus playas desiertas, las ballenas y el inmenso océano, con algunas escenas subacuáticas más que logradas. La ambientación no sirve solamente para crear un marco para la historia, sino que, como decíamos al principio, es un lugar que funciona como un personaje más. Incluso existen muchos paralelismos entre aquel sitio, sus habitantes y los animales con las sensaciones por las que atraviesa la protagonista. En síntesis, «Reparo» es una pequeña pero emotiva película que nos hace pensar sobre las relaciones y los lugares que nos marcan. Con un gran acierto de la locación, un guion llevadero y sensible y buenas actuaciones, la ópera prima de Van Gelderen es un buen comienzo en su carrera.
Mario Bros es un videojuego de Nintendo muy popular de los años ’80, en el cual dos hermanos italianos, Mario y Luigi, se enfrentaban a distintas criaturas en las alcantarillas. El juego fue tan exitoso que se convirtió en una franquicia que además contó con series de televisión, cómics, películas e incluso un parque de diversiones. Si bien el personaje hizo su primera aparición en otro de los juegos de la compañía, Donkey Kong, luego se volvió el protagonista de su propia historia. Después de fracasar durante años con adaptaciones de videojuegos, finalmente parecería ser que estamos frente a una buena época para este tipo de historias, con ejemplos positivos como «Sonic», «The Witcher» o «The Last of Us». Dentro de esta línea, se estrenó hace poco «Super Mario Bros. La película» («The Super Mario Bros Movie»), que viene a plasmar su exitosa franquicia a la pantalla grande. Mario y Luigi son dos jóvenes plomeros que quieren cumplir su sueño de tener una empresa propia. Es así como ven por la televisión la oportunidad de salvar a la ciudad y volverse conocidos, pero durante el trabajo caen en una tubería que los transporta hacia otro universo. Mario tiene la suerte de caer en el Reino de los Champiñones, pero su hermano Luigi quedó atrapado bajo las garras del malvado Bowser que acaba de atrapar una estrella y quiere conquistar tanto el mundo como el corazón de la princesa Peaches. Es así como Mario, con la ayuda de Peaches y otros tantos adeptos que se van a sumar en el camino, irán a rescatar a Luigi como también van a tratar de salvar al reino. «Super Mario Bros. La película» es una lograda historia de aventuras, que a pesar de presentarnos una trama sencilla sin muchos giros narrativos que nos sorprendan o le agreguen un poco de elaboración, cumple con lo que promete: apelar a la nostalgia de las generaciones más viejas que jugaron al videojuego y divertir a los más pequeños. El universo que construye está muy bien realizado, el armado de los escenarios y los decorados emula a la gran cantidad de juegos que tuvo el personaje de Mario Bros a lo largo de los años, como también la música nos transportará a esas partidas. Es así como los fanáticos del videojuego tendrán varios easter eggs para entretenerse y rememorar viejas épocas. La animación es uno de los puntos fuertes del film, todo está hecho con un nivel de detalle espectacular, sobresalen los colores fuertes y los sonidos le agregan credibilidad a las imágenes. Los personajes también están muy bien delineados, no solo en cuanto a su aspecto físico que está bien traspolado a la pantalla, sino también sus personalidades. Está bueno que el rol de la princesa no se límite solamente a ser un personaje en apuros como en los videojuegos, sino que esté más adaptado a los tiempos que corren, donde es una mujer de armas tomar y no tiene miedo de enfrentarse al enemigo para salvar a su pueblo. Mario demuestra también la importancia de la perseverancia, la unidad, la hermandad y la amistad. El elenco de voces hace muy bien su trabajo. Entre ellos nos encontramos con Chris Pratt, Charlie Day, Anya Taylor-Joy, Keegan-Michael Key, Jack Black, Seth Rogen, entre otros, que le impregnan la personalidad adecuada a sus roles. En síntesis, «Super Mario Bros. La película» es un buen entretenimiento para chicos y grandes. Sin ser demasiado original o elaborada, nos transporta a la nostalgia de los años ’80, adaptando de una manera fiel al videojuego. Nos ofrece una trama con una misión para llevar adelante, divertida, y con lindos mensajes. La animación de los personajes y del universo que crea es uno de sus puntos más fuertes. Un film que cumple y que viene a sumarse a la nueva lista de buenas adaptaciones.
Sin dudas Guillermo Francella es uno de los mejores actores argentinos de los últimos años, que demostró que no solo se encuentra cómodo en el terreno de la comedia, género en el que se destacó siempre, sino que también puede ofrecernos interpretaciones dramáticas a la perfección. Su nuevo papel es el de Alejandro Petrossián, un piloto de avión intachable y de larga trayectoria que se ve obligado a colaborar con los servicios de inteligencia para llevar una misteriosa valija desde Ezeiza hasta Madrid. Sin ver otra salida, comenzará un camino lleno de tensión e intriga que pondrán en peligro su vida y la de su entorno, pero que le costará muy caro terminar con lo que empezó. Petrossián es el protagonista de «La Extorsión», la nueva película de Martino Zaidelis («Re Loca»). Un thriller más que sólido e interesante, que a pesar de tener algunos giros un poco predecibles, unas escenas finales algo inverosímiles o muy hollywoodenses y un final un poco estirado, durante la mayoría del tiempo cumple con un buen pulso narrativo que va atrapando al espectador, lo sorprende y lo deja más que conforme con una historia novedosa, local y atractiva. Además, se nota el gran despliegue de producción, el uso del vestuario y la lograda ambientación que tiene el film, con escenas filmadas en distintos aeropuertos, arriba de un avión real y en otras locaciones, que hacen que la historia se sienta creíble y bien realizada. En este sentido también ayuda la experiencia de un elenco sólido y sus buenas interpretaciones. No solo se destaca Guillermo Francella como un convincente piloto y con sus características de siempre que nos maravillan, sino que también está muy bien acompañado por Pablo Rago como el antagonista y el director de los servicios de inteligencia, un hombre astuto y con la palabra justa; Andrea Frigerio como la mujer de Petrossián que también es azafata y empieza a sospechar sobre este asunto; Carlos Portaluppi como el director de la policía aeroportuaria que quiere desentrañar lo que ocurre en el aeropuerto; Guillermo Arengo como uno de los compañeros de Francella que va cobrando cada vez más importancia con el correr del relato; Alberto Ajaka como un eslabón más dentro de esta cadena delictiva y Mónica Villa como una tenaz fiscal. Todos se encuentran muy bien en sus roles. Además, permiten que el thriller no sea totalmente oscuro, sino que le otorgan una cuota de humor y acidez a sus líneas. Cada vez más podemos estar orgullosos del cine nacional, por su inventiva, su calidad y su ejecución y «La Extorsión» es una muestra de ello. Un film atrapante, que aunque podamos anticipar alguna que otra cosa también nos logra sorprender por su astucia e ingenio. Buenas actuaciones de un elenco experimentado y una destacable ambientación para desarrollar la trama hacen también que esos pequeños detalles predecibles o inverosímiles podamos pasarlos por alto para disfrutar de una película que funciona en todos sus aspectos.
Después de su paso por el Festival de Cine Alemán, llega a las salas comerciales la película «El falsificador» («Der Passfälsher» en su idioma original), una historia basada en hechos reales que retrata las consecuencias del nazismo y la Segunda Guerra Mundial en la vida de un joven sobreviviente. Basada en las memorias de Cioma Schönhaus, publicadas en 2004, la película se ubica en Berlín en 1942. Allí seguimos a un estudiante de artes judío de 21 años, que para no ser deportado, es obligado a trabajar en una fábrica de municiones. Mientras tanto, vive en su casa a la que poco a poco le van quitando los bienes, porque su familia sí fue enviada a un campo de concentración. Para sobrevivir empezará a falsificar documentos de identidad y pasaportes para Franz Kaufmann y su grupo confesional protestante, ayudando a cientos de personas a escapar de la ciudad. A diferencia de otras películas de este estilo, «El Falsificador» es una cinta mucho más contenida, donde se sugiere más de lo que muestra. No tenemos grandes despliegues de producción, ni intervención de una gran cantidad de soldados o bombardeos, salvo uno que otro, sino que la mayoría de las escenas se dan en espacios cerrados, resguardados y donde el protagonista se encuentra a salvo. Afuera está el peligro, la presión y el enemigo, pero principalmente se encuentra en las sombras, tensionando el clima en todo momento. Cualquier paso en falso puede significar una deportación, y el protagonista se maneja entre el cuidado y la impunidad que le trae ciertas cuestiones inherentes a su persona. El film no solo muestra cómo una persona se arriesgó para salvar a otros y a sí mismo, sino también logra retratar la sociedad de la época. Por su buena imagen y su ingenio, Cioma se pasea por la ciudad sin mayores inconvenientes y sin llamar la atención, e interactúa con distintos personajes que muestran sus miedos, sus recelos o su indiferencia. Realiza una radiografía de cómo se comportaba la comunidad alemana durante la guerra y sus distintas reacciones frente a los judíos. Louis Hofmann, que además de ser conocido por realizar la serie «Dark» viene protagonizando distintas películas alemanas, hace un buen trabajo para retratar a este complejo personaje, que a pesar del difícil momento que está atravesando, lo afronta con una actitud positiva y optimista. A medida que la historia va avanzando se va notando más el estrés, la ansiedad, la falta de comida y sueño, el frío y la cercanía a ser agarrado por su religión y sus actividades ilegales; y cómo todo eso va impactando en su vida. Cada uno de esos cambios están bien plasmados en sus gestos y miradas. Hacia el final la cinta se torna un poco repetitiva, haciendo que se siente un poco larga. Tal vez se podría haber condensado un poco más la historia, pero de todas maneras es interesante el foco que le dan a la trama. En síntesis, «El falsificador» es una película que busca retratar la historia de un sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial como también mostrar a la sociedad alemana en una época particular. Con un tono mucho más contenido, que sugiere más de lo que muestra, buenas actuaciones de su elenco y un clima de tensión constante, la cinta cumple con su objetivo de entretener y servir como un testimonio de nuestra historia.
En 2020 se estrenó en Estados Unidos «The Father», película protagonizada por Anthony Hopkins (quien ganó un Oscar por su interpretación) y Olivia Colman, donde se muestran las consecuencias del Alzheimer en una persona de una manera tan creativa como conmovedora. La forma de contar la historia involucró directamente al espectador, con una experiencia totalmente inmersiva y desgarradora. Este año el mismo director volvió a adaptar una de sus obras teatrales a la pantalla grande con «El Hijo», la cual es considerada una precuela de su film anterior. En ella se cuenta la vida de Peter, un abogado de renombre que está pensando en entrar en política. Luego de un matrimonio previo rehizo su vida junto a Beth y fue padre nuevamente. Sin embargo, todo cambiará cuando su ex esposa Kate reaparece con su hijo adolescente, Nicholas, un chico que está teniendo problemas en la escuela y con el que es difícil comunicarse. Es así como se verá obligado a hacerse cargo de su paternidad para poder ayudar a su hijo. «El Hijo» es una película que nos mantiene en un clima de tensión y suspenso constante, aunque existen algunas situaciones que son un tanto previsibles y que desde el comienzo sabemos que en algún momento del film van a suceder. Por otro lado, si bien esa sensación va aumentando con el correr del metraje, haciendo que la trama avance, algunas escenas se tornan un poco repetitivas. Está bien mostrar ciertas cuestiones para plasmar el carácter del hijo, pero otras ya resultan un poco innecesarias. Tenemos buenas actuaciones por parte de un elenco lleno de estrellas, como Hugh Jackman, que a diferencia de otros roles similares de padre ocupado por el trabajo también demuestra interés en su hijo, se preocupa y busca la manera de ayudarlo, a pesar de que también lo presiona y delimita. En este sentido se ahonda en las expectativas que tienen los padres sobre los hijos, los roles que pretenden que asuman y las dificultades que existen cuando los deseos y la realidad no van de la mano. Laura Dern y Vanessa Kirby como la ex esposa y la actual mujer de Peter, respectivamente, también hacen un buen trabajo para plasmar sus reacciones y emociones. Dern se enfoca más en transmitir preocupación hacia su hijo y tratar de dejar de lado los dolores de la separación, mientras que Kirby debe afrontar una situación que no pidió pero que se le impuso. El vínculo que construye con el adolescente es bastante tenso y pasivo-agresivo. Y sin dudas la labor de Zen McGrath como Nicholas es digna de destacar, componiendo a un adolescente con depresión, confusión y pensamientos oscuros; emociones que no logra entender ni controlar. La relación entre McGrath, Jackman y Dern también está bien elaborada y es bastante cambiante: por momentos todo es confianza y afecto y por otros es falta de comunicación, dudas y desesperación. La puesta en escena es bastante sencilla pero efectiva, y a pesar de ser una adaptación de una obra de teatro y no utilizar demasiadas locaciones para desarrollar la historia, esta no se siente monótona ni teatral. En síntesis, a comparación con «El Padre», «El Hijo» está en un escalón por debajo, en cuanto a su historia y la forma de contarla, pero sí logra ahondar en temas familiares importantes como también en la salud mental que no se suele tratar tanto en el cine. Con buenas actuaciones por parte de un elenco de lujo, la película cumple, entretiene y permite hacernos reflexionar.