La Sirenita

Crítica de Samantha Schuster - Cinéfilo Serial

Hace tiempo que coincidimos que Hollywood se quedó sin ideas y que encontró en el pasado la posibilidad de explotar productos en base a la nostalgia y la actualización de su contenido para las nuevas generaciones con el objetivo de repetir el éxito y obviamente el rédito monetario. Es así como se hicieron una gran cantidad de remakes, secuelas y adaptaciones live-action de un montón de clásicos.

Disney es una de las compañías que hace años encontró esta veta y nos viene trayendo cada tanto una nueva adaptación de carne y hueso de sus clásicos animados con distintos resultados. Algunos que funcionaron más como «La Bella y la Bestia» (2017) o «Aladdin» (2019) y otros que les faltó un poco de corazón o respetar más la esencia como «El rey león» (2019) o «Mulán» (2020). Acá nos encontramos nuevamente frente a esta situación con «La Sirenita», film que se estrenó originalmente en 1989, y que traía aparejada la polémica de cambiar la fisionomía de su protagonista, algo que a los más puristas o racistas les parecía una aberración y los más inclusivos y abiertos opinaban que era una buena oportunidad para que muchas niñas afroamericanas pudieran verse reflejadas en una princesa.

Independiente de las polémicas, la nueva versión de «La Sirenita» logra sortear todas estas dificultades previas y cautivar a los espectadores con un producto que lejos de ser novedoso mantiene la esencia del film y la traslada de una buena manera a su forma live-action.

«La Sirenita», como todos ya sabemos, se centra en Ariel, la hija más joven de Tritón que está obsesionada con los seres humanos y lo que hay en la superficie. Luego de conocer al príncipe Eric tras un naufragio, que demuestra ser todo lo opuesto al retrato que tiene su padre sobre los hombres, hace un pacto con Úrsula para poder ir a la tierra. A cambio de su voz le crecerán piernas y si luego de tres días no se da el beso del verdadero amor volverá a ser una sirena y quedará atrapada bajo los tentáculos de la malvada bruja del mar.

La nueva versión de Rob Marshall, un gran conocedor del género musical ya que es el director de «Chicago» (2002), «Nine» (2009) e «Into the Woods» (2014), es bastante fiel a la original. Solamente se suman algunas canciones más al repertorio, se le agrega el parentesco de Úrsula con la sirenita y se le da una mayor dimensión al príncipe Eric, a quien podemos conocer más profundamente, pero luego en líneas generales se respeta la historia tal cual fue concebida. Por un lado eso es bueno porque no se buscó cambiar nada de manera trascendental que ofenda a quienes crecimos con estos cuentos de hadas pero tampoco le aporta mucha novedad al film como para diferenciarse y justificar su existencia.

De todas maneras, la película resulta ser una buena mezcla entre entretenimiento y emoción. Halle Bailey se destaca en su papel de Ariel, tanto por su carisma y obstinación como por su talento vocal que deslumbra en cada una de las canciones. Está bien acompañada por tres graciosos animalitos, que en la previa se veían visualmente peor de lo que terminaron siendo. Awkwafina sobresale como siempre con un personaje torpe y divertido como la gaviota Scuttle, demostrando todo su talento y haciéndonos reír con cada aparición, Jacob Tremblay le aporta el miedo y la inocencia características de Flounder y Daveed Diggs es perfecto como Sebastian. Melissa McCarthy como Úrsula, Javier Bardem como Tritón y Jonah Hauer-King como Eric terminan de redondear un elenco muy bien seleccionado. Además, al extender un poco más la duración del largometraje, también se le pudo dar más desarrollo tanto a los personajes, sobre todo a los últimos tres mencionados, como a su background, entendiendo mejor su pasado, sus motivaciones y acciones. No solo nos centramos en Ariel sino que cada uno de los secundarios tienen importancia y tridimensionalidad no solo cumplen con el rol de interés amoroso, villano u obstáculo.

La banda sonora también respeta las canciones originales, con algunos retoques en algunos temas para aggionarlos a los tiempos que corren y las nuevas incorporaciones de la mano de Lin-Manuel Miranda se sienten como si siempre hubieran sido parte del film. Alguien que no haya visto la cinta de 1989 probablemente no podría adivinar cuáles fueron añadidas.

La ambientación es correcta aunque no deslumbra. Solo en muy pocos momentos podemos apreciar lo que se encuentra bajo el mar, pero no siempre se aprovecha este escenario rico en fauna y flora. De todas maneras el CGI está bien realizado y nada se siente fuera de lo normal o artificial como ha pasado en otras oportunidades.

Si bien uno siempre se enfrenta a este tipo de películas con un miedo previo, «La Sirenita» nos muestra que no hay nada que temer. Aunque su existencia pudo no haber sido necesaria (como sucede con todos los live-action porque las versiones animadas suelen ser superiores), el film cumple con su cuota de entretenimiento y emoción, brindándonos una cinta más que convincente y que podrán disfrutar grandes y chicos. El aumento de su extensión no fue caprichosa sino que sirvió para delinear mejor las historias y los personajes, el elenco estuvo muy bien seleccionado e, incluso los animales, que no parecían ser visualmente atractivos y no son de lo más adorables, nos conquistan con sus personalidades y un logrado trabajo de los actores vocales, y la banda sonora queda resonando en nuestra mente. Tal vez se podría haber aprovechado mejor los escenarios acuáticos, pero son solo detalles que no perjudican del todo la experiencia cinematográfica.