En 2016 el director argentino Sebastián Perillo estrenó su ópera prima «Amateur», un thriller protagonizado por Jazmín Stuart y Esteban Lamothe. En este caso, vuelve a repetir el mismo dúo para ofrecernos «Las noches son de los monstruos», una película de género que utiliza toques fantásticos para ahondar en temas como el bullying o el acoso. Sol y su madre acaban de mudarse a una nueva ciudad, a la casa de Gonzalo, su pareja. Sin embargo, la adaptación no resulta ser demasiado satisfactoria. En la escuela maltratan a Sol, Gonzalo la incomoda y parece que hay un puma suelto que está matando a los animales y amenazando a la población. Todo cambiará cuando se encuentre con una perra blanca atrapada en una trampa. Cuando quiere liberarla recibe una mordida. Ese vínculo entre ambas se volverá cada vez más poderoso hasta límites inimaginados. «Las noches son de los monstruos» es una película interesante que va construyendo un clima de intriga y misterio a medida que avanza. Gracias a la música de suspenso que se acentúa en algunas de las escenas, la fotografía oscura, las locaciones nocturnas y los elementos fantásticos que le aportan cierta sensación inquietante y metafórica, conseguimos sentirnos parte de esta historia. Pero el film no solamente busca generar estos sentimientos de terror y perturbación en el espectador, sino profundizar en temas tan actuales como necesarios, como el acoso escolar y sexual, las primeras experiencias de los jóvenes, la aceptación, el adaptarse a un nuevo entorno, la lucha contra las injusticias, la defensa propia, el instinto animal de supervivencia, entre otras cosas. Es decir, se toma el género como una excusa para contar asuntos más delicados, tratando de reflexionar sobre quiénes son los verdaderos monstruos de la historia. Además de Jazmín Stuart y Esteban Lamothe, que cumplen un rol importante dentro de la trama con logradas actuaciones, siendo detonantes en el comportamiento de la protagonista, Luciana Grasso («Al Morir la Matinée», «Permitidos») es quien se pone al hombro la película, estando en pantalla en todo momento. No solo transmite muy bien la frustración, el enojo y la tristeza que siente con la mudanza y los malos tratos que recibe, sino que también canaliza de buena manera el vínculo con la perra. En síntesis, «Las noches son de los monstruos» es una lograda película de género que, a través del suspenso y los toques fantásticos, consigue profundizar en temas importantes, actuales y necesarios dentro del mundo juvenil. Con buenas actuaciones y un clima más que efectivo, nos encontramos con una grata sorpresa dentro del cine nacional.
Después de realizar «Germania» (2012), «La helada negra» (2015) y «La siesta del tigre» (2016), el director entrerriano Maximiliano Schonfeld vuelve al cine con «Jesús López», una película que se centra en el duelo de una familia y un pueblo a través de una mezcla entre la fantasía y la realidad. Jesús López es el nombre de un prometedor piloto de carreras, que muere en un accidente de tránsito con su moto. Esto significó un golpe muy duro para sus padres, sus amigos, pero también para su primo Abel, un joven tímido y solitario que empieza a transitar los lugares por donde andaba Jesús: se queda en su habitación, usa su ropa y va a los mismos eventos que iba él. Poco a poco esta obsesión y mímesis alcanzarán límites insospechados. Escrita por Schonfeld junto a Selva Almada, la película ahonda en el duelo individual y colectivo, en la búsqueda de identidad, la falta de porvenir, las tradiciones, los cambios, los vínculos familiares, el estancamiento del pueblo, entre otras cuestiones, a partir del protagonismo que va cobrando Abel con el correr del relato y el lugar que le van otorgando el resto de los personajes, para llenar ese vacío que dejó Jesús. Esto se da de una manera tan sutil como natural, haciendo que por momentos lo real se mezcle con la fantasía y lo místico (los nombres bíblicos no fueron elegidos al azar, sino que cada detalle revela algo). Joaquín Spahn hace un muy buen trabajo para ir moldeando su personalidad a las necesidades de los demás (y la propia), pasando de ser un joven introvertido, enfocado en el trabajo y en su familia a absorber todos los intereses de su primo. A medida que avanza se va notando una mayor soltura y alegría por las nuevas vivencias que tiene. El resto del elenco acompaña de buena manera, aceptando su comportamiento y recibiendo con brazos abiertos a este «nuevo» Jesús. Los aspectos técnicos como la fotografía, la banda sonora y la ambientación también ayudan a construir este aire enrarecido y clima de tensión latente, donde todo se va volviendo cada vez más inquietante, a tal punto que la fantasía irrumpe por completo en la realidad de lo que vemos. En síntesis, «Jesús López» es una lograda película que dialoga sobre el duelo, la búsqueda de identidad y la vida en el pueblo a través de una historia que es difícil quitarle los ojos de encima. Poco a poco el protagonista se va transformando gracias a un buen trabajo del joven actor y al clima que se construye. Un relato hipnótico que vale la pena ver.
El realizador español, responsable de films como "Dolor y Gloria" (2019), "La piel que habito" (2011), "Todo sobre mi madre" (1999), entre tantas otras, vuelve a la pantalla grande y al streaming, con "Madres Paralelas", ya que si bien a partir de mañana el film se podrá ver en cines, también llegará a Netflix el 18 de febrero de manera masiva. La cinta se centra en dos mujeres que coinciden en una habitación de hospital donde van a dar a luz. Ambas están solteras y quedaron embarazadas por accidente. Janis (Penélope Cruz) tiene 40 años y ve en este hecho una oportunidad para emprender un nuevo camino en su vida, mientras que Ana (Milena Smit), una adolescente, está asustada y arrepentida por lo que ha pasado. Esa situación compartida las llevará a construir un vínculo rápido e intenso, que afectará a sus días de forma determinante. Al igual que en la mayoría de su filmografía, Pedro Almodóvar logra construir un universo femenino totalmente atractivo. Como bien lo indica su título, la película ahonda en el tema de la maternidad, no solo a través de sus protagonistas, que tienen distintas concepciones de su significado y que a pesar de sus diversas reacciones se pusieron al hombro la crianza de sus niñas, sino también mediante personajes secundarios. Por ejemplo, nos encontramos con la mamá de Ana (interpretada por Aitana Sánchez Guijón), una mujer que desearía haber priorizado su carrera por sobre su rol de madre. De esta manera, se cuestiona de forma directa ese pensamiento arcaico de que la mujer debe dedicarse solamente a sus hijos, reivindicando la necesidad o importancia de que pueda realizarse en el mundo profesional y llevar adelante sus sueños a la par de la maternidad. Si bien tiene algunos giros predecibles que se pueden ver desde el inicio del film, estos no solo están ejecutados de manera adecuada, impactando de todas maneras al espectador, sino que también nos ofrece varias sorpresas agregadas. Pero más allá de eso, la historia busca indagar en las familias (de sangre o de la vida) y en la dinámica y relación que se va forjando entre estas dos mujeres tan disímiles pero que comparten vivencias. Entre ellas existe una cierta atracción pero también una tensión latente en el ambiente. Debemos destacar las buenas actuaciones de Penélope Cruz, habitué del director, y Milena Smit («No Matarás»), quienes nos ofrecen una química muy lograda entre sí. A pesar de la diferencia de edad, de miradas sobre la vida y experiencias, se complementan muy bien. Componen a dos personajes muy humanos, que nos permiten ponernos en sus zapatos y reflexionar sobre qué haríamos nosotros en su lugar, exponiendo a las protagonistas a tomar decisiones difíciles en circunstancias complejas, donde nada es blanco o negro. Por otro lado, también existe un paralelismo entre el pasado y el presente/futuro de la historia, que se ahonda de manera interesante, donde se reviven viejas heridas para hablar sobre temas en común. Sin embargo, por momentos el traer los recuerdos a la actualidad se siente un poco forzado. Cuando estamos metidos en la trama de las dos mujeres, vuelve a aparecer de manera un poco abrupta. Con respecto a los aspectos técnicos, la película es visualmente imponente. Cada cuadro está perfectamente pensado para generar sensaciones en el público y darle una estética particular a la historia. Durante todo el film predominan diversos colores, como el amarillo y el rojo, que se destacan tanto en la escenografía, como en el vestuario y la utilización de distintos objetos. En síntesis, Pedro Almodóvar construye en «Madres Paralelas» un relato honesto que atrapa por el vínculo construido entre dos mujeres muy diferentes, donde la química, la tensión y la atracción se hacen presentes en todo momento. Buenas actuaciones del elenco, una utilización imponente de los colores y unos giros que, si bien algunos se pueden prever con anterioridad, le agregan impacto y sorpresa a la historia.
Conocido por dirigir «Cara de queso» (2006), «Mi primera boda» (2011), «Vino para robar» (2013) o «El Robo del Siglo» (2020), entre otras tantas, Ariel Winograd volvió al ruedo con «Hoy se arregla el mundo», un film que se estrenó el 13 de enero de este año en los cines y que hace unos días llegó a la plataforma de Netflix para que todos sus usuarios puedan disfrutarla. La película se centra en David ‘el Griego’ Samarás (Leonardo Sbaraglia), un productor televisivo que se encuentra haciendo Hoy se arregla el mundo, un talk show donde dos personas tratan de resolver un conflicto en común. Su trabajo parece ser lo único importante en su vida, a pesar de tener a Benito (Benjamín Otero), su hijo de 9 años fruto de una relación ocasional. Sin embargo, cuando su ex pareja muere deberá hacerse cargo del pequeño, aunque rápidamente se entera de que no es realmente su hijo. Es así como ambos se unirán en la búsqueda de su verdadero papá. «Hoy se arregla el mundo» es una cinta que habla sobre los vínculos de sangre y los construidos, de las segundas oportunidades, la importancia de tener el apoyo y la contención necesaria, la tragedia y el trauma a partir de la mirada infantil, entre otras cuestiones, mediante un tono dramático y emotivo pero plagado de humor para no caer en golpes bajos ni lacrimógenos. Las aventuras y vicisitudes por las cuales tienen que atravesar los protagonistas para lograr su objetivo son hilarantes, sobre todo porque se cruzan con varios personajes bizarros en el camino. Las interpretaciones del elenco son un gran punto a favor. El debut actoral de Benjamín Otero es grandioso, un niño que lleva a buen puerto sus diálogos con gracia, madurez y simpatía, haciéndonos reír por el choque entre el contenido de sus frases y su edad. Además, presenta una buena química con Leonardo Sbaraglia, que se encuentra muy bien en su papel. Su relación se va haciendo cada vez más sólida, y a pesar de que podemos prever desde el inicio cómo va a terminar su historia, la película le impregna un gran corazón a la construcción de esta dupla. A ellos se les suma más adelante Charo López, formando un trío efectivo tanto para los momentos divertidos como para los sentimentales. Por otro lado, cuenta con la participación de reconocidas figuras como Natalia Oreiro, Gerardo Romano y Diego Peretti, que son acertadas y le aportan su sello característico. En su contra podemos decir que la película podría haber sido más corta. No es que se sienta pesada, pero sí puede resultar un poco monótona o estirada, sobre todo a la hora de visitar a cada uno de los posibles padres. Se le dedica mucho tiempo a esto, mientras se construye el vínculo protagónico, y se siente que podría haber sido más efectiva con menor duración. En síntesis, «Hoy se arregla el mundo» es una de esas lindas películas que nos deja con una buena sensación una vez finalizada. Nos ofrece escenas divertidas, momentos emotivos y un gran trabajo de su elenco para generarnos diversas sensaciones. Un logro más de Ariel Winograd dentro del cine nacional.
Luego de realizar las películas «La perrera» (2006) y «El lugar del hijo» (2013), el director uruguayo Manuel Nieto Zas vuelve al cine para entregarnos «El empleado y el patrón», un film que profundiza en las diferencias de clases a través de una historia intensa, sorpresiva y dramática. La película se centra en Rodrigo (Nahuel Pérez Biscayart), un patrón de estancia poco convencional en la frontera entre Uruguay y Brasil, que frente a la escasez de trabajadores debe buscar un nuevo empleado para manejar uno de sus tractores para la cosecha. Es así como conoce a Carlos (Cristian Borges), un joven al que le interesan más los caballos y competir en carreras, pero que acepta el trabajo porque tiene una bebé que mantener. Rodrigo también tiene su hijo propio con Federica (Justina Bustos), que presenta posibles signos de un trastorno, y están preocupados y ansiosos por el diagnóstico. Sin embargo, un accidente trágico cambiará la vida de ambos y profundizará las tensiones generadas por los conflictos de clase y las relaciones de poder. «El empleado y el patrón» es una película de personajes, de aquellos que presentan tantos matices que podemos identificarnos y empatizar con ellos en ciertos momentos y que por otros nos chocan sus actitudes y comportamientos. Tanto Rodrigo, con su aire despojado, contemplador y comprador, como Carlos, introvertido, sumiso y soñador, van evolucionando con el correr del metraje y construyendo una relación compleja, incómoda, de esas que se necesitan mutuamente para poder subsistir pero a la vez no hacen más que empeorar la vida del otro. Por instantes nos descolocan sus respuestas o formas de actuar, pero no porque no vayan con la esencia de los personajes, sino porque las experiencias de vida los van llevando por distintos caminos. Esto hace, también, que la película tenga giros bastante sorpresivos e impactantes, que uno no se los ve venir (sobre todo si no ven el tráiler antes, que revela algunos aspectos importantes). Sí estamos atentos a que la olla a presión que se va gestando a lo largo de la historia va a estallar en algún momento, pero cuando lo hace resulta ser efectivo y poderoso. El clima de tensión que construye el film es muy acertado, y mucho tiene que ver el guion, el manejo de los tiempos, la ambientación, la fotografía y la banda sonora como también las interpretaciones del elenco, no solo de Nahuel Pérez Biscayart y Cristian Borges, a quienes mencionábamos anteriormente, sino también de aquellos que encarnan a los personajes secundarios que le aportan una presencia incómoda o comentario ácido al relato, como Justina Bustos como Federica o Fátima Quintanilla como Estefanía, la mujer de Carlos. Entre ellas existe un vínculo tirante, como una soga a punto de cortarse, que es muy atractivo de ver. A partir de las relaciones de los personajes y los hechos trágicos que se van sucediendo, el film logra profundizar sobre cuestiones como las diferencias de clase, la maternidad/paternidad, los deseos personales, el duelo, el sobreponerse a la adversidad, la explotación laboral, entre otros temas. En síntesis, «El empleado y el patrón» resulta ser una mezcla entre un drama y un thriller muy sólido, que gracias a los giros sorprendentes e impactantes, las actuaciones del elenco que nos ofrece personajes llenos de matices con los que vamos cambiando nuestra perspectiva a medida que avanza la historia y un clima a pura tensión y suspenso nos va llevando por un viaje intenso y satisfactorio.
La pandemia obligó a muchas personas a reinventarse, como también a buscar formas creativas de resolver algunos asuntos que antes eran cotidianos, como la manera de comunicarse con los demás o incluso filmar una película. Es así como nos encontramos con producciones audiovisuales que lograron resolver estas barreras del contacto y aprovecharon el recurso de la videollamada para contar una historia diferente, como la serie «Staged» o films como «Host» de Rob Savage. Dentro de este grupo de películas se encuentra «A un click de distancia» («Language Lessons»), la cual se centra en Adam (Mark Duplass, quien también oficia de co-guionista), un hombre que recibe como regalo de su pareja 100 clases de español a distancia para hablar de manera más fluida. Su profesora es Cariño (Natalie Morales, quien además de protagonizar la cinta, la dirige y escribe), una mujer con la que rápidamente entablará una relación que va más allá de un intercambio maestra-alumno. «A un click de distancia» es una comedia dramática que expone temas como la amistad, el duelo, la soledad, la compañía, a través del vínculo entre los protagonistas, que al principio comienza de manera tímida entre dos extraños y que va evolucionando de una manera honesta, sólida y tierna. Las conversaciones van desde frivolidades hasta cuestiones más profundas, que se benefician tanto del humor (que muchas veces recae en las dificultades del idioma y la comunicación) como del drama. Natalie Morales y Mark Duplass se desempeñan de una muy buena manera en sus personajes. El estar todo el tiempo en pantalla les permite sacar a relucir su caudal interpretativo, que va desde la comedia al drama según el momento lo requiera. Mención aparte para la fluidez que tiene Duplass en español, que tal vez tiene que ver con el mismo guion pero que lo realiza con creces. Si bien el recurso de estar filmada completamente con el formato de Zoom la pudimos ver en otras ocasiones, es interesante ver cómo recurrieron a esta herramienta sin que resulte monótona o aburrida, sino que encuentran la manera de conocer un poco más a los personajes a través de sus fondos y que estas «locaciones» también sirvan para fomentar su interacción. Además, le brinda cierta intimidad al relato. En síntesis, «A un click de distancia» resulta ser un film sumamente agradable, que se beneficia del vínculo que va construyendo su dúo protagónico (y que también escribe la historia) y del tono que utiliza para contar la trama, que por momentos cae en la comedia y por otros en el drama. Una linda historia sobre la amistad y la necesidad de una buena compañía para superar situaciones difíciles de la vida.
Antes de ser derrotado, Mysterio (Jake Gyllenhaal) llega a revelarle al mundo la verdadera identidad de Spider-Man (Tom Holland) y anunciar que él fue el culpable de su muerte y de los destrozos en Londres. Es así como Peter Parker pierde todo tipo de privacidad y recurrirá a Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) para que lo ayude. Cuando están por lanzar un hechizo para que todos se olviden de él menos sus seres queridos, algo sale mal y se abre la puerta del multiverso, donde todos los que saben quién es el superhéroe arácnido aparecen en esta línea de tiempo. «Spider-Man: Sin camino a casa» es una película que se esperaba hace mucho tiempo y que, como todas las producciones de Marvel, en torno de ella giraban una gran cantidad de teorías de quiénes iban a aparecer finalmente en pantalla. A pesar de que fue difícil ocultar la información entre los tráilers y las filtraciones, en Cinéfilo Serial queremos que cada uno pueda disfrutar de su propia experiencia, así que no vamos a revelar ningún detalle específico que pueda afectar la sorpresa y el impacto. Lo que sí podemos adelantar es que la película seguramente será del agrado de los fanáticos de Spiderman, porque estamos frente a una trama que sin dudas apela al costado nostálgico y a la emoción, incorporando una gran cantidad de personajes históricos, que con cada aparición nos sacan más de una sonrisa. Existen varios momentos épicos a lo largo del film que generan satisfacción. Con la participación de tantos personajes clásicos del universo de Spiderman no era fácil conservar el protagonismo de Tom Holland, pero la película consigue equilibrar de una buena manera las apariciones. Cada protagonista tiene su momento para brillar e incluso la interacción entre ellos saca a relucir sus mejores cualidades. A Tom Holland se lo siente cada vez más cómodo en su papel, y la dinámica que construye con Zendaya como MJ y Jacob Batalon como Ned es tan divertida como honesta. Logran transmitir esa amistad e incondicionalidad de una manera creíble. Lo mismo ocurre con Marisa Tomei como la tía May, quien le enseña a Peter valores como el respeto y las segundas oportunidades. Con respecto al resto del elenco, no queremos anticipar nada, pero cada actor que participa del film se encuentra en buena forma y desarrolla su personaje con soltura. Si bien es conveniente haber visto todos los productos relacionados con Spiderman y otras historias de Marvel como «Doctor Strange», la película se encarga de recopilar información esencial para aquellos que no hayan visto todo el material que se necesita para entender la trama central. Aunque seguramente se pueden perder ciertos detalles o chistes, se puede comprender la cinta sin inconvenientes. No tenemos que confundir esto con una sobreexposición de información o darle servidas las cosas al público, recurso al que muchas veces la compañía recurre, sino que nos brinda lo justo y necesario para no perdernos nada importante. El humor está presente en gran parte del film, con varios chistes atinados e incluso por momentos busca reírse de sí mismo, generando aún más gracia en el público. Pero también existe lugar para la emoción en varias oportunidades, además de las escenas de acción que están muy bien logradas, brindándonos buenas coreografías de pelea y un gran despliegue de producción en cuanto a los escenarios y efectos especiales. A pesar de sus 148 minutos de duración, la película no se siente pesada, sino que es dinámica, ya que en todo momento pasan cosas o se presenta algún personaje nuevo. No existen instantes de transición ni escenas que se sienten de más. Es un constante bombardeo de información, pero que no se vuelve abrumante ni confuso. En síntesis, «Spider-Man: Sin camino a casa» es una película que cumple con todo lo que se esperaba de ella. Nos brinda personajes clásicos del universo de Spiderman de todos los tiempos para conquistar a los nostálgicos pero también lo equilibra con un buen desarrollo y evolución del protagonista para las nuevas generaciones de fanáticos. Tiene humor, acción, emoción, y una gran cantidad de conexiones con otras historias que, aunque no se esté al día con todo el material, la cinta se las rebusca para que no se sientan perdidos. Y como con todos los films de este estilo, estén atentos porque tiene dos escenas post-créditos que van a dar mucho que hablar.
El director de «The Big Short» (2015) y «Vice» (2018), Adam McKay, nos trae su más reciente film, «No Miren Arriba» («Don’t Look Up», en su título original), el cual se estrenó por tiempo limitado en salas a principios de diciembre y ayer llegó a Netflix de forma masiva. La cinta se centra en Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), una estudiante de posgrado de Astronomía, y su profesor, el doctor Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), quienes hacen un descubrimiento tan asombroso como aterrador: encuentran un cometa en órbita en el sistema solar que dentro de seis meses va a caer en la Tierra y destruir el planeta. Es así como ambos empezarán una cruzada para advertirle al gobierno y a la sociedad a través de los medios lo que está a punto de ocurrir para poder hacer algo y salvar la humanidad. Aunque la respuesta que reciben no es la esperada. «No Miren Arriba» es una sátira punzante que realiza una crítica a los gobiernos que lo único que les importa es hacer carrera política, no perder su estatus y adquirir más poder; a los medios de comunicación que se centran solamente en lo que vende aunque sea superfluo e irrelevante; y a la gente que consume este tipo de productos y cree todo lo que se dice por televisión. Además, muestra la poca importancia y credibilidad que se le otorga a los científicos y a las pruebas fehacientes. Si bien se trata de una película de ficción, sin dudas nos encontramos con un dejo de realidad detrás de esta historia, sobre todo porque seguimos transitando una pandemia que nos expuso a situaciones no tan lejanas a lo que propone el film. Nos deja reflexionando sobre las diferentes reacciones de los seres humanos ante noticias de este estilo, la necesidad de buscar un esparcimiento para no pensar en lo que está sucediendo y la poca confianza que se le tiene a la ciencia. Todo esto lo enfoca mezclando el drama con el humor negro e irónico, que funciona en la mayor parte de los gags. Sus intérpretes también permiten que sean efectivos por la manera en la que los transmiten a través de sus diálogos e interacciones. El director, que también oficia como guionista y productor ejecutivo del film, logra impregnarle su sello a la historia, trayéndonos una trama de catástrofes y ciencia ficción vista desde otro lado. No es la típica cinta donde se advierte un riesgo y se muestran las consecuencias a través de diferentes perspectivas, sino que se enfoca solamente en las reacciones y los intereses de distintos grupos de poder. La película tiene un elenco de renombre con Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence a la cabeza, dos grandes actores que realizan buenas interpretaciones de estos científicos preocupados y desbordados (aunque con diferentes formas de adaptarse a la realidad), y que se lucen principalmente cuando interactúan entre sí. Además, contamos con la participación de Meryl Streep como la necia e interesada presidente, Cate Blanchet como una periodista sin escrúpulos, Timothée Chalamet como un joven antisistema, Jonah Hill como el asesor e hijo de la presidente, y Mark Rylance como un empresario que tiene una compañía de celulares muy poderosa. Terminan de conformar el elenco personalidades como Ariana Grande, Tyler Perry, Ron Pearlman, Himesh Patel, entre otros. Los aspectos técnicos están bien logrados, sobre todo los relacionados con los objetos propios de la ciencia ficción, como los cohetes o los planetas; tiene buenos efectos especiales que brindan credibilidad. Además, la banda sonora acompaña de buena manera, e incluso tiene un tema propio interpretado por Ariana Grande que es imperdible. Tal vez «No Miren Arriba» no supere o esté a la altura de otras obras del director, pero sin dudas logra ofrecernos un entretenimiento grato mediante buenos chistes y más que atinadas interpretaciones de un elenco lleno de estrellas, pero también consigue realizar una crítica profunda al gobierno, los medios de comunicación, las grandes corporaciones y a la sociedad en general y advertirnos sobre la importancia y necesidad de estar atentos a temas más importantes como la ciencia y el medio ambiente. Para aquellos que vayan a verla, no dejen de mirar hasta el final porque hay una escena post-créditos.
Más allá de que pueda gustarnos el tenis o no, todos sabemos quiénes son Venus y Serena Williams. Aquellas hermanas que revolucionaron el tenis femenino desde su aparición en los años ‘90, ganadoras de 30 Grand Slams, líderes del ranking de la WTA y campeonas olímpicas. Pero lo que no se conoce en profundidad es la historia de su padre Richard, que trazó un plan detallado sobre cómo sus hijas menores se iban a convertir en las grandes estrellas del tenis. Es así como «Rey Richard: Una Familia Ganadora» va a ahondar en los comienzos de las hermanas y en cómo su padre las fue moldeando hasta llegar a la cima. Si bien a priori puede sonar raro hacer una película sobre el padre de Venus y Serena y que no se centre en las verdaderas estrellas de la historia, la película logra construir un relato efectivo y que sale airoso gracias a las temáticas que toca y las interpretaciones de su elenco. Tal vez al principio se edulcora un poco la figura de Richard, porque se pone el foco en el cuidado de su familia y busca diferenciarse de otros padres que quisieron sacar un rédito económico con sus hijos, pero a medida que avanza el metraje se observa también ese lado b del deporte. El film consigue abordar el tema de la presión, la perseverancia, la confianza en uno mismo y en los demás, los sueños, el tener objetivos claros y hacer todo lo posible para cumplirlos, el racismo, entre otras cuestiones, desde un costado ameno pero realizando una punzante crítica social. El elenco hace una gran labor para encarnar a sus personajes, principalmente Will Smith como Richard, un hombre un tanto insistente y adulador pero que logró un futuro mejor para sus hijas; como también Aunjanue Ellis como la madre de cinco chicas, y Saniyya Sidney como Venus y Demi Singleton como Serena, quienes hacen un muy buen trabajo para simular las habilidades de las tenistas. Un film agradable de ver, que deja varios mensajes interesantes sobre los cuales reflexionar y nos acercan un poco más a la vida de estas tenistas que hicieron historia (y la de toda su familia).
Luego del fallecimiento del abuelo Pedro escapando de su hogar, la matriarca de la familia recibe un milagro: una casa mágica ubicada en un enclave llamado Encanto, en las montañas de Colombia. Además, cada uno de sus tres hijos, y las próximas generaciones, tendrán un don particular que los diferenciará del resto. Es así como tiempo después la familia Madrigal ayuda al pueblo que se construyó alrededor, gracias a la fuerza, el poder de sanación, el oír más allá de nuestras capacidades, entre otras cuestiones. Sin embargo, la única que no recibió ningún don fue Maribel. Cuando se entera que la magia que rodea al Encanto está en peligro, hará todo lo posible para detenerlo. «Encanto», la nueva película de la factoría Disney, logra proporcionarnos tanto entretenimiento y diversión como emoción, ahondando en los vínculos familiares, las expectativas, los deseos, lo que los demás esperan de uno, la idea de perfección, la perseverancia, lo extraordinario dentro de lo ordinario, entre otros temas. No solo nos brinda una aventura atractiva donde la protagonista tiene un claro objetivo que cumplir, sino también profundiza en estas cuestiones de forma sensible y honesta. Esto va a permitir el disfrute tanto de chicos como de grandes. Por otro lado, los personajes son bastante entrañables, sobre todo el de Maribel, una joven llena de sueños, que se esfuerza por superarse y mejorar día a día, aunque también por compensar la falta de su don y estar a la altura del resto de su familia; algo que puede resultar bastante familiar y que muchos pueden sentirse identificados. Si bien tal vez la mayoría de ellos no tienen tanto desarrollo, podemos ir conociéndolos a medida que la protagonista intenta develar los secretos que esconde la familia. El elenco está compuesto en su mayoría por voces de origen latino, aunque es una lástima que el idioma original para este tipo de producciones siga siendo el inglés y no se las realice íntegramente en español, pero de todas maneras no es algo que moleste o impida que se transmitan los mensajes de forma clara y concisa. Además, resulta un gran avance para la compañía, ya que es la primera vez que sucede esto, la segunda si contamos la producción de Disney/Pixar Coco. Stephanie Beatriz, María Cecilia Botero, John Leguizamo, Mauro Castillo, Angie Cepeda, Carolina Gaitán, Diane Guerrero, Maluma, entre otros, son los encargados de darle vida a sus personajes con acentos marcados y buena ejecución. La película sobresale también por sus aspectos técnicos. Por un lado la animación es muy colorida y alegre, ya que utilizan paletas fuertes para construir a los personajes y los paisajes. El vestuario está inspirado en la cultura colombiana, así como también la ambientación de las distintas escenas, brindándonos un acercamiento a las tradiciones de aquel lugar. Por otro lado, la banda sonora original a cargo de Lin-Manuel Mirada nos ofrece una gran variedad de canciones pegadizas, que seguro quedarán resonando en la cabeza del espectador una vez finalizado el film, y son sumamente disfrutables de ver, con un ritmo alegre que transmite ganas de bailar. En síntesis, «Encanto» resulta ser una película llena de ternura, corazón y alegría, que nos deja mensajes optimistas y ahonda en valores fundamentales como la familia, sus diferencias y la importancia de mantener la unidad a pesar de las imperfecciones. Con un despliegue visual más que logrado, canciones pegadizas y un buen trabajo del elenco de voces, el nuevo film de Disney es más que encantador.