Bloodshot es la opera prima del especialista en efectos visuales Dave Wilson, una pelicula de acción y ciencia ficción protagonizada por Vin Diesel. En esta ocasión la estrella del cine de acción interpreta a Ray Garrison, un soldado caído en combate, al que una extraña corporación lo resucita utilizando nanotecnología y lo vuelve indestructible, ya que su cuerpo se regenera rápidamente. Completan el guion Eiza Gonzalez, Sam Heughan, Toby Kebbell, Talulah Riley y Guy Pearce. Basado en el comic llamado Valiant, la película cuenta la historia de Bloodshot, este supersoldado interpretado por Vin Diesel que busca vengarse de los que asesinaron a su esposa. Pero una vez que lo consigue comienza a darse cuenta que las cosas no son como él las recuerda y que la empresa que lo resucito está involucrada en la verdadera historia. Lo primero que vale la pena destacar es que esta película funciona porque suple sus debilidades con entretenimiento. Porque dosifica la información de su complicado argumento que fusiona Robocop con El vengador del futuro de manera tal que resulte claro y que no decaiga la acción dramática con largas explicaciones que terminan resultando anticlimáticas. Y tanto el buen uso de los efectos visuales como el montaje vertiginoso de las escenas de acción hacen que todo resulte verosímil. Otra debilidad que tiene esta película es Vin Diesel, un actor inexpresivo y poco carismático, que se adecua perfectamente a las exigencias de este personaje, ya que su físico y su destreza para las escenas de acción son las adecuadas. Y como contraparte está Guy Pearce, que interpreta un personaje parecido al que hizo en Iron Man 3, el doctor Emil Harting, el empresario tecnológico con un brazo robótico que dirige una compañía llamada RST y no es quien simula ser. Siendo así como la linealidad de su protagonista funciona para las escenas de acción y la complejidad del antagonista es la que le agrega misterio y hace avanzar la trama. En conclusión, Bloodshot es una película de ciencia ficción que conoce sus debilidades y saca provecho de ellas. Y logra deslumbrar con las escenas de acción y el buen uso de los efectos visuales, cumpliendo su objetivo de mantenerse entretenida en todo momento.
Ni héroe ni traidor es una película argentina dirigida por Nicolás Savignone que transcurre en 1982, y retrata la crisis que atraviesa Matías, interpretado por Juan Grandinetti, que es convocado como soldado en la guerra de Malvinas. Y lo acompaña un elenco formado por Rafael Spregelburd e Inés Estévez como sus padres, Verónica Gerez como su novia, Agustín Daulte y Gastón Cocchiarale entre otros. El guion, coescrito entre Nicolás Savignone, Pío Longo y Francisco Grassi cuenta la crisis de Matías, un joven que luego de terminar la conscripción es llamado como soldado para combatir en la guerra de Malvinas. Pero esta noticia afecta también a su ámbito familiar, a su novia, y a sus amigos, quienes toman diferentes decisiones al respecto. Entre los aspectos a destacar se encuentra la dirección de fotografía, a cargo de Inés Duacastella y Agustín Mendilaharzu, quienes demuestran su talento en la belleza de los planos generales. Así como también el diseño de producción y el vestuario, que reconstruyen esos años con muy pocos recursos, y evitando caer en los clichés. Porque Ni héroe ni traidor es una película intimista, que usa una puesta en escena minimalista donde dice más lo que se encuentra fuera de campo que lo que se puede ver en pantalla, ya que como en Jardines de Piedra, su director pone el foco en lo que ocurre en la civilización mientras transcurre el combate. Pero el punto en contra que tiene esta película son las actuaciones de los amigos de Matías. Porque al igual que él atraviesan la misma crisis, aunque toman decisiones opuestas, que invitan al debate. Pero no logran transmitirla ni con sus expresiones ni con sus diálogos, que parecen forzados, quitándoles verosimilitud a sus personajes. En conclusión, Ni héroe ni traidor es una película que invita al debate sobre las diferentes actitudes de los personajes frente a una guerra que no se muestra, pero se hace presente de forma constante mediante el fuera de campo. Y lo bueno es que no baja línea, sino que invita al espectador a que saque sus propias conclusiones.
Mi pasado me condena. La sombra del gallo es el primer largometraje de ficción escrito y dirigido por Nicolás Herzog, protagonizado por Lautaro Delgado, Claudio Rissi y Rita Pauls. Y cuenta la historia de Román Maidana, un ex policía que vuelve a su pueblo después de haber estado en prisión, dispuesto a desarmar un entramado La sombra del gallo: Mi pasado me condena 3delictivo en el que está envuelta la corrupción policial y la trata de personas. Entre lo primero que vale la pena destacar está el buen trabajo actoral de Claudio Rissi, con un vecino que al principio es amable, pero esa amabilidad es utilizada para mantener amenazado a Román (en un caso similar al personaje de Leonardo Sbaraglia en El otro hermano). Y lo segundo es el clima de extrañamiento propio del cine negro que sobrevuela la película, haciendo que el espectador intuya desde el primer momento que algo viciado ocurre en ese pueblo, vinculado al personaje de Rita Pauls, con el que alucina este Román torturado por su pasado, y con el que además mantiene conversaciones. Pero el principal problema de La sombra del gallo es que brinda demasiada poca información al espectador, lo que a medida que avanza la trama le juegaLa sombra del gallo: Mi pasado me condena 4 en contra, ya que la carencia de nuevas pistas sobre lo que ocurre puede generar desinterés. Porque si bien el clímax es potente y resuelve el conflicto principal con eficacia, no alcanza, porque mantiene al espectador en una posición pasiva en la que no puede elaborar teorías. En conclusión, La sombra del gallo es un interesante thriller rural, un subgénero que puede ser muy explotado en nuestro país, que demuestra que Nicolás Herzog tiene un potencial enorme como director. Pero tiene que tener en cuenta que no alcanza únicamente con la construcción de climas, sino con una administración adecuada de la información para mantener activo al espectador.
Los miserables es una película francesa nominada al Oscar a la Mejor Película Internacional en la última edición de tales premios. Opera prima del africano Ladj Ly, está protagonizada por Damien Bonnard, Alexis Manenti, quien ganó por este papel el premio César al Mejor actor revelación, Djebril Zonga y Jeanne Balibar entre otros. Con un guion escrito por su director Ladj Ly, Alexis Manenti, uno de sus protagonistas, y Giordano Gederlini, la película narra cómo son dos días de trabajo de un comando policial que recorre Montfermeil, un barrio marginal de París. Y para ello dedica un largo tiempo a presentar a diferentes personajes que lo habitan, para hacerlos entrar en acción en un segundo acto, que se desencadena cuando estos policías lastiman a un menor. Entre lo más interesante se encuentra su puesta en escena neorrealista, donde Ladj Ly aprovecha su experiencia como documentalista, género en e que se encuentra el largometraje homónimo en el que se basó esta película, por lo que muchos vecinos del barrio se interpretan a sí mismos en papeles secundarios. Y esta puesta en escena puede apreciarse también desde la fotografía, ya sea por el uso de luz natural como la utilización de drones o cámaras en mano cuya desprolijidad aporta el realismo necesario. Pero el principal problema de “Los Miserables” es que se toma demasiado tiempo en describir el barrio y la situación de sus habitantes, utilizando como punto de vista del espectador al personaje de Damien Bonnard. Porque presenta a una gran cantidad de personajes en una larga serie situaciones, con estructura episódica, de manera similar a Día de entrenamiento. Y esto hace que el espectador comience a perder el interés, a la espera de que comience el conflicto principal, en el que si bien todos los personajes son partícipes, se hace esperar por demás. En conclusión, Los Miserables es una película que divide la descripción de la acción. Y si bien queda claro que lo segundo es un medio para darle sentido a lo primero, esta clara separación hace que decaiga el interés del espectador en algunos momentos. Y se desaprovecha así la oportunidad de generar el impacto necesario para hablar de los conflictos entre los inmigrantes en países europeos y cuestionar el abuso policial.
Querido señor es una película producida y realizada en la India, escrita y dirigida por Rohena Gera, que cuenta la relación entre Ratna, una empleada doméstica interpretada por Tillotama Shome y Ashwin (Vivek Gomber), su patrón. Ambos viven juntos en un departamento de un lujoso edificio de Mumbai, pero los separan fuertes barreras sociales que entran en crisis cuando se enamoran. Como puede verse en su argumento, Querido Señor es un melodrama contemporáneo, con la particularidad de estar contado en una escala minimalista. Porque el resto de los personajes tiene escasa participación y la mayor parte de la acción ocurre dentro del departamento. Además el conflicto romántico aparece recién en el punto de giro que da lugar al tercer acto, dedicando los primeros dos a describir las diferentes costumbres y la relación laboral de ambos. Porque lo más interesante que tiene esta película es que describe detalladamente el fuerte contraste entre las clases sociales que tiene la India, lo que puede verse en las costumbres (los sirvientes comen con la mano sentados en el piso, por ejemplo), o la vestimenta. Y el segundo es un elemento clave de la puesta en escena, porque vemos cómo Ratna, una joven viuda de un matrimonio arreglado, criada en el campo, se viste con vestidos tradicionales de su país. En cambio Ashwin, quien decide cancelar su boda, se viste igual que en Occidente, al igual que el resto de la gente de su clase. Por último, otro aspecto que vale la pena destacar es la fotografía, a cargo de Dominique Colin, que filma los mercados de Mumbai, llenos de gente y cargados de cosas en planos cerrados y con movimientos de cámara constantes que recuerdan al Once de “El abrazo partido”. Y los contrapone a los planos fijos y abiertos de la tranquilidad del departamento, resaltando aún más el contraste entre las clases sociales. En conclusión, Querido señor es una película que reduce a la mínima expresión posible el conflicto de clases de la India. Y si bien no aporta nada nuevo, sirve para que los espectadores occidentales podamos acercarnos a esa cultura, gracias a las largas descripciones de la misma que hace Rohena Gera, especialmente durante los dos primeros actos.
Más rebeldes que nunca. Bad Boys para siempre es la tercera entrega de la franquicia de películas de acción encabezada por Will Smith y Martin Lawrence, como Mike Lowery y Marcus Burnett; dos policías que combaten el narcotráfico en las calles de Miami. En este caso la dirección está a cargo de Adil El Arbi y Bilall Fallah, y completan el elenco Vanessa Hudgens, Jacob Scipio, Paola Núñez, Kate del Castillo y Joe Pantoliano, entre otros. En esta ocasión, Mike Lowery sobrevive a un intento de asesinato por parte del hijo de la líder de un cartel mexicano, y junto con su compañero Marcus Burnett deben detenerlo antes de que mate a todos los responsables de la muerte de su padre. Y a su vez deberán trabajar con un equipo de jóvenes policías que utilizan la tecnología para combatir el crimen comandado por Rita (Paola Núñez), exnovia de Mike. Lo primero que vale la pena destacar es que no se nota el cambio de director, porque esta pareja de directores conserva la puesta en escena de Michael Bay, director de las primeras dos entregas, respetando así su estética similar a la del videoclip. Esta consiste en el uso de lentes de gran angular, el uso excesivo de tonos cálidos y el montaje rápido de las escenas de acción. Dándole así una mayor importancia al espectáculo por sobre la verosimilitud, algo que caracterizó a este género durante la década del 90, cuando comenzó esta saga, lo que justifica el uso excesivo de los disparos y las explosiones. Pero lo que hace que esta película funcione es la química entre sus protagonistas, porque se trata de una buddy movie, es por eso que Mike y Marcus se llevan bien a pesar de ser opuestos, lo que da lugar a una serie de gags efectivos. Porque el primero es carismático, metrosexual, mujeriego y adicto a la adrenalina, en cambio el segundo ya es abuelo y busca retirarse para pasar más tiempo en familia. Pero la lealtad hacia su compañero hace que lo acompañe en esta búsqueda del sicario que atentó contra su vida antes de que termine de llevar a cabo su venganza. En conclusión, Bad Boys para siempre es una película que triunfa donde fracasó Proyecto Géminis, porque supo aprovechar el carisma de Will Smith. Porque ofrece una larga serie de escenas de acción exageradas que priorizan el gran espectáculo lo que, sumado a los gags producto de la química con Martin Lawrence, hacen que el espectador disfrute de dos horas de puro entretenimiento.
La maldición renace es una secuela de la franquicia de películas de El grito, que tanto su versión original japonesa como en su remake estadounidense fueron dirigidas por Takashi Shimizu. Y en esta ocasión está dirigida por Nicolas Pesce y protagonizada por Andrea Riseborough, Demian Bichir, John Cho, Betty Gilpin, Lin Shaye, Frankie Faison y la actriz nominada dos veces al premio Oscar Jacki Weaver, entre otros. La historia, a cargo también de Nicolas Pesce, cuenta la historia de un fantasma que habita en una casa y les causa una muerte violenta a todos aquellos que ingresan en ella. Por eso la detective Muldoon (Andrea Riseborough) decide investigar las muertes mientras por medio de flashbacks vamos reconstruyendo la historia de lo ocurrido con los dueños anteriores y el agente inmobiliario que les vendió la casa. Y esta estructura no lineal utilizada también en la franquicia de “El juego del miedo” hace que resulte interesante la historia, porque generan suspenso al conocer en muchos casos las consecuencias antes que las causas. Lo más importante que vale la pena destacar de La maldición renace es el buen uso del fuera de campo, lo que con un montaje eficaz logra que funcionen los jump scares mostrando lo justo y necesario. Es por eso que vemos a este fantasma únicamente en momentos clave y por un breve lapso de tiempo, continuando la tradición del cine clásico en la que el espectador reconstruye los hechos en su cabeza, lo que los vuelve aterradores. Pero lo que le juega en contra a esta película es la falta de desarrollo de sus personajes, que utilizan todos los clichés del género y no generan la empatía necesaria con el espectador para que se preocupe por si se van a convertir en víctimas o sobrevivientes. Y la única excepción se encuentra en Faith Matheson, la anciana interpretada por Lin Saye, cuya demencia la convierte en el vínculo entre este fantasma maldito y el resto de los personajes. En conclusión, La maldición renace es una película que funciona por utilizar con eficacia los mecanismos del cine de terror, tanto desde su estructura narrativa como desde el montaje. Pero se ve perjudicada por la falta de desarrollo de sus personajes, que los convierte en excusas para que funcionen los jump scares.
El último viaje. Rumbo al mar es una película en la que Santiago y Federico Bal, padre e hijo en la vida real, interpretan dos personajes con la misma relación parental que realizan un viaje en moto desde Tucumán hasta Mar del Plata. Esta dirigida por Nacho Garassino, y completan el elenco Anita Martinez, Zulma Fayad y Laura Laprida, entre otros. Basado en un guión de Juan Faerman, Rumbo al mar es una road movie en la que Julio (Santiago Bal), es un anciano al que le diagnostican poco tiempo de vida debido a una enfermedad terminal, y decide ir a Mar del Plata en moto con su hijo Marcos (Federico Bal). Pero a lo largo del viaje vamos descubriendo que esta aventura es en realidad una excusa para recomponer el vínculo entre ellos y solucionar algunos asuntos pendientes. Un aspecto importante que vale la pena destacar de esta película es que los lazos que vinculan a su dúo protagónico son reales, y eso le aporta la química necesaria para que esta relación funcione en pantalla. Y esta mezcla entre ficción y realidad sumada a un relato intimista, genera una empatía inmediata con el espectador que experimenta emociones genuinas, con una puesta en escena neorrealista, similar a la que le dio resultados satisfactorios a Carlos Sorin con Historias mínimas. Pero también hay dos aspectos que le juegan en contra y el primero de ellos es la falta de desarrollo de los personajes que tienen un pequeño papel. Porque su falta de oficio actoral no es aprovechada como corresponde, sino que ralentizan la acción dramática, como se puede apreciar en el monólogo del mozo de una cadena de pizzerías. Y el segundo aspecto es la música, en la que si bien es acertado su minimalismo, su cambio de estilo en algunos giros dramáticos genera una redundancia que le termina restando a los mismos el impacto necesario. En conclusión, Rumbo al mar es una película que homenajea a Santiago Bal, un actor con una larga trayectoria teatral y televisiva en nuestro país. Y si bien su idea es buena y la puesta en escena es la adecuada, desaprovecha mucho de su potencial, y se convierte en un relato intimista del montón de esos que abundan en los festivales de cine independiente.
“Espías a escondidas” es una película de animación dirigida por Nick Bruno y Troy Quane, que utiliza el formato de buddymovie para contar una comedia de espionaje. Porque Will Smith pone la voz de Lance Sterling, el mejor espía del mundo que se convierte en paloma por beber accidentalmente una pócima del joven inventor Walter, quien tiene la voz de Tom Holland. Lo primero que vale destacar de esta película es que el personaje de Lance Sterling copia el aspecto físico y los rasgos faciales de Will Smith, para animar a este espía similar a James Bond que debe luchar contra los planes de un villano, que homenajea también a los de esta serie de películas. Pero lo que lo diferencia y lo acerca al público infantil es que comparte protagonismo con este joven nerd cuyo aspecto desgarbado y torpeza lo convierten en su antítesis. Y a esto hay que sumarle el hecho de que se convierte en paloma, un giro en la trama al que se le da una explicación científica, pero no deja de ser un tópico de los cuentos de hadas que además de generar una larga serie de gags brinda una moraleja sobre el trabajo en equipo. Otro aspecto importante que vale la pena destacar de “Espías a escondidas” es su diseño de producción, ya que su propuesta estética copia con fidelidad edificios y lugares reales, entre los que se pueden reconocer las ciudades de Washington DC y Venecia, por ejemplo, que se suman a las modernas bases secretas tanto de héroes como de villanos. Porque es acá donde más se puede apreciar la larga trayectoria en otras áreas del cine de animación de esta pareja de directores debutantes en este rol. En conclusión, “Espías a escondidas”cumple con su objetivo de entretener al público infantil al que está dirigida en primer lugar, gracias a sus gags efectivos y sus escenas de acción. Y si bien no está a la altura de la obra maestra del género que fue “Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio”, pero puede dar lugar a una exitosa franquicia gracias al carisma de sus personajes y la gran variedad de aventuras que pueden protagonizar en el futuro.
La hora de tu muerte” es la opera prima de Justin Dec, una película de terror, en la que una aplicación llamada Countdown predice con exactitud la hora de la muerte de sus usuarios. Y su protagonista es Elizabeth Lail, una joven usuaria que busca cambiar su destino porque esta App le pronostica que le quedan pocos días de vida. Completan el elenco Jordan Calloway, Peter Facinelli, Talitha Eliana Bateman, P.J. Byrne y Tom Segura entre otros. La historia, escrita también por Justin Dec, sigue las reglas del cine de terror en la misma línea de “La llamada” o “Destino final”, parte de la premisa de que todos pueden averiguar cuándo van a morir de acuerdo a esta nueva tecnología, con la intención de generar suspenso en los espectadores. Y si bien esta idea funciona mejor en otros casos similares, en este caso falla porque tiene serios problemas en el desarrollo de su guion lleno de arbitrariedades, y una subtrama paralela vinculada a una problemática de actualidad que distrae del conflicto principal porque no termina de fusionarse con el mismo. Otro problema que tiene “La hora de tu muerte” es que la explicación del funcionamiento de dicha aplicación vinculada a una maldición satánica gitana, a cargo de un sacerdote interpretado por P. J. Byrne, termina resultando confusa, por lo que no llega a quedar claro cuáles son las causas y cómo se puede romper este maleficio. Vale la pena aclarar también que este personaje cumple a su vez la función de comic relief, cuyos escasos gags no solo no funcionan, sino que pueden llegar a ofender gratuitamente las creencias religiosas de algunos espectadores. Un párrafo aparte merecen el resto de las actuaciones, donde Elizabeth Lail, conocida por la serie Youth, cumple bien su rol protagónico a pesar de las arbitrariedades del guion, ya que interpreta bien a esta joven de apariencia inocente que a medida que avanza la trama va encontrando su fortaleza para luchar por su vida. Así como también lo hace Peter Facinelli como un villano que utiliza la seducción como una forma de acoso y manipulación, haciendo que esta subtrama resulte más interesante que la trama principal, que por momentos parece estorbar. En conclusión, “La hora de tu muerte” es un intento fallido de comenzar una nueva franquicia en el género del terror. Porque si bien trata temas de actualidad que pueden resultar interesantes, no se desarrollan de una forma atractiva para los espectadores, generando así desinterés y aburrimiento.