Querido señor

Crítica de Patricio Ferro - Loco x el Cine

Querido señor es una película producida y realizada en la India, escrita y dirigida por Rohena Gera, que cuenta la relación entre Ratna, una empleada doméstica interpretada por Tillotama Shome y Ashwin (Vivek Gomber), su patrón. Ambos viven juntos en un departamento de un lujoso edificio de Mumbai, pero los separan fuertes barreras sociales que entran en crisis cuando se enamoran.

Como puede verse en su argumento, Querido Señor es un melodrama contemporáneo, con la particularidad de estar contado en una escala minimalista. Porque el resto de los personajes tiene escasa participación y la mayor parte de la acción ocurre dentro del departamento. Además el conflicto romántico aparece recién en el punto de giro que da lugar al tercer acto, dedicando los primeros dos a describir las diferentes costumbres y la relación laboral de ambos.

Porque lo más interesante que tiene esta película es que describe detalladamente el fuerte contraste entre las clases sociales que tiene la India, lo que puede verse en las costumbres (los sirvientes comen con la mano sentados en el piso, por ejemplo), o la vestimenta. Y el segundo es un elemento clave de la puesta en escena, porque vemos cómo Ratna, una joven viuda de un matrimonio arreglado, criada en el campo, se viste con vestidos tradicionales de su país. En cambio Ashwin, quien decide cancelar su boda, se viste igual que en Occidente, al igual que el resto de la gente de su clase.

Por último, otro aspecto que vale la pena destacar es la fotografía, a cargo de Dominique Colin,  que filma los mercados de Mumbai, llenos de gente y cargados de cosas en planos cerrados y con movimientos de cámara constantes que recuerdan al Once de “El abrazo partido”. Y los contrapone a los planos fijos y abiertos de la tranquilidad del departamento, resaltando aún más el contraste entre las clases sociales.

En conclusión, Querido señor es una película que reduce a la mínima expresión posible el conflicto de clases de la India. Y si bien no aporta nada nuevo, sirve para que los espectadores occidentales podamos acercarnos a esa cultura, gracias a las largas descripciones de la misma que hace Rohena Gera, especialmente durante los dos primeros actos.