“Máquinas mortales”, de Christian Rivers Por Jorge Bernárdez Si todo sale bien se esperan no menos de cinco películas a partir de la historia de Máquinas mortales, que es una serie de libros que cuenta con cuatro largas novelas y una precuela que a su vez consta de tres novelas más. Ya quedó claro con El señor de los anillos que a Peter Jackson le gustan los proyectos de largo plazo, así que Máquinas mortales parece hecha a medida para él, lástima que se haya quedado en el área de la producción y le haya cedido la dirección a Christian Rivers. Claro que lo anterior no implica perder de vista que será la respuesta del público la que determine si semejante plan es posible pero desde aquí estamos en condiciones de adelantar que a juzgar por la primera entrega, no será tan fácil que la cosa funcione, en principio porque no hay nada que no hay referencias fácilmente reconocibles, pero como dice una estrella de nuestra televisión que el público siempre se renueva, habrá que abonar la idea que siempre habrá incautos a los que todos les parezca novedoso y eso en los tiempos que corren, donde el público parece no tener noticias del pasado es más cierto que nunca. La historia cuenta que en un momento los seres humanos vuelan por los aires y el mundo tal como lo conocemos desapareció y muchos siglos después, los pocos seres humanos que quedan se sobreviven como pueden en lo que queda de la Tierra. Los países han desaparecido y lo que queda son apenas unas fortalezas móviles que se andan conquistando unas a otras, la principal, al menos la que aparece en esta historia como muy agresiva y conquistadora, es Londres, que al arrancar la película cruza el estrecho que la separa de Europa para conquistar otras ciudades móviles. Hay una especie de monarca que parece gobernar con mano dura pero con algo de criterio pero el poder detrás es Thadeus Valentine (Hugo Weaving), una cabeza brillante que conoce de arqueología y también sobre cómo conseguir energía del reciclaje de todas la porquerías que los “antiguos” que llevaron a la hecatombe a la civilización dejaron. Pero detrás de su imagen de hombre de ciencia esconde un monstruo sediento de poder que se halla abocado a recrear lo peor del mundo del pasado y a él se enfrentan las nuevas generaciones, su hija “oficial” y otra que es el fruto de una relación del pasado que solo intenta matarlo: Hester Shaw. En el medio aparece Tom Natsworthy (Robert Sheeham) que es un estudioso del pasado y que en confuso episodio termina fuera de Londres y acompaña a Hester, primero de manera ambigua y después como aliado en la que entiende que es una venganza legítima de Hester que vio a Thadeus asesinar a su madre. El diseño de producción es impresionante pero los elementos que van apareciendo parecen tomados de manera caótica de clásicos de distintos géneros y el resultado además de confuso es un poco gastado, pero no sería raro que el público masivo caiga como chorlito. La película acumula personajes y las resoluciones que se empiezan a suceder, dan como resultado una especie de agotadora maratón hasta llegar al final. En ese sentido está claro que la primera historia tiene una resolución, pero el proyecto general solo el resultado en la taquilla dirá si tiene una continuidad, aunque se agradecería que sea más original y deje de saquear de tantas fuentes diferentes. Máquinas mortales no es aburrida, tampoco novedosa ni sorpresiva y teniendo en cuenta que Peter Jackson está detrás de todo, quizás la solución de fondo sea que Jackson tome el mando y sea el director de lo que viene. MÁQUINAS MORTALES Mortal Engines. Nueva Zelanda/Estados Unidos, 2018. Dirección: Christian Rivers. Guión: Peter Jackson, Philippa Boyens y Fran Walsh. Intérpretes: Hera Hilmar, Hugo Weaving, Jihae Kim, Robert Sheehan, Stephen Lang, Leila George, Frankie Adams, Caren Pistorius, Colin Salmon, Ronan Raftery. Producción: Peter Jackson, Deborah Forte, Amanda Walker, Fran Walsh y Zane Weiner. Distribuidora: UIP. Duración: 128 minutos.
“Jefa por accidente”, de Peter Segal Por Jorge Bernárdez En las informaciones previas se la etiqueta a Jefa por accidente con el sello de “Comedia romántica” y en algunos casos se habla de que retoma de cierta manera la historia de la Cenicienta, pero nada de eso es del todo cierto. La película que nos devuelve a Jenniffer López a las salas cinematográficas es en todo caso una declaración de amor al Estilo americano de vida o en todo caso, al espíritu individualista y a ciertas enseñanzas que se pueden encontrar en los libros de autoayuda. O en los sobres de azúcar. Maya (Jennifer López) trabaja en una gran tienda, pero siente que necesita un cambio y ese cambio llega cuando gracias a una mentira logra entrar a una corporación que produce productos para maquillaje. Ahí Maya hace valer sus conocimientos prácticos sacados de la universidad de la calle para modificar ciertas ideas de marketing de la corporación en la que trabaja gracias a un engaño. Si hasta ahora el relato les parece poco sustentable, esperen a que llegue la parte más o menos sentimental de la película, que incluye una hija abandonada que Maya reencuentra. Bueno, mejor no contar esa parte. Hay momentos de comedia algo logrados, más por virtud del elenco que rodea a Jennifer López que por ella, así que lo mejor que podemos decir Jefa por accidente es que es corta de duración y que un rato después de abandonar la sala se olvida fácilmente. JEFA POR ACCIDENTE Second Act. Estados Unidos, 2018. Dirección: Peter Segal. Intérpretes: Jennifer Lopez, Vanessa Hudgens, Leah Remini, Freddie Stroma, Milo Ventimiglia, Treat Williams, Charlyne Yi, Dave Foley, Annaleigh Ashford, Larry Miller y Dan Bucatinsky. Guion: Justin Zackham y Elaine Goldsmith-Thomas. Fotografía: Ueli Steiger. Música: Michael Andrews. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 103 minutos.
“Cuando brillan las estrellas”, de Natalia Hernández Por Jorge Bernárdez Twitter Cuando ya nadie esperaba nada de la temporada cinematográfica y muchos siguen festejando o al menos brindando por algo mientras llega fin de año, llega una comedia romántica de una directora -en el año en que las mujeres marcaron un hito social-, que obliga a que dejemos de atender lo que estábamos atendiendo y nos concentremos en una relato llamativo y tan luminoso como lo promete su título. Hay una historia coral que suma personajes que viven distintas situaciones relacionadas con el amor y con las relaciones. Hay parejas que terminan, hay hombres y mujeres atrapados en sus conductas repetitivas, hay distintas miradas y hay historias que empiezan y otras que se truncan. Hay dos personajes centrales que son Ana y Lucas, a quienes vemos de niños y que suponemos que de alguna manera la historia los llevará a reencontrarse. Mientras eso pasa, las historias de ellos y los personajes que los rodean se van desarrollando, nada queda librado al azar y todos tienen espacio de lucimiento justo lo que siempre reclamamos cuando vemos clásicos del género. El guión de Sebastián Rotstein no abandona a nadie y deja pistas acá y allá de cosas que se cerrarán más adelante, pero esos aciertos necesitan de una dirección que acompañe y Natalia Hernández en su debut como directora -es una asistente de dirección de gran trayectoria-, cumple y dignifica. A los aciertos hay que sumar el elenco donde no hay caras conocidas, salvo Gastón Pauls, y vienen del mundo del teatro. Todos están bien y logran que el espectador siga con atención y se preocupe por el destino de esos personajes. Cuando brillan las estrellas es una comedia romántica actual y clásica al mismo tiempo. Traten de verla en cine y si no llegan busquen en Cinear.com, otra vez, traten de verla antes de que termine el año y si no llegan véanla en los primeros días de 2019, que sería una manera luminosa de empezar el año nuevo. CUANDO BRILLAN LAS ESTRELLAS Cuando brillan las estrellas. Argentina, 2018. Dirección: Natalia Hernández. Interpretes: Maria Canale, Pablo Sigal, Julián Larquier Tellarini, Silvina Ganger, Ezequiel Gelbaum, Esteban Menis, Mara Bestelli, Clarisa Hernández, Anahí Martella. Guion: Sebastian Rotstein.
“Aquaman”, de James Wan Por Jorge Bernárdez En la guerra entablada entre los gigantes creadores de superhéroes, hubo una época en la que Marvel estaba bastante lejos de DC, pero en las últimas décadas y por un estudiado asalto al mundo del cine Marvel sacó la delantera y mientras las películas de los Avengers juntos ypor separado fueron creando un universo en constante expansión, los responsables de DC asociados a Warner no dan pie con bola a tal punto que Batman, uno de sus personajes más rendidores, hoy no tiene quién lo encarne mientras que se preparan dos películas sobre el Joker y no hay noticias de Superman. Curiosamente es la Mujer Maravilla la que está cerca de tener una nueva aventura en cine y mientras eso ocurre, el último mes del año trae una película de un superhéroe que en otras épocas figuraba en un tercer o cuarto plano: Aquaman. Los personajes principales de DC parecen estar cansados, así que mientras resuelven que hacer con ellos la reserva del Palacio de la Justicia aguanta los trapos. Aquaman es un héroe mitológico, mitad humano, mitad Atlante, ya que su madre era una diosa y reina de las profundidades y su padre un humano que se dedica a cuidar un faro. Eso se cuenta en esta primera película que tienevarios virtudes robadas de las películas de Marvel, hay un gag directamente copiado de Thor: Ragnarok. El hijo de Atlanna (Nicole Kidman) y el cuidador del faro crece sin la madre al lado, ya que siendo este muy pequeño ella debió volver a las profundidades del océano para cumplir su papel dentro de uno de los reinos que existen allí en lo profundo. Ya de grande el niño es una Aquaman, un héroe reconocido por aquellos que viven en el mar. Aquaman interviene para defender embarcaciones de desastres naturales o delos ataques de los piratas. Pero la extraño paz establecida entre la superficie y los reinos submarinos está por romperse porque el hermanastro de Aquaman está lanzando una cruzada para limpiar el océano en principio y aniquilar a los humanos si es necesario para limpiar los océanos. El conflicto hace que desde el fondo del mar algunos partidarios de la convivencia pacífica busquen al hijo de Atlanna para que haga entrar en razones a su hermanastro o vencerlo,en una lucha por la corona del reino que unifique los pueblos subacuáticos. Enormes batallas superpobladas de efectos especiales, algo de humor y toques de drama con algo de Shakespeare subacuático. El disparate de Aquaman es mucho más llevadero que el plomazo edípico de Superman y Batman en las anteriores películas de DC. Parece como si a los héroes de DC la seriedad los volviera aburridos y el resultado pensado por los ejecutivos resultó ser volver al mundo de la historieta y quitar todo vestigio de dramatismo. Las cosas parecen encaminarse de la mano de la Mujer Maravilla que no envejece y atraviesa la historia humana del SXX y del mutante mitad humano mitad dios que se conecta con el mundo subacuático. Los amantes de las historietas agradecerán el rumbo que DC va tomando mientras que los amantes de los cómics más oscuros y para adultos tendrán que armarse de paciencia y esperar qué les depara 2019. AQUAMAN Aquaman.Estados Unidos/Australia, 2018. Dirección: JamesWan. Guión: Will Beall y David Leslie Johnson-McGoldrick.Intérpretes: Jason Momoa, Amber Heard, Willem Dafoe, Patrick Wilson,Nicole Kidman, Dolph Lundgren, Yahya Abdul-Mateen II, TemueraMorrison, Ludi Lin, Michael Beach. Producción: Peter Safran y RobCowan. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 143 minutos.
“Ruleta rusa”, de Eduardo Meneghelli Por Jorge Bernárdez Un hombre llega al pueblo donde su padre fue asesinado veinte años atrás con el objetivo de vengar aquel crimen orquestado por el hombre fuerte del lugar. El recién llegado se llama Rudy (Gabriel Peralta) y su presencia comienza a ser la comidilla del pueblo. El poderoso del lugar comienza a indagar qué está pasando y mientras crece la tensión, la hija del capo fuerza un encuentro con el desconocido. Maru (Abril Sánchez) y Rudi pasan de un juego de seducción a un amor total en tiempo récord y la historia pasa a un nivel Romeo y Julieta, sin los diálogos de Shakespeare, claro. Parra (Enrique Liporace) es el villano y padre de Maru maneja en el pueblo, el juego y la prostitución, pero responde a intereses superiores a quienes la guerra de Parra con el recién llegado empieza a molestarles. Rudi y Maru se fugan, ella queda embarazada, el tiene un romance con una de las prostitutas del lupanar que maneja Parra. Aparecen otros villanos que son jefes de Parra y la historia de amor se vuelve confusa mientras que la trama policial no se entiende. Hay un concurso de Ruleta rusa, hay drogas y cuestiones por el estilo pero no se entiende mucho. Patricio Contreras y Pompeyo Audivert aportan su sabiduría como actores, pero no pueden hacer nada con semejante cruce de historias poco claras y sin fundamento. Alguien podría argumentar que no hay que ser tan exigente con una película de género, pero el problema es que en este caso el género es difuso al punto de que llegado un punto uno quiere que se cumplan las reglas del género y terminen todos a los tiros. Ruleta rusa muestra algunos buenos actores desperdiciados y un relato más bien confuso. Está producida por Canal 9, así que no va a tardar demasiado en aparecer por esa pantalla, de ser así y si no hay nada para ver en el resto de la grilla, se puede ver y pegarse una buena siesta en el sillón ese que tienen frente al televisor. RULETA RUSA Ruleta rusa. Argentina, 2018. Dirección: Eduardo Meneghelli. Intérpretes: Gabriel Peralta, Abril Sánchez, Lautaro Delgado Tymruk , Pompeyo Audivert, Quique Liporace, Patricio Contreras, Pablo Pinto, Jazmín Falak, Marcos Woinsky, Pía Uribelarrea, Elvira Onetto, Matías Marmoratto, Laura Grandinetti, Martín Kahan. Guion: Luis Sáez.
“El asesinato de la familia Borden”, de Craig William Macneill Por Jorge Bernárdez La historia de Lizzie Borden es en cierto aspecto un clásico relato folklórico. Lizzie fue conocida como “La asesina del hacha” a pesar de que no fue condenada por la muerte de su padre y su madrastra, que aparecieron masacrados en la casa donde vivía la familia Borden. Los asesinatos no fueron castigados y la razón fue que cuando el jurado se reunió a debatir el caso no pudo creer de esa familia tan acomodada surgiera una asesina feroz. En la película Chloë Sevigny interpreta a la tortuosa Lizzie y Kristen Stewart asume el papel de Bridget Sullivan, la humilde chica de servicio que trabajaba para la familia Borden y que entabló algo más que una amistad con Lizzy. El costado sexual de la historia de “La asesina del hacha” surgió mucho tiempo después, cuando los historiadores ahondaron en los aspectos que no aparecían en los legajos del juicio. Lizzy tenía ataques epilépticos y una personalidad intrincada que la ponía en la mira de su padre, que era un poderoso hombre de negocio muy conservador que no soportaba las excentricidades de esa hija que a los 32 años, era una persona que no se adecuaba a las convenciones sociales de la época. La película dirigida por Craig William Macneill se apoya en el ambiente opresivo en el que vivía Lizzie, a quien el padre amenaza con que la haría encerrar en un hospital o en un instituto donde pudieran tratarla. La llegada de Bridget es para Lizzie un aire nuevo dentro de esa casa donde vivía y que descubre un impulso amoroso, que por supuesto, era algo que al padre no le cabía en la cabeza. El relato es violento y asfixiante, las actuaciones de Stewart y Sevignny transmiten la ansiedad del impulso amoroso que no podía mostrarse y que solo encontraba escasos momentos para el encuentro. Así que en su oscura singularidad, La muerte de la familia Borden es casi una experiencia que vale la pena transitar. EL ASESINATO DE LA FAMILIA BORDEN Lizzie. Estados Unidos, 2018. Dirección: Craig William Macneill. Guión: Bryce Kass. Intérpretes: Chloë Sevigny, Kristen Stewart, Jay Huguley, Fiona Shaw, Jamey Sheridan, Kim Dickens, Denis O’Hare, Jeff Perry, Tara Ochs, Jay Huguley. Producción: Chloë Sevigny, Liz Destro y Naomi Despres. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 105 minutos.
“El primer hombre en la Luna”, de Damien Chazelle Por Jorge Bernárdez Nada más apropiado para el mundo de Damien Chazelle que la historia de esa obsesión que fue la realización de un viaje para poner un pie sobre la Luna. La historia dice que fue el presidente Kennedy el que lanzó la idea y que fue su sucesor el que apoyó la realización de ese viaje una vez muerto el presidente demócrata. El problema era que el esfuerzo de la NASA por lograrlo consumía plata y costaba vidas. De todas maneras, incluso pese a la Unión Soviética que había asumido el desafío y parecía estar siempre un paso adelante, en 1969 los norteamericanos lo lograron y Neil Armstrong fue el primer hombre en poner un pie sobre el satélite natural de la tierra. Damien Chapelle es un director de cine que se especializa en historias sobre la obsesión y la épica del sacrificio que implica dedicarse a lo que se ansía lograr, ya sea tocar standards de Jazz en la mejor orquesta posible como Whiplash o el sueño de crecer en el mundo del espectáculo como en Lalaland. Chapelle investigó cómo fue esa lucha por ganar la carrera del espacio, llamó a Ryan Gosling para que se pusiera en la piel de Neil Armstrong y junto a un gran grupo de actrices y actores más la excelencia de la industria de Hollywood, puso en la pantalla el día a día de ese grupo de gente que vivió con una sola idea en la cabeza. Llegar a la luna. Hay detalles técnicos interesantes sobre cómo logra Chazelle lograr la diferencia entre lo que son las escenas de la vida diaria del momento en que la historia se traslada al espacio. El cine es un poco de arte, algo de técnica y bastante de negocio, en ese sentido El primer hombre en la Luna lo combina todo. Hay una apuesta a registrar el día de manera naturalista y cuando se llega al momento culminante se apela a las técnicas de las cámaras de Imax, una tecnología que se usa para meter al espectador sobre esa nave y transmitir esa experiencia. No es la primera vez que Hollywood se mete en el tema, pero sí que logra transmitir la dureza de lo que fue ese camino, mientras se exponen esos cascajos de lata que se recalentaban, temblaban, no tenían medidores que funcionaran todo el tiempo y que además exigían de los que manejaban esos aparatos una atención extrema y un estado físico descomunal. En esta ocasión la historia personal de Armstrong y su familia está puesta en primer plano, además de mostrar la cotidianidad de las familias y el esfuerzo de las mujeres por sostener ese mundo privado donde realmente sobresale Claire Foy haciendo de la esposa del astronauta. Todo en el relato es casi perfecto, las actuaciones, las escenas, todo abruma por ajustado ya a la vez novedoso de lo que fue el progresión de terminar con un hombre llegando a la Luna. Esos hombres que viajaron tenían familias que vivían para apoyar ese mandato obsesivo pero tenían sus propios intereses profesionales y debían cumplir con el interés de una potencia que se puso en la obligación de no traicionar el legado de uno de sus líderes emblemáticos. Las dos horas veinte de duración pueden resultar algo planas, pero los minutos dedicados al viaje y a la llegada son asombrosos y la película se ocupa de además de crear nuevas imágenes justamente para un evento que resultó ser la primera cosa global de la que participamos como civilización como espectadores desde nuestros televisores. El cine de Chazelle es un gran exponente de uno de los costados más llamativos del espíritu norteamericano, un perfil donde sobresale un compromiso por la excelencia y la entrega a una épica del sacrificio individual. Pero esa característica está alejada de cierta humanidad y un poco de distante de nuestro espíritu caótico y adorador de una épica más a los ponchazos. EL PRIMER HOMBRE EN LA LUNA First Man. Estados Unidos, 2018. Dirección: Damien Chazelle. Guión: Josh Singer. Elenco: Ryan Gosling, Claire Foy, Jason Clarke, Kyle Chandler, Corey Stoll, Patrick Fugit, Christopher Abbott, Ciarán Hinds, Olivia Hamilton, Pablo Schreiber. Producción: Damien Chazelle, Marty Bowen, Wyck Godfrey e Isaac Klausner. Distribuidora: UIP. Duración: 141 minutos.
“Vendrán lluvias suaves”, de Iván Fund Por Jorge Bernárdez Octava película de Ivan Fund, director prolífico que ya es una figura habitual del cine argentino y que ha demostrado una mirada personal y poco convencional con títulos como Hoy no tuve miedo o Los labios. Vendrán lluvias suaves trae la sorpresa de que el vehículo elegido esta vez es un relato de corte fantástico, con un grupo de niños entre siete y once años como protagonistas. En un pueblo de provincia una mañana los niños se despiertan y salen de la cama, pero el resto de los habitantes del pueblo no. Los chicos no saben si los adultos murieron, no saben si están dormidos y despertarán y apenas saben que esa mañana sus vidas cambiaron y que deben asociarse para sobrevivir. Hay en ese comienzo distintas promesas posibles de desarrollo y el director elige la más compleja, pero además digamos que lo que elige es el desarrollo posible de una ciencia ficción periférica. Los modelos de Fund son claramente aventuras al estilo de Los Goonies y más cercano en el tiempo la serie Stranger Things, pero lo suyo va más allá de un estructura probada, sino que lo que hace a partir de ese comienzo fantástico es generar un relato que también elude el modelo de otro relato iniciático que ha sido muy usado que es el de El señor de las moscas. Vendrán lluvias suaves se apoya en ese comienzo inquietante para alejarse del género y apoyarse en el desarrollo de las relaciones del grupo en el que los niños, lejos de replicar una sociedad al estilo de los adultos, se apoyan entre sí para ir descubriendo todo lo que la nueva situación les propone. Partiendo de fórmulas reconocibles y queridas por aquellos que aman al cine, la película de Fund tantea otro desarrollo posible, se hace fuerte en un manejo de actores ejemplar y busca nuevas miradas y resoluciones. Un relato fantástico que se hace fuerte evitando efectos especiales y confiando en el clima de extrañeza, que se genera a partir de la situación inicial. Una aventura inusual que necesita el acompañamiento de un espectador que no se asuste de transitar un camino novedoso y arriesgado, una historia que no se apoya en lugares comunes y confía en que una ficción fantástica puede ser posible. VENDRÁN LLUVIAS SUAVES Vendrán lluvias suaves (Argentina/2018). Dirección: Iván Fund. Elenco: Alma Bozzo Kloster, Simona Sieben, Florencia Canavesio, Emilia Izaguirre y Massimo Canavesio. Guión: Iván Fund y Tomás Dotta. Fotografía: Gustavo Schiaffino. Música: Mauro Mourelos. Edición: Lorena Moriconi, Martín Solá e Iván Fund. Dirección de arte: Adrián Suárez. Sonido: Guido Deniro. Distribuidora: 3C Films. Duración: 81 minutos. Apta para mayores de 13 años.
“Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald”, de David Yates Por Jorge Bernárdez Animales fantásticos es el As en las manga que Warner y la creadora de Harry Potter sacaron para regalarle al público más historias de magos y a la productora una franquicia vinculada al joven brujo. Todo el proyecto se va a extender por cinco películas a razón de una cada dos años según el plan de negocios y hay que aclarar que la historia de Newt Scamander (Eddie Redmayne) se desarrolla años antes de la historia de HP. La primera película lograba captar a una parte del público que se había quedado afuera de la fascinación de la saga que hizo famosa a J.K. Rowling y lo hacía dando por sobreentendido que no tenía que explicar demasiado. Una de las quejas de los fanáticos de la saga original era que justamente no no había demasiados guiños para ellos. El asunto es que esta segunda parte subsana ese tema pero sigue adelante y al hacerlo gana. Lo primero que hace Los crímenes de Grindelwald es recuperar el territorio europeo como escenario de la historia y hasta hay un momento en el que lea trama pasa por Hogwarts (la academia donde se forman los magos) y claro, eso ya provoca debate en los foros de Harry Potter porque las minorías intensas son complicadas en política y en todos lados. Lo segundo que hace Rowling es darle protagonismo al villano, dejarle a Jhonny Deep espacio para abandonar definitivamente al personaje del pirata rockero y entonces el actor se hace cargo con soltura del asunto, dejando crecer a ese mago malévolo que odia a los que no lo son y que busca una linea de pureza entre los magos. Hay un descendiente de esa línea sin interferencia de la gente que no es del palo, huyendo por Europa que busca rearmar su árbol genealógico y hay un grupo de magos que lo busca. La película abandona el tono inocente de la primera parte, la comedia deja paso a una trama bastante oscura, Newt Scamander se encuentra con un amigo/jefe y es nada menos que Dumbledore que en su versión joven está representado por un muy firme Jude Law. Reaparecen los personajes de la primera pero atención, que al final hay sorpresas fuertes. Las dos horas veinte se disfrutan y el final deja con ganas de saber cómo sigue todo, pero para eso hay que esperar dos años, Mientras tanto en el mundo de Harry Potter se escuchan rumores de una posible película nueva con el elenco original para 2024 o algo así. Mucho menos tiempo que el que tuvieron que esperar los fans de Star Wars para volver a ver a Leia, Luke y Han Solo, así que no se quejen. ANIMALES FANTÁSTICOS: LOS CRÍMENES DE GRINDELWALD Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald. Reino Unido/Estados Unidos, 2018. Dirección: David Yates. Int{erpretes: Eddie Redmayne, Jude Law, Johnny Depp, Katherine Waterston, Dan Fogler, Zoe Kravitz, Alison Sudol, Ezra Miller, Callum Turner, Claudia Kim, William Nadylam, Poppy Corby-Tuech, Kevin Guthrie, Brontis Jodorowsky y Victoria Yeates. Guión: J.K. Rowling. Fotografía: Philippe Rousselot. Edición: Mark Day. Música: James Newton Howard. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 134 minutos.
“Mi mejor amigo”, de Martín Deus Por Jorge Bernárdez Los años de la adolescencia no son fáciles de por sí y se complican más si a la problemática habitual se le agregan problemas como el desarraigo o secretos familiares de esos que la gente prefiere dejar tranquilos y fingir demencia para tratar de vivir esos años pueden ser directamente un infierno. La familia de Lorenzo (Angelo Mutti Spinetta) dejó la Capital y se instaló en la Patagonia. Allí se encuentran los cuatro adaptándose a un modo de vida nuevo cuando desde lejos, desde la Capital, les llega un pedido de ayuda. Andrés (Guillermo Pfenning) y Camila (Moro Angeleri) ocultan algo de información, pero les van diciendo con cuidado a sus hijos que pronto van a recibir al hijo de un amigo del padre. Lorenzo y su hermano Luky (Benito Mutti Spinetta) escuchan y tratan de asimilar de la nueva situación. La familia no es que viven con grandes comodidades pero está claro que el compromiso de Andrés con su amigo es importante y no puede rechazar darle una mano. Quien se agrega al hogar es Caíto (Lautaro Rodríguez), que no sabe por cuanto tiempo va a tener que vivir con esta nueva familia y que carga con una historia familias de violencia, desapego y consumo de drogas. De hecho la razón por la cual la familia protagónica dejó la capital por un problema de consumo de Andrés. Quien se hace un poco cargo de Caíto es Lorenzo que es apenas un poco menor y que se muestra como un adolescente en camino de adaptación al nuevo mundo. Pero Caíto y Lorenzo son bastante distintos y tardan bastante en entenderse hasta que por razones de edad y de sensibilidad logran conectar, Pero la relación no es fácil y el mundo de excesos con el que carga Caíto se vuelve en un factor de constante choque. Mi mejor amigo toca temas complicados que van desde los secretos familiares hasta los equívocos acerca de los intereses sexuales de un adolescente obligado a hacerse cargo de lo disfuncional que puede ser una familia. Lo mejor está en la relación de los dos adolescentes y en los momentos en que la película les da el suficiente aire para poder hacerse amigos y tratar de apoyarse el uno al otro. Una película interesada en tocar una temática humana sin golpes bajos de manera sensible. MI MEJOR AMIGO Mi mejor amigo. Argentina, 2018. Guión y dirección: Martín Deus. Elenco: Ángelo Mutti Spinetta, Lautaro Rodríguez, Moro Anghileri y Guillermo Pfening. Fotografía: Sebastián Gallo. Música: Mariano Barrella. Edición: Alberto Ponce. Dirección de arte: Jimena Soldo. Sonido: Maximiliano Gorriti. Distribuidora: Primer Plano. Duración: 90 minutos.