Una trama policial, que establece una buena intriga y tiene como telón de fondo nada menos que el tema de la trata. La gran ventaja de la autora de la novela Cornelia, Florencia Etcheves es que su experiencia en temas policiales, su especialidad por mucho tiempo, le da al relato la crudeza necesaria del tema, amen de una intriga muy bien armada. En la película, el suspenso subrayado en la realización, funciona con imágenes poderosas, un tanto lenta al principio, más intensa en la segunda parte y una conclusión un poco precipitada. Pero no quedan cabos sueltos. Uno de los grandes atractivos de la película, que tendrá seguramente gran repercusión comercial, es el elenco. Luisana Lopilato, construye pacientemente a su personaje, se despoja de todo glamour y le otorga a su mujer policía fuerza y verdad. Cumple con creces con su rol. (Si tiene éxito el film ¿estará la fantasía de continuar con su personaje?). Oriana Sabatini es una sorpresa, su hacker la muestra transformada y realmente eficiente en su trabajo, buen debut en el cine. Amaia Salamanca aporta frialdad y elegancia. Spregelburd y María Onetto en personajes secundarios que ellos engrandecen. El director cumple con la buena base del libro y con los buenos rubros técnicos en brindar un entretenimiento con un suspenso que mantiene la atención del espectador del principio al fin. Un cine industrial de calidad. Un lanzamiento de primer nivel y una intriga que se plantea con toda la inquietud que produce: un viaje de fin de curso, una estudiante que desaparece sin dejar rastros, una crónica dolorosa de la realidad que se agiganta con el tema de la trata de personas.
En este film Richard Linklater vuelve a la preocupación que marca sus films, el paso del tiempo y lo que ese tiempo hace con los protagonistas. Como en su saga que comienza en “Antes del amanecer” o en “Boyhood” filmada durante años. En este caso recurre a una novela de de Darril Poniscan, que retoma a los personajes de su anterior trabajo, “The last retail” que dio pie a una famosa película de Hal Ashby que marcó toda una época: “El ultimo deber”. Pero este film no funciona como una secuela, el director y el autor se encargaron del guión y de realizar los cambios. Aunque en esencia, es como la otra, una road movie amarga, donde se reflexiona sobre Vietnam, Irak, el atentado a las torres, las guerras en las que cíclicamente se embarca EEUU. Entre ese hombre apagado, que rara vez se suelta, el barman socarrón y que parece estar de vuelta de todo y el actual pastor evangelista parece no haber nada en común. Pero tuvieron un pasado en Vietnam, donde el alcohol y las prostitutas eran la única vía de escape del infierno. Pero además, y ese secreto se develará poco a poco, un hecho sobre el que solo uno de ellos pagó con la cárcel. Treinta y cinco años después, el que se apoda “Doc” llega para pedirles el gran favor de su vida. Que lo acompañen a recibir el cadáver de su hijo, muerto en Irak para luego enterrarlo. Y en ese viaje, de a poco, retoman esa camaradería que alguna vez lo unió y que les resulta inolvidable, igual que su manera critica de ver las guerras, la institución militar y sus mentiras, un sentimiento patriótico que es común descubrir es el pueblo estadounidense, un tanto lejano y difícil de comprender, y por sobre todo una amargura y una lucidez que resplandece al cabo de tantos años. Con un trío de actores que es un placer de ver, Steve Carrell en una construcción dramática inolvidable, Bryan Cranston y Laurence Fishburne. Por ellos tres ya vale la película. Además de la mano de Linklater que los lleva a las zonas oscuras, las contradicciones, los climas inapelables, a verdades demasiado tiempo ocultas. Quizás no sea su mejor película, pero vale.
Corren los años 50. Una joven viuda decide cumplir el sueño que tuvieron con su marido, poner una librería. Ella elige un pequeño pueblo inglés costero. ¿Que puede tener de malo ese emprendimiento? Provocar las iras de una mujer poderosa que no puede soportar que algo suceda y se desarrolle fuera de su férreo control social, en lo que considera su propiedad feudal. Porque la novela de Penelope Fitzgerald que uso Isabel Croixet para hacer su película, es, ante todo una mirada sobre la rebeldía, lo implacable del poder establecido, lo rígido de una sociedad resistente al cambio, la maldad desatada por el poder cuando algo sale ligeramente de control. Pero esa guerra desatada se viste de una mirada bucólica, de un romanticismo rotundo y aterciopelado que ahoga el grito pero no la necesidad de libertad, y que valora a los libros como la mejor compañía. Con grandes actores que brillan con sus trabajos: Emily Mortimer, Patricia Clarkson y Billy Nighy, este film alcanza alturas de emoción verdadera, de vestigios de “lo que resta del día”, de la bella pintura de una época donde el entorno social no salía de rígidos moldes. Pero no por eso toda la reflexión del film pierde actualidad. Al contrario, lo que muestra es la implacable maquinaria de un poder que no quiere perder ni un milímetro de su territorio. Bella, con rubros técnicos impecables, premiada por varios premios Goya, es una película que llega a los sentimientos con las mejores armas.
Dwayne Johnson transformado en un héroe de acción taquillero y querido es el productor de esta película que protagoniza con gran efectividad. Dedicada a un público adolescente y a los amantes de aventuras del videojuego de l986, con la dirección de Brad Peyton, esta adaptación, con cambios de la historia original, esta destinada a tener éxito. En ese caso ya no hay humanos que se transforman en temibles animales, sino animales, dos de ellos salvajes y uno-un mono albino de increíble inteligencia que se comunica perfectamente con su criador, su “roca”, que por culpa de una mutación genética lograda en un laboratorio, aumentan de tamaño, ferocidad y fuerza. Y ahí esta la cuota de delirio que fascinará a los que se divierten con los efectos especiales, tan espectaculares como los de transformes cuando los vimos por primera vez, Un cocodrilo, un lobo y el mono albino pueden solitos, destruir toda una ciudad, un salto de lobo puede alcanzar un helicóptero, un envión del reptil puede atravesar una un edificio como si fuera de manteca. Con buenos y malos bien definidos, malos que reciben lo que merecen, malos que se reivindican, y buenazos encabezados por el forzudo protagonista humano que le cae bien a todos El mono albino se lleva lo mejor del film encarnado por el actor Jason Liles, que estudio durante meses el movimiento de los gorilas para dar con la captura de movimientos todas las reacciones de este king kong rubio, humorístico, tierno y luego temible. Diversión y una cuota de delirio que no hay que cuestión sino entregarse para que todo el entretenimiento funcione.
Una propuesta de suspenso con toques de terror que viene de la misma productora de películas aplaudidas y premiadas como “Huye!” o efectivas como “Feliz día de tu muerte”. En ese caso el grupito consabido de amigos muy jóvenes que se van de viaje juntos y se les ocurre recalar en una iglesia abandonada, ay, cuantas películas les advierten lo contrario no? Pero no aprenden estos guionistas que se divierten con los lugares comunes para aburrimiento del espectador. Lo cierto es que un “inocente” juego de verdad o reto los lleva a extremos impensados. Los que cumplen mueren meticulosamente. Y los que sobreviven reciben la invitación con una transformación de sus interlocutores que tienen la sonrisa del guasón. Lo demás es como el diezmado grupo lucha por sobrevivir y descubrir una fórmula para desarmar a ese demonio insaciable. Nada original, vueltas de tuerca constantes, cierta tensión y un entretenimiento liviano para los que gustan de este genero que no llega al terror absoluto pero usa sus fórmulas.
Laurent Cantet, con el guión de Robin Campillo y el propio director, que se ocupa de la educación como en “Entre muros”. Pero en este caso con un taller literario, dictado por una escritora famosa a un grupo de seleccionado de estudiantes. En una primera parte esos chicos representan la composición de la sociedad francesa actual, con musulmanes, inmigrantes africanos, un chico con cierta simpatía por la extrema derecha, que discuten con la excusa de buscar el argumento de una novela sobre su ciudad, Ciotat, cercana a Marsella y Toulon. Al invocar recuerdos familiares reviven lo que fue ese puerto, un astillero importante que daba muchos puestos de trabajo, las luchas obreras y la comparación con la actualidad, un lugar olvidado que a lo sumo construye embarcaciones para gente muy rica. Pero también se discute sobre literatura, sobre el papel de la profesora, la importancia de la creación. En la segunda parte comienza una tensión muy especial entre la profesora y ese alumno que no concuerda con nadie, que gusta de las armas, que la espía, en un punto la acosa y amenaza. Construida con talento e inteligencia, con un suspenso que replica esa novela hecha a varias manos, con un fuerte ingrediente sexual y misterioso. Atractivo e interesante filme.
El sexo en los adultos mayores es un tema tabú en general y en particular en el cine donde las historias de amor entre los de la tercera edad no pasan de tomarse de la mano y un beso casto. El colombiano Jhonny Hendrix Hinestroza eligió a maravillosos actores y ambientó la historia de este matrimonio cubano en un momento muy especial, los noventas, donde las condiciones económicas de la isla eran de gran necesidad. Esta pareja padece hambre, los dos trabajan y para comer deben vender parte de sus escasos bienes. Y tampoco pueden afrontar gastos médicos especializados. Pero eso es apenas el telón de fondo, junto a los discursos de Fidel Castro. El gran tema es que por una filmadora que cae fortuitamente en sus manos ellos redescubren el sexo con el despertar del deseo. Y hasta se transforman en efímeras estrellas eróticas para gustos especiales de ciertos turistas. Tierna y audaz, el tiempo compartido por esta pareja no deja de tener romanticismo, buen gusto, picaresca, un sentido de humor adorable pero también realismo.
La historia de una familia de aves migratorias, el chorlito, que cada primavera llega a una isla a anidar y deben sobrevivir a las asechanzas de un depredador implacable que siempre los espera. Sin embargo cuando llega el momento de partir, un pichón no se atreve a volar y pierde a todos sus compañeros que parten sin él. Solo, pequeño, sin volar, deberá afrontar el invierno, los peligros de los enemigos y encontrara queridos amigos y salvadores. Una historia animada por Arni Asgeirsson, que tiene cierto encanto e ingenuidad y que resulta una alabanza a que la unión hace la fuerza y que lo mejor es descubrir el valor de la solidaridad sobre la venganza. Bien realizada, será un entretenimiento para los mas chicos.
Este documental de David Blaustein no solo rescata la vida, la obra y la militancia de Enrique Juárez sino que funciona como una certera muestra de la ideología de toda una época. Aquella que impulsaba a los cineastas a comprometerse con la realidad que testimoniaban y deseaban cambiar, utilizando al cine como un arma poderosa para orientar a militantes y también despertar conciencias. Con ese “cine de liberación” que tantos importantes cineastas hicieron en los años 70. Y en el caso de Suárez con el testimonio de su hermano Nemesio, sus hijos, primos, amigos. Pero además con el descubrimiento de sus trabajos en latas selladas por la herrumbre y el descubrimiento de materiales valiosos e inéditos. A eso se suma el testimonio de personajes fundamentales de ese tiempo. Para recordar y reconstruir toda un pasado.
Una historia que apela, con la mirada de la sencillez pueblerina, lo que ocurre cuando un chico es “descubierto” como estrella de fútbol y la familia sucumbe a un contrato que le permitirá una vida desahogada, una vivienda lujosa, un generoso seguro médico y que todo se deba al desempeño de ese chico de apenas 14 años que comienza a saborear lo que se vislumbra como “estrellato”. Pero también el correlato de dejar su educación, es casi un analfabeto, de perder amigos, pertenencia, situaciones de juego y pasar a integrar la supuesta cofradía de ricos, famosos, profesionalizados jugadores. Todo se deteriora en su familia y en su entorno. Una fábula sobre la fama, el retorno a las fuentes, sin mucho cuestionamiento para el mundo adulto, ni mucha profundidad, pero con climas logrados. Una parejita de jóvenes actores que tiene mucho encanto.