El cine de superhéroes tiene que enfrentar a su peor enemigo, la saturación y el agotamiento del espectador. Es por eso, que Marvel sabe que es el momento para el evento más importante de su década de vida; instante en el cual nuestros héroes tratarán de evitar que un temible y todopoderoso individuo reúna las llamadas gemas del infinito y se convierta en el ser más poderoso del universo. Es así, que los hermanos Anthony y Joe Russo armaron esta película inspirada en “The Infinity Gauntlet” (1991) e “Infinity” (2013), dos grandes historias pertenecientes al mundo de las viñetas. Después de diez años del comienzo del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) y de una larga lista de 17 películas que anteceden a ésta, logrando relatos de mayor o menor calidad, llega la tercera entrega de los Avengers, los superhéroes más poderosos de la Tierra, quienes deberán enfrentarse al temible Thanos, un poderoso ser que amenaza con destruir el universo. Si con “Captain America: Civil War” (2016) el público se fue conforme con algunas dudas y “Thor Ragnarok” (2017) tapó sus baches a fuerza de un humor exagerado e insoportable, es “Infinity War” uno de los pasos más firmes que dio el estudio de este lado de “The Avengers” (2012). Una propuesta entretenida, trepidante y capaz de brindar ciertos elementos que venía necesitando este MCU. Y es que estas películas necesitaban de un buen villano para poder ser algo más. A veces, es más importante o le da más profundidad al film tener un antagonista fuerte y bien definido que un héroe. Thanos (Josh Brolin), por lo pronto, es una lograda fuerza opositora, que se presenta con un frenesí implacable y avasallante. Poco a poco, la cinta irá revelando información de su persona y ahí cobrará fuerza la historia para hacernos sentir que los héroes pueden llegar a estar en serios problemas. La trama es sencilla y su única complicación está presentada en la gran cantidad de personajes que tiene que manejar, y el equilibrio que intentan darle los guionistas Christopher Markus y Stephen McFeely, para que cada papel tenga la oportunidad de lucirse/aparecer en el relato. La búsqueda de alternancia entre un grupo de protagonistas y otro provoca que por momentos el largometraje se sienta demasiado extenso y poco armónico. Recordemos que esta película se ubica temporalmente luego de “Civil War” y los Vengadores se encuentran todavía divididos. También, personajes como Thor o los Guardianes de la Galaxia están en otra locación, ya que ellos no pertenecen al planeta Tierra. Es así que, en líneas generales, la cinta funciona más allá de que puedan prolongarse demasiado ciertas reuniones o situaciones determinadas. Otro aspecto a tener en cuenta tiene que ver con la utilización del humor o el Comic Relief para generar cierto alivio de la tensión de los momentos dramáticos, algo habitual en Marvel, que a veces funciona y otras veces no por la enorme cantidad de gags empleados a lo largo de toda la obra. En esta oportunidad, aparece bien dosificado en la primera mitad y un tanto exagerado en la segunda, generando algunos instantes anticlimáticos. Con respecto al elenco, ya no hay mucho que decir, los intérpretes conforman un grupo bien afianzado, donde cada vez se agregan más personajes que logran incorporarse a esta caterva de estrellas que tienen la química necesaria para afrontar la ciclópea tarea de contar una historia de estas proporciones. La adición de Brolin es algo estupendo para que estos héroes puedan tener una contrapartida acorde y sólida. Por el lado de los aspectos técnicos, cabe destacar el gran trabajo en relación a los efectos especiales y los efectos visuales, que estuvieron a cargo de la siempre genial Industrial Light & Magic (“Star Wars”, “Jurassic Park”, “Harry Potter”). Asimismo, resulta excelsa la tarea coreográfica de las peleas, como así también el compromiso asumido por los dobles de riesgo o stuntmen. La banda sonora de Alan Silvestri sigue la línea de las “Avengers” anteriores y, sin ser descollante, está bien presentada y utilizada. En síntesis, “Avengers: Infinity War” es un film que por ahí tiene algunos problemas con la enorme muchedumbre de interlocutores que presenta, pero que se beneficia en líneas generales de la espectacularidad ofrecida. Una película tremenda y gigante en todo sentido, lo cual a veces puede ser increíblemente abrumador. “Avengers 3” representa un atractiva y entretenida propuesta pochoclera que, si bien tiene algunas cuestiones argumentales que no terminan de cerrar, y algunos aspectos del personaje de Thanos que deberían haberse desarrollado en cintas anteriores antes de introducir flashbacks forzados, termina cumpliendo con lo que promete. Mucha acción, efectos especiales increíbles, protagonistas atrayentes y ciertos elementos inesperados en un film de la factoría Marvel.
Es muy difícil hacer una review sobre la segunda película más cara de la historia. Se rumorea que (más allá de que fue rodada en forma conjunta con su segunda parte) supera los 300 millones de dólares de costo. Sus standares de producción, con 15 actores de primerísima línea, establece un punto de partida muy atractivo, para el público fiel a los cómics y a la aventura, en todas las edades. No esperen aquí ni spoilers sobre la trama (porque entiendo perfectamente la ansiedad de los que aún no la vieron y la respeto) ni tampoco alabanzas a Marvel. En lo personal, salí del cine un poco desencantado. Cada una de los personajes que confluyen aquí nos han legado mucho buen entretenimiento. Este año, volví a ver "Thor Ragnarok" en casa. La había visto en sala y me reí muchísimo otra vez. Creo que las franquicias individuales brillaban en su punto más alto. Y más allá de "Black Phanter", esperaba que "Infinity War" me explicara muchas cosas que pasaron en los dos años que van desde la disolución de los Avengers y el tiempo en que transcurre la historia que nos convoca. Pero no siento que haya sucedido... Esta entrega, para empezar tiene menos humor y es más coral, dejando de lado la unidad que caracterizaba las entregas anteriores. Y es más, mi decepción se basa en que al ver tanta cantidad de personajes, se vuelve prácticamente imposible delinear emociones y vínculos. Aquí, en este escenario planteado ("Guerra infinita"), no va a haber tiempo para pasarla bien en los contrapuntos entre los héroes, como venimos acostumbrados. No señor. Aquí todo será tratar de evitar que Thanos (Josh Brolin) se apodere de las seis gemas que empoderan a su poseedor, poco menos que a ser rey del universo. El teseracto, la de la mente (que tiene Visión en su frente), la de la realidad, la del poder (que vieramos en Guardians of the Galaxy), la del tiempo (que usa Doctor Strange)y la del alma, de la que sabremos más en esta "Infinity War ". El Caballero de la Oscuridad (ejem!), localiza el primero (que recordamos robó Loki de Asgard en sus instantes finales como planeta) y se dispone a desplegar a su banda de ruinosas criaturas, a doblegar a quienes sea, para acceder a todas las gemas que les falta. Thanos cree que el verdadero balance del cosmos, es limitar la vida en los planetas. Es como el rifle sanitario del universo. El se encargará, si accede a todas las gemas, a tomar decisiones sobre la población de cada planeta. "Infinity War" ofrece un desarrollo con varios escenarios que juegan a la vez. La confrontación con Thanos, dado su poder y capacidad de respuesta, se sostiene desde diferentes frentes. Los Vengadores se organizan de manera espontánea, veloz, y sin demasiadas explicaciones, para operar frente a tamaña amenaza. El cast está integrado por los actores que vienen integrando este atractivo universo de Marvel... (alguno no, pero esperamos que aparezcan en la segunda parte). Lo que si genera cierta ruptura es la llegada al juego de los Guardianes de la Galaxia (que para mí vienen con otro registro, decididamente). Estos pibes, intentan ensamblarse con Tony Stark y los restos de la banda, pero ese amalgama, en mi opinión, necesita todavía rodaje para explotar en forma. Habrá espacio aquí para los combates, la destrucción masiva, la magia, los robots, etc... Todo lo que ustedes esperan, está ahí para que lo disfruten. Creo que los Russo brothers (los responsables finales de este film) hacen un trabajo prolijo, manteniendo cierto orden en un equipo técnico inmenso. Cuando termina la peli, y todos se quedan para ver la secuencia final después de los títulos, van a notar que se quedan más tiempo que lo habitual para los cierres: el equipo es inmenso. La cantidad de gente que trabajó en esta peli es increíble. Desde la dirección, hay que darle cierto crédito a esa dupla. Más allá de los resultados finales, no debe haber sido fácil llevar adelante el proyecto. Piensen que el rodaje de la segunda parte ya finalizó y se espera para mayo de 2019 su estreno. Queda un largo año para saber cómo termina la historia que estarán viendo en sala en estas horas. En pocas palabras, "Infinity war" es un producto muy esperado y está a la altura de lo que sus fans esperan. Yo sentí que como historia, (y eso insisto, que no soy hombre de comics), sentí que adolecía de unidad. Quizás pueda leerse mal, pero siento que no es todo lo que uno imaginaba.
“Avengers: Infinity War” (O cómo todo nos llevo a este momento). Finalmente el camino recorrido de diez años llega a un punto cúlmine. A un punto de inflexión. El Universo Cinemático Marvel nunca será el mismo. Muchas veces, como críticos, como responsables de un sitio que habla de producciones audiovisuales, se nos dificulta el realizar una crítica sobre algo que amamos. Precisamente esto, el cine, las series, todo elemento cultural que alguna vez prendió esa chispa por el que, hoy por hoy, nos lleva por este camino. Y más allá de toda la historia del cine, y del snobismo que tanto mal nos hace, debemos seguir creyendo y fascinándonos con esos cuentos que nos retrotraen a una época dorada como lo es la infancia, o el ser niño de nuevo. Pero como todo cuento, toda historia de fantasía que nos cuentan o leemos de jóvenes, la vida evoluciona, nosotros crecemos y nos vamos dando cuenta que no todos son finales felices, que no todos son cuentos alegres y que hay algo más allá que nos atrajo y que nos “movió” por dentro. Algo más que la historia en sí misma. Algo que no podemos explicar y que es el amor (si dicho adjetivo cabe en este contexto) por esos relatos donde los buenos ganan y los malos pierden. Pero, insisto, eso que amamos evoluciona, al igual que la vida y nosotros mismos. Desde el 2008 venimos con una tendencia in crescendo al cine mainstream de superhéroes, el cual tuvo sus aciertos y fallidos y el que tuvo también su prehistoria. Pero si hablo del 2008 es porque fue el año donde se arriesgó y se ganó. Donde el Universo Cinemático de Marvel (MCU) nació y se forjó cual sólido hierro con “Iron Man” y su inoxidable Robert Downey Jr. a la cabeza. A partir de allí comenzaron a pulular hombres y mujeres (en menor medida) con superpoderes y conflictos en el cine y la TV, una marca registrada que Marvel Cómics a través de sus tantas décadas viene acuñando en las viñetas y que su par comiquero nunca pudo igualar por más que lo intentó, ya que aquellos personaje son más dioses griegos que humanos con los que nos podemos identificar. En gran parte ahí radica el éxito de Marvel/Disney: personajes con los cuales podemos identificarnos y no alejarnos. Por esto, más allá de altas y bajas, el UCM fue un cambio de paradigma no solo en el mundo del cine de superhéroes, sino del cine mismo. Entonces una década pasó como un pestañar de ojos. Pasaron invasiones aliénigenas, nazis megalómanos, elfos oscuros, robots asesinos, la vuelta de un querido y arácnido amigo y la gran pelea de la familia, esa que nos dejó a Los Héroes Más Poderosos de la Tierra desunidos por ideales y tragedias. También surgieron reyes y hechiceros, además de diminutos y grandes héroes que son uno mismo. Pero todo, absolutamente todo, nos llevó a este momento; el momento donde el destino de todo el Universo pende de un hilo y esta vez no hay más bandos, solo un claro objetivo: defender la vida. En este contexto Avengers: Infinity War nos termina de introducir el gran peligro que acechaba en las sombras desde el 2012: Thanos (Josh Brolin). Un villano tan temible e implacable que daba miedo no el pensar que sucedería con los héroes, sino su adaptación a la pantalla grande, ya que la falla que muchos recalcamos en este universo Marvel es la falta de un buen antagonista y éste requería de una complejidad pocas veces antes vista. Y debo decir que este film es casi, en su completa totalidad, una película de Thanos. A través de los diez años de Marvel Studios hemos visto la evolución e interacción de la mayoría de sus personajes. No necesitábamos eso. No se necesitaba una introducción a lo que ya sabemos, se necesitaba ir directamente a la acción, y los hermanos Russo supieron que también eso era necesario y no fallaron. Avengers: Infinity War no es una película para el neófito o el que esté ajeno al UCM. Lamentablemente es una película para sus seguidores. No hay medias tintas en esto. Los Avengers están desunidos: Capitán América actúa en las sombras y sigue la riña con Tony Stark, más profunda que nunca (quizás más que en Capitán América: Civil War). Hay todo tipo de personajes que aparecen y, si no se está al tanto de su background, es imposible seguir el ritmo del film. Es la culminación de todo un universo que, probablemente, cambie drásticamente luego de “Avengers 4 (2019)” y no sea el mismo nunca más. Por esto, también es la cinta más adulta hasta el momento (más allá de los chistes o el cómic relief que, aquí, es más medido pero sigue interrumpiendo ciertos climas) y Thanos el villano más complejo y, por lo tanto, el protagonista de su propia historia: llegamos a empatizar con sus propósitos que, si bien son extremos, tienen una razón de ser. No es el típico villano que quiere destruir el mundo “porque sí”. Lamentablemente, la fuerza opositora son Los Avengers, esta vez distribuidos en bandos, recurso que los Russo adoptaron y que sirve para no sobrecargar la trama de personajes y que no recaiga el peso en ninguno de ellos, además de hacerla más fluida. Mucho más no se puede agregar de Avengers: Infinity War sin caer en el spoiler y, aquí, no lo voy a hacer. El film promete con creces lo que cumple y hay muchas sorpresas que los dejará shockeados aún si han visto los avances. El film solo tiene una escena post-créditos esta vez y, quizás sea la mejor (también) de todos estos largos diez años que esperamos por este enfrentamiento.
Triunfo ¿y caída? de la monotonía virtual Los artesanos Russo se mandaron una película monstruo que rinde todos los honores posibles al método del anti cine material. A diferencia de, por nombrar otro tanque contemporáneo, el digno episodio 7 de Star Wars, donde su director apostaba por un punto medio entre el CGI y el sudor salado, acá, quiénes sean los que estén detrás de este blockbuster, decidieron apostar por los más puros efectos visuales generados por computadora, por la nueva rotoscopia y la animación. Esta apuesta al CGI total, al trabajo minucioso de la imagen virtual, no le juega tan en contra a una película que también quiere ser un comic danzante; lo inmaterial y lo artificial convierten a algunas partes de la película en la más fiel representación cinematográfica de un comic que recuerde. No por la similitud con la historieta de Jim Starlin (el relato se apoya en The Infinity Gauntlet y no en The Infinity War), sino por las texturas de una puesta en escena irreal y casi dibujada. La cantidad de gente que trabaja en los efectos de Los Vengadores: Infinity War (Avengers: Infinity War, 2018) es incontable; los diez minutos de créditos finales dan muestra del pueblo Avengers; filas de laburantes como en las viejas villas que se armaban alrededor de una obra colosal. Película monstruo por ello y porque es seguramente la más ambiciosa del universo cinematográfico de Marvel. Los legos en materia comiqueril sólo podemos esperar por el suspense que pueda ofrecer el relato, aunque sabemos que no es lo que el MCU prioriza en sus producciones estalladas de músculo virtual. Por ello, lo que se puede rescatar de este rejunte que Marvel estuvo preparando por años meticulosamente (la seguidilla de presentaciones individuales de los héroes iba a desembocar en el más ambicioso crossover) son tres puntos fuertes de las dos horas y media que quedan largas a pesar de la idea madre anfetamínica de ir por todo y a toda velocidad; a saber: el villano Thanos, interpretado serkisianamente por Josh Brolin, ciertos momentos brindados por los Guardianes de la Galaxia (que son los únicos que logran encastrar con gran timing la comedia y la acción), y una resolución del conflicto que, aunque deja en claro que habrá una continuación y por ello puede tomarse la libertad de desentonar a través de cierta oscuridad, movilizará a más de uno del excitado fandom marveliano. La historia principal es simple y puede resumirse en la búsqueda de Thanos de las piedras del infinito. Una extraña pero a la vez directa trama de película de robos en la que unos treinta personajes de Marvel, donde el Tony Stark de Downey Jr. y el Dr. Strange de Cumberbacth parecieran ser, por poco, más protagonistas que el resto, se prestan la cámara entre todos armando un relato coral que seguramente enganchará al comiquero hardcore y al fanático de este nuevo cine de acción por las autoreferencias y las sobredosis de peleas pixel a pixel matizadas con humor infantil, pero no al espectador caza historias, al amante de la construcción del suspense. Avengers: Infinity War festeja diez años de producciones de Marvel como se esperaba, con una película picada con esteroides y asteroides, dejando una sensación de sobredosis, de testamento, de final de una era del cine popular americano.
Un evento cinematográfico Prepar durante diez años un crossover de esta magnitud es algo que no vimos nunca en la historia del cine. ¿Esto significa que todo lo que vayamos a ver en Avengers: Infinity War deba perdonarse? No, no debe ser así. Pero ser la primera de esta envergadura, ya le da un mínimo de respeto. Los hermanos Russo tuvieron la misión de unir a todos los personajes en una historia única, con una historia de Jack Kirby y guion de Stephen McFeely y Christopher Markus. Recapitulemos: en Capitán América: Civil War, el Capi y Iron Man rompían a los Vengadores en dos partes. Estaban aquellos de acuerdo con la idea de estar bajo control y aquellos que no. Hulk se retira solito y se encuentra luego con Thor en Ragnarok. También será de la partida Loki, quien es el contacto con Thanos. Este conquistador de mundos, en ayuda de la Black Order, se propone reunir las seis gemas del infinito para portarlas en su guantelete y así poder destruir a la mitad de la población del universo para lograr el equilibrio. Comencemos por las perlas negras de la película: Marvel Studios no parece poder ponerle freno a los gags y el humor, presente, en menos o mayor medida, en todas su películas. Y el intento de llevar a que cada personaje meta aunque sea un hilo de comicidad, hace que en algunas secuencias resulten torpes y no se le de tiempo necesario al drama que ya tenemos un nuevo chiste. Otro mal paso es el exceso de saltos espaciales y línea narrativas, lo cual puede llevar a que no logre el desarrollo esperado en algunas escenas. De repente estamos en Nueva York y pasamos sin tregua a Wakanda, sin indicios previos más que la necesidad de mostrar otros tiempos y paisajes. El mayor problema del film es la ausencia de equilibrio y continuar con el estilo de cada una de las películas anteriores, con algunas excepciones marcadas. Las perlas blancas: vamos a encontrar drama, acción, comedia, romance, nuevos personajes y momentos épicos. Seguramente estemos frente a tres o cuatro de las mejores secuencias de batalla de estos diez años del MCU. Si tuviésemos que especificar quiénes son los que llevan los mayores aplausos, ellos son los Guardianes de la Galaxia (con Mantis incluida), la nueva relación entre Iron-Man y Doctor Strange y el joven Spider-Man (por favor conserven a Tom Holland por muchos años). Otro acierto es el soundtrack compuesto por Alan Silvestri: la banda de sonido suaviza algunos problemas que podemos llegar a encontrar de edición entre escenario y escenario, sobre todo cuando pasamos del chiste al drama, de la angustia a la carcajada. Y por último el manejo de la fotografía es un acierto: se van a encontrar con increíbles espacios a plena luz del día (el escenario de Wakanda vuelve a sorprender aun viendo Black Panther) y cada personaje legendario mantiene claves de color, como el rojo para Wanda, el amarillo para Visión y el azul para Thor. Para algunos Avengers: Infinity War sea la mejor película hasta la fecha del MCU. Debemos decir en principio que no y nos llevaría un largo debate. Sí es la más ambiciosa película de superhéroes de la historia. Sí es arriesgada por mantener tantos personajes al mismo tiempo durante dos horas y media y no parecer un collage inaguantable. Sí es sumamente divertida y entretenida y nos muestra un despliegue visual maravilloso. Y si bien este no es el final, no da la sensación de inconclusa. Quédense luego de los títulos porque tiene una escena postcrédito que vale la espera. Luego de eso será un año para descubrir cuál es el desenlace final de esta historia.
El universo Marvel alcanza su punto más alto con el estreno de Avengers: Infinity War, la película que reúne a los superhéroes y aliados en lucha contra el poderoso Thanos antes de que él se apodere de las Gemas del Infinito con el objetivo de destruír el Universo. El relato puede verse de manera independiente pero adquiere peso y mayor significado si el espectador está empapado en las historias y características de los personajes que desfilaron por la pantalla en forma individual o grupal en los filmes anteriores. Iron Man, El hombre Araña, Hulk, Dr. Strange, Viuda Negra, Thor, Steve Rogers y, el más reciente, Pantera Negra, además del universo propio que desplegó Guardianes de la Galaxia. Todos juntos luchando contra el Mal, arrastrando sus dramas personales, familiares y sus puntos más débiles, son algunas de las sorpresas que depara esta nueva entrega que resulta desbordante en acción y humor. Como en toda realización de Marvel, también está presente el acostumbrado cameo de Stan Lee, acá como un chofer de colectivo que lleva al estudiante Peter Parker; el humor constante que se da a través de diálogos ingeniosos entre diferentes personajes frente al paso del tiempo y los excesos de comida, y la escena final post crédito. Lo que ofrece Avengers: Infinity War es una abrumadora sucesión de peleas que se desarrollan entre el espacio y la Tierra, con un ataque a Nueva York cuya seguridad pende de un hilo, pero la habilidad de los realizadores Anthony y Joe Russo consiste en dosificar las espectaculares escenas de acción con el humor que también golpea en los momentos adecuados. Mientras que para algunos la nueva entrega ofrecerá más de lo mismo, los fanáticos de este tipo de superproducciones estará de parabienes cuando Bruce Banner no pueda convertirse en el indestructible Hulk o cuando... Mejor es verla y también habrá que esperar un año más para su segunda parte ya filmada.
ESE BASTARDO VIOLETA Lo esperamos por diez años y el momento llegó. Vamos a aclarar algo de entrada: “Avengers: Infinity War” (2018) no viene a cambiarle la vida a nadie, ni siquiera a sacudir el tan bien planificado Universo Cinemático de Marvel. Pero sí deja algo bien en claro, quienes tienen el verdadero poder a la hora de enfrentarse a un villano tan poderoso como Thanos (Josh Brolin), y eso no es poca cosa. Por ahí pasa la importancia de esta nueva aventura que logra juntar a casi todos los héroes del MCU con cierta elegancia, muchísima acción non-stop, algo de sentimentalismo y los mismos aciertos y errores de las entregas pasadas. “Avengers: Infinity War” no rompe esquemas, sino todo lo contrario, se agarra de sus puntos más fuertes y sus personajes más entrañables para llevar adelante una proeza que, en la teoría parece simple, pero no lo es tanto cuan do se trata de darle el espacio necesario a cada uno de los personajes relevantes. Anthony y Joe Russo vuelven a ponerse detrás de las cámaras y entregan una historia “redonda” que, en definitiva, funciona como prólogo para lo que se viene. Lo triste es que, después de “Pantera Negra” (Black Panther, 2018), queda claro que estos muchachos no tienen ningún estilo visual propio (¿heredado de su paso por la TV?), que es lo que les estaría faltando para romperla completamente. La acción es importante, los efectos también, ni hablar de las actuaciones; pero si pensamos en esas películas (sobre todo dentro del género comiquero) que realmente perduran en el tiempo, vamos a descubrir que van más allá de los millones en taquilla o los enfrentamientos que se llevaron a cabo en la pantalla. Ese toque personal, ligado más al tipo de autor que puede impregnar su visión a un género que ya demostró que gana en diversidad, originalidad y audacia, es lo que le sigue faltando a esta mega franquicia, salvando algunas excepciones como Ryan Coogler o James Gunn, con la primera entrega de “Guardianes de la Galaxia”. Este es un reproche bastante personal, pero igual de válido, aunque no afecta al conjunto de la película, ni a una historia muy bien delineada. “Avengers: Infinity War” arranca después de los sucesos de “Spider-Man: De Regreso a Casa” (Spider-Man: Homecoming, 2017), “Thor: Ragnarok” (2017) y “Pantera Negra”. No se detiene en detalles a la hora de explicar qué anduvieron haciendo esos personajes que no vemos desde “Capitán América: Civil War” (2016) entre otras, justamente, para mantener el dinamismo de la trama. Arrancamos en el espacio, con las recientemente evacuadas naves asgardianas siendo atacadas por el mismísimo Thanos y sus secuaces, la “black order”, un soldado/a más feo que el otro/a. El Titán la tiene clara: se cansó de mandar a sus lacayos a hacer el trabajo duro y decidió salir por los confines de la galaxia a recoger las dichosas gemas del infinito -cada una con un poder y habilidad diferente-, con la intención de diezmar a la mitad de la población del universo, según él, para mantener el balance necesario. Sí, típico de megalómano que cree que nos está haciendo un favor y salvándonos de un mal peor, ¿nocierto? Ya habíamos tenido indicios de estas piedritas por aquí y por allá (no, no voy a hacer un recuento), y todo lo que sigue es una verdadera cruzada para juntar o evitar que caigan en las manos equivocadas, dependiendo de en qué vereda nos paremos. Tras su primer encuentro con Hulk (Mark Ruffalo), Thor (Chris Hemsworth) y Loki (Tom Hiddleston), y conseguir una de las seis gemas (la del Espacio), Thanos decide seguir explorando la galaxia en busca de algunas de las restantes, y mandar a su pequeño ejército a diferentes partes de la Tierra para recuperar las que allí se encuentran: el Ojo de Agamoto (la del Tiempo), resguardada por Doctor Strange (Benedict Cumberbatch), y la gema de la mente, estratégicamente ubicada en la cabecita de Visión (Paul Bettany). La Black Orden aterriza en Nueva York y ahí empiezan los desmanes. Lo suyo no es la sutileza, más bien la destrucción y la masacre, algo que no pasa desapercibido para nadie. Banner logra advertirle a Strange a tiempo, y pronto se produce el primer encuentro superheroico entre el Hechicero Supremo y Tony Stark (Robert Downey Jr.), que andaba por la zona, casualmente, con uno de sus trajes metálicos a mano. Sumemos al vecino amigable (Tom Holland) y ya tenemos el primer frente de batalla. El segundo se libra en el espacio, cuando el Dios del Trueno se cruza con los Guardianes queriendo sacar provecho del llamado de alerta de las naves asgardianas. Tras ponerse en tema, el grupo se divide, por un lado Thor, Rocket y Groot salen en busca de un arma capaz de detener a Thanos; el resto, a tratar de evitar que el violáceo consiga la piedra de la Realidad en manos del Coleccionista (Benicio Del Toro). Parece que Visión y Scarlet Witch (Elizabeth Olsen) estuvieron alejados del equipo, fortaleciendo su romance por las calles de Escocia. Ahí los encuentran los muchachos de Thanos, pero logran escapar por un pelito con un plan para proteger dicha gema: viajar a Wakanda y removerla cuidadosamente para poder destruirla sin causarle daño a su portador. Así quedan repartidas las cosas, al menos, en un primer momento. El problema es que Thanos es ese tipo de villano que siempre va un paso adelante, y de esos que piensan ir hasta las últimas consecuencias para lograr su objetivo, sin importar que mortal, dios o extraterrestre se le cruce en su camino. ¿Hay personajes desaprovechados? Y sí. ¿Hay protagonistas que apenas hacen acto de presencia? También. ¿Hay incongruencias y agujeritos en el guión? Imposible evitarlos. ¿Hay humor en esos momentos innecesarios? Ni lo duden, pero también hay un ritmo que nuca descansa, salvo para darles un respiro (emocional) a nuestros héroes. Los Russo y el guión de Christopher Markus y Stephen McFeely logran hilvanar una primera parte casi perfecta, que nos va llevando de escenario en escenario (de la Tierra al espacio, ida y vuelta), generando estas nuevas alianzas y una gran química entre personajes que ni sabíamos que podría existir. No se puede decir mucho sin entrar en terreno de spoilers fuertes, pero queremos más de este Thor canchero y relajado que nos hizo redescubrir Taika Waititi. Los personajes son los mismos, acá no hay cambios de actitud drásticos ni peleas internas porque tienen problemas más serios y realmente deben unir fuerzas para defender al universo. La posta es que no todos estos héroes están hechos para semejante tarea y por eso el papel principal de “Avengers: Infinity War” es separar la paja del trigo. Ojo, esto no significa que anden jubilando superhéroe a diestra y siniestra, pero estas nuevas entregas del MCU requieren otro tipo de habilidades para frenar las amenazas venideras. Por ahí viene la única escena post créditos y un final bastante abierto que nos va a quitar el sueño hasta mayo del año que viene, cuando se cierre este capítulo y la Fase 3 del universo de Marvel. La apuesta es ambiciosa, incluso más que aquella primera “Avengers”, y todos quedan bien parados en medio de una historia 100% épica que termina siendo el resultado natural de estos diez años de franquicia. Por primera vez, Marvel se puede jactar de un grandísimo villano (queda claro que Erik Killmonger es un “antagonista” y no villano per se, ¿no?), más interesante que cualquier arquetipo bidimensional. El Titán tiene sus motivaciones y, en su cabeza, sus razones de peso, pero también tiene dudas, momentos de debilidad y una caripela imposible de separar de la de Brolin. Se roba un poquitito esta nueva aventura porque, en definitiva, todos bailan a su alrededor y a su ritmo. Técnicamente, no hay mucho para resaltar. Las escenas de acción están bien, los efectos se dejan ver (salvo algunos personajes en CGI, como siempre), la música de Alan Silvestri no es nada memorable, pero estos nunca fueron los fuertes del MCU. Lo suyo son los personajes con los que nos encariñamos y sufrimos, el humor bien llevado y los relatos concretos y superheroicos al extremo. “Avengers: Infinity War” cumple con todos los requisitos, pero está por verse qué lugar ocupa en la historia del género.
Tuvieron que pasar 10 años para llegar al evento cinematográfico más imponente y aguardado por los fanáticos marvelianos. La década de construcción de un universo, película a película, presentando a Iron Man, Thor, Capitán América, Hulk, Spidey, los Guardianes de la Galaxia, entre muchos otros, culmina con la reunión de todos ellos para enfrentar al villano más amenazante y despiadado hasta ahora, Thanos. Avengers: Infinity War entrega lo esperado -tanto por lo bueno como por lo malo- y se anima a un poquito más, logrando una producción a la altura de lo que representa esta guerra en donde nada volverá a ser como antes, con nuestros héroes encontrándose por primera vez en el pozo más desesperanzador en el que jamás imaginaron caerse.
Ahora sí estamos todos El mayor crossover en la pantalla grande, como la propia Marvel lo autodenominó, finalmente llega a los cines de todo el mundo. Iron Man, Capitán América, el Hombre Araña, Thor, Hulk, los Guardianes de la Galaxia a pleno y literalmente decenas de otros personajes dicen presente en este cruce que, sin tratarse del final, promete ser el más dramático punto de inflexión en el universo marveliano, si de cine hablamos. Más de veinte películas y cerca de diez series de TV componen el denominado Universo Cinematográfico de Marvel o MCU y Avengers: Infinity War (la decimonovena de las películas con otras tres confirmadas a estrenarse) es por lejos la más ambiciosa, disruptiva y espectacular que hemos visto en la vasta historia cinematográfica de La Casa de las Ideas. Hechas todas las presentaciones y establecidos todos los personajes, el MCU entró en una fase que podríamos denominar de conflicto a partir de que sus grandes eventos (aquellos coincidentes con las películas que empezaron a reunir a varios de los personajes en una misma producción) tuvieron serias consecuencias a nivel global en términos de destrucción, caos y muerte. Nueva York, Sokovia y Nigeria fueron sólo algunos de los focos donde los Vengadores vieron acción que terminaron con considerables daños colaterales, por usar un eufemismo de Steve Rogers. En términos fácticos ésto decantó en una división interna que separó a quienes estaban a favor de que el grupo de superhéroes fuera controlado por un organismo dependiente de las Naciones Unidas y a los que consideraban que su autonomía debía permanecer intacta en lo que se denominó los Acuerdos de Sokovia. Captain America: Civil War, probablemente la más lograda de las películas del MCU en términos de profundidad temática, puso allí su foco con un Tony Stark abrumado por la culpa que acata los Acuerdos y un Steve Rogers asumiendo la responsabilidad y las consecuencias de sus actos pero rechazando el control externo. Ahora, cuando una amenaza titánicamente superior a este conflicto interno amenaza con acabar con la mitad de la población universal de un plumazo, las diferencias deberán hacerse a un lado. Y allí está el punto de partida de Infinity War. Porque si la comentada división ideológica es lo que hila las películas del MCU en términos más abstractos, las Gemas del Infinito son las que proponen la continuidad desde lo fáctico. Espacio, Mente, Realidad, Poder, Tiempo y Alma son los elementos correspondientes a cada Gema que, por separado, le confieren a su portador control absoluto sobre uno de los seis campos mencionados. Juntas en una misma mano convierten a su dueño en el ser más poderoso del universo y justamente por ahí van los planes de Thanos, un dictador todopoderoso que se jacta de ser el único con la valentía suficiente para acabar con el problema de la superpoblación universal y sus consecuencias en términos de pobreza, hambre y enfermedad. Su método, no tan noble, consiste en hacerse con las Gemas para así tener el poder de erradicar a la mitad de los habitantes de cada planeta poblado. Esta nueva propuesta de los hermanos Anthony y Joe Russo (directores de las dos anteriores de Capitán América y confirmados para la próxima de los Vengadores) gana un pleno en términos de apuesta al ritmo y equilibrio. La película no es tediosa, cuando al inicio nos ubica en tiempo y espacio (tarea titánica si tenemos en cuenta todos esos antecedentes que nos llevaron a este momento en particular) y dosifica a la perfección las distintas líneas argumentales que aportan a la historia un balance perfecto que mantiene al máximo los niveles de entretenimiento en todo momento, organiza los hechos prolijamente y le permite lucirse a cada personaje en un relato que los reúne pero no los amucha. Las escenas de acción proponen un juego para decidir cuál es más espectacular, el porcentaje de chistes es acorde a lo que se puede esperar de Marvel, hay apariciones rimbombantes, giros de todo tipo, amores, desilusiones, sacrificios, cameo de Stan Lee, escenas post créditos y todo con lo que el fanático viene soñando desde hace años. El único apartado nos remonta a ese pequeño asterisco hecho sobre Civil War y su continuidad en esta nueva entrega. Si bien el calificativo de disruptiva se aplica a Infinity War, ésto se debe a lo que ocurre desde los hechos (no definitivos, vale aclarar) pero no desde la psicología de los personajes. En la mencionada cinta del año 2016 lo que rompía los esquemas de lo que podemos llamar “las películas de superhéroes” era que enfrentaba a los buenos contra los buenos. Ponía sobre el tapete el tema del control gubernamental sobre un grupo como los Vengadores y enfrentaba así a dos posturas tan polémicas como válidas, con las ramificaciones que esto conlleva. El personaje del Soldado de Invierno y sus acciones, voluntarias o no, separa de manera casi irreconciliable a Iron Man y a Capitán América desde fundamentos tan profundos como la culpa, la venganza, la justicia, el sacrificio personal, el bien de la mayoría y otros elementos que definen las acciones de estos personajes y sus seguidores. En Infinity War se pierde notablemente esta profundidad de contenido para volver a un esquema mucho más básico de los buenos contra los malos, con apenas algunos pocos atisbos de esos temas, que se abordan a cuentagotas y casi como excepción. Lo que pasa es impactante, sí, pero podría haber sido un poco más si hubiese estado sustentado sólidamente desde la narración.
Crítica emitida por radio.
Es la producción que los fans se merecen, con la que soñaron y posiblemente ninguna peli de superhéroes pueda ser mejor. Esta tercera parte de Los Vengadores puede considerarse como "La película de superhéroes definitiva". Antes de hacer cualquier tipo de análisis, aclararamos que esta será una review SIN SPOILERS. Durante los últimos diez años, el estudio que comanda Kevin Feige, ha brindado historias complementarias para introducir el argumento definitivo de todo el universo cinematográfico de Marvel. Aquel primer vistazo a Nick Fury (Samuel L. Jackson) en Iron Man (2008), es un poco el fiel reflejo de esto. La famosa “Inciativa Avengers”, ponía a pensar en qué gran villano vendría a la Tierra para hacer a piacere lo que quisiera. En este gran camino, han pasado buenos villanos: Red Skull, Loki, Hela, y otros no tanto, como Ultron o Malekith, pero de una u otra manera, todos fueron transmitiendo que “lo peor estaba por venir”. Junto con ese mensaje que estaba escrito entre líneas, también fueron presentando las famosas Gemas del Infinito, estas piedras preciosas que, utilizadas todas juntas, la realidad podría moldearse a puro gusto por quien las posea. Esta imagen de gran villano, fue develado al final de la primera Avengers (2012), cuando apareció por primera vez Thanos (Josh Brolin) sentado en su trono luego del gran fracaso de Loki y los chitauri. El Titán Loco, al que solo se le comparar su poder con su locura, tuvo en todo este tiempo entre ceja y ceja a los Vengadores y también a los Guardianes de la Galaxia. Volviendo a las famosas gemas, todas han tenido su aparición a lo largo de 18 películas. Algunas más, otras menos, pero de todas se sabe su ubicación y poseedor. Las últimas pelis en solitario de nuestros héroes favoritos, no han retomado ese arco argumental en particular, ya que la última vez que mencionan una gema, fue cuando conocimos al Dr. Stephen Strange y su famoso “Ojo de Agamotto”, que en realidad es la gema del tiempo. Diez años después de aquella primera aventura de Tony Stark, se verá finalmente el plan de Thanos (Josh Brolin) para aniquilar todo lo que conocemos. Junto con él, la Black Order, conformada por Corvus Glaive, Proxima Midnight, Black Dwarf, Supergiant y Ebony Maw, serán los encargados de encontrar todas las gemas del infinito que se encuentran desparramadas por la galaxia. Obviamente, los héroes más poderosos del mundo, deberán unir fuerzas una vez más y limar aquellas asperezas que los distanciaron en su Guerra Civil. Junto a los Vengadores fundadores, se sabe que Los Guardianes tomarán cartas en el asunto. Lo mismo para Spider-Man (Tom Holland) y Dr. Strange (Benedict Cumberbatch), más el regreso a primera plana de Thor (Chris Hemsworth), Hulk (Mark Ruffalo) y Black Panther (Chadwick Boseman), quienes enamoraron al mundo entero en sus últimas apariciones. Lo primero que se puede decir de Infinity War, es que es la mejor película de MCU por escándalo, superando ampliamente a todas las anteriores. Esta tercera parte de Los Vengadores puede considerarse como “La películas de superhéroes definitiva”. A lo largo de sus dos horas y media, que termina siendo poco tiempo, la película no para nunca, no da un respiro. No les van a quedar uñas que comerse y posiblemente miren la peli al borde de su butaca porque es lo que el film transmite. Los hermanos Russo, Anthony y Joe, vuelven a estar detrás de las cámaras y se nota claramente. No es por querer desvalorizar al bueno de Joss Whedon que nos dio una Avengers hermosa, pero si había alguien para hacer esta película, una verdadera aventura épica de superhéroes, eran los hermanos favoritos de Marvel. Con plot twists por doquier, la película no deja de sorprender. Luego de los avances, muchas teorías salieron a la luz y cuando estas no se hacen realidad, esto implica un gran manejo por parte de los directores de los pedidos de los fans. Por momentos es totalmente indescifrable y por eso termina siendo mejor a entregas anteriores, ya que todas terminaban siendo bastante predecibles. Esta es una autentica película indescifrable. Con cada personaje desarrollado con suficiencia en las otras entregas, solo faltaba explorar un factor, nada menor por cierto. Lo que faltaba introducir era al villano, y damas y caballeros agarrense de sus asientos, porque Thanos es sin dudas el mejor villano del MCU. Esta es su película, conocemos sus motivos, su poder, que lo llevo a ser cómo es y por qué obra de la manera que lo hace. Los villanos han sido siempre el “problema” de Marvel, muchas veces con poco enfoque y solo siendo malos porque sí, Thanos demuestra que desde su punto de vista, bastante sádico por cierto, él tiene los motivos y las razones para hacer lo que hace. El humor nunca falta en el MCU y esta no será la excepción a la regla. En esta oportunidad el humor abunda, todos participan y todos tienen su momento. Algo que si hay en abundancia y no pasa demasiado en las anteriores, es que finalmente los héroes sufren. Pero sufren de verdad. El gran Titán no les va a hacer nada fácil defender la Tierra y en cada momento lo hace saber. Cuesta mucho ver padecer a los héroes de Marvel, porque a través de los años, se los ha llegado a querer más que a algún tío lejano, pero ya era momento de que alguien les haga poner los pies sobre la tierra y hacerles entender, que en todos estos años no han visto nada. Un aspecto que parece mejorar película a película, es el aspecto visual. Después de ahorrar unos pesitos en Black Panther, los realizadores visuales vuelven con todo en esta oportunidad para hacer de esta aventura espacial, titánica, pueda llevar el mote de ÉPICA de verdad. En un despliegue técnico tremendo, las pantallas verdes no podrían haber sido de mejor calidad. Hay exceso, dirán muchos, pero vamos, ¿de qué otra manera se podría hacer un homenaje tan claro a las viñetas si no fuese con un CGI de primer nivel? Como habrán notado, varias veces debemos recurrir al pasado para analizar cosas de esta mega película y es un poco el legado que estos primeros diez años del MCU nos ha dejado. Algo que se construyó con tanto trabajo y dedicación, está cerrando una etapa. Pero como dice el dicho, donde se cierra una puerta, se abre una ventana, una ventana por donde pueden entrar muchísimos personajes más. Una cosa a la que Marvel acostumbró, fue siempre esperar algo más luego de los créditos, esa maniobra que hoy es moneda corriente en todas las películas, no era así hasta que vimos aquella primera vez a Nick Fury. Es necesario y obligatorio quedarse en la sala hasta que el acomodador de su cine lo saque de su asiento, esa escena, vale la espera. Para finalizar, uno de los slogans promocionales de la película fue “It’s all been leading to this”, algo así como “Todo nos ha llevado a esto” y no podrían haberlo dicho mejor. Es la peli que los fans se merecen, con la que soñaron y posiblemente ninguna peli de superhéroes pueda ser mejor. Bueno, veremos si esto posible el año que viene, cuando en mayo, se entrene Avengers 4.
Thanos y su ejército está decidido a atacar. Sus hijos y él mismo se dividen para conseguir las Gemas del Infinito a través del universo. Así es como los Vengadores, los Guardianes de la Galaxia y los nuevos héroes que fueron surgiendo, deberán unirse y aprender a trabajar en equipo para detener al Titán Loco y su plan de diezmar el universo. Y por fin llegó el día. Una de las películas más esperadas del año para los fans de los comics y el cierre a diez años de historias ya está en nuestras salas. Y todo el hype que había en torno a este film, al menos para quien les habla, fue retribuido. Los hermanos Russo entendieron que, para este proyecto, debían volver a ese tono serio que habíamos visto en Capitán América: el Soldado de Invierno; dejando un poco de lado los gags en pos de priorizar la historia. Y si bien los chistes están presentes (es una película de Marvel), se agradece que no sea un festival de comediantes como habíamos visto, por ejemplo, en la fallida La Era de Ultrón. Una de las virtudes de Vengadores: Infinity War, es que el protagonismo está repartido en grupos y, si bien cada grupo tiene su líder o líderes, se siente que cada héroe es necesario y útil para hacer frente a Thanos y su familia. Nadie sobra ni está en la película sólo porque tenían que ponerlo; así que, en ese sentido, estamos hablando de un gran trabajo por parte de los guionistas. Aunque para ser objetivos, tenemos que decir que así como trabajaron bien la distribución de importancia de todos los superhéroes, hay algunas cosas explicadas mediante una sola línea de diálogo, como si no quisieran pensar demasiado algunas justificaciones. Eso y que las motivaciones de Thanos parecen recauchutadas de otros villanos pero ahora a escala galáctica. Pero si hablamos de Thanos, podemos decir que por fin Marvel nos entrega un villano a la altura de sus héroes. No sólo porque es intimidante a nivel físico, sino que tiene personalidad y pese a que, como dijimos, sus justificaciones ya están vistas, éstas no dejan de ser funcionales en su forma de actuar, mostrando un propósito y determinación que da el pego para su personaje, siendo un malo tanto músculo como cerebro, personificado en uno solo. Otro acierto que tenemos que marcar antes de finalizar esta review, es que acertaron completamente con el enfoque de las escenas de acción. Dejando atrás los famosos planos secuencias largos vistos en otros films grupales de los Avengers. En Vengadores: Infinity War las secuencias son cortas, haciendo que las constantes peleas no terminen cansando al espectador, ya que cada una es más breve y está mechada con líneas de diálogos, ya sean planes para detener a Thanos o gags. Esto da como resultado que no nos terminemos aburriendo con un film de dos horas y media. Vengadores: Infinity War es un paso adelante con respecto a Pantera Negra y Thor: Ragnarok, y para este redactor, se sitúa cómodamente entre las tres mejores cintas del MCU. Así que eviten spoilers y corran a verla en cuanto puedan.
Para los fans el plato más fuerte .Para la industria el festejo de una década de films, 19 en total. Se presenta como evento épico. Es que ver a tantos superhéroes juntos, muy bien ensamblados, se transforma en una fiesta donde cada personaje tiene su lugar. Pero cuando el más villano de los villanos, el aparentemente indestructible Thanos (construido con captura de movimientos sobre Josh Brolin) amenaza a todo el universo, hace falta cerrar filas. Por eso Iron Man, Capitán America, Spider Man, Pantera Negra, Hulk, Doctor Strange, Thor, La viuda negra, el equipo de Guardianes de la Galaxia y siguen los nombres hasta completar 30 personajes importantes y cada uno con sus momentos, deben presentar batalla para matar o morir. El equipo de ocho guionistas que trabajaron con Christopher Markus y Stephan McFeely sobre las creaciones de Stan Lee encontró la manera de optimizar los grandes despliegues de efectos especiales creativos, el humor en buenas dosis, celos, enojos, batallas, momentos emotivos. Las batallas son un verdadero despliegue de efectos especiales muy bien logrados. Y volvemos al villano: Thanos y el encuentro con sus dos hijas Nebula y Gamora se llevan los honores de los momentos mejor logrados y especialmente el más malo roba cartel a lo loco. Todo bien aderezado como para brindar un gran entretenimiento del que es mejor no espoliar nada para que la fiesta sea completa. Después de los títulos hay yapa como siempre. Termina y todos se quedan con ganas de mas porque ya se sabe que vendrá la segunda parte de esta peli programada para el 2019, y con la convicción de que nada es definitivos porque los saltos temporales y el cine garantizan que nada es para siempre…
Difícil que Avengers Infinity War II, que llegará en mayo de 2019, mejore a ésta que se estrena esta semana. Por el final, ¿no? Si hubiera que definir en dos palabras a Avengers: Infinity War serían: rompe todo. La unión, aquí sí, hace la fuerza. Estarán quienes, fans a ultranza de Marvel, comparen ésta de Avengers con Liga de la Justicia de DC Comics, y claramente inflen el pecho. Los directores Anthony y Joe Russo, a diferencia del más juguetón Joss Whedon (había dirigido las dos anteriores de Avengers), tienen un estilo muy definido en el que se centran más en los personajes que en las historias. Salvando las distancias, como suele pasar en las series que son éxito en streaming. El hecho de que en Infinity War, por más que se extienda a casi dos horas y media, aparezcan una veintena de superhéroes podría llevar a pensar que lo antedicho es casi imposible de llevar a la práctica. Pero no: cada uno tiene su momento y engrana a la perfección con el todo. No hay que spoilear la trama, y menos si al final quedarán o no menos superhéroes -los rumores sobre esto no son más que una usina bien marquetinera, aunque habrá espectadores a los que se les caerá la mandíbula en más de un momento-. Es que si se ingresa a la sala pensando en quién va a morir, cada vez que corra riesgo la vida de un superhéroe, se creerá que fallece. No importa. La trama, entonces, es sencilla: el villano extraterrestre Thanos necesita seis gemas, algunas ya están en su poder en su enorme guante, y otras las tienen algunas superhéroes, como Dr Strange o Vision. Thanos se autodefine como un sobreviviente que desea eliminar a la mitad del universo para que la otra mitad viva, si se quiere, mejor. ¿Les suena? Infinity War se estructura como una de guerra. No en vano un cinéfilo Peter Parker (Spiderman) habla de Alien, y precisamente Aliens, de James Cameron, mucho se parece a ésta de Avengers. No tiene un respiro y las batallas se suceden, pero están tan bien coreografiadas, siguen un orden y no son meros golpes y patadas: la lucha cuerpo a cuerpo tiene sentido. Y los 149 minutos se pasan como si se tratara de un cortometraje. Tantos superhéroes no pueden estar en una misma acción -no entrarían en ningún fotograma-. Entonces los combates se desarrollan al mismo tiempo, o no , en distintos lugares del universo, sea aquí en la Tierra Nueva York, Wakanda o Titan, el planeta del que es oriundo Thanos. A diferencia de Era de Ultron, aquí las peleas parecen reales. Los personajes, cuando son animados porque deben hacer proezas imposibles de realizar por humanos, parecen (son) humanos. El caso de Thanos (Josh Brolin) es el mejor ejemplo. Enorme, con un mentón que al decir de Start-Lord (Chris Pratt) es un trasero, parece de carne y hueso, por más que se haya realizado con captura de movimiento del actor de Sin lugar para los débiles.
Diez años, tres fases y 19 películas han pasado desde Iron Man hasta Avengers: Infinity War , película que es algo así como una fiesta a la que han sido invitados todos los superhéroes de Marvel (y nadie pega el faltazo, por supuesto). El resultado es contradictorio: por un lado, los fans disfrutarán de verlos juntos, pero al mismo tiempo ninguno tiene demasiado tiempo en pantalla como para lucirse en serio. Cada uno carga con algún trauma personal, tiene un par de parlamentos graciosos o solemnes, participa en alguna escena de acción y a otra cosa. Es como esos conciertos a beneficio en los que se van subiendo al escenario múltiples figuras para aportar un par de acordes, un estribillo. El efecto de acumulación suma por un lado (hay tantas estrellas como para armar dos equipos de fútbol), pero también resta por el otro. Más allá de ver en pantalla al elenco completo de Marvel (Iron Man, Hulk, Thor, Capitán América, Doctor Strange, El Hombre Araña, Pantera Negra y hasta el equipo de Guardianes de la Galaxia), si hay algo que eleva la valoración del film no son sus múltiples superhéroes, sino su imponente villano: el Thanos de Josh Brolin (una mixtura entre Hellboy y Darth Vader) tiene más minutos y matices en pantalla que cualquier otro personaje. La premisa es básica y se plantea desde la primera escena: Thanos y sus secuaces tratan de apoderarse una por una de seis gemas, ya que la posesión de todos esos cristales les garantizará el dominio del universo. Lo que sigue dentro de los 149 minutos del film de los hermanos Russo son batallas que transcurren tanto en lugares reales (Nueva York) como ficcionales (Titan, Knowhere o la Wakanda que conocimos hace poco en Pantera Negra). Más allá de la extensa duración, no hay demasiado tiempo para desarrollar en profundidad ningún conflicto (los superhéroes que estaban distanciados o peleados entre sí aparecerán juntos en el plano siguiente), pero si no hay espacio para esas "nimiedades" los directores nos regalan vertiginosas escenas de masas y un despliegue de efectos visuales asombroso. En verdad, Avengers: Infinity War funciona como la primera parte de algo todavía mucho más grande que vendrá el año próximo con la cuarta entrega de Los Vengadores. En ese sentido, esta vez sí es recomendable que el público tenga la suficiente paciencia como para soportar los larguísimos créditos finales y apreciar la escena que aparece después: no se trata de una mera humorada, de un guiño cómplice o de un adelanto de un personaje que llegará en una película de la factoría de aquí a cinco años sino de un cliffhanger perfecto para esperar con ansiedad la continuación de esta historia y el cierre definitivo de la denominada Fase 3 del Universo Cinematográfico de Marvel.
Más grande y entreverada que las anteriores A principios de abril, los realizadores Anthony y Joe Russo publicaron un tweet pidiendo a los futuros espectadores de Avengers: Infinity War que por favor mantuvieran discreción sobre la trama: querían, dijeron, que “todos los fanáticos tengan la misma experiencia al verla por primera vez”. Allí también enunciaron el mantra fundamental de la ética de reciprocidad que rige el consumo audiovisual del siglo XXI: “No le spoilees a otros, así como no querrías que te spoileen a vos”. Da toda la sensación que a los Russo les importa más conservar bajo siete llaves las mil vueltas de guion que cualquier crítica negativa contra el resultado de su trabajo, todo un síntoma de la tiranía del argumento que supo construir el mundo de Marvel, con su Universo Cinematográfico expandiéndose en cine, tv y streaming… hasta ahora, dado que Infinity War ensaya algo así como el principio del fin que llegará en 2019 con la cuarta Avengers. Y ojo que esto último no es spoiler ni nada: hasta el mismísimo presidente del estudio, Kevin Feige, confirmó que el año que viene se iniciará un nuevo periodo de los encapotados. Que los Russo se queden tranquilos tomando caipiriña en Hollywood, porque se necesitaría este diario entero para contar todo lo que sucede en las dos horas y media de metraje. Desde ya que a aquellos neófitos con ganas de acercarse por primera vez a Avengers se les recomienda evitar Infinity War, quizá la película menos autónoma y más enraizada en la historia macro que viene desarrollándose desde 2008. Como si se tratara de un Aleph superheroico, los diez años de Marvel confluyen en una película aún más grande y voluminosa que las anteriores. Una que entreverá personajes de la primera generación en plan despedida (Iron Man, Thor, Hulk, Loki, Capitán América) con aquéllos que continuarán el legado (Pantera Negra, el Hombre Araña, los Guardianes de la Galaxia), y que al habitual despliegue de acción, destrucción de ciudades, guiños y chistes autorreferenciales (otro cameo de Stan Lee y van….) le suma una pátina existencial y oscura hasta ahora ausente en la saga. Porque, claro, Infinity War quiere ser muchas cosas. Que lo logre o no es otra cuestión. Igual que Thor: Ragnarok, aquí se evidencia el tironeo entre la voluntad de asumirse como objeto pop y la imposibilidad de abandonar el tono trágico, casi sepulcral, con que los protagonistas dirimen sus dispuestas internas y externas. El mérito de los Russo en medio de esa neurosis del ADN de Marvel es conseguir una relativa homogeneidad entre todas sus partes haciendo que todo lo que sucede sea pertinente y necesario para que el relato avance a ritmo regular, corriendo cuando deben hacerlo y parando cuando la fluidez lo reclama. Hay decenas de escenarios y sin embargo se entiende dónde transcurre la acción, quiebres de guión bien distribuidos, una docena de protagonistas que se complementan sin superponerse y, la yapa, un buen villano enfrente. Thanos, como todos los malos, persigue el objetivo de destruir el mundo, con la salvedad que lo suyo no es megalomanía sino el intento de aliviarle a la humanidad el sinsentido de vivir. Para eso deberá conseguir las Gemas del infinito, un grupo de piedras que, unidas, le permiten al portador controlar el universo. ¿Lo logrará? La respuesta llegará en 2019. Paciencia, ya se acaba.
Los Vengadores: Infinity War, de Anthony y Joe Russo Por Jorge Bernárdez Oolvídense de toda la parte de negocio que encierra el asunto de las sagas y de la pelea empresarial entre Marvel y DC y traten de meterse en Avenger Infinity Wars con el espíritu de que vana a vivir una gran aventura. Es más, piensen en cuando eran chicos y leían las revistas de historietas e imaginen que se van a meter en el comic ideal donde se cruzan personajes de distintas historias para una aventura muy especial contra un villano que es el villano más malo de todos los villanos. Esta nueva entrega de The Avenger empieza inmediatamente después del final de la película Thor: Ragnarok que había dejado al hijo de Odin junto a a su hermano Locki y Hulck, llevando a su pueblo a una nueva tierra. Aquella película en lo que ya es un clásico de Marvel, adelantaba que los fugitivos se cruzaban el espacio con algo enorme. La continuidad muestra a la nave destruida y a Thor junto a sus compañeros luchando contra Thanks que busca unas piedras preciosas que conforman un juego que unido le otorga un poder inmenso al poseedor. Dos de las piedras están en la Tierra y en poder de dos de los Avenger. Lo que cuenta Infinity War es como los Avenger vuelven a unirse para impedir que Thano se quede con ese conjunto de piedras y de las digamos que en el camino, se juntan con la troupe de los Guardianes de las Galaxia ” que se suman de manera protagónica a la lucha. Anunciada como el crossover de los crossover, la nueva película es la mejor de esta nueva etapa de Marvel y desde ya, vayan sabiendo que se viene una segunda entrega porque claro, el final de Avengers: Infinity War porque el final deja un montón de interrogantes y no resuelve nada. Por todo lo anterior, vayan a la cine y entréguense al placer de dos horas y media de gran espectáculo. AVENGERS: INFINITY WAR Avengers: Infinity War, de Anthony y Joe Russo. Intérpretes: Chris Evans, Robert Downey Jr., Mark Ruffalo, Chris Hemsworth, Scarlett Johansson, Josh Brolin, Tom Holland, Chris Pratt, Tom Hiddleston, Benedict Cumberbatch, Gwyneth Paltrow, Elizabeth Olsen. Distribuidora: Buena Vista Disney. Duración: 156 minutos.
Publicada en edición impresa.
La nueva entrega de los Vengadores consolida de manera definitiva a la dupla de directores que conforman los hermanos Russo como los reyes absolutos del universo cinematográfico de Marvel. A través de una ambiciosa producción épica que hace historia en este género, los cineastas vuelven a demostrar que son los únicos que entienden por donde pasa la esencia de estos personajes y el espíritu de los cómics de esta compañía. Esto no significa que sus trabajos sean inmaculados y estén libres de objeciones, pero al ver este film en particular queda la sensación que estos tipos realmente se comprometieron a trasladar de la mejor manera posible esas clásicas macro sagas de la historieta por medio de un lenguaje cinematográfico. Infinity War es una película muy abrumadora, por la cantidad de personajes que participan del conflicto y el contenido dramático que representa un paso importante hacia la madurez en esta franquicia. A diferencia de Capitán América: Guerra Civil donde nos encontramos con un relato aséptico que se resolvía en un galpón, en una batalla que no tenía grandes bajas, los hermanos Russo en este caso le hicieron justicia al concepto de la guerra. Nadie sale ileso de esta contienda y el precio que pagan para conseguir sus objetivos, tanto los héroes como el villano, es enorme. La era de la estupidez en Marvel parece haber llegado a su fin, ya que tras la irrupción de Thanos en la Tierra en el futuro no quedarán muchas ganas de hacer chistes. Un personaje que tenía una presión enorme por estar a la altura de la amenaza que se venía construyendo en los filmes previos. Thanos tenía la obligación de salir a comerse a la cancha y lo que hace Josh Brolin con este rol es extraordinario. No solo compone al más grande villano que pasó por este género sino que le dio una profundidad emocional que lo vuelve fascinante. Algo fantástico de Infinity War es que la trama está narrada desde su perspectiva con una personalidad compleja que no habíamos visto en otros antagonistas de esta saga. Ya desde la excelente secuencia inicial Thanos se apodera del film y a lo largo del conflicto tiene algunos momentos dramáticos estupendos. Un detalle muy interesante de esta producción es que los hermanos Russo presentan una película muy equilibrada donde mantienen el concepto de cine que presentó Marvel hasta ahora, pero sin caer en la distorsión exagerada de los personajes. Motivo por el cual la nueva entrega de los Vengadores representa también la redención absoluta (y merecida) de algunos superhéroes que habían sido vejado por la idiotez. El caso más relevante es el de Thor, donde Chris Hemsworth, gracias a la dirección de los Russo vuelve a retomar el personaje que estableció Kenneth Branagh en la primera película del dios del trueno. Esto es bastante loco porque en un futuro repaso de la franquicia ese despliegue de imbecilidad que fue Ragnarok ahora queda completamente descolgado dentro de este universo de ficción. Contra todos los pronósticos, Thor sorprende con algunas escenas fantásticas donde Hemsworth finalmente puede darle vida al héroe con toda su gloria. Un ejemplo es una conversación solemne entre el rey de Asgard y el mapache Rocket Raccoon, que retrata a ese Thor reflexivo de los cómics en el mejor momento que tuvo Hemsworth con el personaje. Este cambio también se percibe en algunos miembros de los Guardianes de la Galaxia como Drax, el destructor, que abandona su personalidad idiota para comportarse de un modo más equilibrado. Inclusive en un momento hay una mención en la trama a su historia de vida trágica que sirve para recordarle al espectador de donde viene este personaje. Un perfil similar se aplicó a Mantis, quien resulta mucho menos irritante. A no confundirse, la película tiene bastante humor y algunos diálogos son muy efectivos, pero en este caso la comedia fluye de un modo más orgánico y se utilizó para distender la tensión que prima en el conflicto central, en lugar de convertir la historia en una sitcom de televisión. También la calidad de los chistes es un poco más decente a lo que se vio en los últimos filmes de los Guardianes y Thor. Lo que me encantó particularmente de este film es que con toda la fatiga que presenta el género, los directores consiguieron construir un relato atrapante que inclusive sorprende con algunas situaciones inesperadas. Infinity War te deja con ganas de ver más y el final sublime que tiene ubica a esta producción entre lo mejor de la franquicia. En resumen, los hermanos Russo supieron estar a la altura de las circunstancias y no defraudan con una gran película que evoca las sagas épicas de los cómics de Marvel en el cine.
Si aún no viste Infinity War dejá de leer y cerrá todo. Ojo que no voy a dar ningún spoiler (nunca lo hago), pero me parece que es una película que hay que vivirla únicamente con las expectativas que uno maneje. Incluso estando bien manija, porque cumple. Este estreno es un evento cinematográfico sin duda alguna. Es el cúlmine de 10 años de un universo compartido, aquél que en 2008 nació en el final de la primera Ironman y que creó un modelo que hasta ahora nadie pudo replicar bien. Asimismo, también es la primera vez que Marvel logra una épica con todas las letras. A tal punto que te deja sin aliento y tus ojos no dan más. Pasa de todo en el film, muchas sorpresas y mucha información. Se necesita tiempo para digerir lo que se vio y más de un visionado para asimilar. Son muchos personajes, y si bien cada uno tiene su momento, algunos tienen más importancia que otros. Pero todos se lucen. Cada uno tendrá a sus preferidos, en mi caso particular y en esta oportunidad me quedo con Thor (Chris Hemsworth), Ironman/Tony Stark (Robert Downey Jr) y Scarlett Witch (Elizabeth Olsen). Nadie necesita presentación, ya hubo 18 películas de trama y orígenes. Aquí está todo bien encastrado y en movimiento. Por ello es fundamental, y para poder disfrutar más, haberlas visto y conocer las internas de todos. Lo que pasó en Civil War (2016), El desenlace y escenas post créditos de Thor; Ragnarok (2017), la reciente Black Panther. Asimismo, quedé gratamente sorprendido por Thanos. Detrás del maquillaje y CGI Josh Brolin brilla. Es el mejor villano que Marvel ha explotado y está a la altura de semejante película. No es solo musculo, tiene un trasfondo y motivaciones. Son dos horas y media bien al palo, pasan volando y no querés que la película termine. Los hermanos Russo siguen sin destacarse en cuestiones narrativas y obedecen a un modelo de Estudio y sin estilo propio. Pero aún así logran su película más sólida gracias a un guión un tanto más intrincado que sus predecesoras. Y si bien hay chistes que cortan los buenos climas solemnes (a mí en lo particular esto me sigue molestando mucho), no hay tantos y algunos están bien puestos. Hay muchísimo más para decir sobre Avengers: Infinity Wars pero nadie tendría que decir ni una sola palabra. Es un evento, y hay que asistir. Peliculón absoluto que deja una vara altísima.
Súper plantel de superhéroes, Vengadores y aliados, elencazo de estrellas pasándolo bien y dos horas y media de aventura intergaláctica destinada a frenar a Thanos (Josh Brolin), el muy buen villano de esta primera parte de la guerra infinita de los Avengers de Marvel, que continuará el año que viene. Los hermanos Russo consiguieron sostener el ritmo y la fluidez narrativa con semejante cantidad de personajes -y todavía faltan- y complicaciones. Y lograron un producto en el que el humor está muy presente y bien dosificado pero sin abusos, mientras los guiños, préstamos e ideas de otras fuentes funcionan bajo el paraguas de imaginería infinita de la historieta. Divertida, en fin, hasta el muy buen bonus escondido en el final de los créditos: ¡quedate sentado!
“Avengers: Infinity War” cuenta la leyenda que los estudios Marvel durante 10 años esperaron este momento, esta película para cerrar no sólo gran parte de las historias que plantearon con las sagas y películas en solitario de sus héroes, sino para comenzar un nuevo camino en la exitosísima franquicia. El resultado es una enorme producción, con un gigantesco villano (Thanos) que arrasa con todo a su paso. Los héroes, hacen lo que el guion les propone sabiendo que en esta oportunidad la mirada está en otro lado. Dos horas cuarenta de pirotecnia que hará delirar a los fanáticos pero que traiciona su posibilidad de generar algo nuevo bajo las leyes de género.
El MCU (Marvel Cinematic Universe) está de festejo, se cumplen 10 años de la creación de este universo que comenzó allá en el 2008 con “Iron Man: El Hombre de Hierro”, esa película fue el inicio de lo que ahora se conoce como un gran factoría que mueve a millones de fanáticos a nivel mundial ansiosos por continuar viendo estas historias cargadas del más puro entretenimiento audiovisual, hasta el momento llevamos viendo 18 películas, cada una de estas sirvió para presentar nuevos personajes, viajamos a Asgard, a los lugares más ocultos de la galaxia, al mundo sub-atómico, a planos ancestrales, pero todo concluye en esto, un enfrentamiento en donde todo el universo está en peligro. Bienvenidos a “Avengers: Infinity War” Ya a esta altura del partido creo que contar una sinopsis de la historia es algo absurda, si sos de esos que estuvo esperando este evento cinematográfico desde que Thanos fue presentado en la escena postcredito al final de “The Avengers” estas seguramente al día con todo lo visto a lo largo de las 18 películas que componen el MCU. Finalmente Thanos está en búsqueda de las Gemas del Infinito para así esta toma el control total del universo y manejarse a su antojo destruyendo a las civilizaciones que se encuentre a su paso, dos gemas están en su poder, dos en el planeta Tierra y una por descubrirse, ahí es donde se centrara el principal foco de atención, el ver como obtiene cada una de las gemas para cumplir con su cometido, nuestros héroes están listos para enfrenarse a su mayor amenaza en una batalla sorprendente. “Avengers: Infinity War” es la película que estábamos esperando y cumple con las expectativas generadas, el gran labor de los hermanos Russo sigue siendo uno de los mejores aciertos en estos últimos años, desde que nos trajeron “Capitán América: El Soldado del Invierno” supieron manejar bien los hilos con una historia atractiva, mantuvieron este estilo el año pasado con “Capitán América: Civil War”, pero ahora es cuando se la jugaron y tiraron todas las cartas sobre la mesa, Thanos hace gala con su aparición y desde los primeros minutos deja en claro que es el mejor villano del MCU, una persona sádica dispuesto a todo, veníamos esperando por su presencia y cumple con las expectativas, pero él no está solo en esta misión, viene acompañado de la temible Black Order compuesta por cuatro integrantes, Cull Obsidian, Próxima Midnight, Corvus Glaive y Ebony Maw, este ultimo me pareció el mejor de todos, protagonizando una asombrosa escena de pelea enfrentándose a Iron Man, Bruce Banner y Doctor Strange, por el lado de los buenos Robert Dawney Jr. sigue siendo el foco de atención del MCU, Benedict Cumberbartch y Zoe Saldana son otras figuras ofreciendo actuaciones tremendas. “Avengers: Infinity War” no es una película perfecta, tiene fallas mínimas que no afectan del todo a la trama, en cuanto a esta está muy bien contada, las escenas de acción en ningún momento dan respiro y prepárense para alguna que otra sorpresa que se muestra a mitad del film, prepárense para despedirse de algunos personajes y es ahora cuando contamos los meses que faltan para conocer como concluirá esta tercera fase.
El comienzo del fin A 10 años del inicio del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), finalmente los legendarios héroes de La Casa de las Ideas han unido fuerzas en un filme que marca un antes y un después para la historia de la franquicia. Todo el recorrido que los fanáticos de los relatos superheroicos venimos haciendo desde aquella inolvidable película del 2008 donde Robert Downey Jr. se colocaba el traje de hierro por primera vez, tenía un destino: llegar a este momento. Avengers Infinity War ya es una realidad y nuestro niño eterno no podría estar más agradecido por tanta magia. Dirigida por los hermanos Russo (si, aquella dupla que nos ha regalado una gema imprescindible para los amantes del género como fue Capitán América: Soldado de Invierno en 2014), la cinta tiene lugar luego de los eventos sucedidos en la Guerra Civil que terminó con la división de los Avengers. Mientras los Héroes Más Poderosos de la Tierra se enfrentaban por sus ideales, otros aliados fueron surgiendo en el camino con el fin de defender a nuestro planeta y todas las civilizaciones de este infinito y misterioso universo de las amenazas de seres abominables. Sin embargo, ningún otro villano ha desafiado la continuidad del espacio-tiempo de tal manera como esta indestructible deidad que se presenta ante nuestro ojos. Hablamos de Thanos, el poderoso hijo de Los Eternos, a quien ya habíamos conocido en otros filmes del MCU como Guardianes de la Galaxia (2014) y que se ha convertido en una peligrosa sombra para todos los superhéroes de Marvel. Su meta es hallar las seis Gemas del Infinito– la del espacio, la mente, el alma, la realidad, el tiempo, el poder y ego-y así poder hacerse con el control absoluto del universo. Sabemos que tanto el personaje de Vision como Doctor Strange protegen una de ellas y el ejército de Thanos está dispuesto a derribar con todo lo que este a su alcance para obtenerlas. Es importante aclarar que un crossover de tal magnitud requiere de haber visto las anteriores películas de la franquicia. El espectador que vaya a la sala sin haber seguido la evolución de las historias y los nuevos personajes, probablemente se sentirá más que desorientado, puesto que el filme no pierde tiempo en explicaciones, sino que se propone ir directo a la acción. Y si de acción hablamos, en esta guerra hay de sobra. Las asombrosas batallas tienen lugar en diferentes escenarios claves del universo marveliano, algunos ya conocidos como Wakanda, el territorio gobernado por Black Panther y otros bastante más alejados de esta galaxia. Además de las escenas visualmente espectaculares que todo buen fanático del género espera ver, la emoción resurge cada vez que los personajes se presentan ante la pantalla y se dan la bienvenida entre ellos. Por supuesto, el humor característico de los Estudios Marvel decora todos estos encuentros, aunque por momentos se sienta un poco exacerbado. Cabe destacar el excelente trabajo de los guionistas que han hecho de este team un verdadero reparto coral, otorgando diálogos frescos y el dramatismo necesario para que todos los personajes puedan lucirse por igual. Es menester hacer un punto aparte para hablar del ansiado antagonista del filme, el conquistador de mundos. Una de las deudas pendientes que el público afín al MCU había estado exigiendo desde hacía años era la incorporación de un villano poderoso y digno de los enfrentamientos más descomunales. Finalmente, podemos decir que hemos hallado a nuestro personaje predilecto. El Titán es un personaje complejo, ambicioso y despiadado, pero con emociones profundas. Eso es, en parte, lo que lo transforma en un ser impredecible y fascinante para la platea. El final abierto da lugar a varias especulaciones que los fanáticos no tardarán en sacar a luz. Seguramente, a más de uno le costará recuperarse de esos últimos minutos épicos y desconcertante que llevan el dramatismo hasta niveles nunca antes vistos. En este caso, la única escena post créditos resulta elemental para comprender lo que se avecina. Avengers: Infinity War es, sin duda, el evento superheroico que merecíamos ver. Un momento bisagra para todos aquellos lectores que crecieron sintiéndose parte de estas aventuras. Marvel ha hecho historia y ahora solo resta contener la ansiedad hasta mayo del 2019, cuando aterrice la secuela y con ella el inicio de una nueva era.
La reunión más esperada Diez años de acción, superhéroes, escenas exageradamente explosivas y gags de todo tipo, comienza a despedirse con “Avengers: Infinity War”. El intenso Universo Cinematográfico de Marvel cumple un ciclo, tras películas grupales de “Los Vengadores” (dos antes que ésta), otras individuales (tres de Thor, de Iron Man, y de Capitán América, más una de Hulk) y algunas otras de sus estrellas (Spiderman, Guardianes de la Galaxia, Ant-Man, Doctor Strange, Pantera Negra). Si bien no es el final de la saga, porque quedan más de esta “fase 3”, “Infinity War” tiene aires de desenlace porque la historia de las gemas del universo de la que se habló en muchos de estos filmes estrenados tiene su trama aquí, y es la primera gran reunión de todos los superhéroes marvelianos que conocemos hasta la fecha. Es importante resaltar que si bien no es obligatorio haber visto las otras películas del Universo Marvel para disfrutar de este estreno, el hecho de no conocer hará que algunas partes de la trama se pierdan y ni hablar del desarrollo de los personajes, que fueron evolucionando mucho en la “década ganada” de este ciclo. Con eso en mente, el inicio de la película se da tras los eventos de “Capitán América: Guerra civil”, en donde Los Vengadores se separaron. Thanos -el mejor villano en pantalla en estos años- ya tiene una gema y busca las cinco restantes para un guante que finalmente le dará todo el poder sobre el universo. El filme girará en torno a esa búsqueda, y a los Vengadores y sus aliados intentando detenerlo en varios frentes. Iron Man, Dr Strange, los Guardianes de la Galaxia y Spider Man en el espacio, mientras en la tierra Capitán América, Hulk, Pantera Negra y todo el pueblo de Wakolda se preparan para recibir al ejército de Thanos, que irá tras Vision (quien, como sabemos, fue creado gracias a una de esas piedras que necesita el villano). Thor, por ser el que más conoce de las situaciones interestelares, intentará crear un arma capaz de destruir al gigante al que se enfrenta el grupo. En 149 minutos de duración, Infinity War comprime comedia, drama y mucha épica en una película equilibrada (algo que últimamente se le criticaba a Marvel que le faltaba), y que dejará a todos con ganas de más.
El principio del fin llegó Avengers: Infinity War (2018) es el desenlace de una historia que el Marvel Cinematic Universe comenzó a desentrañar y construir con sus 18 películas y más de 20 personajes centrales en pantalla. Film tras film, el estudio comenzó a dar pistas, indicios y demás sutilezas sobre el futuro de la franquicia. Sin embargo, el hito en este universo cinematográfico llegó con The Avengers (2012), la primera reunión en la gran pantalla de los héroes. Siendo un éxito tanto en crítica como en las butacas, Avengers guardaba un as bajo la manga: en una de las escenas post-créditos -tan característica del estudio- Thanos aparecía y comenzaba a revelar hacia donde apuntaría esta historia. Seis años después y con un recorrido por 12 películas más, llegó Infinity War para marcar un antes y un después en lo que respecta al género de superhéroes en todo sentido. Una década después del estreno de Iron Man (2008) con Robert Downey Jr. personificando de manera excelente tanto al multimillonario Tony Stark como a Marvel Studios en sí, Avengers: Infinity War entiende la seriedad y el compromiso a lo que se enfrenta y promete un film duro, intenso y angustiante. Desde la dirección, los pergaminos con Capitán América: Winter Soldier (2014), una de las mejores películas del estudio y Capitán América: Civil War (2016) le dieron la posibilidad y respaldo a los hermanos Russo de hacerse cargo del evento definitivo y más rutilante de la historia de la franquicia en el cine. En Infinity War, finalmente Thanos (Josh Brolin) se suma a la pantalla y todos los personajes de la franquicia deberán juntarse para enfrentar al Titán Loco y tratar de detenerlo. En ningún momento la película de los hermanos Russo se toma respiro y desde la primera escena nos muestra la seriedad y las graves consecuencias que tendrá la presencia de Thanos en el camino de los héroes. Éste es un punto que siempre se le criticó a MCU: la falta de consecuencias en la historia y el excedido humor en personajes o situaciones claves. Infinity War descuelga los posters para humanizar a los personajes desde el sufrimiento, el dolor, la pérdida y la ira. El estudio trabajó diez años para generar una empatía particular en sus personajes con el público para llevarlos a un punto cúlmine e irreversible en Infinity War. A pesar de contar con tantas historias y personajes, la película se desarrolla con un balance perfecto entre ellos sin perder solvencia ni fluidez. Su primer acto introductorio se torna un poco largo pero no influye en su despliegue. Tanto la tensión como el peligro que acecha a cada uno de los héroes, dejará sin respiro al espectador en cada escena y conflicto. Con tanta diversidad de personajes y contextos, la fotografía de Infinity War respeta la esencia de cada grupo y lugar: es fácil diferenciar la paleta de colores que atraen a los Guardianes de la Galaxia con su música, los planetas y galaxias que atraviesan como a Wakanda, la defensa de su tradición y nación como también la oscuridad y la tensión en el ambiente en cada aparición de Thanos. Así, en este cóctel tan diferentes de personalidades, contextos y tramas argumentales, tanto los Russo en la dirección como Christopher Markus y Stephen McFeely en el guión, lograron equilibrar de manera aceitada una película de tal envergadura, cuidando que cada uno tenga su espacio y lugar relacionado a la relevancia que tienen en la trama. Tanto la interacción como la química entre ellos es otro gran punto a favor de la dirección, cuidando que cada uno sirva en el contexto en el que se desarrolla. En esta combinación faltaba otro elemento que también suele criticarse a films del género: la ausencia de un villano carismático a la altura de los héroes a los cuales enfrenta. En Infinity War, Thanos es la estrella rutilante de toda la marquesina. En un desarrollo clave a través de ambiciones y motivaciones que lo llevaron a formar su personalidad y pensamientos, el Titán Loco creado por Jack Kirby y Jim Starlin se queda con todas las luces de cada escena en la que participa. Cada diálogo, pelea y debate marcan el carisma y fundamentan el respeto, miedo y terror que provoca en cada rincón del universo. Los Russo entendieron a la perfección lo que genera el antagonista: nadie está a salvo frente a Thanos. En este punto, el aparato técnico de los efectos especiales fue una clave fundamental para darle a Josh Brolin mayores matices con los cuales poder trabajar, generando un personaje menos superficial y con más contenido. Cada escena de acción y coreografía de pelea llevan la marca registrada de la dupla directiva para recrear escenarios lo más reales y verosímiles posibles en este marco, casi sin ningún punto a objetar o que sea demasiado evidente. Siendo la película con mayor duración hasta ahora en el estudio -156 min. – Infinity War es la principal víctima de su desenlace por no poder elaborar un final más completo y redondo. A su vez, hay varios giros argumentales con poco sostén que ayudan notoriamente a continuar con la historia. Sin embargo, Avengers: Infinity War (2018) es el punto de inflexión, el golpe de efecto y la película definitiva que reunió a todos los grandes héroes siendo el primer estallido de una etapa que está apunto de finalizar. Con un villano a la altura de las circunstancias, el cine de superhéroes no volverá a ser igual después de la irrupción de Thanos a la gran pantalla, con consecuencias considerables tanto para el Universo como para la manera de plantear las nuevas películas del género.
Primer segundo de la proyección, la placa de Marvel Studios hace alusión a que han pasado diez años de su creación. Y sí, hace ya diez años que con el estreno de "Iron Man" se daba inicio a algo impensado en ese momento, el hoy llamado MCU o Marvel Cinematic Universe, ese hilo que une a todas las películas de su factoría bajo una historia común. Diez años que fueron creando una expectativa enorme y que finalmente ve precipitar su primer broche de oro. "Avengers: Infinity War" es lo que todos los fanáticos de este mundo vienen esperando desde que el juego se creó. No todos los días se acontece a un evento de este estilo que excede lo cinematográfico y avanza sobre la cultura del consumo masivo. No solo pasó una década, dieciocho películas previas para llegar a este momento. ¿Qué se puede esperar a esta altura? Esa es la gran dicotomía de "Avengers: Infinity War", jugar un juego en el que las cartas ya fueron mostradas. Por un lado, es positivo porque se pisa sobre seguro (siempre nos dirigimos a quienes les guste la franquicia, los que no ¿qué hacen viendo la película n°19?), por el negativo, hay poco para sorprender. Los hermanos Anthony y Joe Russo vuelven a ocupar la silla de director que dejó vacante Joss Whedom, como en las dos secuelas de Capitán América. Si algo caracteriza a estos hermanos, es su capacidad para amoldarse al estilo unificado del conjunto. No esperen una película que se diferencia del resto como viéramos en la Hulk de Ang Lee o la Capitán América de Joe Jhonston. Los Russo filman con el manual de estilo en la mano. Similar sucede con la historia. Es lo que nos vienen adelantando desde el inicio de esta Fase 3 en "Capitán América: Civil War", o mejor dicho, desde que nos empezaron a hablar de las gemas del infinito en la Fase 2 con "Iron Man 3". Thanos (Josh Brolin totalmente en CGI) finalmente está dispuesto a conseguir las gemas faltantes para dominar el universo y destruirlo a su antojo para iniciar una nueva era. Los Avengers han quedado divididos luego de los eventos de Civil War, y varios duramente dañados luego de lo sucedido en Thor Ragnarok. Cuando Thanos comience con su nueva avanzada, finalmente se verán forzados a unir fuerzas, ya no sólo como los Avengers conocidos, sino como algo mucho más grande. El resumen suena a gacetilla, y es que básicamente "Avengers: Infinity War" es eso, se ve más de lo que se cuenta. Necesariamente hablamos de una película coral, muy coral. La acción se desarrolla en varios planos que lentamente se irán uniendo. Los personajes se introducen paulatinamente, convocados los unos a los otros; siendo Thanos el motor que aglutina todo. Cada “visita” suya a un punto del universo, suma nuevos personajes. Habrá algunos que se hagan desear más que otros, y sí, no todos contarán con la misma participación. Hay algo claro, hay una suerte de rango o categorías dentro de los superhéroes, están los de primera línea, y los que se ven más de relleno, y en películas como estas, se nota. Dr. Strange (Benedict Cumberbatch) adquiere mucho protagonismo, lo cual es bienvenido. Su personaje se diferencia de Tony Stark/Iron Man (con quien comparte la mayor cantidad de escenas) y toma un liderazgo notable. Thor (Chris Hemsworth) sufre las consecuencias vividas en su última película, se encuentra en terreno ajeno dentro del mundo de los Guardianes de la Galaxia, y lo suyo pasa más que nada por tratar de recuperar el poder perdido, y sí, algún martillo. Será este arco en el que más se note el factor desternillante del MCU, el humor no siempre bienvenido. Drax (Dave Bautista) termina de despuntar como comic relief junto con Mantis (Pom Klementieff). Lo positivo, es que el humor ahora parece estar focalizado dentro de un arco particular. Steve Rogers/Capitán América (Chris Evans), como el otro superhéroe de primera plana, será quien más se haga rogar. Su presencia no será tan grande como la de los anteriores, pero sus escenas son importantes para el desarrollo, otorgándole así, el peso que el personaje necesita. Del resto, quien necesita un cambio pareciera ser Bruce Banner/Hulk (Mark Ruffalo) en el mismo plan conflictuado de sus últimas apariciones. Por el contrario, Vision (Paul Bettany( y Wanda Maximoff/Scarlett Witch (Elizabeth Olsen), adquieren mayor compromiso y personalidad. "Avengers Infinity War" asume su “responsabilidad” de ser un gran evento, se ve como una película enorme, no solo por su duración que traspasa las dos horas y media (bien aprovechadas). Resuelve varios de los problemas que el universo de Marvel en el cine parecía perpetrar (como el nombrado exceso de humor, que lo sigue teniendo igual de molesto, pero más concentrado), y encuentra finalmente un villano de su talla. Thanos es un villano con peso, con buenos secuaces, con una justificación, y con un despliegue de fuerza a la altura. Más allá del CGI que puede gustar, o no, se siente como un villano al que para derrotar habrá que unificar fuerzas, y al que no todos lograrán salir victoriosos, y que marcará un antes y un después. Hay sorpresas (algunas más sorprendentes que otras), pérdidas (algunas más significativas e inesperadas que otras), errores que continúan como la falta notoria de épica (esta vez más visible por los hechos que se viven), y un ritmo parejo que aprovecha la duración extensa para no ser un bombardeo permanente y sí poder otorgar acción a raudales cuando sea necesario. Por último, este no es el último film de la historia, se sabe que habrá una segunda parte, y cumple en dejar todas las expectativas abiertas. "Avengers: Infinity War" es una experiencia positiva dentro del MCU luego de varios desaciertos. Una película que no innova, que entrega lo que se fue a ver, y pisa sobre seguro sin tomar ningún riesgo. No intenta superarse, pero mejora varios de los escollos que ya parecían enquistados, y con eso alcanza para llegar al final y seguir esperando lo que vendrá.
10 años y casi una veintena de películas condujeron a esto. A este momento cúlmine. La expectativa acumulada detrás de Avengers: Infinity War no podría ser más descomunal: para fortuna (y por habilidad) de sus realizadores, el resultado es bastante digno. A continuación elaboraremos por qué. Denle a este hombre un escudo Los Vengadores (junto con los Guardianes de la Galaxia, Pantera Negra y Doctor Strange) deben frenar los ataques de Thanos, un poderoso conquistador, antes de que se haga con todas las gemas del infinito y extermine a la mitad del universo. En materia narrativa, no podemos decir que sea una película aburrida. Hay un conflicto sostenido; hay cosas en juego. El metraje está repleto -desde el comienzo mismo- de muy bien ubicadas y desplegadas secuencias de acción. Estas poseen un ritmo ágil, contribuyendo a que los 149 minutos que dura casi ni se sientan. Naturalmente, como es de esperar en películas de la factoría, el humor está presente en más de una instancia, pero no de un modo abrumador como en otros títulos. Es una película que tiene la dura tarea de presentar y desarrollar decenas de personajes sin que parezca confuso o tedioso, un obstáculo que el film sobrelleva satisfactoriamente. Su desarrollo, tan dinámico y claro, se debe en gran parte al hecho de haber estado desarrollando y estableciendo a estos personajes a lo largo de 10 años. Si esta película hubiera sido el punto de partida no habrían tenido la misma suerte, ya que la conexión no sería la misma. Precisamente porque se tomaron tanto tiempo en crear ese lazo con los espectadores, la preocupación de estos por el destino de los personajes se agudiza, haciéndolo reaccionar con más fuerza que nunca. Es necesario señalar que Avengers: Infinity War tiene en Thanos a un antagonista bien construido. No es el típico megalómano con una idea extremista de la pureza. Es también alguien con sentimientos, con tristeza, un personaje capaz de arriesgar todo por aquello que quiere. Y no pocas veces experimenta dolor. Es un villano con luces y sombras, que desde su punto de vista cree estar haciendo lo correcto. En definitiva: un villano multidimensional. Avengers: Infinity War En el aspecto visual Avengers: Infinity War se presenta prolija, sin muchas novedades. Se mantienen las propuestas de color y textura aplicadas en cada personaje a lo largo de 10 años de películas, pero no mucho más. Dicha prolijidad aplica también al apartado actoral, donde cada uno de los interpretes da lo que se espera de ellos, habiendo ocasiones en que entregan una cuota extra de expresividad que sabe tocar las fibras emocionales del espectador. Pero, de nuevo, tuvieron 10 años para crear ese lazo y los resultados destacan acá. Sin embargo, es necesario señalar que hay una actuación que sobresale por encima de la media: la de Josh Brolin en el papel de Thanos. Para encarar un trabajo de esta naturaleza (en especial la que plantea el guion) se requería de un intérprete que pudiera entregar en iguales dosis la imagen de tipo duro y la del tipo sensible. De lo primero no faltaron ocasiones donde Brolin lo demostró, pero los momentos más logrados, esos que le ganan un párrafo aparte en cualquier análisis, son precisamente los momentos emocionales. Si Thanos es un antagonista digno, si destaca por encima de los sendos villanos que ha dado el Universo Cinemático de Marvel, es en gran parte por la enorme vida interior que Brolin le insufla a su interpretación del personaje. Conclusión Avengers: Infinity War es una propuesta entretenida que cosecha con razonable éxito todo lo que Marvel ha venido sembrando en estos 10 años. Ritmo ágil, acción a mansalva, humor donde hace falta, personajes queribles: esos son los ingredientes que la convierten en una película disfrutable de ver en una sala de cine. Todo esto por no mencionar las enormes expectativas que siembra para su segunda parte, a estrenarse en 2019.
Era hora de grandezas y por fin, después de 6 años (desde Avengers en el año 2012), Thanos (Josh Brolin) se desprende de su trono y reanuda su búsqueda para conseguir las 6 piedras del infinito. Avengers infinity War no trata sobre héroes sino del objetivo de un villano que es capaz de poner un punto final a la historia. Los Hermanos Russo dejan de lado la fanfarria heroica y se centran desde los primeros minutos en brindar un espectáculo contundente y definitivo dedicado al titan loco del universo Marvel. Retomando sobre el final de Thor Ragnarok nos encontramos con los sobrevivientes del holocausto asgardiano (entre ellos Thor, Loki, Hulk y Heimdall) en una derrota monumental a manos de Thanos y su Black Order – seguidores -; los hermanos Russo, con esa introducción, ubican a Infinity War en un ambiente de desesperanza y logran anular, poco a poco, las posibilidades de una victoria absoluta por partes de los héroes; desde el comienzo se predice que cada uno de los personajes en pantalla deberá hacer un sacrificio. Esta película marca un antes y un después para muchos – sí, muchos – personajes del MCU. Infinity War además reúne – y también intercambia – a casi la totalidad del rooster marveleano. ¿Qué digo con esto? a los personajes (Ironman, Spiderman ,Thor, Star-Lord, o cualquier otro) se los saca de su ambiente/elemento de confort para exponerlos en un conflicto fuera del alcance de la confianza; gracias a esto las diferentes combinaciones de “nuevos” equipos logran situaciones atractivas con resultados finales impensados (el team Rocket Racoon, Thor y Groot es excelente). Pero el espectáculo es de uno solo y ese es Thanos. Josh Brolin se apodera de cada escena con su presencia, Thanos es un personaje que no sólo supera en fuerza a todos los héroes habidos y por haber (hasta ahora) sino que también está a un paso adelante de todo. El Titán loco tiene un arco narrativo extremadamente rico, y con él se explora un territorio desconocido que en estos 10 años de villanos no se pudo alcanzar. Lo de Brolin es realmente increíble. Se puede decir que en infinity War Marvel perdió el miedo, pero al corregir errores pasados (villanos unidimensionales) deja una cantidad considerable de personajes a la deriva; sin caer en territorio de spoilers en esta nueva entrega de Avengers hay personajes importantes que lamentablemente ya no dan para más; La palabra “está de paso” resuena bastante en Infinity War y se refleja el cansancio en varias miradas famosas. En contenido – y como obviedad – Infinity War busca satisfacer al fan service, sin embargo, en medio de este espectáculo visual a medida que la información cae y la acción se hace presente vemos una sobredosis de hechos desproporcionados que asombran pero no emocionan. Ese acelerón cardíaco causado por sorpresas que llevan a la degustación de homenaje al personaje y al fandom se perdió hace mucho tiempo y, lamentablemente, no se volvió a recuperar; lo caótico es el punto fuerte de estas películas pero ya nada sorprende. El aplauso en falso puede reinar por unos breves segundos en Infinity War – y en numerosas escenas – no obstante estos momentos se sienten como “bisagras” que tocan el grado de lo esperable; el verdadero poder del impacto hacia el público cinéfilo se perdió para dar un lugar – muy forzado – a resoluciones falsas sin un determinante claro. Vivimos en una época bastardeada por “concursos de poses heroicas” y cuando vemos – predecibles – situaciones próximas a ellas lo único que pensamos es en… cue to the merc with a mouth: Superhero landing *slow clap* superhero landing… todo resulta patético e irónico. Avengers: Infinity War es una buena película aunque está muy lejos de ser ese “evento” que tanto se promocionaba; nos encontramos con un villano excelente, muchas sorpresas y un final perfecto – sí, aunque no lo crean, es perfecto – al mismo tiempo infinity War predice la fatiga de este género de “cine x superhéroes”, se encuentran inexplicables situaciones hilarantes (vemos a un penoso Peter Dinklage interpretando a un enano gigante) y ya es necesario pensar en un punto final a todo este asunto. Valoración: Buena.
Un hito del comic en el cine… Infinity War no sólo es un hito en su género, sino también en la historia de la cinematografía. No existía, hasta el día de hoy, una película que lograra desarrollar su hilo narrativo a través de una veintena de protagonistas con tanta precisión y equilibrio. Por supuesto que no es producto de una coincidencia, sino del magnánimo trabajo que el estudio Marvel ha hecho durante toda una década, y también de los hermanos Russo, que han sabido dirigir los capítulos más contundentes de este universo cinematográfico. Infinity War tal vez no sea, en cuanto a sus escenas de acción, tan eficaz como Winter Soldier o Civil War, pero es la película más oscura y dramática de Marvel a la fecha. Lo mejor: · La excelente introducción y el desarrollo de la historia · La caracterización de Thanos
Unidos para salvar al universo “Avengers: Infinity War” (2018) es una película de superhéroes dirigida por Anthony y Joe Russo. El guión corre por parte de Christopher Markus y Stephen McFeely. Producida por Marvel Studios, la cinta reúne una gran cantidad de héroes que ya tuvieron sus propios filmes, tales como Iron Man (Robert Downey Jr.), Thor (Chris Hemsworth), Capitán América (Chris Evans), Doctor Strange (Benedict Cumberbatch), Spiderman (Tom Holland), los Guardianes de la Galaxia (Chris Pratt, Zoe Saldana, Dave Bautista, Pom Klementieff, voz de Vin Diesel y Bradley Cooper), etc. Es la decimonovena producción en el Universo Cinematográfico de Marvel que, a diez años de iniciarse, con esta primera parte de Avengers da entrada a su culminación. Dos años después de los eventos ocurridos en “Capitán América: Civil War” (2016), el grupo de los Vengadores, junto a sus aliados, deberán tratar de detener a Thanos (Josh Brolin), un ser obsesionado con la muerte que pretende obtener las seis Gemas del Infinito para aniquilar el universo. Llega a los cines el mayor crossover de superhéroes en la historia cinematográfica, el cual tenía muchas probabilidades de salir mal debido a que era inevitable preguntarse cómo harían para meter a tantos personajes en una sola película sin que la historia pierda solidez. Los miedos pueden esfumarse ya que Infinity War convierte a su idea ambiciosa en una experiencia deslumbrante, tan épica y entretenida como emocionante. Los logros del filme son varios. En primera instancia está el objetivo principal que tuvieron los directores y guionistas: construir un relato que sea atrapante tanto para los que se vieron todas las pelis de Marvel, que van a captar de inmediato las referencias a los pasados largometrajes, como para los que sólo conocen algunas pero tienen una noción básica de lo que está en juego. Esto genera que, si únicamente te agradan las personalidades de los superhéroes, también puedas disfrutar de esta aventura intergaláctica (e incluso luego te darán ganas de ver toda la filmografía). Y hablando de personalidades, la química que hay entre los diferentes actores se siente en el aire. Intercambios de palabras como los de Thor y Rocket o Iron Man y Spiderman nos harán reír gracias al ingenioso guión, que magistralmente combina momentos divertidos como escenas dramáticas. Por otro lado, los efectos especiales son sensacionales y no se podía esperar menos de Marvel. La acción se hace presente desde el comienzo, con coreografías intrépidas que no dan respiro. Cada personaje consigue destacarse, aunque algunos tienen mayor tiempo en pantalla que otros. Párrafo aparte para el villano de turno: Thanos impone respeto desde el minuto uno ya que nos hace ver que su poder realmente es letal, por lo que por fin se consigue que el espectador no dé todo por sentado; en este caso es imposible prever el desenlace, así que el interés se mantiene hasta el final. Además, su punto de vista da para pensar y genera controversia, convirtiéndolo en un personaje inteligente. “Avengers: Infinity War” es un cóctel de energía, acción y sorpresas que no da respiro. Una película en la que las dos horas y media ni se sienten y, además, nos deja impacientes por lo que se avecina en el futuro.
Está claro que el mundo moderno necesita superhéroes, pero tantos juntos al mismo tiempo podría ser un exceso. Como está claro que para Marvel las orgías de personajes clásicos de comics cada vez son menos moderadas, no queda más remedio que dejarse llevar por esta moda que une a casi todos los personajes de Los Avengers (Iron Man, Hulk, Thor y el Capitán América) con los más coloridos Guardianes de la Galaxia, más otros personajes sin una afiliación rigurosa, como el psicodélico Dr. Strange. A eso hay que agregarles los personajes secundarios, que en algunos casos funciona pero en otros puede pasar de situaciones de comedia picaresca a escenas de tortura intrafamiliares. Entendiendo que Marvel se guarda varios ases en la manga (este desenlace tiene una segunda parte a estrenar el año que viene), lo que se disfruta de esta "Guerra Infinita" es la interacción recelosa entre los diferentes superhéroes de universos paralelos, que hasta ahora jamás habían sabido nada de sus colegas. En ese sentido, esta tercera parte ofrece alegrías para los fans, a pesar de que hay personajes sin ninguna función que justifique los exagerados 149 minutos (el caso de William Hurt o Scarlett Johansson) y otros aspectos poco rigurosos, como mezclar planetas y ciudades pasando de Escocia a Wakanda sin escalas, y reciclando subtramas menores que no aportan nada. Cuando funciona, el asunto es grandioso. La mezcla de comedia absurda, autoparodia, superacción casi incesante, imágenes increíbles y dramas intempestivos entre la multicolor Zoe Saldaña, de los de los Guardianes, y su padre Thanos, grandulón totalitario -Josh Brolin- decidido a liquidar a la mitad de los seres del universo (para que la otra mitad la pase mejor). Superior que la anterior secuela, esta parte tiene un defecto insalvable: repetir escenas casi calcadas de films tan recientes como "Black Panther", sólo que con menos nivel. La música de Alan Silvestri y el diseño de sonido tampoco pueden competir con ninguna de las 19 películas anteriores de Marvel.
DEUS EX MACHINA Desde hace un rato largo que Marvel Studios viene bajando línea con que Avengers: Infinity War es su “endgame”, la instancia de culminación de un proceso cinematográfico de diez años que involucró una docena y media de películas en cuidadosa y calculada sucesión. La promesa se cumple, pero en más de un sentido, para bien y para mal, lo cual tiene unas cuantas implicancias. El film da rienda suelta a la prometida guerra intergaláctica por el control de las Gemas del Infinito, con el megavillano y déspota Thanos tratando de hacerse con los seis artefactos en pos de concretar un plan tan ambicioso como simple: liquidar (con un simple chasquido de los dedos, como se dice un par de veces a lo largo de la película) a la mitad de la población universal, para así restaurar el equilibrio en el cosmos. Obviamente, eso hará que todos los héroes que presentó Marvel hasta el momento deban pasar a la acción, aunque no necesariamente unidos: hay un despliegue de diferentes tramas y campos de acción, con lo que la película cobre un sesgo disperso y dinámico a la vez. El modelo que parece seguir Avengers: Infinity War en buena parte de su metraje es el de la aventura espacial al estilo Star Wars: muchas cosas pasando al mismo tiempo, a un ritmo vertiginoso, confiando en una empatía por parte del espectador que ya viene cimentándose en los films (e historietas) anteriores. Pero esa apuesta frenética, de acciones y decisiones permanentes, solo funciona a medias. Lo mejor, claramente, pasa por las interacciones cómicas entre los personajes, porque demuestra que el elenco está integrado por muy buenos comediantes (o actores capaces de adentrarse en el terreno de la comedia con total soltura) que saben dejar potenciales egos de lado, complementarse apropiadamente y hacer de ese conocimiento mutuo una instancia hilarante. También que Joe y Anthony Russo podrán haber hecho con Capitán América y el Soldado del Invierno y Capitán América: Civil War películas físicas y serias, pero por algo supieron trabajar en series de comedia como Community. El resultado son grandes pasajes de comicidad, donde la autoconsciencia es plenamente productiva: de hecho, el cruce que se da entre Thor y los Guardianes de la Galaxia parece haber sido filmado en conjunto por James Gunn y Taika Waititi. Donde surgen los problemas en los aspectos dramáticos, y eso se nota particularmente con las tres tramas románticas que se presentan, protagonizadas por Scarlet Witch y Vision; Gamora y Star-Lord; y Bruce Banner y Viuda Negra, siendo las dos primeras decisivas en el relato central. Ninguna está plenamente desarrollada dentro del film, como confiando excesivamente en lo que se venía mostrando (o más bien insinuando) en los capítulos anteriores. Y eso se traslada al resto de los personajes, porque Avengers: Infinity War parece demasiado preocupada por contar eventos antes que por darle entidad a sus protagonistas: por ejemplo, héroes de enorme carnadura como Iron Man y (especialmente) el Capitán América quedan relegados o disueltos, y lo de Pantera Negra (que es realmente muy poco carismático) es directamente irrelevante. Dentro de ese panorama, el hallazgo, tan necesario como inesperado, termina siendo ese villano que es Thanos, un tipo manipulador, ególatra y despiadado, pero también consistente en su pensamiento y accionar. El tipo tiene un plan y va a fondo para cumplirlo, haciéndose cargo de los costos que tiene que pagar. Eso lo hace complejo y humano, porque incluso interpela las convicciones heroicas de sus enemigos, desde los sacrificios que se hacen (o se están dispuestos a hacer) en pos de sostener una meta, ideología o pensamiento determinados. Y hasta le permite sobreponerse a unas cuantas vueltas de tuerca del guión que hacen crujir (y hasta romper) el verosímil de la película, y en las que es directo protagonista. Porque ese es posiblemente el mayor inconveniente del film de los Russo: el ser una película –muy entretenida y con algunos grandes momentos- de guión, y de un guión que aplica múltiples giros en pos de forzar sucesos determinantes a futuro. Acá, queda más clara que nunca la estructura narrativa y formal del Universo Cinemático de Marvel: es una serie que en clave gigante y cinematográfica, y Avengers: Infinity War es “el gran final de temporada” que todos deberíamos recordar en el futuro. Eso es válido y puede implicar manipulaciones comprensibles, aceptables incluso. El problema es el costo a pagar: en Avengers: Infinity War pasan un montón de cosas que deberían impactarnos de manera hondamente emocional, pero eso no termina de suceder, porque el foco está puesto en lo que acontece, no en lo que les pasa a los protagonistas, que son cuestiones mucho más diferentes de lo que puede parecer a simple vista. En un punto, Marvel termina accionando de manera similar a Thanos: en pos del objetivo de largo plazo, mueve las piezas a su antojo, llevándose todo por delante y exhibiendo todo su poder, que no solo es económico, sino también cultural y hasta podría decirse que religioso. Marvel ya es una deidad, que acomoda todo como quiere y configura un orden a seguir, doblando y quebrando las leyes que se interponen en su camino. La pregunta que queda flotando es si el fin justifica los medios.
AVENGERS: Infinity War, sin duda, es la película más esperada del año debido la magnitud de sus desafíos y promesas. Siendo la superproducción más costosa de Hollywood hasta el momento, marca el pináculo de diez años de trabajo en un ambicioso universo cinematográfico llevado a cabo por Marvel Studios. Las Gemas del Infinito, los objetos de deseo presentes a lo largo de las 18 películas de Marvel Studios. Cada una de ellas son reliquias que contienen en su estructura la esencia de todo el poder del universo, por lo que Thanos, el Titán Loco, ha lanzado su ofensiva final para recolectarlas, eliminar la mitad de los seres vivos del cosmos y así mantener el equilibrio en el universo. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cuánto TIEMPO ha pasado desde el comienzo del viaje por las producciones de Marvel Studios que nos han conducido hasta el presente evento que se encuentra en las salas de cine? Vivenciar esta experiencia enardece el ALMA de todo entusiasta de la casa de las ideas y del ámbito del comic en cualquier rincón del mundo. El universo cinematográfico de Marvel tenía un último obstáculo que superar: el ESPACIO entre los protagonistas de cada superproducción, para convocarlos al calor del PODER del evento cinematográfico más ambiciosos de todos los tiempos. Claro que nada de esto habría sucedido sin la MENTE de Marvel Comics, el mismísimo Stan Lee, co-creador de muchos personajes que hoy están en la pantalla grande. A sus noventa y tantos años, Stan lee hizo REALIDAD el anhelo de aparecer en cada una de estas 18 producciones junto a muchas de sus creaciones en las viñetas. Esta megaproducción hace las veces de los eventos editoriales que Marvel Comics supó desplegar en las viñetas durante décadas: reuniendo a todos sus héroes en torno a una misión común, formando un crossover épico nunca antes visto en la pantalla grande. El periplo que condujo hasta AVENGERS: Infinity War representó muchos retos, requiriendo años de pasión, dedicación, trabajo duro y un enfoque minuciosamente cohesivo. Sin mencionar un gran sentido de los negocios y certeras estrategias de marketing. Durante dos horas y treinta minutos, los espectadores serán testigos de un evento al que le sobran credenciales para demostrar su valor como el entretenimiento más épico y emocionante desde la trilogía de El señor de los anillos. Los hermanos Russo (Capitán América y el soldado del invierno) resultaron capaces de ofrecer a cada uno de los protagonistas – un verdadero conglomerado de Superhéroes- su instancia de apogeo, consolidación y su propio gran momento emotivo. Eficazmente la trama despliega varios frentes, diseminando a los Avengers y Guardianes de la galaxia entre el planeta tierra y los más recónditos lugares del universo, convidando al espectador del placer de un encuentro sin precedentes en el que se alternan las más irrisorias y fascinantes alianzas de personajes. Con este primer capítulo de una épica de destinos cruzados y heroísmo cósmico, comenzamos a decir adiós a nuestros personajes favoritos, algunos de los cuales presentan aquí su última batalla. O tal vez no, porque si AVENGERS Infinity War resultó todo lo que cada ávido entusiasta ha deseado, también es todo aquello que jamás se ha atrevido a esperar. Es menester destacar la fuerza del guión elaborado por Christopher Markus y Stephen McFeely, enfatizando su excelente capacidad para gestionar el gran equilibrio entre la cantidad de personajes y el contenido del relato, distribuido de forma inteligente para proporcionar la mayor cantidad de información sin apesadumbrar el ritmo narrativo de la película. El guión y desarrollo de personajes ha permitido a los actores -a los muchos actores de esta película-, expresarse de la mejor manera para concretar y llegar a la esencia de cada uno de los superhéroes que aquí se dan cita. Pero por sobre todas las cosas, el guión otorga el espacio idóneo para que el villano, la máxima fuerza de la película, brille con luz propia sin necesidad de apoyarse en estructuras antagónicas. Thanos es la parte más sorprendente, cautivadora y fascinante de Avengers Infinity War, es el villano perfecto, caracterizado y estudiado en detalle. Un personaje que cautiva y sin miramientos arrastra al espectador por su historia, mediante una personalidad bien definida y una línea de pensamiento extremadamente detallada. ¿Querés saber quién es Thanos? Enterate más aquí. Mediante la magia de la actuación de captura de movimiento, un genial Josh Brolin (No country for the old men) nos ofrece a un Thanos que resulta un villano poco convencional. Este oponente titánico es el corazón de AVENGERS Infinity War, un villano con ribetes de antihéroe, tan trágico como intimidante. Proveniente desde el ámbito de las viñetas, Thanos ejerce una fascinación similar a la que manifiestan entrañables villanos del séptimo arte como Darth Vader, el coronel Kurtz o Hannibal Lecter. Un personaje deslumbrante que destila sensatez en el resolutivo desempeño de sus descomunales acciones, a la altura necesaria para ejercer una dominación física y moral sobre sus oponentes: Los Avengers y los Guardianes de la galaxia. Por primera vez en el universo cinematográfico de Marvel todo es posible y nada está sujeto a fórmalas magistrales, como muchas otras veces hemos considerado. Avengers Infinity War es una apuesta ambiciosa, que se permite jugar con las emociones y creencias de todos los entusiastas. Al llegar el abrumador final de la película, los espectadores quedaran atónitos y confusos, Pensando mucho más sobre lo sucedido que en aquello que esta por suceder con la segunda y última parte de AVENGERS Infinity War, que llegara a las salas el año próximo. Avengers: Infinity War es la emocionante y conmovedora reunión de aquellos superhéroes a los que acompañamos en la alegría en sus victorias y la tristeza en sus derrotas, ya se trate de los cómics o el mundo del cine. Que “Avengers, reunidos” sea el grito que resuene desde lo más profundo del universo. Salud!
En esta entrega se unen varios personajes de Marvel, todos juntos luchan contra el mal, allí están: Iron Man (Robert Downey Jr. “El juez”), El hombre Araña (Tom Holland, “Una guerra brillante”), Hulk (Mark Ruffalo, “Thor: Ragnarok”), Dr. Strange (Benedict Cumberbatch. “Thor: Ragnarok), Viuda Negra (Scarlett Johansson, “Hasta que el cuerpo aguante”), Thor (Chris Hemsworth, “Thor: Ragnarok”), Steve Rogers (Chris Evans, “Spider-Man: de regreso a casa”), Pantera Negra (Chadwick Boseman), los protagonistas de las Guardianes de la Galaxia, incluyendo los increíbles personajes de Groot (voz Vin Diesel), Rocket (voz Bradley Cooper), entre otros y hasta hay un cameo de Stan Lee. Cuenta con un gran elenco coral que deberá luchar contra el poderoso Thanos (Josh Brolin, “Everest”, “Puro Vicio”. Muy buena interpretación, esta increíble) y sus discípulos, antes que este destruya todo si llega a reunir las seis Piedras del infinito. Se va complementando con muchas situaciones divertidas, con dinámica y un ritmo que no da respiro, diálogos ingeniosos, mucho humor de todo tipo, emociona, peleas de todo tipo en el espacio y en la tierra impresionante, hay sorpresas, visualmente y técnicamente brillante. Escena final post crédito, por lo tanto se seguirá rodando por suerte, mientras continúe la conquista económica. Su secuela, aún sin título, está programada para estrenarse el 3 de mayo de 2019.
Después de la floja "Avengers: Era de Ultrón" (2015), Marvel puso toda la carne al asador con la ambiciosa (y por momentos desmesurada) "Avengers: Infinity War", una reunión cumbre de superhéroes en la que parece que todo vale y nada sobra. Ahí están Iron Man, Hulk, Thor, el Capitán América, Doctor Strange, el Hombre Araña, Pantera Negra y hasta el equipo de Guardianes de la Galaxia. Para semejante batallón hacía falta un villano a la altura, y la película lo encuentra en Thanos, otro malo que quiere destruir al mundo pero que esta vez explica sus motivos. Más allá de los excesivos 149 minutos de duración, hay que reconocer que los directores, los hermanos Anthony y Joe Russo, saben cómo mantener el ritmo, ajustando con precisión las secuencias de acción y los diálogos, y logrando que cada personaje tenga su momento, sin superponerse o amontonarse. También consiguen que los nuevos invitados (los Guardianes de la Galaxia) se integren al grupo con naturalidad, apelando al humor y a diálogos efectivos. Claro que, cuando se aproxima a su abierto final, a "Infinity War" se le empiezan a notar mucho las costuras de producto en serie, tan manipulado como manipulador, y la nobleza de sus héroes se evapora más rápido que el balde de pochoclo. Además es sólo la primera parte de una aventura que se resolverá el año que viene, cuando se estrene la cuarta película de Los Vengadores. Recién ahí esta historia se cierra, o al menos esa es la promesa.
El momento llegó, y hay que hacer un balance. Todo finalmente, ¿concluye? ¿comienza a concluir? en esta última entrega, donde las sorpresas se suceden una tras otra (tranquilos: aquí no habrá spoiler que arruine la experiencia de verla en cine) y el saldo final empaqueta diez años de esfuerzo por juntar a los superhéroes más carismáticos del universo. Y a esta altura, no es secreto que decir “Universo” es lo más adecuado, puesto que Marvel no escatimó en nada a la hora de reunir a sus propiedades intelectuales más atractivas, y traspasarlas a la pantalla grande, para realmente desde ahí “romper todo”: la taquilla, la crítica (los films gozan un promedio de no menos de 80% en Rotten Tomatoes, si englobamos todo) y las ganas de seguir disfrutando de una historia conjunta que no para de crecer. Avengers: Inifnity War difícilmente defraude a alguien, y esto se debe a algo que no suele ser bueno, que es ir “a lo seguro”, pero que aquí sostiene un mundo entero a cuestas y no permite que en ningún momento el mismo se caiga a pedazos. Toma, de todos modos, una decisión acertada y más “desafiante”, cuando elige hacer de Thanos (Josh Brolin, felizmente visible en su actuación a través de las extensas capas de CGI y maquillaje), prácticamente el verdadero protagonista. Sería bueno verificar si no es acaso quien tiene más tiempo en pantalla de esta historia, aún siendo desde su rol de villano. Los directores lo dotan de un arco dramático bien desarrollado, nutrido de motivaciones de una ética cuestionable pero coherente, y por ello más aterradora. Hay que mencionar que Inifnity War funciona gracias al trabajo en equipo de múltiples directores, ya que si bien los hermanos Russo son quienes ponen la firma, algunos de los artífices detrás de otros personajes (James Gunn y sus Guardianes de la Galaxia, Taika Waititi y su Hulk post-Ragnarok) colaboran con el guión y se aseguran de que sus personajes no se pierdan en un maremoto de superhéroes. No vale la pena resumir aquí el argumento, puesto que a esta altura es por demás conocido, así que nos limitaremos a decir que Thanos busca conseguir las gemas del Inifnito (esas que vimos desparramadas por las otras películas), y para evitarlo los Avengers se unen a los Guardianes de la Galaxia, entrecruzando por primera vez dos Universos hasta ahora relativamente distantes. La tarea titánica de llevar adelante una narración en extremo multiprotagonista le cae a Anthony y Joe Russo (los mismos de Captain America: Winter Soldier y Civil War), y sorprendentemente el film funciona. “Sorprendentemente”, sí, porque había una enorme posibilidad de que esto fuera apenas una reunión de consorcio más (vale recordar La Era de Ultrón como ejemplo de ello). Pero si bien Avengers: Infinity War tiene sus muchas irregularidades (era casi imposible que no las tuviese) y algunos clichés cuestionables, el saldo es más que positivo y se convierte en una de las películas más épicas de los últimos tiempos. Lejos está de ser la última de la saga, por la cual naturalmente sabremos más de estos personajes en un futuro posiblemente muy cercano.
Thanos contraataca “Esta vez no hay resurrecciones”. Con esa frase comienza Avengers: Infinity War (2018). Cumple una doble función: es tanto una amenaza dirigida hacia los Avengers como una promesa para el público, que al cabo de una década y casi veinte películas confía en la infalibilidad del status quo del llamado Universo Cinematográfico Marvel. Pero aún ignorando los otros cinco lanzamientos que Disney tiene programados para los próximos dos años - incluyendo la segunda parte de esta película - ¿quién se dejaría engañar por un final tan oscuro y abrupto? Thanos es quien dice la frase. De lejos posee un aspecto genérico, un ogro digital no muy distinto al Steppenwolf de Liga de la justicia (Justice League, 2017), pero resulta uno de los villanos más efectivos que Marvel ha producido en años, un fanático motivado de manera lógica, hasta empática, y con una dosis de tristeza. Único sobreviviente de un planeta muerto - como Superman, por qué no - su objetivo es brindar “balance” al universo masacrando la mitad de todo lo que vive en él. A efectos de ello busca las seis “Gemas del Infinito”, dos de las cuales son protegidas por Dr. Strange (Benedict Cumberbatch) y Visión (Paul Bettany). A la fecha ésta es sin duda la película más ambiciosa de Marvel, una épica operática que reúne unos treinta superhéroes - casi ochenta personajes en total - incluyendo Iron Man (Robert Downey Jr.), Capitán América (Chris Evans), Thor (Chris Hemsworth), Hulk (Mark Ruffalo), Black Widow (Scarlett Johansson) y Spider-Man (Tom Holland) más los elencos de Guardianes de la galaxia (Guardians of the Galaxy, 2014) y Pantera negra (Black Panther, 2017). El resultado es un espectáculo con tres o cuatro líneas argumentales en las que distintos grupos de héroes se turnan para detener al villano o rescatarse mutuamente. La película en su totalidad es como un gran clímax (o la mitad de uno al menos), prescindiendo de los primeros dos actos y manteniendo el tono de conclusión épica - con el ocasional momento de introspección triste - por dos horas y media. El resultado es un poco aturdidor pero por lo general la acción es clara, entretenida y lo suficientemente variada. Más que la acción lo que mantiene la tensión es el constante montaje en paralelo, la forma en que la urgencia de una trama se ve reflejada, rayando el melodrama griffithiano, en las otras. Una de las críticas comunes al universo Marvel es cuan parecidos son los personajes, que comparten el mismo ego y humor sardónico; los directores Joe y Anthony Russo aprovechan su titánico elenco al emparejar las personalidades más contrastantes de manera que las interacciones se mantienen interesantes. Por separado Stark y Strange parecen idénticos pero una vez unidos resaltan respectivamente su infantilidad y severidad; asimismo Thor y Star-Lord (Chris Pratt) forman un buen dúo cómico porque el primero, perfecto en todo sentido, es indiferente a la inseguridad que genera en el segundo. Por otra parte el enorme ejército de segundones que se arma en Wakanda carece de personalidad y la mayoría son desaprovechados, relegados a apariciones obligatorias y algún que otro parlamento. Con tanto superhéroe quien termina robándose la película es Thanos, interpretado mediante captura de movimiento por Josh Brolin. ¿Qué lo vuelve tan efectivo? Consistentemente derrota superhéroe tras superhéroe, demostrando ser más listo y más fuerte; es lo más parecido al protagonista de la película porque sus acciones motivan todo lo que ocurre en ella, y los Avengers quedan reducidos a un grupo de amateurs que reaccionan sin gran convicción o éxito. Sin embargo hay algo que nunca termina de cuajar del todo y desbarata los “shockeantes” 15 minutos finales de la película: el hecho insoslayable de que estamos viendo la primera parte de una historia que no concluye, y que la fingida osadía con la que personajes parecen morir es un fraude a ser revelado como tal en la siguiente película. Dados los numerosos precedentes que Marvel tiene de revivir a sus muertos - ya sea dentro de la misma película, la siguiente o una de sus series diseñadas para aguantar la respiración hasta el próximo film - no será una gran sorpresa descubrir que “Infinity War 2” regresa la historia a tierras familiares y retroactivamente hace de Avengers: Infinity War una estafa. Cuales sean los méritos de esta película tienen fecha de expiración: el estreno de la secuela. Hasta entonces vale pretender que Avengers: Infinity War es mejor de lo que realmente es.
Crítica emitida por radio.
Crítica emitida el sábado 28 de abril de 2018 en Cartelera1030 por Radio Del Plata (AM 1030) Avengers: Infinity War (2018), Tercera entrega de la saga de Avengers de Marvel Studios recordemos la primera en el 2012 y Avengers: Age oficina Ultron en el 2015. Además de cada entrega individual de superhéroes que comenzó con Iron Man (2008). Una vez más Thor, Iron Man, Capitán América, Hulk, Pantera Negra, Viuda Negra, Doctor Strange, Vision, Scarlet Witch y el elenco de Guardianes de la Galaxia se une para enfrentar al villano en cuedtion, Thanos que ya había aparecido en los extras de Avengers. Este villano desea reunir 6 elementos para hacerse "Todopoderoso" y destruir el universo. Entonces se liberarán varias batallas en paralelo, en este sentido están muy bien enlazadas todas las películas anteriores y el elenco coral no resulta forzado en ningún momento. Celebro que el villano es más sólido que en otras entregas pero este argumento de los elementos y la conquista universal ya lo han utilizado hasta el hartazgo. Al igual que la necesidad de un equipo para combatir un poderoso malvado extraterrestre. Aún así es bastante entretenida a pesar de su extensa duración y está bien justificada la narración. *Les recomiendo haber visto el resto de las películas de la saga en especial Thor Ragnarok, Pantera Negra, Guardianes de la galaxia 1y2 y Capitán América: civil war. ** NO se vayan hasta que terminen los créditos hay un extra y un intertitulo, los cuales dan pie a Avengers infinity war parte 2 y Capitán Marvel, ambas a estrenarse en el 2019.
Cuando termina Avengers: Infinity War (obligatorio quedarse hasta después de los créditos), uno entiende el marketing espasmódico y agobiante que envolvió a este proyecto: todo lo que Marvel Studio construyó hace 10 años, película tras película, llega a su clímax en estas dos horas con 40 minutos. No es un clímax cualquiera. Marvel Studio se esforzó por tejer una macronarrativa en donde sus 18 películas tengan cierto feedback. Ha logrado un entramado laberíntico, con personajes que se filtran en otras historias pero no como graciosos cameos, sino como aleteos de mariposas que provocan cambios en futuras producciones. Infinity War, en este sentido, es el crossover supremo, la solución final a tantas contaminaciones o juegos de pasajes. Infinity War es la sumatoria de todos los clímax, un orgasmo multitasking que deja al espectador boquiabierto. También vacío, claro. ¿Qué más se puede hacer después del tercer acto de Infinity War? ¿Cómo lograr, otra vez, semejante intensidad en un filme de superhéroes? Después de esta película, Marvel Studios deberá repensarse por completo. ¿Deberá? Es probable que los próximos pasos ya estén calculados, listos para ejecutarse en lo que el estudio denomina “Fase 4”. Más allá de la especulación, hay una singularidad que enaltece a Infinity War: su atrevimiento. No sólo es un riesgo narrativo, metafóricamente implica la desintegración del marketing acumulado a lo largo de tantos años. Heroísmo anticapitalista que, de consumarse y no ser una treta para enloquecer al fan, valdrá un fuerte aplauso y un ejemplo a seguir para todas aquellas producciones que cuando lanzan un hit derivan en sagas aplomadas. Aunque el desenlace destroce la psiquis del espectador, no hay que restarle mérito a la construcción eficaz y ordenada de Infinity War. Los directores Anthony y Joe Russo superaron el desafío de converger múltiples tramas. Es cierto, cada personaje hereda un conflicto, ya posee densidad y complicidad, no obstante la compaginación podría haber resultado desastrosa, una mixtura de tonos provocando la sensación de estar viendo varias películas en una. No: Infinity War se mueve, literalmente, por diversos planetas y crea grupos surtidos de personajes sin desestabilizar su dinámica. Spider-Man puede tener diálogos con Quill sin que nos haga ruido, Groot puede encariñarse con Thor sin que parezca un martillazo de guion, Capitán América puede llegar a acuerdos diplomáticos con Black Panther sin que luzca como una pirueta política de DC. Estamos ante una película polimórfica pero jamás deforme. La facultad de los hermanos Russo para serpentear entre tantos escenarios y subtramas sin desintegrar la identidad del filme también se explica por la estética que forjó Marvel Studios. La simpleza psicológica y el humor desenfadado de Iron Man, del 2008, son los mismos que marcan el pulso de esta producción del 2018, y que la hacen tan liviana y accesible. Una mente maestra organizando una impronta para el género de superhéroes. ¿Cómo seguirá la macronarrativa? Nadie podrá adivinarlo: con Infinity War esta mente maestra alcanzó el nirvana y ya no distingue el bien del mal.
Después de diez años armando el universo cinematográfico de Marvel, Disney le encarga a Joe y Anthony Russo (Capitán América: Civil War) la dirección del evento que reúne a todos los superhéroes presentados en Avengers: Infinity War. La historia de Avengers: Infinity War arranca donde dejó a todos los personajes ya conocidos: Capitán América, Thor, IronMan, Spider-Man, los Guardianes de la Galaxia, entre otros. El titán Thanos estuvo orquestando todo, desde las sombras en las películas previas, con el objetivo de obtener las gemas del infinito (seis piedras que le darán diversos poderes) que le servirán para destruir a la mitad de la humanidad. Todos los héroes deberán unirse para detenerlo. Sin lugar a dudas, Disney ha sabido crear otro producto invaluable. Desde remakes en carne y hueso de sus clásicos hasta sus eternas princesas, la compañía del ratón Mickey siempre supo lo que el público quiere ver. Con Marvel no fue diferente. Desde su adquisición en el 2009 hasta ahora ha hecho 17 producciones. Algunas mejores, otras peores, pero siempre con la idea de armar un universo que conecte todas las historias (algo que está intentando Warner con DC Comics y no lo estaría logrando). Finalmente Avengers: Infinity War une todos los hilos. Como pasa en varias de las historias de muchos personajes o crossover de tv no hay duración que pueda abarcar tantos actores en pantalla. La nueva película de los Avengers dura dos horas y media y en su relato incluye a la mayoría de los héroes, algunos con pequeños momentos y otros con mayor desarrollo. Su extensión se hace excesiva en algunas escenas, pero el ritmo del film ayuda al desarrollo. El tono a su vez es un punto a tener en cuenta, mientras que Thor 3: Ragnarok y Guardianes de la Galaxia tenían mucho humor y las cintas de Capitán América eran todo lo contrario, en Avengers Infinity War hay un balance entre ambos aunque la crueldad del antagonista puede quedar bastante fuera de lugar frente a ciertas situaciones hilarantes de Star Lord, Spider-Man o Iron Man. Eso sí, no hay canciones y la música es apenas constante. Con respecto a Thanos, Josh Brolin se une al universo de Marvel y personifica al mejor villano que creó Disney. A pesar de tener bastantes efectos especiales, se puede ver al actor en el personaje, ya sea en su voz o en sus expresiones. Su objetivo no es tan simple como el de otros. No quiere dominar la galaxia o destruirla sin sentido. Thanos se rige por las características de un psicópata, creyendo que lo que hace es por el bien de la vida. Hay desarrollados algunos detalles de su pasado y especialmente la relación con su hija Gamora, pero sin dudas tiene mucho más para contar en las próximas películas.
Unidos y dominados Para cuando se estrenaba la primera entrega de Iron Man (2008), el ámbito popular se rendía ante un Robert Downey Jr. (desde ese momento, y para siempre, inmerso en la piel de Tony Stark) que se apropiaba del personaje principal (un magnate devenido en idealista y pacificador) y de la rentabilidad impregnada en su armadura. Aquella imagen le revelaba al consumidor comiquero las intenciones de la industria de Marvel por instaurar a largo plazo una franquicia dominante en el mercado de los blockbusters. Una década después, con la llegada de Los Vengadores: Infinity War (Avengers: Infinity War, 2018), el productor Kevin Feige finalmente consolida aquel ambicioso proyecto (una maniobra respaldada con personajes inventados durante los preludios de la historieta) y que desde los estudios Disney estuvieron planificando para adueñarse del calendario mainstream. En todos estos años casi una veintena de capítulos desfilaron para convertir a la saga del Universo Cinematográfico Marvel (UCM) en una maquina lucrativa a la altura del fenómeno Star Wars. Claro que durante el proceso surgieron altibajos en secuelas que estaban forzadas a sustentar la identidad del producto, aunque en ocasiones también aparecieron compuestos bastante acertados, como la aventura moderada de Los Vengadores (The Avengers, 2012), la sátira introspectiva de Iron Man 3 (2013), el thriller de espionaje en Capitán América y el Soldado del Invierno (Captain America: The Winter Soldier, 2014), y la caricatura canchera de Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy, 2014). Digamos que con Los Vengadores: Infinity War, aquellos atributos que enaltecen a la productora finalmente se potencian para transformar a este croosover marveliano (todo el universo masificado) en puro libertinaje comercial. Como en cada oportunidad, no faltarán los diálogos superficiales, los chistes para alivianar el melodrama, las escenas de acción rimbombantes y una calidad envidiable de efectos especiales. Sus directores, los hermanos Anthony y Joe Russo, ya habían testeado semejante estrategia de marketing en Capitán América: Guerra Civil (Captain America: Civil War, 2016), donde la excusa de intercalar a sus caballitos de batalla opacaba las internas de una subtrama ideológica (estos mercenarios superdotados eran obligados a firmar un acuerdo que los obligaba a obedecer las directivas del Gobierno). El conflicto principal de este episodio encuentra a Thanos, el villano que hasta entonces movía los hilos desde los confines del espacio, en la búsqueda de seis gemas poderosas que necesita para completar el Guantelete del Infinito (un arma cósmica que le permite aniquilar a la mitad del universo). Claro que Los Vengadores, en sociedad con los Guardianes de la Galaxia y otros cuantos aliados, deberán limar asperezas y retomar sus servicios en defensa de la humanidad para confrontar a Thanos y su ejército de criaturas invasoras. A diferencia del intelecto operístico comandado por Joss Whedon en las entregas anteriores, los Russo apuntan a una dinámica del desarrollo. Digamos que los directores se terminan adecuando a las demandas del espectador promedio (descartan cualquier tecnicismo elaborado y se conforman con encadenar secuencias ordinarias); y para solventar el objetivo de dimensionar a toda la comunidad de superhéroes, terminan agrupando a estos personajes en instancias fraccionadas. Pero, a diferencia del carisma desgastado que vienen cargando los involucrados, el verdadero atractivo se encuentra en Thanos, un genocida con profundidad emocional que sobresale por encima de todo. Finalmente, al promediar la contienda de Wakanda entre la resistencia terrícola y las criaturas enemigas que representan a Thanos, la franquicia adquiere una tonalidad de epopeya con el agregado de un cliffhanger bastante engañoso (esta fase termina de ratificar el efecto que las series tuvieron en el tipo de demanda que la misma sociedad reclama). Los Vengadores: Infinity War es una sucesión de secuencias adulteradas (un contraste entre pesimismo y comicidad) que persisten mediante la fórmula inoxidable de sus productores. Los fanáticos pueden argumentar que sus directores son arriesgados al momento de tomar decisiones (eliminar personajes, digamos), pero los Russo simplemente se conforman con complacer al fandom cosificado (los términos establecidos son funcionales a sus consumidores). Hablamos de otra conquista millonaria por parte de Feige y esa gran bestia pop que son los estudios Marvel.
EL CUENTO DE LA BUENA PIPA EN COMPUTADORA Hay dos términos que no deben confundirse. Lo ingenuo y lo pueril. El primero refiere a aquello que simbolizado en el comienzo de la vida humana, está abierto a todo lo referido a lo primigenio, el primer lenguaje de la humanidad, según Vico. Esta conservación del costado lúdico, incluso infantil, es necesario no solo para la vida crasa o para contrarrestar los efectos de la vida material, sino para todo aquello referido a la imaginación. Por el contrario la puerilización es la befa, la parodia de todo esto. Es simular un “ojo inocente” -como lo llamara Herbert Read- para esa primera instancia emocional cuanto mitopoética, pero mediante métodos de rebajamiento e inflación de tales cosas. El serial, así como el héroe con poderes sobre humanos, comenzó precisamente y sigue en parte su rumbo mediante el primer estadio de conservación de lo lúdico e infantil. La doble vida del protagonista, hace que precisamente la vida cotidiana, la de todos, ya no se nos presentara como tal. Pero debe existir esa vida, por donde se filtra además de la doble personalidad del héroe, algún elemento fantástico, otro; una otredad para que aparezca lo mitopoético. También Karl Kerényi ha hablado de “la tecnificación del mito”. Se trata de tomar el molde más superficial, externo, la cáscara incluso para un fin exclusivamente material. Político, propagandístico. Como sabemos en esta sociedad global todo aquello referido ya no solo a lo imaginario sino a lo meramente emocional está obturado. Tapado. Tachado. O cuando no se consigue esto, se lo vuelve híbrido, se lo mezcla con otros elementos dudosos o directamente siniestros. Así alteridad-doble vida. Y su par, mal absoluto u otredad, pueden funcionar desde los seriales clásicos a intentos más o menos logrados de poner al día, mediante una meticulosa puesta en escena, tales elementos raigales de estos mitologemas. Formas que el mito va tomando de acuerdo a sus necesidades temporales. En este film vemos una absoluta puerilización de sus contenidos mito- poéticos, y una falta absoluta de puesta en escena entregada a las manos de dos cosas: el efecto especial ensordecedor y la falta de todo intervalo que ordene la puesta en escena. Se asiste a una suerte de festival de egresados de criaturas sobrenaturales que no hacen, según costumbre, otra cosa que torpes bromas dignas de la peor estudiantina. Se busca con ello, e indudablemente se lo consigue, una suerte no de camaradería sino de compinchismo entre la abrumadora nulidad de lo que sucede en la pantalla, con una buscada complicidad en los espectadores, como siendo convocados a una suerte de ceremonia secreta de supuestos códigos privados, cuando lo que se exhibe es la más crasa ostentación de vacío absoluto. No hay caracterización alguna de los personajes. Salvo las diferencias de artilugios anatómicos o que propalan los mismos efectos especiales. No hay trama. Solo una acumulación de situaciones que se repiten sin cesar a razón de cada diez minutos. Así films como estos terminan siendo la visión tecnocrática del cuento de la buena pipa. Es una abuela provista de computadora que duerme a sus párvulos y los despierta con un nuevo comenzar de lo mismo. Esta repetición hace que estos productos, más que series o seriales, sean serializaciones. De consuno con el mundo global se fabrica y se reproduce hasta el hartazgo lo mismo en repetidos cubos concentrados de puerilidades. El mal como siempre termina siendo lo más logrado. Claro que sus fines son tan confusos o limitados, que se vuelven sinónimos. Al parecer éste de aquí intenta practicar una suerte de versión perversa y teratológica de la ecología. Al parecer también ha tenido una lectura apurada de Malthus, y ante el exceso de población se decide por una eutanasia masiva, galáctica, y, lo que es peor, no solicitada por tantos cientos de planetas. Otrosí. El que los hacedores de este pasticcio, sumen mitologemas existentes -como Thor, el martillo y su único ojo- con criaturas surgidas de su propio caletre, lleva la tecnificación del mito así como a su puerilización hasta las fronteras del dislate. Atención, no es que un autor no pueda sumar a un mitologema ya existente, una versión o variante propia, pero debería surgir a su vez de una matriz imaginaria. Si se pierde o se soslaya esa matriz o, peor aún, si intenta ser la propia matriz se llega a cosas como ésta. Finalmente de manera estructural -podría decirse-, también este pucherazo sobre abunda en un error y ya horror de la peor narrativa de ciencia-ficción. El crear el efecto o la cosa cada vez que se la necesita; es decir sacar de la galera todo gadget, recurso, cosa técnica o mecánica o situación física -vuelos, desapariciones, dislocaciones, diferentes artefactos- pero sin antes crear el correlato objetivo para que sea posible tal invención posterior. Es decir, se carece de todo ingenio posible y se inventa a medida que el tedio, la falta de espesor, o cuando los técnicos, que han tomado el mando del imaginario, así lo deseen… Aquí en realidad el superhéroe y aquel que soporta las pruebas iniciáticas es toda persona que tolera más de diez minutos de semejante ristra de tonterías, chistes malísimos, y un torrente de máscaras para un carnaval que no intenta ningún tipo de catarsis; más bien sumirnos en la trivialidad más elemental.
Marvel logró lo que para muchos significaba algo imposible de realizar: amalgamar en 149 minutos una década de estrenos (19 películas en total) poniendo en escena a una veintena de superhéroes enfrentando a uno de los mejores villanos que ha dado la actualidad del cine de Hollywood. Todo esto le costó la friolera suma de 400 millones de dolares (una de los proyectos más ambiciosos de la industria) transformándose en el estreno más importante de la historia del cine norteamericano (recaudando en su primera semana más de 600 millones de dolares a nivel mundial). ¿Cómo entender entonces semejante fenómeno cinematográfico? Hay varios elementos a tener en cuenta. Básicamente el cine de acción y específicamente el cine de superhéroes tienen como premisa básica el entretenimiento. Todos los demás aspectos cinematográficos pueden ser dejados de lado mientras nuestra experiencia ante la gran pantalla no nos dé respiro. Pero, si a esto le sumamos una atrayente trama rebuscada, innumerable cantidad de enfrentamientos cuerpo a cuerpo, efectos especiales asombrosos, personajes que cruzan sus historias en una macronarrativa, escenas de humor bien elaboradas, la reunión más interesante de superhéroes de la historia del cine y uno de los villano más cautivantes de los últimos tiempos, tenemos ante nosotros un proyecto que dejará a la gran mayoría de sus espectadores con la boca abierta (no en una, sino en varios tramos del film). Pero no todo es color de rozas detrás de este ambicioso proyecto. La lógica marveliana de tenernos de rehenes de sus próximos proyectos puede llegar a enfadar o desilusionar al final a más de uno. Si la historia tuviera un cierre definitivo y no una continuación indeterminada en los futuros estrenos de la franquicia, sumaría algunos puntos más. Igualmente, aunque el desenlace quizás no sea el más esperado, esto no le resta ningún mérito a esta eficaz construcción que representa Infinity War. ¿De qué va Avengers: Infinity War? Thanos se transformará en el villano más poderoso del universo si logra obtener las seis gemas del infinito. Algunas ya están en su poder, y las demás las tienen algunos personajes como Dr Strange o Visión. Esta amenaza de niveles épicos pone en funcionamiento toda la maquinaria de Marvel y es la mejor excusa argumental para unir en una misma historia al elenco casi completo de "la fabrica de los sueños": Iron Man, Thor, Capitán América, Black Panther, Shuri, Okoye, Spider-Man, Black Widow, Hulk, Vision, Scarlett Witch, Starlord, Gamora, Rocket Raccoon, Groot, Drax, Nebula, Mantis, Doctor Strange, Wong, Falcon, Bucky Barnes, War Machine, Loki, Heimdall, Pepper Potts, M'Baku, entre otros. Pero seguramente lo que hace más interesante a la historia, más allá de la gran cantidad de superhéroes en escena, es su gran villano Thanos. Un déspota extraterrestre que no dudará en sacrificar lo que sea para lograr su cometido. Claro que para esta difícil cruzada no vendrá solo. Lo acompaña la Orden Oscura: un puñado de cuatro seguidores fieles (Corvus Glaive, Black Dwarf, Ebony Maw y Proxima Midnight) que lo ayudarán a conseguir las preciadas gemas. Los directores Anthony y Joe Russo demostraron tener un estilo muy diferente a lo ya expuesto por Joss Whedon, el encargado de dirigir las dos anteriores partes de Avengers. La importancia de centrarse básicamente en los personajes era fundamental para llevar a cabo esta historia. Teniendo como premisa esta definición ideológica se pudo lograr que cada uno de sus personajes tengan su momento y todos encajen en le devenir argumental. Otro gran acierto son los diversos grupos que se irán formando para hacer frente a la amenaza que se desarrollará en distintos escenarios del universo, sea Nueva York, Wakanda o Titan, el planeta de Thanos. Avengers: Infinity War concluye como la primera parte de algo que continuará, al menos, con los próximos estrenos de la cuarta entrega de Avengers y el debut de Capitán Marvel. Todo lo que Marvel construyó en estos últimos 10 años tiene su conclusión, a medias, con esta "Fase 3" y el comienzo de una nueva etapa que renovará gran parte de nuestro querido plantel de superhéroes.
Pensé que me iba a ser más complicado escribir sobre esta película, dado mi fanatismo por los superhéroes, y más aún por Marvel, pero no. Fueron 10 años los que Marvel y Disney invirtieron para llegar a este momento épico. En esos diez años muchas películas, algunas malas, otras buenas pero siempre inflando el globo de Infinity War, para que llegue este momento y la película esté…bien. Sólo bien. Aún estoy debatiendo si cumplió o no las expectativas, creo que el problema está en que tampoco sé bien donde estaban las mismas. Creo que en parte esperaba un poco más. Tal vez más decepción o tal vez más tristeza o algo de eso, la cuestión es que la película en su total está bien. Tiene buen ritmo con escenas de acción que dan ganas de ver más, cuando pensas que va a mermar la cosa BUM! Más acción y de la buena, la entretenida. En cuanto al humor lo sentí medio forzado por momentos, es Marvel tiene sus momentos que te sacan carcajadas, pero algunos parecían esforzase demasiado. Buenos efectos especiales que no se nota mucho el CGI, pero hay momentos que te preguntas en que invirtieron tanta plata. El guion…el guion tiene sus momentos y cosas raras. Deja algunos cabos sueltos y te tira algunos otros sin sentido, típico de las películas y sus casualidades. La historia está bien contada aunque por momentos se torna monótona y tiene un devenir algo predecible. Conocemos en profundidad (por fin) al malvado Thanos a quien tanto oímos nombrar desde ese momento que Loki aparece 6 años atrás. Vemos porqué hace lo que hace (con diferencias al del comic), que lo lleva a ser tan malvado. Personaje que me parece que está bien desarrollado e interpretado, ni hablar de lo bien hecho que está. Es un villano que sabe lo que quiere, como pocos del MCU, y va a ser lo impensado hasta conseguirlo. Es muy probable que la puntuación de este film varíe cuando salga la segunda parte de Ifinity, ya que es un todo. Mi recomendación: Si viste todo lo otro de Marvel, mirala y sino, mira todo lo otro y mirala. Mi puntuación: 8/10 Zona de spoilers: A ver. No se si estaban buscando el golpe bajo, que la gente llore o que, pero nadie les cree que todos los personajes que “mueren” van a quedar muertos. Por empezar Spider man tiene secuela confirmada para julio del 2019, 2 meses después del estreno de Infinity War 2. Discúlpenme pero no les creo ese intento de golpe bajo. Si van a matar a algún personaje, tengan los huevos de hacerlo! Espero que no me revivan ni a Visión ni a Gamora, si lo hacen, no van a matar nunca a nadie del universo entero.
Crítica emitida en radio.
Gracias a un excelente villano, la película que reúne a una veintena de superhéroes de Marvel logra mantener lo que parecía imposible: una sólida cohesión narrativa y una tensión creciente. A partir de eso, la película de los hermanos Russo logra convertirse en la mejor de los Avengers hasta el momento. Más allá de que esta película y la siguiente de AVENGERS tengan títulos diferentes, INFINITY WAR es claramente la primera parte de un filme más largo, uno que termina en un punto dramático fuerte, uno de esos clásicos cliffhangers que, innegablemente, deben continuar y de algún modo cerrarse. A diferencia de otras películas del Universo Marvel que se continúan entre sí, esta es la primera que claramente necesita seguir de algún modo u otro. Esto, sin embargo, no le quita potencia dramática sino que la aumenta. Es un caso de esos donde el drama de los personajes está claramente relacionado con lo que pasa detrás de escena. Como sucedía en STAR WARS, uno sabe que en AVENGERS no todos llegarán al final y eso aumenta la tensión del relato por sí solo. Es esperable que personajes y actores que vienen ya hace tiempo circulando en este universo den un paso al costado en algún momento. Y así como nadie imagina que Pantera Negra pueda morir y abandonar una exitosa saga que recién empieza, para muchos de los otros las puertas parecen abiertas para decir adiós (el Adiós en estos universos es relativo, se sabe) en cualquier momento. No diré si eso sucede o no aquí –ni a quien–, pero lo cierto que esa casi certeza se impone dramáticamente sobre la acción desde la primera trágica y violenta secuencia inicial. Y se sostiene hasta el aparentemente shockeante final. Un tercer elemento dramático suma también a favor del positivo resultado final del filme: Thanos (un excelente Josh Brolin), su villano, es un excelente personaje, uno cuya potencia y brutalidad consiguen sembrar en el espectador la sensación de que esta vez sí los desafíos son casi insuperables. El diseño visual del personaje y cierto pathos dramático lo convierten no solo en un excelente villano sino en el verdadero protagonista de la película, el personaje que une muchos de los puntos y cabos sueltos del MCU y que sirve además como motor y nudo emocional central a un filme que de otro modo habría sido un catálogo de superhéroes encontrándose por primera vez una suerte de ascensor intergaláctico. Sí, claro, mucho de eso hay y los guionistas del filme se entretuvieron bastante escribiendo ácidos diálogos para los encontronazos de personajes que jamás se habían cruzado antes en este universo cinematográfico, o los que lo habían hecho poco y nada. No hay spoiler alguno al decir que la larga línea de personajes de Avengers se cruza con la de Guardianes de la Galaxia, a los que hay que sumar a algunos superhéroes todavía no del todo “integrados” como Doctor Strange, Spider-Man o el mismísimo Pantera Negra. El humor surge de ahí, especialmente del choque entre Iron Man (Robert Downey Jr.) y Star-Lord (Chris Pratt), con Peter Parker (Tom Holland), el propio Strange (Benedict Cumberbatch) y un cada vez mejor Drax (Dave Bautista) aportando lo suyo con un enorme timing cómico. Algo similar se puede decir de lo que aportan Thor (Chris Hemsworth) y Hulk (Mark Ruffalo), dos personajes que mejoraron mucho desde que en THOR: RAGNAROK se les dio más espacio para el humor. La trama ya la saben. Consiste en Thanos tratando de reunir las seis Gemas del Infinito que le darían algo así como el control total sobre el universo y que le permitirán cumplir su “sueño” de aniquilar a la mitad de la población del universo. Una ya la tiene y la segunda la consigue, de manera bastante violenta, al principio de la película. Quedan dos en la Tierra –los que conocen la saga ya saben dónde, los que no ya se enterarán– y otras dos en algún lugar en el espacio. Y con ese objetivo en mente, Thanos y su temible ejército de la oscuridad irán acabando con todo lo que se le cruce. O tratarán de hacerlo, superando a los distintos combos de superhéroes que se le interpongan en el camino. El gran problema de una película como INFINITY WAR es lograr una consistencia dramática con tantos personajes y locaciones separadas compitiendo entre sí. Por suerte, los hermanos Russo hacen un muy buen uso del montaje paralelo en los distintos escenarios donde superhéros y villanos luchan por las distintas “gemas” y eso impide el agotamiento prematuro. En lugar de construir una hora de relato que conduzca a una segunda hora de interminables peleas, como lo hacen muchos de sus colegas, los Russo vuelven a lo que hicieron en los anteriores filmes de Marvel que ellos dirigieron (los dos últimos del CAPITAN AMERICA), logrando que la trama y la acción se combinen muy bien entre sí, haciendo que fluyan en simultáneo. Es que, en realidad, tampoco hay grandes giros narrativos en el filme: el asunto está muy claramente planteado de entrada y no se mueve mucho de ahí. Sí, claro, habrá algunas sorpresas de parte de algunos personajes (Scarlet Witch y Vision tienen mucha más participación que Capitán América o Black Widow, por ejemplo) y un par de muertes acaso inesperadas. Pero no más. El final será impactante, pero uno sabe que esto no termina ni ahí ni así por lo cual tampoco será un shock. Como decía al principio, la película está armada con el “continuará” inmediato. Lo que siempre resulta un tanto paradójico del género es que, a este nivel de poderes que tanto superhéroes como villanos parecen manejar, las películas sigan intentando hacernos seguir viendo una y otra vez peleas a las piñas y golpes por doquier. Cuando el tiempo y el espacio son cuestiones manejables casi a placer, resulta un poco inocente por no decir reiterativo y hasta bobo tratar de sostener minutos y minutos de narración a puro combate de cuerpos y armas. Es evidente que el poder acá no pasa por el tamaño de los puños ni la fuerza de los martillos sino por algo, si se quiere, más inesperado y traicionero. Esa posibilidad de que todo sea alterado y alterable le quita cierta tensión a muchos momentos que deberían ser dramáticos ya que uno sabe o supone que muchos de ellos pueden ser modificados. Igualmente, aún con esas potenciales trabas (demasiados personajes, demasiados superpoderes, demasiados frentes de combate abiertos) AVENGERS: INFINITY WAR se las arregla para ser, en mi opinión, la mejor de las películas de “los Vengadores”, al menos de las que los llevan en su título. Y mi impresión es que el secreto es Thanos. Alfred Hitchcock decía que una película es tan exitosa como lo sea su villano y esta es la prueba que, por más dificultades narrativas y problemas de consistencia dramática que haya que atravesar, si el villano es lo suficientemente interesante y peligroso, si nos genera la sensación de que puede acabar con todo y con todos cuando lo desee, la película funcionará. Y Thanos lo logra. Es el arma secreta del éxito del filme.
Épica epopeya marveliana Se estrenó la esperada "Avengers: Infinity War" y la verdad es que no decepciona. Debo decir que estaba bastante escéptico de que lograran hacer caminar a semejante elefante cinematográfico pero la verdad es que los hermanos Russo lograron un muy buen producto final, que si bien aún no se anima a salirse del todo de su fórmula, encuentra las formas de seguir brindándonos aspectos nuevos y excitantes. Esta vez el villano logra impactar y calar en el corazón de los espectadores, algo que estaba resultando muy complicado no sólo para Marvel sino también para la gende de DC. Thanos, interpretado por el gran Josh Brolin, tiene una incidencia profunda en la trama y nos hace creer de nuevo en la villanía. Su personaje tiene motivaciones lo suficientemente interesantes como para empatizar con el público. El CGI del personaje por momentos resulta artificial y le hace perder un poco de credibilidad en algunas escenas, pero de todas maneras se las arreglaron para que Thanos sea un villano con todas las letras. Los súbditos que lo acompañan si bien no son de lo mejor del film, tienen sus buenos momentos y serán del agrado de los fans. Por el lado del guión, creo que elaboraron una historia que presentaba muchas dificultades por la cantidad de personajes en pantalla. ¿Cómo darle un lugar digno a cada uno? ¿Cómo hacer para que la historia de fondo sea la fuerte y no se disperse? ¿Cómo juntarlos a todos y no perderse en detalles irrelevantes? ¿Cómo hacer para no abrumar a la audiencia? Todos estos son interrogantes válidos que el equipo de guionistas logró superar con talento. Si bien siempre resulta difícil dejar a todos contentos, sobre todo con el fanatismo que hay por los distintos super héroes, se le dio a cada personaje un relevancia adecuada y en algunos casos bien interesante. ¡Hay para todos los gustos! Sólo faltan algunos personajes como Hawkeye, Ant-Man y algunos otros secundarios más, pero se agradece el esfuerzo de haber incluido a casi todos y hacerlos interactuar en secuencias que van a quedar en la historia. ¿Lo mejor del film? Los Guardianes de la Galaxia que son realmente extraordinarios (y divertidos) y el final provocador y arriesgado que se animaron a ofrecer. Los aspectos técnicos de más está decir que son magníficos, con batallas super épicas y algunos cruces picantes que esperábamos ver. Recordemos que esta entrega es una primera mitad de una historia más amplia, lo cual supondrá un enorme desafío para los directores y el estudio que deberán superar lo logrado en esta fracción. Ojalá lo logren y maravillen a todos los que seguimos estos films como niños enamorados de la fantasía y el heroísmo.
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La lista de invitados a la fiesta es interminable, puede ser agotador ver a tantos tan buenos actores todos juntos encarnando personajes que ya les quedarán iconicamente. Como decía Jean Claude Carriere en su libro “La película que no se ve” (edición Paidos) Marlon Brando será para siempre, en cine, la imagen de Napoleón Bonaparte. Todos tienen su momento de lucimiento, Robert Downey Jr.(Tony Stark / Iron Man), Benedict Cumberbatch (Dr. Strange), Scarlett Johansson (Natasha Romanoff / Black Widow), Mark Ruffalo, (Bruce Banner/Hulk), Chris Hemsworth (Thor), Chris Evans (Steve Rogers / Capitan America), Don Cheadle (James Rhodes / War Machine), Tom Holland (Peter Parker / Spiderman), Zoe Saldana (Gamora), Paul Bettany (Vision) Elizabeth Olsen (Wanda Maximoff / Scarlet Witch), una fugaz aparición de Gweyneth Paltrow (Pepper Potts), agreguemos a Bradley Cooper y Vin Diesel dandoles las voces a Rocket y a Groot respectivamente (¿x suerte el segundo habla poco?). No podría faltar el malo de turno y sus secuaces, indestructible mire, Josh Brolin (Thanos), el motivo por el cual los invitados se unen. Además de Samuel L. Jackson (Nick Fury), quien cierra el filme y le da apertura a la continuación. Para verlo hay que quedarse hasta el final de los créditos, mínimo 13 minutos. Se sabe perfectamente que nos ofrecen, que vamos a ver, sólo confirmar o no si está bien realizado y esto queda establecido en los primeros minutos, por lo cual resta entregarse y divertirse. ¡Ah! ¿la historia? Casi mínima. Thanos quiere apoderarse de las piedras preciosas del infinito, lo que hará que su poder sea inconmensurable, estas se encuentran dispersas por el universo, y no hablamos del universo humano sino el universo de Marvel. El buen planteamiento del conflicto, su construcción, desarrollo posterior y sostenimiento a lo largo de todo el relato, escenas de batallas incluidas, hace que las casi dos horas y media que dura esta primera parte no se sientan ni alargadas ni intolerables. Claro que la aparición de todos y cada uno de los nombrados, (y hay más), ayudan a que el devenir de la narración fluya sin dificultad, el humor no podía estar ausente, pero está en la medida justa, casi que distiende. El otro punto alto es la multidimensionalidad del antagonista de los súper héroes, no es el villano por antonomasia, tiene distintas facetas, puede ser un aterrador asesino frío y calculador, como demostrar que hay sentimientos encontrados en su interior, sensibilidad por sus afectos. Él cree estar haciendo lo correcto, que su idea de buscar el equilibrio y la armonía es justa, el problema es que la mitad de los seres vivos deben perecer para lograr su objetivo. A eso se oponen nuestros salvadores. También dentro de estos hay matices nuevos, como un superhéroe que expresa angustioso su deseo de no querer morir, o aquel que prioriza su amistad al resto, los sacrificados siempre estuvieron, están y estarán. Todo esta sustentado por la calidad de la digitalización de la imagen, ya que se observa como natural, claro dentro de la propia creación. No busquemos la obra de arte cinematográfica, Marvel estuvo 10 años construyendo su mundo para este supuesto final en dos partes. Pero los géneros de la animación y de los cómics permiten licencias de inverosimilitudes que son siempre aceptadas y casi bienvenidas por sus fanáticos. De última para ellos es esta producción.
El lector disculpará que no entre en la ficha técnica todo el elenco, pero eso es parte de la elefantiasis de esta película. Mucho color, muchos grandes personajes, muchas estrellas, muchas tramas. Mucho de todo. La pregunta que debe hacerse el espectador -más allá de si es o no imprescindible conocer la casi veintena de películas Marvel anteriores- es cómo ver este leviatán. La respuesta, amigos, consiste en no dar bolilla a las referencias y pensar que es cómo el cine trata de adaptar lo que las historietas hacen desde la década de los sesenta (porque sí, todo es anacrónico en este asunto). El resultado tiene secuencias brillantes, algunas emotivas, bastante más humor de lo que se podía prever, no tan buenas líneas de diálogo, y la voluntad de tragarnos. Es una enorme ballena, pues, que quiere que juguemos en su interior. Lo logra, pero el grado de memoria que genere la que es -hasta ahora- la más grande película de superhéroes jamás hecha es cuestionable. Cuando el punto de vista está demasiado cerca de la trama y no toma la distancia irónica y humorística que esta clase de juego requiere, las cosas son menos satisfactorias. Pero en sus dos horas y pico de duración, esta supercosa (¿es esto realmente una película?) lo logra en más de una oportunidad. Déjese llevar.
Terapia de shock Es una salvajada. Casi cuatrocientos millones de dólares de presupuesto, y esa cifra duplicada con creces en la recaudación de la primera semana vuelven a esta producción de la más caras y, sin dudas, la más taquillera de la historia. No es novedad para nadie que desde hace ya bastante tiempo los Estudios Marvel se han convertido en cosa seria, liderando en taquillas con cada nueva entrega de su último tanque, ya sea con películas divertidísimas y por momentos brillantes como Guardianes de la galaxia o con subproductos soporíferos como Dr. Strange o Pantera Negra. Los beneficios de la unidireccionalidad de la distribución masiva, y de sembrar y cosechar fanáticos a escala planetaria. Es muy difícil separar una cosa de la otra: la inversión multimillonaria, esa archipublicitada, calculada, mecanizada e hiperinflada gallina de huevos de oro, de la película en sí, de aquello que se ve en pantalla y que el espectador disfruta (o no), como cualquier otro estreno proyectado cualquier día del resto del año. Pero es necesario hacer un esfuerzo para hacer un análisis medianamente justo. Como ya venía sucediendo con las anteriores entregas de Avengers, los distintos superhéroes pertenecientes al universo Marvel (Iron Man, Hulk, Capitán América, Thor, Hombre araña, etc.) confluyen en una misma película. Probablemente el mayor de los aciertos de la productora haya sido el de construir sus historias en torno a personajes carismáticos, llamando a filas, para sus personajes, a grandes actores de Hollywood y del resto del mundo. Así, una congregación de superhéroes puede verse entonces como mucho más que una sumatoria de paladines trajeados: es prácticamente un reencuentro, un duelo de grandes presencias. Otro de los puntos fuertes de la fórmula es el humor inteligente del que se ha valido Marvel en sus últimas entregas, (Thor Ragnarok, Guardianes de la galaxia 1 y 2, Capitán América: Civil War), dando un vuelco a sus películas, que alternan hábilmente la acción con la comedia más desatada, y en donde momentos de tensión extrema pueden alternarse con situaciones coloquiales amenas y de a ratos desternillantes. En este caso, los directores Anthony y Joe Russo cuentan con un rico historial en el registro, entre otras cosas como directores de muchos de los capítulos de la brillante serie Arrested Development. Aquí el humor es constante y efectivo: se echa mano a las diferentes características personales de los personajes, (la ingenuidad naif de Thor y Capitán América, el sarcasmo de Tony Stark, la irreverencia de Rocket, el frikkismo del Hombre araña, el infantilismo de Star-Lord o el encanto expresivo de Groot) y se las hace confluir notablemente. Otros puntos fuertes aquí son el ritmo (brillante, para tratarse de una película de dos horas y media) y la acción: la tensión previa creciente a estas escenas se dilata hasta explotar en secuencias breves e hiperquinéticas, en las que el conflicto estalla fugazmente. Pero hay algo más importante, aquello que vuelve a Avengers: Infinity War, una de las experiencias cinematográficas más insólitas de los últimos tiempos, característica que ni el más imaginativo y especulador de los espectadores podría haber previsto (atención: siguen spoilers). Hay una impensable carga dramática contenida en esta nueva anécdota, por la cual la película se convierte en una de las superproducciones más terriblemente desasosegantes de las últimas décadas. La muerte en masa de protagonistas no es algo a lo que el cine dominante nos tenga acostumbrados y es prácticamente un shock ver a una quincena de personajes centrales perecer en el fragor de la batalla, tan radical como injustamente. Lo han logrado: un final tan trágico, en el que por primera vez en una película de superhéroes el villano se alza como vencedor absoluto ante una pila de cadáveres, generará mayor ansiedad por lo que vaya a suceder en la próxima entrega (en la que, sin dudas, muchos de de los perecidos revivirán), situación sin precedentes con excepción de El imperio contraataca (1980), otra película de transición en la que la sensación de derrota quedaba inserta en el cuerpo del espectador. Un sentimiento que, vale decir, sólo puede generar el buen cine.
(ésta va a ser una review super medida en spoilers; en todo caso, si no quieren arruinar la experiencia, vayan a ver el filme y después regresen a ver la critica. Es una película super recomendada, y de lo mejor que ha dado Marvel hasta ahora) Oscura. Muy oscura. Aquellos que comparan a Avengers: Infinity War con El Imperio Contraataca dicen sandeces. El segundo capitulo de la trilogía original de Star Wars no tenía ni el 5% de la carga afectiva que posee la última película de Marvel, y mucho menos se daba el lujo de masacrar a tantos personajes principales. No sólo abundan los momentos tristes, sino que se da el lujo de ser brutal; y cuando llega el final, uno exige sangre a los gritos. Larga va a ser la espera de 12 meses hasta ver el momento en que a nuestros héroes le toque el turno de la revancha. Ciertamente hay que reconocer que los chicos de Marvel son maestros en su territorio. Se tienen tanta confianza que no tienen miedo de arrojar a la hoguera a varios personajes principales de su galería, y abandonar el tono épico y pasatista de sus dos últimos filmes. Los cinco minutos iniciales de Avengers: Infinity War aplastan todo el delirio de Thor: Ragnarok y todo lo que sigue va de mal en peor para nuestros héroes y para nuestro planeta. Desde ya el filme tiene su cuota de momentos de humor (uy, Dios, el chiste de Chris Pratt sobre la barbilla de Thanos es descomunal!) y victoria épica, pero son aislados: el tono constante es la urgencia y la desesperación, la obligación de tomar medidas brutales para salvar a la humanidad,… y el sacrificio. Quizás lo que mas me impresionó del filme es ver llorar de desesperación e impotencia a tantos héroes que uno adora. Allí es donde vale cada dólar que Marvel ha invertido al contratar semejante staff de actores de calibre, oscarizados o no, y enfundarlos en un disfraz y un papel que otros hubieran juzgado ridiculos pero que han llevado con una dignidad admirable. Al igual que Capitán America: Guerra Civil, la gracia es ver a toda la galería de personajes Marvel en la pantalla. En ese sentido es un filme como nunca antes se había visto (y el sueño húmedo de cualquier fan comiquero). Acá figuran casi todos, salvo Ant Man, Hawkeye y algún invitado de último momento como la Capitán Marvel. Como son tantos, el guión decide dividirlos en equipos: Thor, Groot y Rocket van en buscar de un arma que pueda vencer a Thanos; Spiderman, Iron Man y Doctor Strange llevan la guerra al planeta natal del titán; y el resto se queda en la Tierra, defendiendo el último bastión (Wakanda) donde yace una de las gemas del Infinito mas poderosas. Es una batalla épica, al estilo del combate del Abismo de Helm de El Señor de los Anillos: Las Dos Torres, en donde la facción defensora tiene todas las de perder pero posee un espíritu indomable. Oh, sí, la acción es tan imparable y espectacular (no cesa desde el primer minuto del filme) que te deja exhausto. Y si se le suman los golpes emocionales, Infinity War se convierte en una experiencia agotadora. Pero que no te confundan estas palabras: Avengers: Infinity War es de las mejores películas de Marvel (sino la mejor). La gracia no son solo los héroes sino Thanos, que es un gran villano. En realidad Infinity War es la pelicula de Thanos, y el staff de héroes solo figura de complemento; la historia del titán que está obsesionado con el equilibrio del Universo y cree que cometiendo genocidios a nivel planetario reestablece el balance entre recursos y bocas a alimentar es de una inteligencia suprema. No es el vulgar sociópata que disfruta de la matanza, sino un personaje trágico, un individuo conflictuado que cree estar investido por una misión sagrada, que está convencido que su poder posee un propósito y que, al poseer todas las gemas (y poder evaporar la mitad del universo con un solo chasquido de sus dedos) habrá cumplido con el objetivo de su vida y recién allí podrá descansar como un Dios que ha cumplido su tarea. Thanos no es un idiota ridiculo que se rie de sus maldades; es un tipo que sufre, llora, y te explica con lujo de detalles la causa racional del por qué debe matarte… momentos antes de darte un final brutal. Mis advertencias finales son estas: ésta no es una película para neófitos al género de superhéroes (o ajenos al universo Marvel) o para espectadores casuales (como ocurría con Mujer Maravilla, que la disfrutaron muchas mujeres que odian el género). Hay que tener los deberes hechos y saber quién es quién y cuál es su historia previa para saber como funcionan sus relaciones y su odio hacia Thanos. Tampoco es una película para los mas chicos, porque es oscura y dramática (casi Nolanesca). Yo le aconsejaría a los padres que esperen un par de años para tener Infinity War y su secuela en DVD, y poder verlas juntas en una tarde para que los chicos puedan tener las versión completa de la historia, y la sensación infinitamente placentera de que el bien siempre triunfa sobre el mal. Aquí quedamos a mitad de camino, con un cliffhanger brutal y una urgente necesidad de justicia. Y eso es algo que no puedo sacudirme de encima, aún cuando haya pasado un par de días desde que viera la película.
Con un universo que comenzó a conformarse en la pantalla grande hace exactamente diez años, y con 18 films en su trayecto y desarrollo, Marvel alcanza el punto más álgido en su cinematografía con Avengers: Infinity War. A lo largo de esos diez años conocimos y vivimos con cada uno de los héroes comiqueros que saltaron de las páginas de los cómics hasta la pantalla con todo el respeto y fidelidad que merecen. Y detrás de ellos, la figura del mal que mueve los hilos. Todo lo establecido, toda la expectativa de juntar las historias y personajes hasta ahora conocidos era para llegar a este momento. Para conocer al gran y poderoso villano del universo, el titán loco Thanos (Josh Brolin). Uno como espectador y seguidor de la saga Marvel ya está harto familiarizado con el grupo superheroico de los Avengers y todos aquellos personajes que se sumaron a su causa salvadora. Conocidos y queridos por igual, en este film ya no hay necesidad de presentación ni de que el grupo trabaje completamente en conjunto, sino más bien una estructura de división que permite el intercambio de equipos y personajes poniéndolos a brillar en distintos escenarios o con personajes de la saga con los cuales nunca antes se habían cruzado. Algo difícil de distribuir eficazmente y de que salga airoso en su fórmula, pero que sin embargo logra hacerlo de manera excelente con un elenco principal de más de una docena de personajes principales. Thanos busca equilibrio en el universo, y el film de los hermanos Russo lo tiene en todos sus aspectos. Es así como cada arco de los protagonistas contiene la química y dinámica de equipo entre personajes muy disímiles o con personalidades contrastantes que le aportan tanto valor dramático como cómico, como Iron Man (Robert Downey Jr.) con Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) y Thor (Chris Hemsworth) con Star-Lord (Chris Pratt) y sus guardianes de la galaxia. O incluso secuencias breves pero que logran una perfecta mezcla de estilos como la del Winter Soldier (Sebastian Stan) con Rocket Racoon (voz de Bradley Cooper) o el combate en conjunto de Black Widow (Scarlett Johansson), Okoye (Danai Gurira) y Scarlet Witch (Elizabeth Olsen) contra Proxima Midnight (voz de Carrie Coon), en lo que es la única escena poderosa de mujeres unidas en batalla y que de paso logra combatir un poco tanta testosterona amontonada. El film encuentra una fórmula de balance entre el drama, la comedia y la acción más estruendosa pero también algo que en raras ocasiones sucede con proyectos que ponen tantos elementos sobre la mesa: una trama consistente y sustancial. Columna vertebral ligada al villano en cuestión. De manera arriesgada los hermanos Russo presentan y desarrollan por completo a Thanos exponiendo su concepción del personaje y con ella se atreven a que el público lo entienda. Los personajes que lo rodean y la constante sucesión de maravillosas escenas poseen un inmenso pulso de acción e imaginación visual que ayudan a la construcción y el manejo de una épica que llega a niveles desorbitantes y a la máxima potencia desde el primer minuto. Cada arco y lugar en el que encontramos a los personajes poseen cuantiosas dosis de acción, siendo quizá la mejor secuencia de todas aquella que acontece en el extinguido planeta Titan. Pero es la figura de Thanos, su complejidad y tridimensionalidad la que sostiene al film. Él es el porqué de la existencia del mismo. Y es que la pregunta que hay que hacerse es si Thanos es del todo un villano. Como ser imbatible y super poderoso ocupa la cima de todos los oponentes del MCU (Marvel Cinematic Universe). Pero también se distancia de ellos gracias al trasfondo que se le es brindado, y por lo tanto, el entendimiento detrás de la masacre. Porque por vez primera tenemos a un némesis que no busca el trillado objetivo de destruir el mundo, que carga con el peso de sus acciones y que, por sobre todas las cosas, en su intelecto y búsqueda supera a los Avengers. Factores que no borran del plano el hecho de que se trata de un genocida, y no hay justificación alguna ante ello, pero sus motivaciones y discurso detrás presentan una inteligencia y carácter honorable que, de momento, los Avengers están lejos de alcanzar o comprender. La idea de Thanos es eliminar a la superpoblación que padece el universo, exterminar la humanidad como el germen que es, pero sin hacer distinción alguna entre razas o posición social, sino dejando la elección de exterminio al azar para acabar con la mitad de la civilización. Es así como de manera arriesgada y shockeante se puede atestiguar la eliminación de medio reparto con personajes icónicos como Bucky, Strange o Spider-Man (Tom Holland), éste último con la escena más desgarradora que lo muestra como el niño que es con temor a morir. Si bien la idea del genocidio es aberrante, hay una verdad intrínseca que solo Thanos pareciera entender de que los humanos son el problema en la ecuación. Lo condenable reside en que nadie es quien para ocupar un lugar por encima del resto para decidir o hacer algo al respecto. Un claro ejemplo de que el fin no justifica los medios. Sin embargo, gracias a su poderosa presencia que se roba la admiración con cada minuto en pantalla y el enfoque que indaga en su trasfondo, Thanos se convierte en el personaje sustancial que debía ser y también el villano más terrenal (si bien su poderío y motivaciones abarcan a todo el cosmos). Todo el arco que abarca su conflictiva relación con su “hija” Gamora (Zoe Saldana) aprovecha y desarrolla a ambos personajes, ofreciéndole también a ella por única vez un rol y lugar sumamente relevante. La vida de Gamora, ofrecida como sacrificio en pos adquirir una de las seis gemas del infinito que le otorgarán el poder para cumplir su cometido, humaniza al villano con el dolor que conlleva darle fin a ella. ¿Las acciones y consecuencias de Thanos son extremistas? Por supuesto que lo son. Pero las mismas son resultado de un entendimiento alcanzado que los supuestos salvadores del mundo no pueden ni conciben la posibilidad de tenerlo. Algo similar a lo que ocurría con las intenciones de otro personaje del mundo del cómic como Ozymandias en Watchmen. Sacrificando a la única persona que ama, Thanos demuestra la insignificancia de las personas en relación a lo que en verdad está en juego: la salvación de todo el universo. Los Avengers, heroicos y altruistas en su deber, engloban en sus hazañas la falsa idea de que el salvar vidas implica proteger al mundo. Un ejemplo más que claro de lo importantes que nos creemos, de la imposibilidad de saber soltar y del accionar egoísta manejado, lo cual es más que entendible que también le ocurra a los seres más poderosos. Cuando en realidad no somos más que una simple mota de polvo flotando en la inmensidad del espacio y con la capacidad suficiente para que cada día que pasa atentemos más contra el mundo en que vivimos. Es por ello que toda la intensidad y el sufrimiento ocasionado por Thanos choca y repercute fuertemente contra el tensionado espectador que puede atestiguar la conclusión de 10 años de historia cinematográfica. Y lo hace en la forma de una crisis de proporciones épicas donde el antagonista es quien sale triunfador. Todo lo que acontezca después de esto, por más de los regresos y ajusticiamientos que los grandes héroes logren, no será lo mismo. Volver atrás no es una opción, por más gema del tiempo que se posea. Este film no es el punto culminante de la saga, y muy probablemente nunca haya uno. Pero en cierta forma logra marcar la diferencia de manera arriesgada, dejando consigo pensamientos y discursos que enriquecen aún más la experiencia, evitando ir por el camino fácil al que podría tomar un típico y espectacular tanque de Hollywood. Un film ejemplo de la épica moderna y que representa todo lo que por años fue una idea, una promesa. Es todo lo que tenía que ser… y más. En algún rincón de la galaxia Thanos sonríe triunfante, y nosotros junto a él por la más brillante y poderosa gema del infinito que es Avengers: Infinity War.