Los Vengadores: Infinity War

Crítica de Alan Schenone - Proyector Fantasma

El principio del fin llegó
Avengers: Infinity War (2018) es el desenlace de una historia que el Marvel Cinematic Universe comenzó a desentrañar y construir con sus 18 películas y más de 20 personajes centrales en pantalla. Film tras film, el estudio comenzó a dar pistas, indicios y demás sutilezas sobre el futuro de la franquicia. Sin embargo, el hito en este universo cinematográfico llegó con The Avengers (2012), la primera reunión en la gran pantalla de los héroes. Siendo un éxito tanto en crítica como en las butacas, Avengers guardaba un as bajo la manga: en una de las escenas post-créditos -tan característica del estudio- Thanos aparecía y comenzaba a revelar hacia donde apuntaría esta historia. Seis años después y con un recorrido por 12 películas más, llegó Infinity War para marcar un antes y un después en lo que respecta al género de superhéroes en todo sentido.

Una década después del estreno de Iron Man (2008) con Robert Downey Jr. personificando de manera excelente tanto al multimillonario Tony Stark como a Marvel Studios en sí, Avengers: Infinity War entiende la seriedad y el compromiso a lo que se enfrenta y promete un film duro, intenso y angustiante. Desde la dirección, los pergaminos con Capitán América: Winter Soldier (2014), una de las mejores películas del estudio y Capitán América: Civil War (2016) le dieron la posibilidad y respaldo a los hermanos Russo de hacerse cargo del evento definitivo y más rutilante de la historia de la franquicia en el cine. En Infinity War, finalmente Thanos (Josh Brolin) se suma a la pantalla y todos los personajes de la franquicia deberán juntarse para enfrentar al Titán Loco y tratar de detenerlo.

En ningún momento la película de los hermanos Russo se toma respiro y desde la primera escena nos muestra la seriedad y las graves consecuencias que tendrá la presencia de Thanos en el camino de los héroes. Éste es un punto que siempre se le criticó a MCU: la falta de consecuencias en la historia y el excedido humor en personajes o situaciones claves. Infinity War descuelga los posters para humanizar a los personajes desde el sufrimiento, el dolor, la pérdida y la ira. El estudio trabajó diez años para generar una empatía particular en sus personajes con el público para llevarlos a un punto cúlmine e irreversible en Infinity War. A pesar de contar con tantas historias y personajes, la película se desarrolla con un balance perfecto entre ellos sin perder solvencia ni fluidez. Su primer acto introductorio se torna un poco largo pero no influye en su despliegue.

Tanto la tensión como el peligro que acecha a cada uno de los héroes, dejará sin respiro al espectador en cada escena y conflicto. Con tanta diversidad de personajes y contextos, la fotografía de Infinity War respeta la esencia de cada grupo y lugar: es fácil diferenciar la paleta de colores que atraen a los Guardianes de la Galaxia con su música, los planetas y galaxias que atraviesan como a Wakanda, la defensa de su tradición y nación como también la oscuridad y la tensión en el ambiente en cada aparición de Thanos. Así, en este cóctel tan diferentes de personalidades, contextos y tramas argumentales, tanto los Russo en la dirección como Christopher Markus y Stephen McFeely en el guión, lograron equilibrar de manera aceitada una película de tal envergadura, cuidando que cada uno tenga su espacio y lugar relacionado a la relevancia que tienen en la trama. Tanto la interacción como la química entre ellos es otro gran punto a favor de la dirección, cuidando que cada uno sirva en el contexto en el que se desarrolla.

En esta combinación faltaba otro elemento que también suele criticarse a films del género: la ausencia de un villano carismático a la altura de los héroes a los cuales enfrenta. En Infinity War, Thanos es la estrella rutilante de toda la marquesina. En un desarrollo clave a través de ambiciones y motivaciones que lo llevaron a formar su personalidad y pensamientos, el Titán Loco creado por Jack Kirby y Jim Starlin se queda con todas las luces de cada escena en la que participa. Cada diálogo, pelea y debate marcan el carisma y fundamentan el respeto, miedo y terror que provoca en cada rincón del universo. Los Russo entendieron a la perfección lo que genera el antagonista: nadie está a salvo frente a Thanos. En este punto, el aparato técnico de los efectos especiales fue una clave fundamental para darle a Josh Brolin mayores matices con los cuales poder trabajar, generando un personaje menos superficial y con más contenido.

Cada escena de acción y coreografía de pelea llevan la marca registrada de la dupla directiva para recrear escenarios lo más reales y verosímiles posibles en este marco, casi sin ningún punto a objetar o que sea demasiado evidente. Siendo la película con mayor duración hasta ahora en el estudio -156 min. – Infinity War es la principal víctima de su desenlace por no poder elaborar un final más completo y redondo. A su vez, hay varios giros argumentales con poco sostén que ayudan notoriamente a continuar con la historia.

Sin embargo, Avengers: Infinity War (2018) es el punto de inflexión, el golpe de efecto y la película definitiva que reunió a todos los grandes héroes siendo el primer estallido de una etapa que está apunto de finalizar. Con un villano a la altura de las circunstancias, el cine de superhéroes no volverá a ser igual después de la irrupción de Thanos a la gran pantalla, con consecuencias considerables tanto para el Universo como para la manera de plantear las nuevas películas del género.