Danza con lobos Entre los estrenos de esta semana se encuentra "El Lider" protagonizado por Liam Neeson, título que a simple vista, comercialmente, resulta poco atractivo y que en otros mercados se lo conoció como "Un dia para sobrevivir" e "Infierno Blanco" que hacen una mayor referencia a lo que sucede en el film. Un grupo de trabajadores de una refinería de petróleo toma un avión que los llevará a sus hogares para un descanso de dos semanas de vacaciones. Pero increiblemente en el trayecto, el avión sufre un accidente fatal y se estrella en el inhóspito escenario de las montañas de Alaska. Pasados los primeros momentos en donde reina el caos y la confusión por el accidente mismo y por la pérdida de la mayoría de los compañeros, John Ottway (Liam Neeson) tomará finalmente la conducción del grupo de los ocho sobrevivientes de la tragedia e intentarán aplicar el lema "la unión hace la fuerza" para intentar salvar sus vidas. Ottway había sido contratado por la refinería como un tirador especialista, para tratar de mantener a los osos y otras bestias, alejadas de la refineria y que los obreros no sufriesen ningún tipo de ataque. Por lo tanto, parece ser la pesona ideal para tomar las riendas de ese grupo que tendrá que lidiar no solamente con las heridas que lleva cada uno producto del accidente, sino también con las inclemencias del tiempo, de una geografía muy particular. No solo el clima y el escenario serán un peligro para los protagonistas sino que por sobre todo deberán escapar en todo momento de una feroz manada de lobos a riesgo de perder la vida. El director de la remake para el cine del éxito televisivo que fue "Brigada A" y de "Smokin'Aces" elige un relato en dos tiempos que se entremezclan pero que están completamente bien diferenciados dentro del relato, que no logra amalgamarlos del todo. Por un lado corre el relato de aventuras, de supervivencia en este ámbito hostil y peligroso en donde la historia gana en ritmo y en suspenso. Pero para darle una cierta entidad dramática, el guión contrapone escenas (mediantes flashbacks o mediante relatos de los protagonistas) en donde el tono melodramático quizás sumamente excesivo, corta por completo el ritmo del relato de acción y prolonga demasiado (dura casi dos horas) un film que hubiese ganado en concreción. El hecho de ahondar en las historias personales nos explica cada uno de los "infiernos" particulares a los que ya estaba sometido cada personaje, muy previamente al "infierno" que viven ahora y en cierto modo hace que cada uno de ellos gane una entidad dentro de la historia. Pero como los dos planos se encuentran demasiado inconexos, quedan como aparatadas de la historia principal y tampoco tienen un sustento dramático o un desarrollo dentro de la historia. Parecen, por momentos, servir al guón sólo para que la acción central no se focalice en un sólo escenario y el peligro de la manada de lobos no aparezca siempre como un sólo y único tema, pero no logra ser funcional al resto de la trama. El elenco es sumamente compacto y sobresale, por supuesto, el protagonismo de Liam Neeson (quien últimamente parece más destinado a los papeles en las producción de suspenso y acción que volver a una buena historia épica o un drama que son los que le dieron el prestigio con el que actualmente cuenta) quien lleva el peso dramático durante absolutamente toda la película y cuenta con un equipo homogéneo de actores secundarios que no han tenido trabajos destacados dentro de los estrenados en nuestro pais anteriores a éste. Excepto por un completamente irreconocible Dermot Mulroney ("La joya de la familia" "Identidad Secreta" "La boda de mi mejor amigo") en un rol diferente a los que nos tiene acostumbrados. Con una estructura que remite demasiado al gran clásico de Agatha Christie "Ten little indians - Diez indiecitos" nada es demasiado original ni sorprendente y tampoco hay demasiados enigmas por revelar más que la spervivencia del equipo de 8 trabajadores, los que se irán exponiendo a los momentos más límites, incluso lindantes a otro film del género "Viven!" al que alguno de los protagonistas, hace referencia. Liam Neeson ("Desonocido" "Chloe" "Furia de titanes" y la inédita "After Life-Despues de la vida" entre tantas otras y muy recordado por su protagónico en "La lista de Schlinder") se maneja con el oficio de siempre y con la máscara ideal, que tiene una mezcla perfecta, que sabe utilizar tanto en las escenas de acción y suspenso como en aquellas donde el film pretende cobrar un tono más dramático. Es en ese momento, justamendo, donde "El lider" suena como demasiado forzado, una historia de acción impostando un tono pretenciosamente dramático que no le cabe.
La tentacion vive arriba En el marco del París de los sesenta, un agente de bolsa, de vida acomodada y bastante burguesa verá conmocionada su cotidianeidad con sus nuevas vecinas de edificio. Él es Jean-Louise Joubert, en la piel de Fabrice Luchini, nuevamente luciendo muy fresco y hasta ingenuo en un nuevo rol de comedia, tal como habia jugado ya en "Potiche - Las mujeres al poder" como marido de Catherine Deneuve en el homenaje sesentoso de Francois Ozon. Sandrine Kiberlain -bella y elegante como siempre, a quien recientemente vimos en "Un affaire d'amour" y pronto será la maestra de "Le petit Nicolas"- es Suzzane, su esposa, arquetipo de la mujer de la alta sociedad. Fria, distante, consumiendo su tiempo en actividades sociales y con un vínculo distante y poco afectuoso con su esposo. Completa el panorama familiar un hijo que asiste a un colegio pupilo, razón por la cual sólo comparte algunos fines de semana con ellos. El frágil mundo de Suzanne entra en problemas cuando el personal de servicio que se encontrabaja trabajando en su casa presenta la renuncia. Ese será el momento donde irrumple María, la nueva mucama de la familia, interpretada con una mezcla de candor y mucha sensualidad por Natalia Verbeke (de extensa carrera en el cine español e intervenciones en el cine nacional "El otro lado de la cama" "El método" "EL hijo de la novia"). María es una de las mucamas españolas que se han instalado en unos cuartos pequeños del sexto piso del edificio, huyendo a cualquier precio del régimen franquista que azotaba en ese momento a la sociedad española. Planteada como una contraposición de dos universos que parecen no tener puntos de contacto, al tándem de mucamas españolas (entre las que se encuentran la siempre pintoresca Carmen Maura -quien ha sido nominada al César como mejor actriz de reparto por este trabajo- componiendo a la tía de Verbeke, Lola Dueñas, Berta Ojea y Nuria Solé entre otras) que se muestran alegres, dispuestas, de espíritu libre y con una chispa especial que se opone fuertemente la pintura de burguesía francesa. Mucho más estructurados, acartonados y hasta con un semblante sinceramente poco feliz. No faltará mucho para que Joubert se vea seducido por ese universo que se desarrolla paralelamente a su vida, en ese sexto piso tan diferente al suyo. A medida que vaya conociendo ese micromundo y avancen los días, Joubert se sentirá particularmente atraido por Maria que lo dispone hacia una relación de disfrute muy particular en su vida, en un terreno para él, desconocido por completo. Pero nada es perfecto, obviamente, y María también tiene asuntos de su pasado a cuestas que irán influyendo en sus decisiones estando además siempre presente la figura de su tía quien advierte rápidamente lo que está pasando entre ellos. A pesar de algunos momentos con toques de drama, "Las mujeres del Sexto Piso" no pierde en ningún momento el espíritu alegre de comedia, intentando no sólamente entretener sino brindar al mismo tiempo, un pequeño fresco social de esa época, mostrando a dos grupos tan contrastantes y diferentes y con dos formas completamente opuestas de abordar la vida y el disfrute. Aún cuando Le Guay (de quien comercialmente no se ha estrenado ningún film en la Argentina) aborda esas diferencias desde un lugar que puede sonar tradicional y estereotipado, acierta en recurrir a este artilugio de mostrar un esquema conocido, con el efecto de causar la inmediata adhesión del espectador en el ritmo y la situación a la que nos quiere llevar. Como una pequeña fábula de la irrupción de algo distinto en la vida de Jean - Louise, el director trabaja en un tono de comedia amena, administrando tanto los toques de humor (personificados mayoritariamente en la relación de Carmen Maura con sus amigas mayores), pequeñas dosis de drama (sobre todo en algunos momentos de la siempre exacta Lola Dueñas que entrega también un trabajo con matices interesantes y además en las situaciones donde el peso del pasado recae en María para tomar decisiones sobre esta nueva relación que se plantea) y un hilo romántico para esta historia que suena creible y entretiene. Impecable en los rubros técnicos (ha sido nominada también al César como mejor diseño de vestuario y mejor decorado) "Las mujeres del Sexto Piso" se constituye en un agradable pasatiempo con muy buenas actuaciones y una historia sencilla pero efectiva. Ya lo decía Marilyn, la tentación vive arriba. En este caso, en el sexto piso.
Tilda cria cuervo(s) Tan desordenada como la mente de Kevin, la tercer película de Lynne Ramsay (de quien se vio en nuestro pais "El viaje de Morvern - Morvern Callar" con Samantha Morton), nos presenta un puzzle para que vayamos descontruyendo a medida que transcurren las escenas. Nada está narrado cronológicamente y es quizás en ese punto donde radica el mayor interés que tiene el espectador en ir descubriendo lentamente el suceso impresionante que fue el punto de inflexión para esta familia tipo y que la ha diezmado por completo. No es tarea simple penetrar en el universo que plantea la directora, sin embargo hay algo hipnótico en cada una de las escenas, sobre todo en aquellas en donde Kevin transita entre sus 6 y 8 años y se muestra naturalmente el grado de violencia y de maldad con el que trata a su madre Eva (nuevamente un trabajo más que descollante de la gran Tilda Swinton injustamente olvidado a la hora de las nominaciones a los premios Oscar de este año). En forma casi permanente se establece la duda de si Kevin es el resultado de una imposibilidad de empatizar con el mundo que lo rodea, si sencillamente es un niño "dificil" que su madre no puede ni pudo manejar o si hay un componente natural para que Kevin se incline a desplegar su maldad gozando en cada uno de sus actos. O es más fuerte el deseo de llamar la atención que borra los límites de cualquier normalidad y lo conduce a una especie de locura? Es una reacción casi lógica a la falta del amor filial de su madre? Narrada casi permanentemente desde el punto de vista de Eva y entretejiendo y conectando diferentes imágenes y momentos que su mente asocia desordenadamente, la narración se establece de una particularmente original. Casi construida como un "racconto" personal, el eje central es el derrotero moral que tiene la protagonista sobre el hecho de haber contribuido directa o indirectamente a la formación de un "monstruo" dentro de un ambiente familiar en donde se intentó dar lugar a la comprensión pero quizás faltaron establecer claramente los limites. Ezra Miller también brilla en los momentos más psicópatas de Kevin donde una mirada punzante y diabólica desestabiliza a una madre que no sabe cómo contenerlo, cómo reaccionar. Kevin además disfruta mostrándole a su padre una cara antagónica, completamente opuesta, a la que muestra con su madre y estableciendo de esta forma un peligroso triángulo entre ellos. Pero son mucho más despiadadas todavía las escenas que protagoniza el pequeño Jasper Newell que representa a Kevin durante su infancia. El grado de maldad y manipulación de este pequeño Kevin generan una repulsión muy fuerte en el espectador. La imposibilidad de Eva de traspasar prematuramente algunas barreras y ofrecer su amor hace que las cosas paulatinamente se sumerjan más en las aguas del descontrol y la violencia. Mediante algunas escenas donde la madre es juzgada y menospreciada en la mirada social nos vamos dando cuenta del impacto que ha tenido lo que Kevin ha hecho -un drama que ha pasado de la intimidad de su casa, de su nucleo familiar a un estado público-, pero el rompecabezas se irá armando a medida que el guión aporte mayores datos. Siempre nutriéndose del impacto de una escena, de un acto, sin abundar demasiado en palabras -los dialogos son más bien líneas cortas y lacerantes entre los personajes y en las primeras escenas hasta pareciese que Kevin padece de autismo por la falta de comunicación verbal con sus padres -, luego se irá develando eso tan terrible que ha sucedido y que es el eje central de la historia. Y allí, mostrando sólo algunos elementos para que de a poco se vaya develando lo que Kevin ha hecho, es donde la película de Ramsay gana en complejidad narrativa y en contundencia dramática. Con un registro lacónico y a la vez directo, Lynne Ramsay logra sumergirnos en el universo de esta familia contando con Tilda Swinton para Eva en una labor intensa y acertada, transmitiendo en sus miradas la desesperación y la angustia que la embarga, John C. Reilly como el padre y como ya fuese dicho acierta con Ezra Miller y Jasper Newell para duplicar la maldad de Kevin y hacerla traspasar la pantalla. Cualquier familia quisiera ocultar los problemas, lo que subyace, "lavando los trapos sucios en cada casa". Pero lamentablemente la fuerza de la psicopatía de Kevin hace emerger el problema causando irreparables consecuencias y en "Tenemos que hablar de Kevin" queda también explícita esa marca de que todo lo que no se resuelve termina impactando fuertemente quizás en un punto donde no haya retorno ni solución alguna. Tenemos que hablar de Kevin y de tantas otras cosas....
La música del azar Daniel Burman viene trazando su trayecto dentro del cine nacional, con un estilo propio. Aunque los resultados no siempre sean sobresalientes, hay una temática y un interés por ciertos temas que el director revisita en cada una de sus películas y que el público celebra como marcas de un auténtico Burman así como otros cineastas consagrados como Trapero o Caetano tienen las suyas propias. En el caso de su última película "La suerte en tus manos", volvemos a encontrarnos al barrio de Once como escenario excluyente de muchas de sus escenas (al igual que como sucedía en "El abrazo partido" y el típico emprendimiento familiar que ha quedado como legado), diferentes tópicos de la cultura judía -y hasta una deliciosa banda guiada por un rabino, teloneros en un show que se llaman "Los rabinos de la nada"-, los lazos familiares y más particularmente los lazos filiales, cómo encarar la paternidad en tiempos modernos (tema que comparte con "Derecho de Familia" quizás una comedia mucho más lograda) y haciendo foco también en el tema de la pareja en las diferentes generaciones (tema en común con "El nido vacío" y su conflicto generacional). Burman ya nos tiene acostumbrados a que habrá que ir enhebrando pequeños detalles que se van deslizando, pequeñas marcas por donde nos sugiere que abordemos la historia a través de los cuales nos cuenta lo que les va pasando a sus personajes (un novio de la mamá que abraza a los chicos "ajenos", promesas incumplidas por un pececito que falta en la pecera, un persona que extraña a su pareja fallecida de la que hace añares que se encuentra separada, una conversación de amigas en donde se ríen de la falta de sensualidad en la pareja, los chicos que dicen "pero pa, hoy no nos tocaba con vos" en alusión a la naturalidad con que los hijos toman la separación de sus padres y la adaptación a los tiempos que corren ... y así tantos otros). En el caso de esta historia en particular, el protagonista es Uriel -el cantante y compositor Jorge Drexler en una actuación que realmente sorprende por su corrección e incluso porque el cantante le puede sacar el jugo en más de una oportunidad- un separado con dos hijos, en plena crisis de los cuarenta, mentiroso (compulsivo?), amante de los "telos" y con algunas otras obsesiones. Juega Poker -mucho-, atiende la financiera que es el negocio de la familia y le preocupa, en cierto modo, el arrollador éxito que tiene con las mujeres a partir de su separación. Así arranca la narración de "La suerte en tus manos", cuando justamente Uriel visita a su médico de confianza (simpatiquísimo Luis Brandoni en un papel pequeño pero al que le saca el mayor provecho) planteándole la necesidad de hacerse una vasectomía para no poner en juego su parternidad una vez más. Todo es nada, finalmente, y por más que haya muchas mujeres a su alrededor, el espíritu de Uriel no pareciera necesitar cualquier mujer, sino UNA mujer, más precisamente Gloria, a quien había conocido hace tiempo atrás y de la que se separó sin que mediara de parte de ella ninguna explicación. Ella (Valeria Bertuccelli) por esas vueltas del destino -y del guión, por supuesto- reaparece en la vida de Uriel para poder dar una nueva oportunidad a formar una pareja, a establecer un vínculo ya más maduro y encarar las cosas desde otro lugar. Para ella es un momento particular, porque esta recién llegada de Europa debido a asuntos que viene a arreglar en Buenos Aires a raíz de la muerte de su padre. Por lo tanto, no solamente tendrá que reacomodar a Uriel dentro de su historia sino que también tendrá que revisar sus vinculos familiares -lazos a los que el director parece sucumbir en todo momento- y lidiar con una madre completamente ególatra que dificilmente puede mirarla, personaje a cargo de Norma Aleandro. El planteo inicial tiene mucha fuerza y los guionistas parecen saber exactamente de lo que están hablando a la hora de retratar a un cuarentón dispuesto a "barajar y dar de nuevo". Pero a lo largo del desarrollo el dúo Burman-Dubcovsky no logre dar con el impacto inicial y comienza a desplegarse una segunda parte donde a raíz de una de sus mentiras, Uriel necesita contactar a alguno de los integrantes de la trova rosarina, en su recital-regreso en Buenos Aires donde pierde la potencia y la efectividad del retrato de la primer mitad del filme. Si bien todo lo relacionado con este recital y su mentira de "manager" del grupo es la parte más floja del film porque diluye ese planteo inicial en donde se ponía acento en la búsqueda del amor y la necesidad de darse la oportunidad de construir una nueva pareja (donde justamente Burman tiene un bisturí detallista que se evidencia en las lineas de diálogo y en los comportamientos de sus personajes), gana para algunos de nosotros en el recuerdo de poder volver a escuchar alguna de las grandes canciones de nuestra adolescencia, plena de un sabor nostalgiosamente ochentoso -"El témpano" "Canción del Pinar" "Se esfuerza la máquina" entre otras y disfrutar de Baglietto / Garré / Goldin / Abonizio-. Drexler realmente sorprende positivamente soportando el peso de un protagónico a sus espaldas. Valeria Bertucelli vuelve a demostrar su timing y su talento para la comedia, la frescura y la espontaneidad con la que suele jugar sus diálogos, pero lamentablemente no aparece nada nuevo en el personaje de Gloria que ya no nos haya mostrado en sus trabajos anteriores -y eso realmente es algo que resta autenticidad porque todo el tiempo parece un personaje ya visto en alguno de sus otros films-. La pareja se muestra solvente en sus trabajos en forma individual pero no logra transmitir la fuerza del encuentro que el guión plantea. Hay algo que no aparece cuando ambos intentan complementarse en pantalla. Pareciera que falta un poco más de química, un poco más de sintonía aunque sin embargo es creíble la pareja que forman -aún cuando hay momentos en que se muestra algo "forzada". Sin duda que más allá de la pareja protagónica, los roles secundarios condimentan las situaciones y hacen la diferencia. Tanto Norma Aleandro como Luis Brandoni conocen de sobra su oficio y sacan partido de cada una de las escenas que les tocan en suerte. Eugenia Guerty como una de las amigas de Gloria nuevamente muestra su chispa para la comedia y Gabriel Schultz y Salo Pasik completan un elenco secundario sin fisuras y con excelentes momentos. Con algo más para contar que su opus anterior "Dos hermanos" en donde lo dicho no tenía un lugar tan preponderante, sino que se nutría más de los climas que se iban generando entre los personajes que eran casi excluyentes en la trama (dupla Borges-Gasalla) en este caso, en "La suerte en tus manos", Burman retoma vuelve a poner el énfasis en los diálogos. Esos diálogos que siguen imbuidos del espíritu de un Woody Allen vernáculo, volver a los guiños sobre el judaismo y la religión, ganar con el ritmo de sitcom y la frescura de la pintura costumbrista para hacer de sus personajes, seres queribles y creibles. Quizás se vuelque hacia un final demasiado desacompasado con el tramo inicial donde presentaba un cierto tono melancólico y un dejo más amargo que la hacía más interesante. Opta por darle a los personajes una solución más simple y facilista durante el último tramo que no tiene el nivel con el que se venía desarrollando la historia pero logra de todos modos una comedia (romántica?) que sobresale del promedio por una muy buena factura técnica y por una historia dinámica que cumple con el sano objetivo de entretener sin abandonar una mirada inteligente y experimentada.
Cronenberg al diván Basada en un guión del célebre Christopher Hampton (de quien hace poco vimos "Chéri" y firma también los guiones de "Expiación, deseo y pecado" "Relaciones Peligrosas" "El secreto de Mary Reilly" y "Carrington" entre tantas otras) quien a su vez adapta la novela “A most dangerous method” de John Kerr y la obra de teatro “The talking cure” de su autoría, "Un método peligroso" es, lejos, lo más flojo de David Cronenberg en este último tiempo. Cronenberg revolucionó con una nueva forma de narrar, el cine en los inicios de los ochenta. Con un cine de género que no era exactamente de terror ni de suspenso, su mano y su mirada de los personajes hacía la diferencia. Sus primeros éxitos son "Scanners" "Cuerpos invadidos" y un gran hit: "La mosca" donde ya la firma de Cronenberg como director garantizaba todo un estilo. Le siguieron propuestas mucho más arriesgadas donde quiso adentrarse en protagonistas más inaccesibles y complejos como en "Pacto de Amor/Dead Ringers" y los gemelos ginecólogos más perversos de la historia del cine interpretados por Jeremy Irons, "M. Butterfly" y la ambigüedad sexual de la famosísima ópera llevada a la pantalla y una deslumbrante y arriesgadísima adaptación de un gran libro de Burroughs "Festín Desnudo / Naked Lunch". Ya en una búsqueda de un cine más personal, se adentra en otro tipo de conflictiva en sus últimos opus y nos brinda dos filmes de gran factura como "Promesas del Este" y "Una historia Violenta" en donde no pierde su sello personal, pero apuesta a una madurez del relato y un registro menos arriesgado. Analizando entonces su carrera, "Un método peligroso" no puede leerse como más que un gran traspié, muy por debajo del nivel que Cronenberg nos tiene acostumbrados. En este caso, el relato se inicia en el momento en que el Dr. Carl Gustav Jung comienza a tratar a una nueva paciente, Sabina Spielrein, una mujer con un traumático pasado que debe sobreponerse a las heridas que le dejó un padre violento. Jung decide recurrir a Sigmund Freud, en pleno momento del desarrollo de la teoría del psicoanálisis, una nueva terapia que se apoyaba en el uso de la palabra y que en ese momento, aún estaba en pleno desarrollo y con ciertas inestabilidades. Es por ello que el relato discurre como entre dos andariveles que si bien se entrecruzan, la puesta los diferencia perfectamente. Si bien le da prioridad al tratamiento del caso de Spielrein y es justamente ella la que triangula el vínculo y se relaciona tan fuertemente con estos dos hombres, el otro punta del relato es la rivalidad intelectual Freud-Jung. Y desde el planteo y la puesta de Cronenberg, el ritmo, el compás y la presencia de ambos sub-relatos, es completamente diferente. Obviamente que el plato fuerte del film para los amantes del psicoanálisis es ver a dos monstruos en acción y recrear estos históricos encuentros, pero lamentablemente es justamente en esos momentos donde los diálogos se hacen algo tediosos y bastante complicados de seguir y la historia se "aplasta" contraponiendose con momentos más dinámicos cuando alguno de ellos se enfrenta a Spielrein. El vínculo Jung-Freud está mucho mejor resuelto en los momentos epistolares, más calmos y distendidos, donde se puede disfrutar como espectador, del pensamiento de ambos. Pero se torna extremadamente complejo y sobrecargado de palabras en los momentos de esgrima verbal, donde el contrapunto y la velocidad del diálogo hace que sea dificilmente disfrutable aún cuando los temas sobre los que discurren son sumamente interesantes (la represión sexual, el masoquismo, las pulsiones y los impulsos). Como puntos a favor, podemos decir que Cronenberg logra una excelente recreación de época con un diseño de producción, vestuario y fotografía, delicados y al servicio de la historia. En el terreno de las actuaciones Viggo Mortensen es Freud en una actuación interesante, algo contenida pero acertada y con una máscara que lo favorece y de la que Mortensen se apropia y aprovecha. Michael Fassbender sobresale en un Jung con todas sus contradicciones, entre la pasión, la profesionalidad y el cientificismo y logra ser el mejor del trío interpretativo principal. Una pequeña participación de Vincent Cassel como el trágico Otto Gross, suma un aporte interesante dentro del elenco. Pero un capítulo aparte merece la interpretación de Keira Knightley en el papel de Sabina. Evidentemente confundida en el armado de su personaje y sobre todo en las escenas iniciales, la sobreactuación, sobreabundancia de gesticulación e infinidad de tics que despliega Knightley hasta llega a hacer molesto el discurrir del primer tramo del film. Totalmente desajustada y fuera de registro con el resto del elenco, es increible que un director talentoso como Cronenberg no haya dado en la tecla para que justamente una actriz como Knightley, acostumbrada a encarnar algunas heroínas de la época. Después, ya en la segunda mitad del film, hay algunos momentos en donde lo etéreo de su figura hace presente ese objeto de deseo sobre el que gira y se contruye un ícono de la psicología moderna. Como saldo, un conjunto de partes interesantes que no logran ser en ningún momento más que el todo. Dos personajes fuertes, pilares en la búsqueda científica, una excelente interpretación de Fassbender y un diseño de arte delicadamente deslumbrante no alcanzan para mantener el interés y que "Un método peligroso" se gane un buen lugar dentro de la obra de un cineasta que ha logrado sacudir las estructuras.
Peleándose como chicos No quisiera entrar en la polémica de "Consideramos como cine, una obra de teatro filmada casi sin poder romper con el esquema netamente teatral que impone la obra?". Porque de todos modos hay adaptaciones de obras teatrales absolutamente geniales que nos responderian ampliamente la pregunta. Sin ir más lejos es prácticamente imposible pensar que "Incendies" la brillante pelicula canadiense de Denis Villeneuve, es, en realidad la adaptación de una obra de teatro de Wajdi Mouawad, que forma parte de una hermosa trilogía. O por nombrar algunos otros ejemplos, están los ganadores del Oscar al mejor guión adaptado, donde los límites teatrales están muchisimo más difusos, como en "La Laguna Dorada" de Ernest Thompson, "Conduciendo a Miss Daisy" basado en la obra de teatro de Alfred Uhry o "Relaciones Peligrosas" la delicada película con que Stephen Frears llevó a la pantalla a la obra de teatro de Chistopher Hampton. Polanski, lamentablemente esta vez, trabaja con una idea que ya es ancestral, como en el "Huis Clos" de Sartre donde el encierro hace explotar a cada uno de los personajes. Siguiendo el texto de Yasmina Reza (famosa autora conocida también por su exitosísima "ART") ahora se enfrentan y se entrecruzan estos cuatro personajes en un lujoso departamento de Manhattan. El hecho por el cual ambas parejas están reunidas es porque el hijo de una de ellas ha agredido al hijo de la otra pareja. No fue un simple juego de niños ni mucho menos, fue una agresión con un palo que provocó que el damnificado se quedara con un par de dientes menos... Por un lado, los padres del agredido, son Jodie Foster y John C. Reilly, anfitriones de la reunión. Por otro lado -o en la otra punta del ring, digamos- los padres del agresor son Kate Winslet y Christoph Waltz. A los pocos minutos de correr la acción, se están despidiendo en el pallier del edificio, esperando el ascensor e inexplicablemente la pareja invitada ingresa nuevamente al departamento de los anfitriones una vez que aparentemente había quedado todo bastante en claro. Con la excusa de un café, siguen charlando y supuestamente sacándose chispas y lo que a Reza le parece políticamente incorrecto, dista mucho de lo verdaderamente revolucionario aún en materia de teatro. En la local "El gran deschave" o en el superclásico "Quién le teme a Virginia Wolff?" realmente la violencia verbal y lo dicho cobraba una presencia fuerte en escena, no así en "Un dios Salvaje", pieza sumamente sobrevalorada, con pocas condiciones para su trasposición cinematográfica, habiendo ya diferentes films que hablan de la violencia escolar y de las familias que la sufren desde cualquiera de las dos puntas que son mucho más interesantes (sin ir más lejos, se encuentra próximo el estreno de "Tenemos que hablar de Kevin" Crítica aquí). Reza juega con parlamentos supuestamente revulsivos, irreverentes y rupturistas, cuando no son más que algunos dardos livianos entre dos parejas semi-acomodadas, clase media con algunas diferencias. Mientras que en "Quien le teme..." los protagonistas se vomitaban crueles reproches y verdades, acá a duras penas en algunos momentos el guión realmente logra un punto de interés. Mucho palabrerío para que finalmente haya muy pocas cosas interesantes que decirse, defecto que ya por supuesto tenía la pieza original y que inexplicablemente tuvo una trasposición al cine cuando ya desde su ámbito teatral carecía de verdadero efecto. Obviamente que Polanski cuenta con cuatro protagonistas de primer nivel y eso es lo único que logra mantener medianamente el interés. Aunque Jodie Foster no logra dar demasiado con la carnadura del personaje (trabajo que en la puesta de teatro local estaba brillantemente a cargo de María Onetto), John C. Reilly, como su esposo, sí logra encontrar la vuelta para jugar la oposición con el marido de la pareja "contraria". Kate Winslet aprovecha algunos momentos de lucimiento de su personaje para hacer verdaderamente la diferencia -aunque lejana de sus trabajos anteriores- y Christoph Waltz, quizás el personaje menos amigable de la pieza, demuestra que puede brillar aún cuando le toca el papel menos agradecido de la obra. Un juego de alianzas que se van modificando en los distintos momentos de la obra, pivotando entre diferentes puntos de vista y la genial frase de Groucho Marx que los pintaria de cuerpo entero a cualquiera de ellos cuatro: "Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros" dado que el juego que propone Reza es el de justamente no tener un lugar definido sino ir cambiando a medida de la conveniencia de cada uno de ellos. El espíritu de una pieza que no alcanzaba a remontar vuelo en ningún momento, tiene ese mismo espíritu durante toda la duración del film aunque Polanski con su manera de filmar, trata de transformarla en interesante y de encontrar la manera de introducirnos en ese duelo de parejas que tiene mucho de cliché, de frase hecha, de todo lo siempre dicho y muy poco de originalidad. En algunos destellos lo logra, en otros momentos, se lo extraña muchísimo.
Preparen los pañuelos Nicole Kassell, la misma directora de "El hombre del bosque" con Kevin Bacon, cambia completamente de registro para contarnos una historia más convencional, que ya se ha visto demasiadas veces en el cine y a la que sólo en algunos momentos logra darle una vuelta de tuerca. El atravesamiento de una enfermedad terminal, con sus distintas variantes y en sus distintos registros es un tema demasiado visitado en el cine y el teatro -sin ir más lejos hace dos semanas se estrenó "50/50" lidiando con el tema del cáncer pero desde un lugar que se permitía jugar incluso con un ritmo de comedia (Reseña)-. Y se presenta como más fuerte y más subrayado cuando la enfermedad es cáncer, es entonces cuando pareciera que el melodrama ya está prácticamente asegurado. Y en este caso el guión cuenta la historia de Marley (Kate Hudson intentando vibrar en un rol un poco más "comprometido" para su carrera luego de algunos traspiés en películas que no han tenido demasiada trascendencia) una mujer exitosa en su trabajo, con una vida aparentemente tranquila y sin sobresaltos, cuando es diagnosticada con un cáncer de colon terminal. Esto, en apariencia no modifica sus fuerzas y sus ganas de vivir, pero obviamente tendrá notables dificultades en el momento de sobrellevar esta noticia, comunicarla a su familia y seguir sosteniendo su trabajo cuando su punto de vista sobre la vida, ha cambiado, por supuesto, drásticamente. Su encrucijada queda planteada cuando durante su tratamiento, Marley se enamora del Dr. Julian Goldstein (uno de los ingresos de Gael García Bernal a la factoría hollywoodense), quien la guia en su evolución y queda impactado por el espíritu de lucha y el buen humor con el que Marley encara su diagnóstico. Sólo con resumir algunas de estas líneas del guión, el espectador más avesado que haya tenido la oportunidad de pasar algunos años de su vida en las butacas del cine de barrio, ya seguramente ha visto esto en una, dos, tres o mil ocasiones... El guión no aporta demasiados elementos novedosos sino que quizás su objetivo haya sido el de poder contar en forma interesante y de factura atractiva, esta historia sumamente convencional sin tener mayores pretensiones. Kassell, sin embargo, si bien no cuenta con un guión brillante, SI cuenta con un elenco de primeras figuras desplegando interesantes trabajos en los roles secundarios. Lucy Punch como la amiga de Marley (a quien vimos en la versión americana de "La cena de los tontos" y sobre todo en "Conocerás al hombre de tus sueños" de Woody Allen), Peter Dinklage (el enano de "Muerte en un funeral" y la inédita y brillante "The Station Agent"), Treat Williams como el padre de Marley y sobre todo una madre de libro que encarna Kathy Bates (casi tan genial e insoportable como la Anjelica Houston de "50/50") hacen que pese a la liviandad del argumento la película sea sumamente llevadera. Como adicional, una aparición angelical de Woopi Goldberg completa este ensamble de roles secundarios que sostienen fuertemente a la pareja principal. Allí está Kate Hudson como Marley, con su belleza y su simpatía a flor de piel, más creíble en los momentos de comedia que en los más dramáticos, pero saliendo completamente airosa del desafío de un papel diferente al que desempeña generalmente en la pantalla grande. Como su médico de cabecera encontramos a un Gael García Bernal alejado de otros roles donde parece estar más cómodo (ni que hablar de "Amores Perros" o "También la lluvia" de Icíar Bollain o "Y tu mamá también" por mencionar solamente tres de sus roles más emblemáticos) y lamentablemente brinda una actuación en la que se evidencia que no pudo terminar de encontrar su lugar en esta comedia romántica con toques de melodrama clásico. Al vínculo que tiene con Hudson, le falta magnetismo, no hay una fluidez y una química que facilite que uno crea convencidamente lo que se (nos) pretende contar. Es más, en algunos momentos, pareciera que uno está esperando que aparezcan algunos de los personajes secundarios que levantan mucho más la película que la historia principal en si misma. Aún con los apuntes de un guión con pocas sorpresas y de una historia ya visitada -y más de una vez-, los buenos trabajos actorales y la correcta dirección de Kassell hacen que la película si bien no se destaca, pueda tener resultados dignos, sin que esto signifique que sea un film inolvidable. Ni mucho menos.
Mucha tela para cortar Evidentemente los hermanos Levy, directores de este documental, han pasado muchas horas entre las telas de la sedería "Kreal", empresa familiar y único escenario de este pequeño documental que nos lleva a recorrer en tan sólo 60 minutos, un universo de personajes que se encuentra escondido en un negocio del centro del barrio de Once. "Novias, madrinas, 15 años", presentada ya en el BAFICI, muestra un caleidoscopio de retratos personales tanto de los vendedores como del dueño. Y cada uno de estos vendedores, con una personalidad propia y definida, deja entrever sus rasgos característicos con el simple hecho de dejarlos hablar frente a la cámara para compartir anécdotas de sus inicios laborales, técnicas sobre el arte de atender al público, experiencias personales al haber trabajado tantos años para la misma empresa, secretos para cerrar una buena venta. Y de esta manera, van seduciendo lentamente al espectador que termina completamente inmerso en este microcosmos tan especial. Quizás el valor agregado que tenga es que, además, cada personaje dará ciertas pinceladas sobre los restantes, como un juego de espejos que se cierran sobre sí mismos y como una suerte de contraposición de las miradas propias y ajenas. Empleador, patrón, dueño por un lado y empleados, trabajadores, vendedores por el otro van armando un interesante rompecabezas que gana fuerza con la frescura con la que cada uno de ellos aborda a la cámara para contarnos parte de su historia. Si bien básicamente lo que trata de plantearse es la historia de cada uno de los empleados a través de sus experiencias, también son ellos los que van presentando a sus compañeros mediante algunos detalles más o menos sobresalientes del temperamento de cada uno. Obviamente, cada uno irá poniendo su cuota para terminar de construir al gran personaje del film que, en forma directa o indirecta, va sobrevolando todo el relato: Elías Levy, dueño del negocio y con un espíritu gruñon, cascarrabias, exigente y aparentemente inflexible. Todo el mundo sabe que el éxito o el fracaso de cualquier negocio está en formar un equipo, y ese espíritu de equipo, aún con sus contratiempos, sus diferencias, sus rasgos personales tan discímiles entre unos y otros, va aflorando permanentemente a lo largo de todo el documental. "Hay equipo", dirían los futboleros y sobre todo ... hay pasión. Los vendedores, algunos con más fuerza, otros con menos de acuerdo a sus rasgos más personales, todos sienten pasión por lo que hacen y han sabido crecer dentro del oficio y confesar finalmente el placer de cerrar una buena venta, cuánto más dificil, mejor. La mirada que cada uno de ellos tiene sobre si mismo y los sobre todo los fragmentos elegidos por los directores, privilegian una mirada directa, con mucho humor, con mucha frescura y básicamente apelando a la cotidianeidad que se impregna en las diferentes situaciones y en las anécdotas que se van desarrollando a lo largo el film. Completan el paisaje, la interacción de cada uno de ellos con los distintos tipos de cliente y sin duda la escena más divertida con la clientela es justamente la del dueño, explicando cómo procede con la gente que él sabe que viene a preguntar, a molestar, a hacerles perder el tiempo y que positivamente que no va a comprar nada. Quizás pueda tener una extensión demasiado breve y uno se queda con ganas de más, no solamente de un panorama más intenso de las vidas de los vendedores, sino que quizás se podría haber profundizado más en algunos temas que deja sugeridos o presentados, pero que no alcanza a desarrollar, sobre todo en algunos aspectos personales de cada uno de los protagonistas. Si bien todo lo contado es pequeño y como que hasta pareciera sin importancia, los directores, grandes conocedores de la empresa familiar, tratan de eludir cualquier hechura casera, cualquier familiaridad con algunos personajes para presentarlos y retratarlos como si hubiesen hecho una investigación por caminos más desconocidos. Como debut es altamente promisorio aunque de todas formas algunas elecciones estéticas perjudican el resultado final ya que el hecho de que la mayor parte del tiempo los personajes hablen a la cámara y que no hayan encontrado la posibilidad de hacer pié en el local de venta para incluir otros espacios de sus vidas personales lo presenta al trabajo como demasiado simple. Aún así la frescura, la originalidad del tema, la sinceridad con la que cada uno hace su aporte hacen finalmente de "Novias, madrinas, 15 años" un documental sumamente querible.
Tan fuerte, tan cerca, tan lejos de Foer Cuando hace algunos años cayó en mis manos la novela de Jonathan Safran Foer "Tan fuerte, tan cerca" sólo tenía la referencia de que se trataba del mismo autor de "Todo está iluminado" (que había tenido también su adaptación cinematográfica de la mano de Liev Screiber en "Una vida iluminada" con Elijah Wood) y no mucho más que eso. Lo que encontré, en ese momento, fue un texto totalmente rupturista, con una manera increíblemente creativa de contar una historia más allá de los valores literarios que uno pueda o no encontrarle. Una novela conteniendo fotos, páginas en blanco, correcciones en rojo, tarjetas personales de presentación, dibujos, más fotos, tachones, borrones y otras fotos más. Una novela que no solamente quería presentarse como una novela, sino que además se constituía -más allá de tocar algunos puntos sensibles de la reciente historía norteamericana- en una invitación a incorporarse como lector en la historia de una manera lúdica y que, por fuera de lo que se pretendía contar, habia un acento e interés especial en la forma de la propuesta y en los elementos que el autor ponía a disposición del lector al momento de desplegarla. Oskar, el niño portagonista y narrador central de la historia, es realmente un chico muy particular, cuya vida se ve alterada cuando pierde a su padre en en el atentado a las Torres Gemelas. En algún sentido, tanto en la novela como en la versión cinematográfica se hace un especial hincapié en presentarlo a Oskar muy hermanado con el famoso protagonistas de la novela de Mark Haddon "El curioso incidente del perro a medianoche", un niño introvertido, verborrágico, con una delgada línea dentro o fuera del Aspergher y un mundo interior complejo y profundo. Su mundo ya desequilibrado se perturba más aún, cuando descubre, revolviendo entre las pertenencias de su padre, un sobre con una llave y la palabra 'Black', escrita en él. La posibilidad de decodificar ese mensaje oculto en la llave junto con ese nombre y ninguna otra referencia adicional, hace que Oskar inicie una búsqueda exhaustiva a partir de estos pocos datos, cruzándose con distintos personajes en su obsesión por encontrar al "Black" que pueda finalmente vincularse con su padre. El guión de Eric Roth ( quien ha escrito "El curioso caso de Benjamin Button" "Munich" "El informante" o "Forest Gump" entre otros), lamentablemente no logra transmitir lo que Safran Foer propone en su libro. Una propuesta y de por sí difícil, lograr extrapolar el componente lúdico de la novela que incita al lector al juego literario y a desplegar la propia imaginación sobre el texto, esa todo un desafío. Roth, en las antípodas del juego de Foer, elige anclar en los fragmentos más melodramáticos de la idea, poniéndolos de relieve y navegando sobre aguas demasiado conocidas sin que exista una posibilidad de que el espectador pueda ir construyendo un rompecabezas propio. Pese a que acompañamos gustosamente a nuestro pequeño héroe Oskar en su cruzada alocada y desesperada (gracias a una intensa y carismática actuación de Thomas Horn donde Daldry se luce una vez más en la dirección de actores infantiles como en "Billy Elliot" sabiendo lo dificil que a veces resulta, aún en los momentos donde el niño luce más sobresaltado), este guión tan empeñado en buscar la lágrima fácil y el tono sufrido de casi todos los personajes le resta fuerza a la propuesta que tenia la novela original en cuando a la exploración de Oskar en un universo complejo e impenetrable al que debe enfrentarse, intentando reconstruir una identidad. El cast de super estrellas de Hollywood para los padres de Oskar no fue una buena elección ya que no son papeles sumamente importantes dentro de la historia. Sin embargo, Sandra Bullock como la mamá de Oskar que tiene una participación más importante que las breves apariciones de Tom Hanks, tampoco logra en ningún momento encontrar la cuerda precisa para esta historia. Con una pena exagerada y un tono monocorde a lo largo de toda la narración, tampoco suma a que la propuesta gane fuerza. Y es Max Von Sydow quien encuentra un poco más el estilo que tenía que imponer para un personaje a la vez querible, sufrido y complejo dentro de la historia. Con estos elementos, sin embargo, Daldry logra construir un film que obviamente daba para muchísimo más y para que se animara a alejarse de los convencionalismos y lograr un tono más personal e innovador dentro de su filmografía. Pero adhiere nuevamente a las fórmulas que tanto resultado le han dado como la ya mencionada "Billy Elliot" "Las Horas" y "El Lector" todos ellos, films participantes de los premios de la Academia. Daldry filma con una mirada estilo y una estética propia y se nutre de rubros técnicos impecables pero en este caso particular no logra que "Tan fuerte y tan cerca" se encuentre a la altura de un gran film, como para competir dentro de las diez mejores del año. Seguramente, alejada de la época de los premios, "Tan fuerte y tan cerca" podría haberse tomado como una historia interesante, bien contada aún con una extensión que podría haberse reducido para que ganara fuerza y evitando algunas reiteraciones (el protagonista escucha muchísimas veces los mensajes que dejó su padre en el contestador automático, aparecen varias veces los encuentros con los diferentes Black a los que OSkar entrevista una vez que ya el espectador ha entendido de sobre el mensaje). Pero quizás dentro del pelotón de las películas del Oscar, con una novela tan interesante como base, con un prestigioso director al mando de un elenco interesante, uno se acomodó en la butaca con demasiadas expectativas. Que no se llegan a cumplir del todo.
Jack y Jill y todos los demás... Evidentemente Dennis Dugan ha forjado prácticamente toda su carrera al lado de Adam Sandler. Su firma como director aparece en "Son como niños", la más reciente "Una esposa de mentira" con Jennifer Aniston y anteriormente en "Happy Gilmore" y "Un papá genial" y la entretenida y políticamente incorrecta "No te metas con Zohan", entre otras comedias de su filmografía. "Jack y Jill" abre (y luego cierra...) con relatos de hermanos gemelos que cuentan anécdotas sobre esta particular forma de encarar la vida. Es así como nos introducimos en la historia de Jack, un empresario dentro del rubro de las publicidades, felizmente casado, con dos hijos y un perfil bastante existoso. Su contracara es su hermana gemela Jill, quien aparece para el festejo del Día de Acción de Gracias y una vez más comenzarán los choques entre ellos. En esta oportunidad y tratando de incorporar a la "oveja descarriada" a la familia, haciéndola sentir parte del clan (idea que sostiene mejor su cuñada, papel a cargo de la inexpresiva Katie Holmes, que su propio hermano), tratarán de que la estadía de Jill se vaya prolongando hasta que lleguen a formar parte del plan familiar de vacaciones en un lujoso crucero. Entre las historias de ambos hermanos se entrecruza la de Al Pacino, haciendo de Al Pacino. Jack lo quiere conseguir para que filme una de sus publicidades al mismo tiempo que Pacino tiene interés en vincularse con él pero por el sólo hecho de que encuentra a su hermana Jill sumamente atractiva. Por más ruda, grosera e impertinente que se muestre Jill, Al Pacino cae inexpicablemente rendido ante ella y comienza a perseguirla y no habrá nada que la convenza para que caiga en los brazos de su galán. Si bien al inicio la película tiene flashes de humor políticamente incorrecto tal como destila siempre Adam Sandler en todas sus películas, pasado ese entusiasmo inicial, el trazo grueso con que el guión pinta a Jill y lo impresentable de la mayoría de las situaciones que le tocan en suerte jugar a Al Pacino hacen que la película naufrague rápidamente una vez transcurridos los primeros minutos. Es completamente absurdo que un actor de su talla se haya prestado a las situaciones que propone el guión, que de tan bizarras, casi obligan a que uno vea la película agachando la cabeza porque da verguenza ajena - un ejemplo claro es la escena de Al Pacino suspendiendo una función tratral de una importante obra shakespeariana para ponerse a hablar por teléfono con ella mientras el público se encuentra en la sala (?!). El guión no se priva de plantear situaciones de humor escatológico y burdo que por ejemplo en algunas películas de los hermanos Farrelly puede resultar gracioso, pero aquí en "Jack y Jill" suena sumamente desajustadas y carentes de toda gracia. Haciendo uso de recursos completamente transitados en cualquier comedia de bajo vuelo -como cuando Jack se termina disfrazando de Jill para tratar de seducir a Pacino- no hay pasados los primeros minutos ningún rasgo de comedia inteligente y sinceramente se hace profundamente acreedora de todas las nominaciones a los premios Razzie (el premio que burla a los Oscar planteando su contratacara para los peores logros del año, como des-honores 2012 a la producción cinematográfica), premios en los que copó prácticamente todos los rubros con 12 nominaciones (que mereciera ganarlas todas y cada una de ellas). Adam Sandler, vinculado con la industria de Hollywood podría haber hecho una comedia pasatista como lo fue por ejemplo "Una esposa de mentira" estrenada hace unos pocos meses, sin que esto implicara caer en un guión sin el más mínimo atisbo de elaboración para que las escenas no parezca extraidas de la peor comedia televisiva pretenciosamente transgresora. Sandler en el papel de Jill bordea el patetismo, como una grosera copia de Dustin Hoffman en "Tootsie", los apuntes que recaen sobre ese personaje rayan burdamente en la burla al diferente con un trazo completamente gruso que más que causar gracia, molesta e incomoda. Aún con algunas escenas que arrancan alguna risa al inicio en la presentación de los personajes, la película hace agua al poco tiempo de hacer comenzado sin que haya ningún repunte a medida que avanza la historia. Sigo sin entender como Pacino pudo aceptar un guión asi. Lo pienso, pero sigo sin entenderlo.