Entretenimiento de acción pochoclero: ejecutivo estadounidense llega a un país del sudeste asiático cuando estalla una revuelta popular y matan sin piedad a todos los extranjeros y no partidarios. Él (0wen Wilson) y su familia viven situaciones extremas.
Otra buena sorpresa que llega de Paraguay. La película de Jorge de Bedoya, un policial que une todos los estereotipos de males que aquejan a ese país, la mafia, la droga, el tráfico de órganos. Grandes actores para un entretenimiento con ironías y las torpezas de gente realmente peligrosa.
Joe Wright (“Orgullo y prejuicio”) se mete con un cuento tan conocido, derrochando una técnica sofisticada, que por momentos parece muy “Avatar”, con algo de “Indiana Jones”, que pasa de una Londres oscura de los bombardeos nazis al derroche de fantasía. Pero no está lograda. El espíritu del cuento sólo llega por momentos. Igual, entretiene.
Un policial que pretende entretener y lo logra a medias, a pesar de las buenas actuaciones de Benjamín Vicuña y Germán Palacios. Un entretenimiento leve, previsible, pero con algunos buenos momentos.
Un documental con animación sobre el plan sistemático de sustracción de bebés durante el proceso.
La película ganadora del Festival de cine de Mar del Plata, es un ejercicio cinematográfico de Adriano Salgado, que realiza una elección estética: un mismo plano que dura todo el film, con un guión minucioso, una situación y dos personajes: el resultado es interesantísimo.
Una película con virtudes y defectos. Bien por mantener los años 60, bien por la elección de Henry Cavill para Napoleon Solo, acierto por el clima elegante y sexy, y la intriga, pero tambalea en la elección de Armie Hammer para Illya Kuryakin, traicionando el famosos personaje. El otro pecado es que el guion no es bueno y peca de largo. Pero sin embargo, elegante y seductor, entretiene al espectador moderadamente.
Una muy interesante película de Hany Abu – Assad que se basa en una historia de amor, la violencia que se vive en la Franja de Gaza y cómo el poder puede corromper las mejores intenciones y manipular a los prisioneros hasta la degradación y la mentira. Grandes actores, un ritmo sostenido y vueltas de tuerca inesperadas que dejan pensando al espectador.
La historia de los mineros que concentraron la atención mundial, inevitablemente terminó en película. Pero no chilena, directora mexicana, actores de todas las nacionalidades y una sospecha de tono teleteatrero que parece inevitable por momentos. Pero hay que reconocer que la película tiene buenos momentos de emotividad, en los que se lucen algunos actores, y escenas obvias. Hay una cuidada imagen, se sigue de largo la utilización política que hubo, pero en el balance no deja de ser digna.
Terror en segundas partes. Si la primera llamó la atención, la seducción de siniestros videos y la fascinación de un demonio sobre niños que recluta, esta secuela no tiene grandes actores, el demonio aparece más y el clima se mantiene para un público cautivo.