Una invitación a la mejor diversión con una producción maravillosa de la vieja escuela. Es que se trata de una animación hecha con la técnica del stop-motion, realizada por el rey en la materia: Nick Park. Es el mismo que nos regaló “ Wallace & Gromit la batalla de los vegetales” que le valió un Oscar, “Pollitos en fuga” y “Shaum el cordero, la película”. Después de muchos años de silencio, trece en total, regresa con este entretenimiento delicioso. Aquí se unen la edad de piedra con la de bronce. Los de piedra, más sencillos, disfrutan de la vida y se divierten con un meteorito que cayo del cielo y juegan con esa “pelota”. Los de bronce han construido un imperio. Y cuando la supervivencia esta en juego será un partido de futbol la única y riesgosa solución. El problema es que los de piedra no tienen ni idea del deporte. Pero los de bronce tienen un equipo de estrellas, con todos los tics de divos de los futbolistas de elite, caprichosos y talentosos, pero pagados de sí mismos. Solo tienen un defecto, no son ni saben jugar en equipo…. ¿les suena? Esa es la ventaja de lo débiles. Graciosa, inteligente, con dardos irónicos fácilmente reconocibles y mucho encanto.
Un documental con dirección y guión de Eduardo Schellemberg que muestra como una cruel ironía, a un maestro en los incidentes por la instalación de la carpa itinerante en el Congreso, señalado como un barra brava, puesto en duda en su verdadera profesión, por un periodista. Y luego la realidad, es el director de una escuela secundaria en el cono urbano bonaerense, en un barrio pobre que asume los riesgos de quedarse sin establecimiento por la deserción escolar. Y muestra como él sus profesores van casa por casa, tratando de convencer a las chicas que por ser madres muy jóvenes abandonan sus estudios, a los chicos sin ejemplos para seguir estudiando, a los indocumentados. Como propone una guardería para que esas madres sigan adelante. A la verdadera comunión entre vecinos y profesores que sienten estar en un lugar de reunión, ayuda y solidaridad que es el establecimiento que Pedro Ponce dirige con una dedicación admirable. Interesante trabajo, revelador, informativo de una realidad durísima.
Es una coproducción uruguaya-argentina, dirigida por Oscar Estévez y Jacko Mauad, escrita por el primero con Federico Roca. Una historia de extrañamiento y ensueño que comienza de manera realista, con la llegada de un hombre a un deposito que esta pronto a demolerse, donde se guarda de todo, que es enorme y laberíntico, con zonas prohibidas y cerradas, invasiones varias y prevenciones del hombre que maneja el lugar. Pero ese protagonista, un Gastón Pauls que da en la tecla con esa composición de un hombre aletargado, perdido, que descubre ese lugar fantasmagórico que pronto se poblará de extrañas presencias que son parte de su historia. Técnicamente bien realizada, con muy buena iluminación y recursos creativos, el suspenso se mantiene y luego cada pieza del rompecabezas encajará para la comprensión final de todo lo que sucedió. Interesante film, con algunos tropiezos, pero meritorio al fin.
Corre el final de 1940, cuando Francia y Bélgica están a punto de rendirse ante el poder nazi y el primer ministro británico renuncia (enfermo y sin apoyo de su propio partido) y en su lugar asume Winston Churchill que a sus 66 años, deseoso de un puesto que codició, deberá decidir si negocia con los nazis, vía Mussolini, como lo quieren en su partido y hasta el mismo rey, o sigue su instinto con respecto a Hitler. En el film de Joe Wright (“Orgullo y prejuicio”, “Anna Karenina”) con guión de Anthony McCarten (“La teoría del todo”) muestran a Churchill dudando hasta último minuto sobre las decisiones fundamentales que debe tomar. Presionado hasta último momento para utilizar la vía diplomática para salvar vidas pero con el olfato que le indica lo contrario. Ese hombre a veces perdido en el laberinto del poder, en su dormitorio, en su casa, en sus oficinas subterráneas, debe luchar contra los enjuagues políticos que muchas veces definen los destinos de una nación antes que nociones tan abstractas como patriotismo o convicciones. Eso es lo mas logrado del film, esas dudas, marchas y contramarchas, conversaciones con aliados, y el desastre inminente que indica que pueden quedarse sin barcos y sin ejercito si los soldados acorraladas en Dunkerque son masacrados. Y con una invasión inminente. Fascinante manejo de cámaras en lugares oscuros y brumosos, y con actor excepcional como Gary Oldman en su composición exacta, única, detallista, en lo físico, en la voz tan particular de Churchill, en la comprensión de su psicología. Seguramente gane el Oscar este gran actor. El film tiene un solo paso en falso que se acerca a la demagogia, y ocurre en un subte, con un primer ministro que interroga a los pasajeros que le dan una lección de patriotismo. Fuera de eso construye con justeza esas horas oscuras que definieron un camino de la historia y hasta el destino de todos nosotros.
El director Yorgos Lanthimos, (“Canino”, “Langosta”) dirigió y co-escribió con Efthymis Filippou el argumento de un film distinto, perturbador, un artificio que tiene ecos de tragedia griega, el titulo remite a “Ifigenia” de Eurípides y también la noción de un pecado que solo puede ser pagado con el sacrificio de un joven. Pero también pone en funcionamiento una situación en el tiempo actual, donde nada puede hacerse sino cumplir con ese trágico destino sin que ningún dios venga a salvar la situación. Toma la historia de un cirujano cardiovascular, que por culpa de su adicción al alcohol provoca la muerte de un paciente. Ya repuesto de sus problemas, con una familia perfecta, se relaciona con un adolescente que resulta ser el hijo de ese paciente y que en un punto exige esa justicia sin apelaciones. El director que viene de la danza y el teatro, les impone a sus actores una manera de expresarse como robots, rígidos, fríos, distantes. Se mueven en lugares ascéticos, tomados desde arriba, como si alguien los estudiase en un gigantesco microscopio. Muchas veces con escenas que funcionan como referencia a films de Stanley Kubrick. Con no poco sadismo, con un humor negro espesísimo, con la idea de una profecía que no puede evitarse y un chico cada vez más siniestro que profetiza y ordena. Y todo se transforma en una sucesión de horrores con una sola posibilidad de alivio que es tan aterradora como supuestamente inaceptable. Un juego de lo siniestro y lo sádico que sume al espectador en un suspenso a veces insoportable. Con Nicole Kidman y Collin Farrell sobresaliente y un perfecto Barry Keoghan como el vengador.
Este personaje de Marvel creado por Stan Lee y Jack Kirby en 1966 tuvo su debut cinematográfico junto a Capitán América en el 2016. El mismo actor Chadwick Boseman es ahora el protagonista en su nueva película. Dirigida por Ryan Coogler, que co escribió el guión con Joe Robert Cole. La idea del film es contar con acción, con momentos que parecen salidos de una de James Bond, con corridas y persecuciones que siempre tienen este tipo de películas, un plus especial. Se trata de mostrar un mundo exótico, colorido, con una mezcla del verde de la naturaleza y el azul de un metal especial el “vibrano” que le permite a ese pueblo perdido en la selva africana alcanzar niveles de tecnología únicos, riqueza, confort, una ciudad increíblemente avanzada, oculta de la avidez del mundo. Y en la historia que recuerda por momentos esas películas intensas y divertidas que fabricaba por docena Cinecitá con forzudos famosos, abundan secretos de familia, enfrentamientos, asesinatos y los malos que toda película de aventura tiene que tener: el hijo abandonado que se volvió violento encarnado por Michael B. Jordan (“Creed, Corazón de campeón” del mismo director) y un Andy Serquis desatado y talentoso. Acompañan al rey de Wakanda mujeres leales y talentosas como Ángela Bassett, Lupita Nyong´o, Laetitia Wright y Danai Gurira. Están Forest Whitaker y Martín Freeman en un agente de la CIA buenazo. El traje de la pantera negra es un acierto y no faltan los consabidos trucos digitales marca de superhéroes. Por momentos demasiado formal, con poco humor, compensado con sentimientos de personajes con carnadura, distintos y queribles. Vendrán secuelas.
Una comedia con delirios, toques melancólicos, observaciones punzantes sobre la sociedad francesa, toques románticos y dramáticos. Los guionistas y directores son Oliver Nakache y Eric Toledano, creadores de la recordada “Amigos intocables”. Ellos señalan como fuente de inspiración desde experiencias personales como meseros en sus comienzos, algunos films de Claude Sautet y el ultimo episodio de “Relatos salvajes” de Damian Szifron. Contaron para este film coral, un protagonista excepcional: Jean Pierre Bacri, que colaboró sin figurar en el guión (recordemos que junto a Agnes Jaoui es el creador de “El gusto de los otros”). El es Max un hombre que durante muchos años se ha dedicado a la organización de fiestas. En este caso el film transcurre en parte de día y toda la noche de una boda en un suntuoso castillo. Las situaciones se complican: el tiene una amante que decidió darle un ultimátum y finge tener un idilio con un mozo. Mientras el trata de ponerse en contacto con su esposa. En el grupo de cocineros y mozos esta toda la variedad, desde los contratados por lástima y sin experiencia, los indocumentados, los que sueñan con otro destino. No falta el fotógrafo mas interesado en la comida que en su trabajo, el cantante que se cree un divo, la segunda en la organización que se deja llevar por su mal temperamento y la máxima del jefe: “tenemos que adaptarnos”. Entre comida descompuesta, mozos enfermos, un viaje a buscar alimentos de reemplazo, un novio demasiado creativo que hasta vuela hasta sobrellevar un corte de luz. Pero por sobre todos estos acontecimientos sobrevuela una mirada crítica hacia los franceses, el método de pasantes, los ilegales, las pequeñas trampas, los prejuicios, el racismo, la hoguera de vanidades, la sensación de fracaso, la soledad y más de una esperanza. Junto a Bacri un grupo de muy buenos actores. Un film con un ritmo que no decae pero que da momentos de reflexión, tristezas varias y hasta un toque de compasión para sus criaturas.
Extraña mezcla de film de robo de bancos mezclado con el terror, asaltantes de carne y hueso con fantasmas, muertos que regresan y un suspenso módico que solo da un entretenimiento que por momentos roza lo obvio y nada original. Una sucursal de un banco que esta por cerrar cumplido su horario, recibe en el último minuto a una clienta gritona y a una aspirante a un trabajo en el lugar. Ellas formaran parte de la banda que tiene buenas intenciones, ayudar al hermano de las chicas y amigotes del grupo, a juntar dinero para pagar sus deudas. Parecen y son improvisados. Y cuando un gerente les sugiere que en los sótanos esta el verdadero botín, el terror no muy sorprendente comienza a actuar. Vueltas de tuerca continúas para un argumento por lo menos raro, que pretende una originalidad que no puede sobrellevar lo pueril. En el elenco abundan nombre muy conocidos como James Franco, Francesca Eastwood (hija de Clint) y la intensa Taryn Manning (“Orange is the new Black”).
Por fin se cierra la saga de las tan taquilleras sombras, las cincuenta liberadas completa el círculo del fenómeno llamado “porno para amas de casa” que le permitió a su autora E:L: James convertirse en una millonaria con igual repartija de buenos dividendos para productores y actores. Una vez más Anastasia (Dakota Johnson) y Christian Grey (Jamie Dorman) juegan el juego que espera su público cautivo con ansia, Ahora están casados, y mientras ella debate si seguir usando su nombre de casada o no, enfrenta a una arquitecta seductora que quiere quedarse con su marido, tiene guardaespaldas indiscreto, las consabidas escenas que llegan justo al límite de sus encuentros sexuales. Una discusión, una escena de sexo. Y por si faltan también están los recuerdos. Como temas serios y conflictivos: la maternidad, escenas policiales y el descubrimiento de los últimos secretos del torturado Grey. Una entrega que tiene todo lo sabido y trillado que encantará a quienes hicieron de estas “sombras” un éxito editorial primero, luego alimentaron polémicas con la elección de los protagonistas para su versión cinematográfica y llenaron los cines con las dos pelis anteriores. Finalmente se despiden para pasar al olvido.
El 21 de agosto del 2015 en un tren rápido con 554 pasajeros a bordo, un terrorista estaba decidido a una matanza que no ocurrió porque tres norteamericanos y un británico lograron desarmarlo y uno de ellos atendió a un herido grave, salvándole la vida. Fueron condecorados por el gobierno de Francia y recibidos como héroes con todos los honores en EEUU. Ellos escribieron un libro y el guión de la película escrito por Dorothy Blyskal esta basado en esa autobiografía de Spencer Stone, Anthony Sandler y Alek Skarlatos los tres amigos norteamericanos, que crecieron juntos, dos de ellos soldados, que fueron convocados por Clint Eastwood para interpretarse a si mismos en la película del legendario director. Ellos recrean su viaje a Europa, lo que ocurrió arriba de ese tren y la historia de rechazos ya de adulto de uno de ellos. El tema que muestra el film es como fueron niños con problemas en el colegio, llenos de castigos y bullying, pero con enseñanzas cristianas que calaron fuerte al menos en Stone. Podían haber resuelto su vida hacia cualquier lado. Les quedó esa amistad de trío y ese amor por las guerras y las armas. Para los juegos tenían un verdadero arsenal de juguete. Solo soñaban con ser soldados. Solo el afroamericano no siguió ese camino. Rechazados, sus madre cuestionadas, considerados un problema por las autoridades de sus colegios, se transformaron en impensados héroes. La película sencilla, incluso demasiado larga en las escenas de la gira europea, por momentos con todos los lugares comunes de turistas y una reconstrucción escalofriante de lo que ocurrió en ese tren. ¿Pueden los héroes ser hombres como uno que reaccionan como se debe?, ¿todo en la vida tiene un propósito? Cada enseñanza aún las que las autoridades consideraron fallidas son para algo? La ideología de Eastwood responde a estas cuestiones. Las convicciones religiosas también.