Son los señores de la Antártida Técnicamente el filme es impecable, tiene diseños encantadores, ideales para los más chicos y con el 3D como valor adicional. Nuevamente estamos en un mundo de pingüinos. En la bella Antártida, donde Mumble, el "profesor de baile" de la primera de la serie, formó su hogar. Ahora es Erik, su algodonoso hijo, el que motiva la atención de la historia, al que el baile no le satisface, menos el tap y a pesar de ser un tímido, le gusta la aventura. Así aprovecha un descuido de la familia y se escapa con sus primos tras el Don Juan de Ramón, un pingüino latino, enamoradizo y fanfarrón. El bueno de Erik admira a quien dirige la comunidad pingüina, Sven, un pingüino muy parecido a un tucán, un poco petisón y con colores muy alejados de la identidad pingüina. Además dotado de la facultad de volar. A esta maravilla de elevarse aspira el pequeño Erik, que desafía a su primer gran obstáculo, el elefante marino y aprende la lección de humildad de su padre. También están los krills como integrantes de la comunidad antártica, uno de los cuales se declara tan aventurero como Erik y tiene también sus aventuras oceánicas. DESPLIEGUE VISUAL El filme es no tan rico temáticamente como el primero de la serie, pero sí con gran despliegue visual. Solamente la espectacularidad del verdadero musical, rico en distintos ritmos rapeados y con mucho soul, de la primera escena y la última, lo destacan por la riqueza vocal, musical y "coreográfica" de sus "patitas felices", capaces de rapear sobre grandes bloques de hielo. La película advierte sobre el calentamiento global ante los constantes peligros de deshielos que perjudican a la comunidad pingüina y al mundo, revaloriza las distintas especies y da su clásico mensaje de solidaridad, concreción de los buenos sueños, necesidad del sentimiento de grupo y entorno familiar. Técnicamente "Happy Feet 2..." es impecable, tiene diseños encantadores, ideales para los más chicos y con el 3D como valor adicional. Hermosas canciones, números musicales divertidos, homenaje a viejas y eternas canciones como "Somos los campeones" y hasta una breve y dramática incursión en la opera por Erik, lo que habla de la cada vez mayor popularización de este género, así como la presencia latinoamericana, ya una constante en los animados actuales, no tan heroicos ni protagónicos, pero sí divertidos y seductores como es el caso de Ramón, doblado nada menos que por Robin Williams. Los doblajes realizados por los actores Brad Pitt y Mark Damon siguen asombrando en el singular mundo hollywoodense, donde las grandes figuras internacionales acceden a ocultar su imagen, pero si otorgar carácter a nuevos personajes en un nuevo oficio altamente remunerado y sin mayores necesidades en cuanto a tiempo y desplazamiento.
Un ama de casa busca aventuras Con una impecable fotografía y un cuidado técnico visible en las características de la producción, el director español Javier Rebollo y su guionista arman una historia dotada de profunda calidez y un cierto tono de disparate con tintes oníricos. Rosa vive en Madrid con su marido. Parece que su vida siempre giró alrededor de su departamento y ese marido indiferente y malhumorado que gruñe más que habla y si lo hace, repite como con carbónico las mismas frases. Cerca de los cincuenta años, Rosa es una optimista y parece que con su trabajo de depiladora, el fregado casero y la preparación de una rica comida puede ser casi feliz. Hasta que decide cambiar, no creemos que por hartazgo, pero sí por un poco de necesidad de ver otros mundos. Baja un cuadro que siempre le molestó, se pone una peluca, llena la maleta y aprovecha la noche para meterse en un micro de larga distancia y partir hacia la aventura. Conocerá estaciones, cafetines, algún "paladar" cubano, inmigrantes excéntricos unos, camorreros otros, tratará con alguna "trabajadora sexual", como le dicen ahora y muchos empleados con el "no" fácil. Una y otra vez Rosa mostrará su ingenuidad, su necesidad de ayudar al otro y de vivir algún amor. CALIDOS PERSONAJES Si uno no sabe quién dirigió "La mujer sin piano", puede pensar que es un realizador de algún país centroeuropeo, una suerte de Kaurismaki, algun nórdico aquerenciado en la urbe madrileña. Los personajes son pequeños, insignificantes, pero muy cálidos y algunos como Lola, francamente entrañables, inundado de infancia e ingenuidad. Lola siempre tiene una sonrisa cerca. Nunca protesta a lo largo de los implacable no de la burocracia, del malhumor, de la desidia, de la prepotencia o el simple desprecio por el otro. Ella es un ser cálido, con mucho amor dentro todavía, un poco desengañada de ciertas circunstancias de la vida, pero todavía con mucha energía para dar. Javier Rebollo mantiene la narración en un tono de armonía, donde se equilibra bien lo agridulce de la relación de Lola, con los más cercanos y esos personajes que como en un desfile parecen querer hacerle la vida imposible, aunque no lo consigan. Con una impecable fotografía y un cuidado técnico visible en las características de la producción, Rebollo y su guionista arman una historia dotada de profunda calidez y un cierto tono de disparate con tintes oníricos. Tomas largas, cierta lentitud en el ritmo y una gran entrega por parte de los personajes son facetas de este original libreto. Notables Carmen Machi y el checo Jan Budar, en un relato en que el sonido tiene una importancia inusual, desplegado en las cafeterías, o los restaurantes, con una abundancia de la presencia inmigrante a lo largo de toda la historia.
Profundos abismos de la mente La vida de personas que sobrellevan su vida con un mínimo de dignidad, solitarios en procura de compañía y la presencia de un no lugar tan particular como es un pequeño hotel citadino son elementos que el director maneja con habilidad en su descripción y desarrollo. Sonia es una inmigrante eslovena que trabaja como camarera en un hotel de Turín. Va a los encuentros de citas rápidas para encontrar compañía y tiene una amiga, también camarera, en el mismo hotel. Un día conoce a Guido, un solitario como ella que busca compañía y con el que siente alguna emoción que, quizás, la ayude a no estar más sola. Ex policía devenido vigilador privado, un suceso violento pondrá en marcha una serie de mecanismos que nos hará comprender que nada es como parece y todo juicio apresurado puede ser falso. El director Giuseppe Capotondi construye un relato sencillo en el comienzo, pero con un desarrollo de la trama complicado, abundante en flashbacks. Con habilidad en la utilización de elipsis, pero luego con algunas vueltas que terminan no sólo por desconcertar al espectador sino al relato mismo, construye una especie de espiral sofocante que une sentimientos encontrados de soledad, locura y muerte. SOLITARIOS La incorporación de ciertos personajes totalmente inexplicables, sólo tendrán asidero en el final, lo que hace un tanto trabajoso el pasaje. La vida de personas que sobrellevan su vida con un mínimo de dignidad, solitarios en procura de compañía y la presencia de un no lugar tan particular como es un pequeño hotel citadino son elementos que el director maneja con habilidad en su descripción y desarrollo. Cuando, por el contrario, abandona terreno conocido y enfrenta complicaciones psicológicas y trastornos de personalidad línea "Repulsión" de Polanski, tambalea un tanto en terreno anegadizo. Sin embargo, el valioso apoyo de excelentes intérpretes impide que el relato se desbarranque. La rusa Ksenia Rappoport reproduce su papel de inmigrante de la recordada producción de Tornatore, "La desconocida" y lo hace exhibiendo su notable profesionalidad. A su lado se luce otro gran actor, Filippo Timi, al que disfrutáramos en "Vincere" con su inolvidable personaje del Duce y su hijo olvidado.
Los amores de sesgo turbulento Impecable técnicamente, con buenos efectos especiales, música que a veces abruma y lindos adolescentes, el filme continúa una historia que parece reunir los ingredientes necesarios para que la gente muy joven la siga. En esta Parte 1 de la saga, los protagonistas Bella Swan y Edward Cullen, de tormentosos amores debido a su diversidad genética, van a casarse. Ella es humana, él vampiro y parece que estas uniones mixtas no van. En síntesis, son como Romeo y Julieta, los de Shakespeare, tan jóvenes y lindos como aquéllos. No ricos, pero hijos de gente con buenos empleos. El papá de Bella es policía, el de Edward, médico. Y por supuesto tienen sus amigos línea vampira y línea humana, con sus enemigos y sus simpatizantes, como cualquier individuo que se precie. Hay un pretendiente y amigo de la bella Bella, Jacob Black, que ronda con la esperanza de que Cullen se desilusione y abandone a su amada y el padre de la chica, como buen policía, no la pierde de vista y como puede, la vigila de cerca. NO HUMANOS Ah!! Tampoco Jacob es humano. Es de una vieja familia licántropa, o sea de los que se transforman en lobos y más aún cuando se enojan. Para complicar el asunto, vampiros y licántropos no se llevan bien. Atención que no todos los licántropos se llevan bien con otros licántropos, ni vampiros con otros vampiros. Sino no se explica el odio de los Vulturi, vampiros italianos de otra parte de la saga, con los Cullen. El caso es que asistimos a una boda en el bosque con mucha concurrencia joven, especímenes varios y la incógnita de qué pasara con el tiempo. La película muestra una luna de miel en Brasil, lo que no nos tranquiliza porque hay que pensar que vampiros y licántropos ya son nuestros vecinos. Para empeorar la situación parece que las gestaciones vampiras son rápidas y Bella no alcanza a disfrutar de la luna de miel y aparece embarazada y nada contenta. LA JOVEN MORMONA Sin analizar las razones por las que una joven mormona, Stephenie Meyer, decide contar una saga de licántropos y vampiros y alcanza un éxito universal con más de setenta millones de obras vendidas, observamos una historia simple, que más allá de la diversidad de sus integrantes no aporta ninguna originalidad a la relación, aunque sí expectativas en cuanto a cómo se lleva una pareja mixta y cómo será el fruto de tamaña unión. Uno esperaba hechos impactantes en esta luna de miel. Pero no, salvo algunas brutales peleas con lobos, sólo hay algunos lindos paisajes, mucho interior confortable y modernoso, una deprimente oscuridad y la pobre Bella con pocas ganas de nada, absorbida sanguíneamente. Impecable técnicamente, con buenos efectos especiales, música que a veces abruma y lindos adolescentes, el filme continúa una historia que parece reunir los ingredientes necesarios para que la gente muy joven la siga.
El tesón que vence el horror La figura de Estela de Carlotto fue elegida por Nicolás Gil Lavedra como protagonista de su primer largometraje. Su figura oficia como testimonio de tantas mujeres no militantes a las que la injusticia presiona en el surgimiento de una actitud militante. Actualmente es Presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, entidad de la que fuera una de sus fundadoras. Docente en La Plata, madre de cuatro hijos, tres de ellos militantes, su hija Claudia, estudiante de historia fue secuestrada en el "77, embarazada y el niño que habría nacido en julio de 1978 en cautividad, permanece desaparecido. Su entrevista con un importante militar durante la época del Proceso, confirmó la muerte de la joven y su cadáver le fue entregado en agosto de 1978 cuando ya Estela de Carlotto, dedicada a la familia y a su hogar hasta ese momento, había comenzado a participar de las actividades de Madres de Plaza de Mayo. LA EPOCA El filme está construido en forma biográfica y abarca un período que va de 1975 hasta nuestros días, no en forma cronológica, con ciertos momentos anteriores referidos a la infancia de la joven desaparecida y sus hermanos. Tradicional en su línea, con fuerte subrayado en la emotividad, la película tiene una correcta reconstrucción de época que se remite a un sector barrial, donde sucede la acción y ciertas instituciones, en las que se gestiona la búsqueda de Claudia Carlotto. Un final con la presencia del personaje real, la constancia de la recuperación de quinientos nietos por la Asociación, la creación del Banco Nacional de Datos (1987), primero en el mundo y de un Archivo Biográfico Familiar, que apuntala la memoria, testimonian importantes logros sociales. Susú Pecoraro, en una madura y emocional interpretación, rodeada de un excelente grupo actoral, encabeza esta producción de buen equilibrio dramático y algún pequeño desborde en la utilización de la continuidad musical.
Tres para quererse muchísimo Lalo, Bruno y los muchachos del pueblo hacen su vida rutinaria de adolescentes. El colegio, los paseos en bicicleta, el balneario, algún baile de fin de semana (estamos en la década del "70). Hasta que aparece Lisa, que es algo así como "La Maga" de Cortázar, esa de "Rayuela", atractiva, desafiante, sorpresiva. Y los más grandes se marean y la amistad tambalea porque se tiene, justo, la edad de amar "en serio" y ellos no saben que la pareja puede incluir un tercero, aunque uno lo ignore. Todo esto recuerdan Lalo y Bruno, treinta años después, cuando Lisa reaparece después de su intempestiva mudanza que, de alguna manera, los obligó a madurar. Cada unos se casó, tienen hijos, uno se separó y la vida debió haber sido tan rutinaria como ese espacio en que Lisa todavía no había aparecido. Ahora ella los va a reunir. Emociones, pensamientos, pasiones se reavivan. El recuerdo puede quemar, porque Lisa está tan fascinante como antes. UNA REVELACION El filme basado en el cuento de Sergio Bizzio "Un amor para toda la vida", fue el desencadenante de esta propuesta cinematográfica y la recogió la directora Paula Hernández ("Herencia", "Lluvia"), que la adapta libremente, pero conserva el espíritu del relato. Indudablemente es la autora ideal para mostrar la intensidad de las emociones, las sutilezas de la melancolía, la fragilidad de los sentimientos y ese delicado equilibrio que separa la comedia dramática del drama y el melodrama. En una historia que contrapuntea presente y pasado, la Hernández guía con firmeza y sensibilidad un camino sutil de emociones. Más allá de su estilo austero pero intenso se rodeó de un magnífico equipo joven, donde desde los más chicos a los adultos se sumergen en su aventura interior con pasión. Diego Peretti y Luis Ziembrowski son sus personajes, Alan Daicz, Denise Groesman y Agustín Pardela asombran por su espontaneidad, pero quien se muestra como una verdadera revelación, hasta ahora sólo conocida por sus presentaciones teatrales es Elena Roger, un rostro caleidoscopio, de riquísimo mapa gestual y receptora agradecida de primeros planos impecables. Sus secuencias "primer plano" con Peretti emocionan. Música y arte (Aili Chen), impecables. En síntesis un filme que derrocha autenticidad.
La revelación será sorprendente Ale es cartonera, le gusta coser, ama la vida familiar y su sueño es el hogar y los hijos. Quizás sus sueños se le hagan difíciles porque nació en una villa miseria y es travesti. Difíciles, pero no imposibles. Un muchacho, luego sabrá que es Manuel, tira a la calle un diario íntimo y Ale lo recoge. Ese diario y la presencia de una niña desencadenará el cambio. La película de Javier Van de Couter (guionista de "Tumberos") es una opera prima con varios problemas cinematográficos de construcción, pero una esencia auténtica que gana la película, junto a sus personajes. AUTENTICIDAD Con un inicio un tanto confuso y un ritmo bien logrado con precipitaciones en un final convencional, "Mía" llamará la atención del espectador por la valoración de los sentimientos y la emoción, más allá de exponer el problema de la marginalidad y la discriminación. La autenticidad de su protagonista y su contraparte y equilibrio, la niña y su padre, pasarán a primer plano. Y la filmación dentro de la filmación como subtema, la "Aldea Rosa" (barrio travesti en Nuñez) y su desalojo (2006) serán contexto de una historia singular. Son de destacar las interpretaciones de Rodrigo de la Serna, la estupenda Maite Lanata ("El elegido") y un rostro singular, Rodolfo Prantte, con interesantes posibilidades cinematográficas. TODA UNA ACTRIZ La sorpresa del filme se llama Camila Sosa Villada, una cordobesa en la vida real, licenciada en teatro y Ciencias de la Información, cantante y actriz teatral. Cautiva su autenticidad y entrega en determinados momentos de la historia, que, llamativamente, son los más logrados de la filmación. Así es que cuando Mía piensa o sueña en su realidad, toda la historia se tiñe de otros colores, texturas y emociones y llamativamente, el director logra momentos mágicos acompañados de sonidos y detalles que elevan el nivel artístico de la película y lo acercan al mundo literario de una gran escritora brasileña, Clarice Lispector. Como si esta Camila Sosa Villada los autoconvocara. Justamente hoy celebramos, en otra crítica, el nacimiento en cine de una gran actriz que ya conocíamos en teatro, la Elena Roger de "Un amor" de Paula Hernández. También hoy destacamos a Camila Sosa Villada, un nombre a seguir, no solamente en cine.
Ni Hansel y Gretel se salvan Hubo una vez una nena de caperuza roja que fue sorprendida por un lobo y tuvo que resignarse a encontrar muerta a su abuelita. La nena en otra versión fue salvada por un leñador y con la abuelita comieron perdices muy felices. En síntesis, Charles Perrault en el siglo XVII y Grimm en 1812, recogieron del acervo popular las historias que alertaban a los niños contra los desconocidos. Por supuesto que hubo otras versiones. Ninguna de éstas es tomada en esta historia, que sólo tiene de "Caperucita" la presencia de una jovencita con caperuza roja y canastita, una abuela muy moderna y un lobo medio desubicado con algunos compañeros de ruta. ARTES MARCIALES La Caperucita de esta historia sabe artes marciales, hace "puenting" para recuperar la canastita perdida, de inocente no tiene nada y sus ojos enormes son herencia directa del "manga" japonés. Tiene una abuela que está en problemas y también hay protagonistas de otro cuento famoso que han sido secuestrados. Esta Caperucita en 3D podría haberse llamado "Pepita, la pistolera" o María Perez, de la de la historia conocida no tiene nada. Cuenta con un lobo y el simpatico Twitchy que la ayudan y debe enfrentar monstruos que, con astucia, derrota. La película es obra de un director debutante en el largometraje, pero no un desconocido del género, porque formó parte de éxitos como "Pocahontas" y otros animados. Su característica es el ritmo, la acción, sus constantes peleas, alguna imponente araña, para asustar un rato hasta que se vuelve buena y una abuela que parece haberse entrenado en gimnasios de moda y formar parte de "Las hermanas de la Caperuza". No hay leñador, porque la "Super Chica" Caperucita no la necesita y Hansel y Gretel parecen dos asesinos seriales, gordinflones y antipáticos, que responden en su físico y voz a cierto estereotipo antigermano. Es un filme para pasar el rato, marearse con tanta acción y olvidar enseguida.
Una comedia italiana con encanto Una gran actriz Stefania Sandrelli ("Nos habíamos amado tanto") se roba el filme, mientras el actor Valerio Mastandrea no desentona. Hay excelentes actores niños y afiatado grupo de colaboradores. Amor, lágrimas y una suave melancolía neorrealista. Bruno Michelucci es un hombre con problemas. Ciclotímico, hipocondríaco, pesimista. Dedicado a la enseñanza en una escuela de hoteleria, comienzan a asaltarlo recuerdos que involucran la singular personalidad de una madre inmadura, irresponsable, pero con un gran amor de sus hijos. Poco a poco iremos conociendo esa invasora forma de ser que involucra a toda una familia. La acción encuentra a Michelucci, recordando episodios de su infancia y adolescencia marcados por la explosiva personalidad materna. Bella, de pocas luces, amante del cine y las revistas del espectáculo, Ana es una permanente optimista, con una notable capacidad de supervivencia, algo así como un Fénix que vive con una sonrisa y una canción, a pesar de todo. EXTRA DE CINE Extra de películas italianas, su vida es casi una película donde una sola vez fue dueña de la corona y los agasajados (el premio en Livorno). Valeria y Bruno, los hijos, debieron vivir como pudieron a su alrededor y con sus novios, varios a lo largo de las épocas. Paolo Virzi construye una clásica comedia italiana a la manera de Scola, Monicelli, De Sica, donde lo humano se impone y lo emocional ocupa el primer lugar. Sus personajes, especialmente Ana son incapaces de triunfar, pero no se detienen en su camino lleno de obstáculos. Como protagonistas de la época setentista, están las canciones de Nicola Di Bari, que a pura calidez acompañan el desarrollo del melodrama. Y como también son canciones que conocimos años atrás, el efecto se duplica. Una gran actriz Stefania Sandrelli ("Nos habíamos amado tanto") se roba el filme, mientras el actor Valerio Mastandrea no desentona. Hay excelentes actores niños y afiatado grupo de colaboradores. Amor, lágrimas y una suave melancolía neorrealista.
Buen muestreo de música hispana Carlos Saura permite que se pueda disfrutar de Tomatito, el artista de Almería, o del gran Miguel Poveda, mientras el castañeteo deslumbrante de los dedos tamborilean en una mesa hasta sacar ritmos imposibles. Filme para satisfacer los sentidos y vivir la música. Desde la década de 1980, Carlos Saura, que fuera director de notables dramas como "Ana y los lobos", "Cría cuervos" y "La prima Angélica", revela inquietudes musicales que se vuelcan en obras fílmicas notables como "Bodas de sangre", "Sevillanas", hasta llegar a "Flamenco" en 1995. A creadores como el notable aragonés, los desafíos lo incentivan y dieciocho años después lanza este "Flamenco, flamenco", que con sus bulerías, fandangos, farrucas, martinetes y rumbas celebra a España. Ricos elementos se mezclaron para generar ese estilo, que conjuga sabores moros, judíos, andaluces, que a pesar de ser ancestrales, parecen emerger a fines del siglo XVIII, luego que Carlos III promulgara la ley de liberación de los gitanos. El filme de Carlos Saura reúne raíces y brotes nuevos del estilo flamenco y el cante jondo. INVITADOS DE LUJO Así se puede disfrutar de Paco de Lucía, pero también de la bella Estrella Morente, que hace poco tiempo estuviera en Buenos Aires, El Farruquito y Eva Yerbabuena, José Mercé y Sara Baras. Lo nuevo y lo ya conocido, los muy jóvenes y los veteranos, todos reunidos por un sentimiento pasional y auténtico, el amor a la música. Un cuadro que se completa con elementos plásticos de gran belleza, de Goya a Sorolla, de Picasso a Dalí. Desde esa luz que aterciopela las figuras, hasta los detalles de claroscuros que recortan figuras o los afiches de figuras míticas como Conchita Piquer, la reina de la copla e inolvidable intérprete de la recordada "Ojos verdes". Carlos Saura permite que se pueda disfrutar de Tomatito, el artista de Almería, o del gran Miguel Poveda, mientras el castañeteo deslumbrante de los dedos tamborilean en una mesa hasta sacar ritmos imposibles. Filme para satisfacer los sentidos y vivir la música.