Happy Feet 2: El pingüino

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Son los señores de la Antártida

Técnicamente el filme es impecable, tiene diseños encantadores, ideales para los más chicos y con el 3D como valor adicional.

Nuevamente estamos en un mundo de pingüinos. En la bella Antártida, donde Mumble, el "profesor de baile" de la primera de la serie, formó su hogar. Ahora es Erik, su algodonoso hijo, el que motiva la atención de la historia, al que el baile no le satisface, menos el tap y a pesar de ser un tímido, le gusta la aventura. Así aprovecha un descuido de la familia y se escapa con sus primos tras el Don Juan de Ramón, un pingüino latino, enamoradizo y fanfarrón.

El bueno de Erik admira a quien dirige la comunidad pingüina, Sven, un pingüino muy parecido a un tucán, un poco petisón y con colores muy alejados de la identidad pingüina. Además dotado de la facultad de volar. A esta maravilla de elevarse aspira el pequeño Erik, que desafía a su primer gran obstáculo, el elefante marino y aprende la lección de humildad de su padre.

También están los krills como integrantes de la comunidad antártica, uno de los cuales se declara tan aventurero como Erik y tiene también sus aventuras oceánicas.

DESPLIEGUE VISUAL

El filme es no tan rico temáticamente como el primero de la serie, pero sí con gran despliegue visual. Solamente la espectacularidad del verdadero musical, rico en distintos ritmos rapeados y con mucho soul, de la primera escena y la última, lo destacan por la riqueza vocal, musical y "coreográfica" de sus "patitas felices", capaces de rapear sobre grandes bloques de hielo.

La película advierte sobre el calentamiento global ante los constantes peligros de deshielos que perjudican a la comunidad pingüina y al mundo, revaloriza las distintas especies y da su clásico mensaje de solidaridad, concreción de los buenos sueños, necesidad del sentimiento de grupo y entorno familiar.

Técnicamente "Happy Feet 2..." es impecable, tiene diseños encantadores, ideales para los más chicos y con el 3D como valor adicional.

Hermosas canciones, números musicales divertidos, homenaje a viejas y eternas canciones como "Somos los campeones" y hasta una breve y dramática incursión en la opera por Erik, lo que habla de la cada vez mayor popularización de este género, así como la presencia latinoamericana, ya una constante en los animados actuales, no tan heroicos ni protagónicos, pero sí divertidos y seductores como es el caso de Ramón, doblado nada menos que por Robin Williams.

Los doblajes realizados por los actores Brad Pitt y Mark Damon siguen asombrando en el singular mundo hollywoodense, donde las grandes figuras internacionales acceden a ocultar su imagen, pero si otorgar carácter a nuevos personajes en un nuevo oficio altamente remunerado y sin mayores necesidades en cuanto a tiempo y desplazamiento.