Terremoto: La falla de San Andrés

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

No esconda la cabeza y acéptelo: nada es más catártico en el cine que ver una destrucción bien masiva. Vaya uno a saber si tiene que ver con nuestra reacción interna a la vida urbana, a la presión impositiva o porque sí, lo cierto es que cada película que nos promete un “rompan todo” nos resulta atractiva. Esta Terremoto, que no es una remake de la película con Charlton Heston de los gloriosos setenta (“¡En Sensorround!”) aunque es casi lo mismo, se basa en el gran miedo de que la península de California se quiebre del continente. Y lo que aquí sucede es eso, justamente, lo que acaba con Los Angeles, San Francisco y aledaños. El problema es que después viene el tsunami y del temblor no se salva ni Nueva York. Mientras tanto, tenemos a Paul Giamatti haciendo un gran papel como tipo muy preocupado, a Carla Gugino más linda que nunca y a esa mole de carisma y autoironía inocente, ese tal Dwayne “The Rock” Johnson al que aprendimos a querer gracias a los rápidos y los furiosos. Aquí el señor Piedra es un rescatista en helicóptero y justo le toca el tembleque. Pero como no hay desastre sin una aventura, encima su hija anda por ahí con tremenda necesidad de que papá la rescate. No, no nos estamos burlando de la película: es divertida y es noble, y si no fuera por la plata gastada en efectos, digna representante de la buena y querida Clase B.