Escribiendo de amor

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

A la medida de Hugh Grant

El comediante está en su salsa en esta comedia romántica sobre un guionista de Hollywood que debe enseñar en una universidad.

Hay algo que une al director y guionista Marc Lawrence con el astro Hugh Grant, y es que el actor de "Cuatro bodas y un funeral" participó como protagonista en las cuatro películas que Lawrence dirigió. Acertó, todas comedias románticas. Tal vez alguna le suene: "Amor a segunda vista", con Sandra Bullock, "Letra y música", con Drew Barrymore, y "¿Y dónde están los Morgan?", con Sarah Jessica Parker.

Y en todas ellas, como también en "Escribiendo de amor", el peso del relato recae en él y su compañera de rubro, aquí, Marisa Tomei. El Keith de "Escribiendo de amor" se parece mucho al Alex de "Letra y música": es un artista -Alex era músico, Keith, guionista- de un solo éxito, y que cuando le cortan la luz por falta de pago en su casa en Los Angeles acepta un trabajo como profesor de guiones en una universidad al norte de Nueva York.

Es difícil separar a Keith de Grant, porque se le parecen mucho. Grant, salvo películas puntuales, es de los comediantes que, como Olmedo, difícilmente interpreten un papel, sino que se lanzan a hacer de sí mismos. Entonces Keith es un pícaro, un bribón pero de buen corazón. Un chanta.

Enfrente tiene a esos personajes secundarios escritos esencialmente para que sean su antítesis (la profesora que compone Allison Janney, toda rectitud, o el de J K Simmons (el profesor de "Whiplash") o la mismísima Tomei, como la esforzada estudiante que tiene mil trabajos para mantenerse y es la que tiene los pies más sobre la Tierra.

Comedia pasatista, con buenos gags pero previsible en cada vuelco del guión, "Escribiendo de amo"r le regalará una salida agradable el fin de semana. Y es de las escasas opciones para ver con los chicos que no sea un tanque o dibujo animado. No mucho más, pero tampoco saldrá del cine echándole la culpa al crítico por haberse clavado con un bodrio.