Con el diablo adentro

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

No da para más.
Aunque suene reiterativo lo voy a seguir escribiendo mientras se sigan estrenando películas de este tipo.
Con el Diablo adentro es otro intento de un par de productores de Hollywood por conseguir un éxito comercial como fue Actividad Paranormal y El Proyecto Blair Witch, film que se estrenó hace más de diez años y todavía siguen copiando de manera burda con total impunidad.
La decepción de este estreno es mayor porque la verdad que brindaba una premisa interesante, con algunos momentos muy bien realizados.
Si bien es difícil escaparle a los clichés en las historias de exorcismos, por la cantidad de producciones que se hicieron en los últimos años, esta película del director William Brent Bell presenta en su comienzo algunas cosas interesantes.
En principio, una excelente introducción de la historia, con un material de archivo que recrea la perfección un noticiero de los años ´80. Un punto en el que falló miserablemente la última entrega de Actividad paranormal.
La secuencia inicial que muestra las imágenes tomadas por la policía en la escena de un crimen horrible está muy bien hecha y contribuye a cimentar con solidez el misterio de la trama.
A partir de ese momento se inicia un documental ficticio donde la protagonista se propone indagar sobre la supuesta posesión demoníaca de su madre.
Debido a esa gran secuencia inicial con la que se dispara el misterio en un principio el film parece llevadero pero enseguida se termina hundiendo cuando el director pierde el hilo de la historia.
De repente, lo que era un documental ficticio se convierte en un confesionario de Gran Hermano donde los personajes expresan sus opiniones sobre situaciones mundanas que no hacen otra cosa que tirar abajo la trama que se venía construyendo hasta ese momento.
Lo único rescatable de este film es el trabajo de la actriz Suzan Crawley, en la ficción la madre de la protagonista, quien brinda una intensa interpretación en una escena, que probablemente sea el mejor momento del film.
El problema es que el personaje luego queda en el olvido cuando el director decide con poca imaginación iniciar su festival de clichés burdos que generan todo tipo de emociones menos asustar al espectador.
No sirve de nada tener poseídos contorsionistas sino ofrecés una mirada distinta a una temática tan trillada como esta.
Como mencioné antes, a lo largo de la película habrá dos escenas como mucho que están bien logradas en materia de suspenso y despiertan cierto interés por el conflicto, pero en términos generales es una película pobre.
Tanto desde lo argumental como en los recursos narrativos.
Si te genera curiosidad podés esperarla en la televisión cuando la pasen por cable y aprovechar la entrada de cine en alguna propuesta más satisfactoria.