Una historia de amor y desamor que desafía los límites que el propio cine se ha autoimpuesto. Marco Berger filma como nadie el cuerpo masculino y el deseo y la tensión sexual latente dentro de una fraternidad. Mientras el rubio avanza en esa casa en la que se comparte futbol, cerveza y testosterona, el partido entre los protagonistas avanza, y en el match uno de los dos saldrá perdiendo, el primero que diga basta.
Al igual que paso con la saga de Batman, en la que hubo un tiempo luminoso, kitch y pop, entre la transición de Burton y los realizadores que luego se sumaron a llevar adelante la vida del encapuchado, estás entregas del arácnido con Tom Holland como Peter Parker/Spidey, demuestran un interés por apuntar a un target adolescente que seguramente disfrutará de nuevas aventuras alrededor de Europa mientras una siniestra amenaza se cierne sobre la humanidad. Atentos a Zendaya, una MJ diferente, alejada de la ingenuidad característica del personaje, en un relato forzado y predecible que cumple con sus premisas y no mucho más.
Más animaladas Cuando La vida secreta de tus mascotas (The Secret Life of Pets, 2016) arribó a los cines, un universo nuevo abría la posibilidad de explorar aquello que los animales domésticos hacían/pensaban/debatían mientras sus “amos” no estaban en sus hogares. Esa curiosidad también era la posibilidad de jugar con la comedia desde el vodevil y la incorrección política. El mix entre Monsters, Inc, más la irreverencia de los estudios Ilumination (responsables de los Minions), permitían encontrar el justo equilibrio para reflejar desde ideas simples, a pensamientos mucho más complejos, con la posibilidad de jugar con su disfraz de película infantil y que toda reflexión pase de manera secundaria. Pero en La Vida Secreta de tus Mascotas 2 (The Secret Life of Pets 2, 2019), dirigida por Chris Renaud (Mi villano favorito, El Lorax: En Busca de la Trúfula Perdida), la propuesta avanza hacia lugares menos obvios, sumando el exterior como un horizonte narrativo, llevando a los protagonistas al campo, el circo, la ciudad, y en ellos organizar una estructura discursiva que en el obstáculo y los conflictos, termina por reforzar ideas sobre la amistad, el trabajo en equipo y la incorporación del distinto. La trama, en esta oportunidad, se dispara a partir que los humanos que conviven con Max (el perro protagonista), agrandan la familia, por lo que entre el juego de la adaptación de todos al recién llegado y la necesidad de revisitar el rol de cada uno de los personajes en la trama, desandará la historia. Además, el relato se apoyará en la incorporación de nuevos compañeros de aventuras a los ya conocidos -Snowball, Gidget, Duke y Chloe-, quienes agregarán tensión, aventura y adrenalina a la propuesta. Sólo para mencionar a uno de ellos, La Vida Secreta de tus Mascotas 2 en su versión original tiene a Harrison Ford como el perro responsable del campo al que Max va a pasar unos días con su familia, generando una subtrama que disparará la evocación de aquellos relatos en los que el maestro le enseña a su discípulo (Karate Kid, por ej.) a “vivir”, y en esas “clases” de una manera y otra, se transforman ambos. Hay otra historia, que luego terminará por encauzar la segunda parte del relato: la de Snowball tratando de rescatar a un tigre de las garras de un siniestro dueño de un circo, que sólo quiere exponer al felino a situaciones extremas y peligrosas para conseguir más público en la carpa. Y una más, en la que Gidget, esa pequeña poodle ultrafemenina, será aconsejada por la gata Chloe para transformar su apariencia canina a la de un gato y así rescatar un objeto muy preciado por Max. El tríptico narrativo propuesto en este reencuentro, más la suma de gags y el humor que atraviesa todo el largo, como así también la curiosidad por continuar indagando en la soledad de los animales para potenciar situaciones irónicas e incorrectas, hacen de La Vida Secreta de tus Mascotas 2 una versión superadora de su predecesora, construyendo entre risas moralejas para los más pequeños, y una lectura ácida de la sociedad en el subtexto para los mayores más avezados. Atención al cambio de voz de Max en su versión original, Louis C.K. tras las acusaciones de abuso es reemplazado correctamente por Patton Oswalt.
Entrañable relato sobre un niño y los vaivenes de la vida que lo han ubicado en un lugar de indefensión y permanente sentido de la supervivencia. En la simpleza de la historia se construye la empatía necesaria para seguir viendo la triste historia del protagonista y su entorno.
Un debut promisorio. Una historia que desnuda los mecanismos de evaluación del sistema educativo local. Exámenes, pruebas, el conocimiento y el aprendizaje expuestos en diferentes instancias, las que, hacia el final, impulsan la necesidad de imaginar otra manera de evaluar a aquellos que quieren superarse y progresar.
La vida después de amar. Un hombre se hace cargo de sus hijas mientra su mujer se toma un tiempo. Ese tiempo terminará siendo mucho más laxo que el que imaginaba, debiendo lidiar con su proceso de duelo, las complicaciones que sus hijas le traerán a su casa, y, la inescrutable fantasía de saber que nada volverá a ser como antes.
Él recuerda. Ella recuerda. Los caminos de la memoria son inesperados y esta película bucea de una manera avasallante en una historia que aparentemente es simple, pero en la complejidad del laberinto que desanda termina por desafiar al espectador.
Apasionante documental sobre la estrella hindú M.I.A en el que conoceremos la lucha por llegar de la cantante, su auge, apogeo y el cachetazo que la fama y la industria le dio cuando comenzó a predicar por causas nobles y afines a su lugar de origen. Un relato sólido y por momentos en primera persona que atraviesa la pantalla. Gran trabajo del realizador Steven Loveridge.
Sonidos lejanos El ruido son las casas (2018), ópera prima de Luciana Foglio y Luján Montes, es un débil viaje hacia la construcción de sonidos y música experimental, a partir de la exploración, por parte de artistas, de diversos mecanismos, texturas, materiales y soportes. La travesía propuesta comienza con un plano pronunciado de un edificio en construcción, dos hombres caminan por el techo llevando varas largas de metal. El final también recurre a esa imagen, ahora en vez de ser diurna es casi nocturna. El ciclo se abre y cierra. Pero en el medio la experimentación puede generar un sentido. Así comienza todo, refiriendo a la posibilidad de crear desde la nada un lugar para habitar, el que, seguramente, a partir de la conjunción de movimientos y su propia funcionalidad, decantará en una posibilidad sonora con o sin sentido y significado. Pero esto es una trampa, los ruidos no son de casas, son en casas y fuera de ellas. Las directoras exploran, junto a artistas, performers y grupo las posibilidades expresivas de elementos no tradicionales. Todo es como un gigantesco happening cinematográfico que refuerzan las posibilidades de armar música y sentido con cualquier cosa. Durante poco más de una hora, Foglio y Montes, expresan su pasión por la experimentación musical, acercando propuestas, colores, tonos y ruidos, que resignifican su sentido desde la pantalla hacia fuera. No todo es armonía, no todos los sonidos construyen sentido, al contrario. Muchas veces el espectador, activo, debe terminar de asumir o rechazarlos, y las realizadoras lo saben por lo que comienzan a acumular experiencias. Dos sillas que van y vienen, el roce de una bandeja giratoria con un vaso de vidrio, las hojas de un frondoso árbol danzando con el viento, artefactos eléctricos que se utilizan para generar la musicalidad del relato. Presentada en la competencia oficial de vanguardia y género, del (20) BAFICI, El ruido son las casas se inscribe en una línea pedagógica de películas que se apasionan por una temática específica para trascender aquello que impulsó la creación de la propuesta. Pero en esta oportunidad se queda a medio camino de las dos cosas. No alcanza con el aglutinamiento de cortos, de los que participan varias figuras importantes de la música experimental nacional, porque en definitiva, la principal falla del film, es su imposibilidad de articular la hipótesis inicial con el devenir del largometraje. La contradicción, el choque entre el universo visual y sonoro, no aporta más que diferentes texturas para comprender cómo aquello que para uno puede ser sólo un ruido, por ejemplo una sirena de policía, o el constante movimiento de un mecanismo eléctrico, para otro es el mejor instrumento jamás creado. El ruido son las casas no puede superar su origen para nicho, traicionando con grandilocuencia la experiencia cinematográfica y prefiriendo mirarse al ombligo sin atender en ningún momento a los espectadores que se acerquen a verla.
Has recorrido un largo camino En No soy tu mami (2019), del realizador Marcos Carnevale (Corazón de León, El fútbol o yo), Julieta Dìaz es Paula, una periodista que se presenta al mundo como una mujer segura de sí misma, que disfruta de su vida, del éxito en la profesión, y, principalmente, de su infranqueable decisión de no ser madre. Curiosamente, en la premisa de este relato, escrito por la propia Díaz y Celina Font, que se promociona como la comedia feminista para los tiempos que corren, sobre una mujer que a partir de una serie de textos periodísticos denuncia el universo maternal y sus derivados, es en donde se esconde la imposibilidad de trabajar correctamente aquello que intenta deconstruir. El personaje central se delinea con trazos gruesos, y con pocos claroscuros, su unidimensionalidad terminan por jugarle en contra, y sólo, por reemplazo, Paula bien podría haber sido un personaje masculino, que no quiere tener hijos y no mucho más que eso. En ese reemplazo, la mujer como protagonista termina por disolver aquello que enuncia, sin profundizar de manera correcta el desarrollo de los temas que subyacen en la historia, la idea de maternidad, decidir ser madre o no sin atender a mandatos, el rol de la mujer en el mundo laboral, la potestad sobre el deseo y la pasión, y otros derivados, y tampoco logra posicionarse como un hito dentro de los films en los que en el último tiempo se repiensan los roles y se busca una mayor participación de personajes protagónicos femeninos en los relatos. El título realiza un doble juego con la posesión/pedido de independencia, y aquellos célebres grupos de whastapp en los que una horda de padres y madres catalizan preguntas y comentarios sobre hijos y tareas escolares. También se disuelve la oportunidad de afirmar ideas sobre distinción de roles, exigencia de equidad, y otros puntos que se deslizan a lo largo del metraje. En determinado momento, y desandando el gag y la resolución símil sitcom, al film se le escapan ideas que podría haber profundizado, como su enamoramiento con el “chongo” impensado al comienzo de la historia, un hombre de mediana edad, que se cree el número uno, y que en su juego torpe de seducción, se presenta como uno los personajes más honestos del relato. Sebastián Wainraich gana frente a la obviedad del lugar de galán que se le deposita a Pablo Echarri, con su pulcritud, físico fit y su capacidad verbal para seducir a Paula, aún a pesar de ser padre. Hay otro personaje, una especie de niñera imposible de determinar su sexo, que interpreta Daniela Pal, que en la naturalidad de frases y hechos en los que interviene, y la manera en la que lleva sus rutinas y constantes cuidados para con la niña del relato, hay un interés por destacar su desfachatez que supera a aquellos roles centrales más subrayados. Una primera etapa potente de la película, con algunas logradas escenas, dejan espacio a resoluciones panfletarias y burlescas, que en vez de destacar la libertad de Paula para consigo misma y el resto, la subyuguen en las mismas denuncias que termina por gritar. Y en ese grito, Díaz, se desempeña correctamente, una vez más, como referente de la comedia local, en una propuesta que podría haber sido mucho más clara y honesta con sus principios si el guion acompañase su interés por presentar un personaje femenino más sólido y seguro de sus decisiones/convicciones y no un apurado borrador de algunos reclamos que de los grupos de whatsapp, redes sociales y la agenda mediática hicieron subidos a la ola verde y que terminaron por llegar a la pantalla grande no de la mejor manera.