“Otra película de la dictadura”, esta frase se suele escuchar cuando un film versa o rosa estos temas. Por alguna extraña razón gran parte del público cree que se estrenan decenas de films sobre los 70s en Argentina cuando la realidad es todo lo contrario. Sin ir más lejos, en los últimos cinco años se estrenaron nada más que seis cintas que aluden al tema. Aunque nos pese porque es un horror, esa época es muy rica y llena de buenas historias para llevar a la pantalla. De la misma manera que en Hollywood se hicieron cientos de films sobre la Segunda Guerra Mundial o últimamente sobre el conflicto bélico en oriente. Si vos sos de esas personas que exclaman esa frase con desdén, definitivamente El almuerzo no es una película para vos. Peor por fortuna tenés más de 80 films argentinos estrenados este año sobre diversos temas. Ahora bien, si vos sos uno de los que se interesan por estas cuestiones, el nuevo film de Javier Torre es lo tuyo. Contado con detalles y precisiones, se relata el famoso almuerzo que el Dictador Jorge Rafael Videla tuvo con referentes de la cultura en mayo de 1976, a pocas semanas del Golpe de Estado, entre ellos los mismísimos Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato. Con minuciosa precisión se recrea la época tanto en locaciones como en vestuarios, siendo la Casa Rosada una protagonista más. Y hablando de protagonistas, el plato fuerte de este film son las espectaculares actuaciones, Primero y principal la de Jean Pierre Noher como un Borges ya entrado en años y cuya ideología no es la que muchos esperan, tal como sucede en el caso del excelentísimo Alejandro Awada que le pone la piel a un Videla tan repulsivo como aquel que se puede ver en la imágenes de archivo. Por su parte, Lorenzo Quinteros le da la solemnidad justa y necesaria al buen Sábato. Nos enteramos muchas cosas de esa comida así como también del secuestro y desaparición del escritor Haroldo Conti, gracias a buenos y contundentes diálogos y secuencias desgarradoras. La edición del film está bien pero a veces no coincide con la música incidental y eso le resta en los climas que genera. Es una muy buena película, un gran testimonio de una parte espantosa de nuestra historia, pero hay que tener en cuenta las aclaraciones que hice en los primeros párrafos, su público puede llegar a ser muy sectorizado.
Podríamos decir que Pan es una re-introducción del clásico personaje creado por J.M. Barrie para el público moderno. La última adaptación de la obra original la tuvimos hace poquito más de una década (Peter Pan, 2003) y no tendría sentido alguno hacer otra remake de un cuento tan conocido en un lapso de tiempo tan breve. Ni Disney se atrevería a meterlo en sus planes de llevar al live action todas sus animaciones dado a que aquella película dirigida por P.J. Hogan tomaba la misma estructura que la animada de 1953. ¿Entonces qué se hace con este personaje que ya ha tenido películas, obras de teatro, musicales, series de tv, mangas y videojuegos? Pues Joe Wright respondió muy bien esa pregunta. Utilizó una fórmula muy conocida en el cine de los últimos tiempos: el año uno (o año cero) para contar los orígenes de alguien ya establecido. Y por si quedaba alguna duda al respecto las primeras líneas del film hacen referencia a ello: “la historia que sucedió antes de la leyenda”. Aquí es donde se expande la mitología creada por Barrie y nos presentan a un Peter huérfano en Londres en plena Segunda Guerra mundial, el misterio de por qué su madre (la siempre bella Amanda Seyfried) lo dejó ahí será una constante toda la cinta. Algo curioso para destacar es la paleta de colores, cuando se muestra al orfanato y la vida ahí lo vemos en blanco y negro y solo hay colores (pero no tan vívidos) cuando los chicos juegan. No pasa mucho tiempo hasta que la Tierra de Nunca Jamás se hace presente y no son sus colores infinitos los que llaman la atención sino el gran diseño de arte, algo que Wright viene demostrando muy bien en todos sus films y este no solo no es la excepción sino que también le añade el tono fantástico por lo cual pudo desatar más a su equipo de producción. Asimismo, el film es un despliegue de efectos visuales que por momentos abusa y peca con el CGI. Algunas de las escenas de Peter volando son groseras en lo obvio que no es el actor al que vemos sino a uno generado gráficamente. Pero fuera de eso está muy bien. El director le da buen ritmo al film y entretiene mucho. Incluso genera intriga por más que el final se puede imaginar con facilidad. En cuanto al elenco, hay de todo. Hugh Jackman es un actor excelente y no hay rol que interprete mal pero la verdad que aquí parece sobreactuado. Ojo, hay que aclarar que es la naturaleza del personaje y seguro también le dieron directrices para que sea de esa manera. Pero vale la pena mencionarlo. Rooney Mara no se destaca demasiado y llama la atención su elección para el papel dado que Tiger Lily (Tigrilla por aquí) es -tanto en el libro como en las adaptaciones anteriores- de etnia de pueblo originario de Estados Unidos. Pero bueno, es una nueva moda de Hollywood cambiar razas. El Capitán Garfio que aún no es Capitán cayó en manos de Garret Hedlund, cuya carisma no es la necesaria para interpretar a tal icónico personaje. Pero a su favor vamos a decir que aquí todavía le falta que le corten la mano para convertirse en quien está destinado a ser. Por otro lado el que se lleva todas las loas es el debutante Levi Miller ya que la mayoría de la película recae en sus jóvenes hombros y la puede llevar muy bien. Sin él este film no funcionaría así que fue un gran hallazgo. Su naturalidad y química con el resto del elenco es admirable. Pan también goza de humor y de algunos elementos controversiales. No los mismos que en la novela original sino unos nuevos siendo que el Polvo de Hadas se extrae a través de la minería y es aspirado por el villano el más llamativo. En definitiva nos encontramos ante un muy buen film de aventuras cuyo target principal son los niños y pre-adolescentes pero que puede ser disfrutado por todo público. Ojalá le vaya bien para poder seguir viendo la historia y la evolución de los personajes hasta que lleguen a ser quienes todos conocemos. La ventana quedó muy abierta para ello.
Misión rescate es una muy buena película de ciencia ficción y aventuras que te mantiene atento y al filo de la butaca de principio a fin durante más de dos horas. Da gusto ver a Ridley Scott en este terreno más seguido porque es lo que le sienta mejor. Es preferible mil veces más que haga una Prometheus (2012) antes que una The counselor (2013). Y con este estreno demuestra por qué es uno de los mejores en ese terreno. La historia es muy simple y se puede trazar un gran paralelismo muy grande con Apolo 13 (1995) algo que está muy bien porque aquella película de Ron Howard fue muy emocionante en su momento y en Misión rescate se redobla la apuesta. Matt Damon ofrece una performance mejorada del personaje que interpretó en Interestelar (2014). Aquí nos preocupamos por él, nos reímos con él y nos emocionamos con él. Buena parte del film está solo y eso lo enaltece aún más. En porciones menores que el protagonista principal, el resto del elenco está bien en líneas generales sobretodo Jessica Chastain y Jeff Daniels. Luego hay muchos nombres ya que es un cast completísimo: Chiwetel Ejiofor, Michael Peña, Kate Mara, Sean Bean, Kristen Wiig, entre otros. La factura técnica es impresionante, el espectador realmente se siente en Marte a pesar de no tener noción alguna de cómo es ese lugar. Es increíble que algo así ocurra y el muy buen uso del 3D ayuda mucho. Scott hace alarde de su habilidad no solo en efectos especiales sino también en fotografía y banda sonora, desde la incidental hasta clásicos de los 70s muy bien utilizados. Ver como la supervivencia de Damon se va complicando día a día y como se las ingenia todo ese tiempo es más que entretenido. Lástima que el nombre que le pusieron acá sea tan descriptivo sobre el accionar y no sobre el personaje porque The Martian (El marciano) es una genialidad bien aplicada en esta gran aventura de ciencia ficción sobre un hombre y su epopeya interplanetaria. Si les gusta este género no se la pueden perder.
Que difícil que es analizar y criticar un sentimiento ¿no? porque con Truman me sucede eso. Si bien es una película, no puedo reseñarla de la misma manera en la cual lo hago con todas aquí semana a semana. Es que me pegó mucho, me afectó, me emocionó por demás, me hizo sufrir y muchas sensaciones más. Pero por sobretodo, y lo que más rescato, es la sensación con la cual salí del cine: caminé en silencio pensando mucho en la gente que quiero y en la amistad. Que una película logre algo así no es poca cosa y me parece sumamente injusto someterla a un frío análisis de estructura de guión y realización aunque lo haga un par de líneas más abajo. Es por eso que quiero resaltar primero lo que me generó. Se puede apuntar contra Truman en que busca el golpe bajo porque estamos viendo como un tipo con una enfermedad terminal se va despidiendo y como su perro cumple un factor fundamental en todo ese proceso tanto literal como metafóricamente. Esto es algo que en el cine ya hemos visto unas cuantas veces, ¿entonces qué es lo diferente acá? Resulta que vemos a Ricardo Darín muriéndose y eso nos toca el corazón. Esta película nos confirma algo que ya sabíamos pero que ahora exteriorizamos: queremos mucho a este hombre y que sea su figura la que personifique a este mal tan común y tan injusto como lo es el cáncer no pasa desapercibido, no es un actor más. Ahora bien, esto no significa que veamos a Ricardo Darín persona en el film porque no es lo que sucede. Aún sin alteraciones físicas ni prostéticas vuelve a demostrar que es el mejor actor de su generación y probablemente el mejor actor argentino de la historia. Su interpretación es perfecta, casi matemática (con la ironía que esta comparación trae) y demuestra, una vez más, porque es el mejor en lo que hace. Sus tiempos, miradas y pausas dan testimonio de esa verdad inexorable ya planteada en esta reseña. Y en esta oportunidad se encuentra muy bien escoltado por otro monstruo de la actuación llamado Javier Cámara, que devuelve todos y cada uno de los pases del protagonista con maestría y solides. Por su parte, Dolores Fonzi aporta aquel toque que solo una mujer puede dar en este tipo de historias. Atrás queda su sensualidad innata para darle paso a un personaje breve pero entrañable. El director Cesc Gay transmite de forma brillante la historia que quiere contar a pesar de los golpes bajos. La fotografía y la música van de la mano a un compás de pura armonía entre lo técnico de la puesta en escena y lo humano del guión que sin ser una maravilla del séptimo arte es redondo por donde se lo mire. Una última cuestión para tener en cuenta es que Truman es una película española cuyo rol titular es interpretado por un argentino y es una buena amalgama porque el film no pierde identidad y el personaje principal acentúa la suya. Truman es de esas películas que nos recuerda que el cine es algo más que entretenimiento, que es más que un arte. Truman es un homenaje a lo más importante que un ser humano puede cosechar -dejando de lado a los hijos y pareja- la amistad. Si algún día tengo que explicarle a alguien qué es un amigo, le voy a dar una copia de este estreno. No se pierdan está película (y lleven carilinas).
Finalmente llega a la cartelera este retrasadísimo estreno que desde hace meses que se encuentra en todos los lugares de descarga ilegales y mantas de las ciudad, y es una lástima porque es una buena película. Lo que la hace realmente atractiva es que se trata de una historia real, una que seguramente la gran mayoría del público desconoce y que implica a una figura relevante e interesante si uno se pone a estudiar un poco su vida. Con una puesta en escena modesta, que muchos podrán catalogar como que faltó presupuesto, El gran secuestro de Mr. Heineken se luce por su reparto y como interaccionan entre ellos. A pesar de que lo que hacen los personajes está muy mal y es un delito (obviamente), llega un momento de la película en el cual querés que se salgan con la suya. Cuando algo así ocurre en el cine es gracias al carisma y química de los actores. Por ello es que Sam Worthington, Jim Sturgess y Ryan Kwanten hacen un buen laburo. Por su parte, Sir Anthony Hopkins le da legitimidad al igual que en todo lo que hace. Siempre está solido haga lo que haga. El director Daniel Alfreson, responsable de la trilogía Millenium, hizo un laburo “más limpio” en cuanto la puesta y fotografía y genera buenos climas que acompañan la historia. En definitiva, El gran secuestro de Mr. Heineken es un film para pasar el rato pero sin mucho que aportar en cuestiones de entretenimiento. Su gran valor es que se trata de una historia real.
Francisco, el Padre Jorge podría ser una biopic más pero no lo será para el espectador argentino. Nos encontramos ante un importantísimo despliegue de producción que retrata la vida de Jorge Mario Bergoglio desde su adolescencia hasta el Cónclave que lo eligió como actual Papa. El film es muy solemne y correcto pero por sobretodo muy humano. Está clara que la intención es enaltecer aún más la figura del Sumo Pontífice haciendo hincapié en sus vivencias y actitudes que lo llevaron a donde está hoy en día. Asimismo, toca las controversias que se tejieron en los últimos tiempos sobre la participación del ex Arzobispo de Buenos Aires en la última dictadura militar pero sin grises y de manera muy clara y contundente. Sin dar nombre propio, el personaje interpretado por Alejandro Awada personifica a un famoso periodista/escritor detractor y presunto artífice de ciertos rumores. También sin dar nombre, el personaje de Carola Reyna toma gestos y modos de la máxima mandataria del país en una escena de clara confrontación. Sin embargo no se ahonda demasiado en esas cuestiones ya que el gran grueso de la historia pasa por la visión y construcción de la periodista interpretada por la carismática Silvia Abascal. Es en los diferentes cruces que tiene su personaje con Bergoglio a lo largo de ocho años de donde la cinta se alimenta para mostrarlo como lo que pregonó: austeridad y cercanía a los más pobres. ¿Darío Grandinetti? Está muy bien y en un registro muy parecido a quien tal vez hoy en día es la persona más famosa del mundo, hecho que al actor le juega un poco en contra sin dudas, pero que si logramos apartar de nuestra mente la imagen real para reemplazarla con lo que nos muestra la pantalla nos encontramos con una muy buena y comprometida interpretación. El director y guionista español Beda Docampo Feijóo llevó adelante está súper producción con buenos resultados desde lo técnico y escenográfico. Ayuda mucho el dinero que hay invertido, algo que se nota. También crea buenos climas desde lo dramático aunque algunas secuencias se encuentran bastante orquestadas. Francisco, el Padre Jorge es un homenaje en vida hacia el Papa y todo lo que representa para sus fieles desde un punto de vista claro, sin matices (y católico). A lo mejor le faltó mover un poco el avispero en las situaciones políticas tanto locales como de la iglesia pero está claro desde el principio que no era la intención. Es una buena película que sin dudas no pasará desapercibida.
Señores y señoras una buena película de terror sobre espíritus y una casa con apariciones llega a nuestra cartelera. Aplaudamos de pie porque hoy en día es una rareza. La casa del demonio conjuga todos los clichés posibles, tanto los clásicos como los nuevos: jóvenes atractivos en una casa embrujada con material de archivo (falso documental) y sorprendentemente están bien. No hacen ruido. El acierto es el haber encarado el proyecto como un policial y que sea un detective el que va armando las piezas del rompecabezas mediante los videos que encuentra y el relato de uno de los sobrevivientes. El director Will Canon genera una muy buena atmósfera de suspenso y sobresaltos. Y no nos confundamos porque el director no es James Wan pese a que los pósters remarquen su nombre, aquí su trabajo fue de productor pero seguro que dejó unos lineamientos porque su mano se nota. El elenco de jóvenes es mediocre, eso también hay que decirlo, pero no porque los actores sean malos, de hecho hay un par en ascenso y con carreras prometedoras, sino porque no aportan nada nuevo ni siquiera en materia gritos. Ahora bien, Frank Grillo hace un buen trabajo. Este tipo nació para interpretar detectives o papeles similares, ya lo ha demostrado en el pasado y aquí se luce. Ojo, se luce dentro de las reglas del género de terror, no busquen drama. Siempre digo por aquí que el cine de terror gusta mucho en argentina y que se consume mucho no importa qué película sea. Lo bueno ahora es que quienes vayan a ver La casa del demonio se encontrarán con un film atrapante, dinámico y que asustará como se debe.
A esta altura ya podemos decir que este tipo de películas son un clásico. No en términos cinematográficos claro está sino más bien en costumbre porque desde hace un tiempo todos los años tenemos un par. Futuros distópicos, adolescentes e historias de amor. Algunas mejores (saga Los juegos del hambre), otras peores (El juego de Ender, 2013), la lista es amplia y con gran acogida mundial. Cuando el año pasado se estrenó Maze Runner fue una grata sorpresa. Sus fieles seguidores estaban contentos y el público en general se encontró con un film bien planteado, entretenido y con un joven elenco acorde. Como funcionó, la segunda parte de la trilogía de libros escritos por James Dashner llegó con rapidez a la cartelera. El plot está bien pero es víctima de lo que suele pasar en las películas del medio de las sagas: parece que no hay ni principio ni final. Y eso resta y cansa. En una secuencia uno de los protagonistas dice “extraño el laberinto” y la verdad que un poco se siente. Ese escenario y premisa era más interesante y atrapante que el desierto en donde transcurre la secuela. Asimismo, me da la sensación que los personajes estaban mejor desarrollados en la primer entrega pese a las revelaciones que hay en esta. Técnicamente está muy bien y las secuencias de acción no solo entretienen sino que tiene un par que pueden hacer saltar al espectador de la butaca. Eso le suma. Dylan O’Brien y Kaya Scodelario encabezan el elenco de pseudo ignotos con mucha química. Todos están muy bien en sus papeles y el protagonista principal se la banca como tal. El director Wess Ball continúa en la misma senda que el estreno del año pasado peo sin mayores innovaciones. Maze Runner: Prueba de fuego es una digna secuela que se será muy bien recibida por los fans y que podrá entretener al resto del público siempre y cuando recuerden la película anterior.
Lo primero que hay que saber de El espejo de los otros antes de sacar la entrada es que estamos ante una película que no es para todo el mundo. ¿Qué quiere decir esto? Que la manera en la cual está narrada no es clásica y puede chocar y no gustar a aquellos de gustos más cerrados y tradicionales dado que el film es muy teatral en sus códigos y puestas. Por lo general a mí eso es algo que no me gusta pero en este caso está bien y es funcional a las diferentes historias y muy propio de la identidad que la cinta quiere adoptar y que logra muy bien. Son cuatro historias las que contemplará el espectador, cuatro cenas diferentes en las cuales podrá inmiscuirse y ser parte. Así es como lo hacen los dos personajes centrales perfectamente interpretados por Pepe Cibrián y Graciela Borges. A través de ellos es que disfrutamos y nos indignamos de las fortunas, felicidades y desdichas de cada una de las historias. Al haber varias sucede algo curioso (tal como en Relatos salvajes) que es que uno puede salir del cine diciendo cuál fue la que más le gustó y cuál menos. En mi caso hubieron dos que me pegaron hasta las lágrimas (la de Oscar Martínez y Julieta Díaz por un lado, y la de Norma Aleandro, Ana María Picchio y Marilina Ross por otro), y otra que no me gustó para nada (la de Alfredo Casero y Leticia Brédice). Amén de esto que es bien personal, cada una de las historias están muy bien planteadas, actuadas y dirigidas. Y hablando de dirección, nos encontramos ante la película menos convencional de Marcos Carnevale, quien fue responsable de Elsa y Fred (2005) y Corazón de León (2013). Aquí se arma de una fotografía bellísima y maximiza la locación principal (el restaurant llamado Cenáculo) para que parezca un personaje más. Aunque tiene un par de vaivenes, en líneas generales la película mantiene una buena línea y es fiel a sí misma y la historia que quiere contar. El espejo de los otros es una propuesta de cine nacional diferente y que no es para todos, pero los que logren traspasar esa pequeña barrera la disfrutarán mucho.
Cuando en 2013 se estrenó Magic Mike en mi crítica señalaba dos cosas, una a través de un eufemismo diciendo que se trataba de “porno para mujeres” y otra que el director Steven Soderbergh había hecho un gran laburo para no caer en lugares erróneos y recursos repetitivos para darle lugar a una comedia simple pero inteligente. ¿Qué sucede en esta secuela? Pues todo lo contrario. La ausencia del director de Traffic (2001) y La gran estafa (2002) se nota demasiado. Lo poco que era piola en la entrega original aquí se banalizó por completo para dar paso a dos largas horas de un show de streptease masculino. Ahora bien, el film tiene muy claro su prerrogativa y al público al cual está dirigido: grupos de amigas que quieran acalorarse en el cine. Se quintuplicaron los números coreográficos en comparación a la primera parte y estos, que eran secundarios, aquí tienen un rol fundamental dado a que son el motor de la historia. Otra ausencia que se nota es la de Mattehew McConaughey, no porque el elenco esté mal sino porque su carisma era muy importante. Adam Rodriguez, Matt Bomer y Joe Manganiello escoltan bien a Channing Tatum pero ninguno de estos cuatro puede lograr que su personaje sea algo más que músculos aceitados. El director Gregory Jacobs, cuya ópera prima en 2004 fue la decepcionante remake de Nueve reinas (Criminals), apostó todo a su coreógrafo y el resultado está a la vista: un film pobre que tiene como único punto a destacar tipos facheros poniéndose en bolas. Magic Mike 2 es solo apta para grupos de amigas que quieran pasar un momento divertido en el cine pero por complicidad entre ellas y no por mérito de la película, el mérito le corresponde a los músculos de los actores.