Es la opera prima de un director de arte, Maha Haj, que elige mostrar a una familia Palestina numerosa y sus relaciones, con distintas generaciones en conflicto. Los padres y un matrimonio que sobrellevan infinita rutina con resignación y silencio. Una hija que esta a punto de parir con dos conflictos en puerta, su esposo consigue trabajo como actor, “de terrorista” y su hermano se niega a formalizar con “una chica que le conviene”. Mientras tanto, un tercer hijo vive en Suecia y espera la visita de sus padres, mientras su novia lo planta. Lo que tienen todos en común son conflictos que se cuecen lentamente para explotar, con una mirada humana por momentos mordaz, irónica, con algunos toques surrealistas. Y tampoco se pierde los momentos que reflejan de que manera los israelíes tratan a los palestinos. Muchos ingredientes que sirven para indagar profundamente en la humanidad de los personajes encerrados en su propio lugar común, temerosos de cambios. Aunque estos le den momentos impensados de felicidad: ver el mar por primera vez, el gesto primer gesto cariñoso en años de los ancianos, el tango en la cárcel de la pareja detenida porque el se niega a llamarla novia, no vaya a ser que se comprometa de más…Nada es demasiado trágico, porque se ve con un humor socarrón, con equilibrio entre lo irónico e indulgente. Buenos actores, la mayoría no profesionales.
Es una película de acción hecha por un profesional del tema que es Martín Campbell (responsable de dos Bond “Golden eye” y “Casino Royal”) que solo busca mantener la tensión y lo logra, con un inusual Jackie Chan en un papel silencioso y dramático, donde demuestra el buen temperamento que le pide este oscuro thriller, con una escena hacia el final que lo muestra en “crema” de sus creaciones coreográficas de acción. El encarna a un dueño de un restorán que asume su pasado de hombre de acción y de trágico destino, cuando su hija muere por culpa de un atentado terrorista. Los responsables una facción del IRA, que son ultraviolentos. Entonces Chan primero intenta sobornar al jefe de policía para saber la identidad de los atacantes. Como no lo logra va a Belfast y le pide los nombres al primer ministro, un ex IRA, encarnado con justeza por Pierce Brosnam. Desde allí la trama gira con vueltas de tuerca, traiciones pero por sobre todo por la voluntad de ese padre que solo quiere venganza. Una maquina de matar, un experto en ser invisible pero letal que acorrala al funcionario con bombas y extorsiones. Hasta que logra su objetivo. La tensión es constante. Para los amantes de la acción y el suspenso. La mirada sobre los irlandeses que depusieron las armas no es benévola, una exigencia de marketing del autor de la novela (Stephen Leather) y del guionista (David Marconi). Aunque la tensión nunca decae y Jacky Chan demuestra que puede llamarse una leyenda, lejos del humor pero muy cerca del combate.
Es una de acción, la tercera colaboración de Bruce Willis con Steven C. Miller (“El gran golpe” y “Extracción”), aunque el director no explote ni su humor ni su ironía que lo convirtieron en estrella. Aquí la sorpresa es ver a “Anakin” Hayden Christensen como un padre de familia capaz de hacer todo por su hijo. El guión de Nick Gordon parece un panfleto de la “Asociación Nacional del rifle”. Es que ese padre, un educado inversor bancario, tiene que solucionar un tema de bullying que sufre su niño y no se le ocurre mejor idea que ir a su tierra natal entrenarlo en el uso de armas familiares en una cacería. Y aunque de palabra le indica que no debe dispararle a humanos, en un segundo lo esta haciendo en una situación que describe el titulo. Lo demás es descubrir que el comisario es corrupto, que participo de un robo, que tuvo que ver con la muerte de su padre, más el rapto del pequeño de mano de un ladrón buenito que lo educa en tema del valor masculino. Claro que hay acción, vueltas de tuerca, situaciones sádicas, y el banquero que se revela como un héroe de acción. Así de rudimentaria es la cosa. ¿Ira ese chico maltratado armado al colegio para poner las cosas en su lugar? La película no se ocupa de eso…
Es una película de terror que ancla en un hecho real ocurrido en España, conocido como el primer expediente X desclasificado, ocurrido en los 90 en el barrio Vallecas de Madrid. El responsable es Paco Plaza (co-dirigió las dos primeras “Rec” e hizo la tercera), responsable también del guión junto a Fernando Navarro. Pero aquí deja de lado el costado “gore” de sus films anteriores y elabora un buen clima de tensión y horror sin exagerar en los efectos especiales, verdaderos lugares comunes de Hollywood. Logra un clima oscuro y espeso, mantiene la tensión y se instala con pericia en el mundo de una escuela religiosa, donde se supone que el mal es reconocible y palpable, donde no falta la monja ciega y sentenciosa (uno hasta espera sus dientes de vampira como en la saga de “El conjuro” pero no). Tres adolescentes juegan no tan inocentemente con una tabla de ouija, “alguien” responde y el peso de la posesión se la lleva una de ellas, la protagonista, con una actriz para recordar Sandra Escacena. El director va por más que la chica “atacada” y asustada, es también una niña que entra en la adolescencia y que esta recargada de obligaciones en su casa, pues su madre trabaja en horarios extensos y nocturnos y de día duerme (la encarna la recordada Ana Torrent). Su mundo de obligaciones adultas, tentaciones de nena, deseos y terrores. Bien hecha, con buen pulso, con un argumento que cierra, que no se engolosina con lo inexplicable sino que busca, dentro del género, una lógica. Buena sorpresa.
El titulo y el subtitulo elegido para nuestro país describe casi todo- Falta subrayar que se basa en un hecho real, cuando van los rubros del film, al final están las fotos reales del protagonista. Un nuevo caso de resiliencia esta vez protagonizado por un ex jugador de hockey profesional, que se convirtió en drogadicto y que decide usar el snowboard en Sierra Nevada cuando se avecina una tormenta. Ahí se queda abandonado a sus fuerzas, con su condición de atleta, pero con su síndrome de abstinencia de las metanfetaminas, y sus recuerdos como único sostén. El bueno de Josh Hartnett se banca como puede ser Eric LeMarque, en un film dirigido por Scott Waugh, con libro de Madison Turner, que se ocupa más de los flashbacks que de lo que ocurre en la montaña. El padre dominante exigiendo lo que él, las demandas de sus entrenadores, en un deporte particularmente violento, la caída en la droga instigado por su padre, las enseñanzas que lo impulsan a sobrevivir, la desesperación de su madre. En la nieve pasa ocho días, lo visitan lobos, se cae al agua helada, y otros detalles escabrosos. Solo para fanáticos de historias reales. Apenas correcta.
Ideal para la cercana Navidad, esta animación dirigida por Timothy Reckart une en la acción a un burro pequeño que quiere escapar de su vida rutinaria y sueña con la libertad junto a una paloma inquieta. La máxima aspiración es integrar “la caravana real” para conocer el mundo. Sin embargo los rumores, que abrevan en la historia bíblica hablan de la llegada de tres reyes magos, la parición de una estrella y peligros sobre la vida de María y José. Los animales, se unen una oveja aventurera, tres camellos torpes y otros, llevan lo gracioso a cuestas, con humor tonto, corridas, malos entendidos y resultan queribles. Pero por el otro lado todo tiene que ser políticamente correcto y esquemático como para no ofender a nadie en sus conceptos religiosos. Y esos dos andariveles combinan más o menos. En búsqueda de un publico religioso y con el espíritu navideño a cuestas.
Tom Espinosa, nacido en Venezuela y formado en nuestro país se atreve como autor y director a mostrar una relación inusual en un ámbito educativo. Construye como director a un personaje autoritario y agresivo, que revisa compulsivamente las mochilas de sus alumnos, aparentemente motivado por un hecho traumático anterior. Tiene una visión de sus alumnos esquemática, conservadora, desagradable. Es capaz de perseguir a una alumna rebelde y aunque es filmado por sus alumnos, lleva su violencia hasta el límite. Sobre esa adolescente rebelde concentra sus iras hasta la humillación. Es un hombre impulsivo incapaz de autocrítica, que pasa los límites sin contención. Por eso cuando un hecho fortuito lo hace responsable de esa adolescente hasta es capaz de enfrentarse con una red de trata por dar con ella. Sin medir las consecuencia. También hay un interesante razonamiento sobre la aceptación en el mundo adolescente, las crueldades y el bullying. Imperfecta, lejos de la realidad por momentos, bien filmada, lleva el pulso del relato con tensión, con agilidad en momentos violentos.
Se propone nada menos que reconstruir los diez meses que Marcel Duchamp pasó en nuestro país, los más misteriosos de su vida. Que cosas pensaba y como vivía, que cosas cambiaron su vida, como el mismo expresó, en que ocupaba sus días de aparente ocio y obsesión por el ajedrez (la única verdad histórica comprobada), como era el regalo en “Ready made” que le envió a su hermana desde Buenos Aires. Lo que intentan los directores Mariano Galperin y Román Podolsky es reconstruir sus laberintos mentales, su tiempo de repensar e inspirarse. Para ello eligieron el blanco y negro elegante y neto y transformaron cada fotograma es una pieza de arte de buen gusto y elegancia, imaginaron un itinerario lejos de la biopic tradicional. Mostraron atisbos de su extravagancia, utilizaron sus cartas para mostrar su pensamiento siempre inquieto, su mirada atenta, su genio presto. Claro que el resultado también es frío y un tanto alejado de la comprensión. Gran elenco encabezado por Michel Noher y un intento distinto, preciosista del cine nacional.
Un documental que muestra y derriba conceptos, que emociona y da testimonio bello y veraz de lo que ocurre en Olacapato, el pueblo más alto de nuestro país, ubicado en la puna salteña. Y lo que se ve es revelador. La escuela como el centro de actividades donde la enseñanza es llevada por un matrimonio de maestros, inspirados y activos, soñadores y solidarios. Él, director del establecimiento, aparte de enseñar, ella además bibliotecaria. Y en ese programa de estudio están desde los principios de Newton a los sueños de Julio Verne o la fabricación de cohetes con propulsión a chorro. Se muestran a los chicos con conflictos, curiosidades, dudas sobre su futuro. Las mujeres emprendedoras y comprometidas. Con guión y dirección de Marcelo Burd, que logra momentos de gran intimidad, de alegrías y tristezas, de la dureza del clima y el difícil acceso. Hay que verlo.
Cuando Miguel Barata autor y director de este documental se cruzo con la colección de la escritora Luisa Valenzuela, quedo fascinado. Y en este trabajo intenta transmitir ese mundo de sugestión, misterio, exotismo y religiosidad que cada una de las 250 piezas tenían. Pero a la vez, todo orbitando alrededor de la muestra que se montó con semejante tesoro, otros responsables de distintas disciplinas, artesanos, bailarines, actores, dan sus puntos de vista sobre esta creación popular, de todas partes del mundo que siempre comunican un mensaje: con el mas allá, con el homenaje, con la alegría, con el desenfado, con dios y con el diablo. Pero además con un valor histórico, social, estético y también político. Mascaras que una sociedad siempre necesita para convocar y devolver, tributar y esconderse, darse a conocer, temer y trasgredir.