El director de «The Big Short» (2015) y «Vice» (2018), Adam McKay, nos trae su más reciente film, «No Miren Arriba» («Don’t Look Up», en su título original), el cual se estrenó por tiempo limitado en salas a principios de diciembre y ayer llegó a Netflix de forma masiva. La cinta se centra en Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), una estudiante de posgrado de Astronomía, y su profesor, el doctor Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), quienes hacen un descubrimiento tan asombroso como aterrador: encuentran un cometa en órbita en el sistema solar que dentro de seis meses va a caer en la Tierra y destruir el planeta. Es así como ambos empezarán una cruzada para advertirle al gobierno y a la sociedad a través de los medios lo que está a punto de ocurrir para poder hacer algo y salvar la humanidad. Aunque la respuesta que reciben no es la esperada. «No Miren Arriba» es una sátira punzante que realiza una crítica a los gobiernos que lo único que les importa es hacer carrera política, no perder su estatus y adquirir más poder; a los medios de comunicación que se centran solamente en lo que vende aunque sea superfluo e irrelevante; y a la gente que consume este tipo de productos y cree todo lo que se dice por televisión. Además, muestra la poca importancia y credibilidad que se le otorga a los científicos y a las pruebas fehacientes. Si bien se trata de una película de ficción, sin dudas nos encontramos con un dejo de realidad detrás de esta historia, sobre todo porque seguimos transitando una pandemia que nos expuso a situaciones no tan lejanas a lo que propone el film. Nos deja reflexionando sobre las diferentes reacciones de los seres humanos ante noticias de este estilo, la necesidad de buscar un esparcimiento para no pensar en lo que está sucediendo y la poca confianza que se le tiene a la ciencia. Todo esto lo enfoca mezclando el drama con el humor negro e irónico, que funciona en la mayor parte de los gags. Sus intérpretes también permiten que sean efectivos por la manera en la que los transmiten a través de sus diálogos e interacciones. El director, que también oficia como guionista y productor ejecutivo del film, logra impregnarle su sello a la historia, trayéndonos una trama de catástrofes y ciencia ficción vista desde otro lado. No es la típica cinta donde se advierte un riesgo y se muestran las consecuencias a través de diferentes perspectivas, sino que se enfoca solamente en las reacciones y los intereses de distintos grupos de poder. La película tiene un elenco de renombre con Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence a la cabeza, dos grandes actores que realizan buenas interpretaciones de estos científicos preocupados y desbordados (aunque con diferentes formas de adaptarse a la realidad), y que se lucen principalmente cuando interactúan entre sí. Además, contamos con la participación de Meryl Streep como la necia e interesada presidente, Cate Blanchet como una periodista sin escrúpulos, Timothée Chalamet como un joven antisistema, Jonah Hill como el asesor e hijo de la presidente, y Mark Rylance como un empresario que tiene una compañía de celulares muy poderosa. Terminan de conformar el elenco personalidades como Ariana Grande, Tyler Perry, Ron Pearlman, Himesh Patel, entre otros. Los aspectos técnicos están bien logrados, sobre todo los relacionados con los objetos propios de la ciencia ficción, como los cohetes o los planetas; tiene buenos efectos especiales que brindan credibilidad. Además, la banda sonora acompaña de buena manera, e incluso tiene un tema propio interpretado por Ariana Grande que es imperdible. Tal vez «No Miren Arriba» no supere o esté a la altura de otras obras del director, pero sin dudas logra ofrecernos un entretenimiento grato mediante buenos chistes y más que atinadas interpretaciones de un elenco lleno de estrellas, pero también consigue realizar una crítica profunda al gobierno, los medios de comunicación, las grandes corporaciones y a la sociedad en general y advertirnos sobre la importancia y necesidad de estar atentos a temas más importantes como la ciencia y el medio ambiente. Para aquellos que vayan a verla, no dejen de mirar hasta el final porque hay una escena post-créditos.
Más allá de que pueda gustarnos el tenis o no, todos sabemos quiénes son Venus y Serena Williams. Aquellas hermanas que revolucionaron el tenis femenino desde su aparición en los años ‘90, ganadoras de 30 Grand Slams, líderes del ranking de la WTA y campeonas olímpicas. Pero lo que no se conoce en profundidad es la historia de su padre Richard, que trazó un plan detallado sobre cómo sus hijas menores se iban a convertir en las grandes estrellas del tenis. Es así como «Rey Richard: Una Familia Ganadora» va a ahondar en los comienzos de las hermanas y en cómo su padre las fue moldeando hasta llegar a la cima. Si bien a priori puede sonar raro hacer una película sobre el padre de Venus y Serena y que no se centre en las verdaderas estrellas de la historia, la película logra construir un relato efectivo y que sale airoso gracias a las temáticas que toca y las interpretaciones de su elenco. Tal vez al principio se edulcora un poco la figura de Richard, porque se pone el foco en el cuidado de su familia y busca diferenciarse de otros padres que quisieron sacar un rédito económico con sus hijos, pero a medida que avanza el metraje se observa también ese lado b del deporte. El film consigue abordar el tema de la presión, la perseverancia, la confianza en uno mismo y en los demás, los sueños, el tener objetivos claros y hacer todo lo posible para cumplirlos, el racismo, entre otras cuestiones, desde un costado ameno pero realizando una punzante crítica social. El elenco hace una gran labor para encarnar a sus personajes, principalmente Will Smith como Richard, un hombre un tanto insistente y adulador pero que logró un futuro mejor para sus hijas; como también Aunjanue Ellis como la madre de cinco chicas, y Saniyya Sidney como Venus y Demi Singleton como Serena, quienes hacen un muy buen trabajo para simular las habilidades de las tenistas. Un film agradable de ver, que deja varios mensajes interesantes sobre los cuales reflexionar y nos acercan un poco más a la vida de estas tenistas que hicieron historia (y la de toda su familia).
Luego del fallecimiento del abuelo Pedro escapando de su hogar, la matriarca de la familia recibe un milagro: una casa mágica ubicada en un enclave llamado Encanto, en las montañas de Colombia. Además, cada uno de sus tres hijos, y las próximas generaciones, tendrán un don particular que los diferenciará del resto. Es así como tiempo después la familia Madrigal ayuda al pueblo que se construyó alrededor, gracias a la fuerza, el poder de sanación, el oír más allá de nuestras capacidades, entre otras cuestiones. Sin embargo, la única que no recibió ningún don fue Maribel. Cuando se entera que la magia que rodea al Encanto está en peligro, hará todo lo posible para detenerlo. «Encanto», la nueva película de la factoría Disney, logra proporcionarnos tanto entretenimiento y diversión como emoción, ahondando en los vínculos familiares, las expectativas, los deseos, lo que los demás esperan de uno, la idea de perfección, la perseverancia, lo extraordinario dentro de lo ordinario, entre otros temas. No solo nos brinda una aventura atractiva donde la protagonista tiene un claro objetivo que cumplir, sino también profundiza en estas cuestiones de forma sensible y honesta. Esto va a permitir el disfrute tanto de chicos como de grandes. Por otro lado, los personajes son bastante entrañables, sobre todo el de Maribel, una joven llena de sueños, que se esfuerza por superarse y mejorar día a día, aunque también por compensar la falta de su don y estar a la altura del resto de su familia; algo que puede resultar bastante familiar y que muchos pueden sentirse identificados. Si bien tal vez la mayoría de ellos no tienen tanto desarrollo, podemos ir conociéndolos a medida que la protagonista intenta develar los secretos que esconde la familia. El elenco está compuesto en su mayoría por voces de origen latino, aunque es una lástima que el idioma original para este tipo de producciones siga siendo el inglés y no se las realice íntegramente en español, pero de todas maneras no es algo que moleste o impida que se transmitan los mensajes de forma clara y concisa. Además, resulta un gran avance para la compañía, ya que es la primera vez que sucede esto, la segunda si contamos la producción de Disney/Pixar Coco. Stephanie Beatriz, María Cecilia Botero, John Leguizamo, Mauro Castillo, Angie Cepeda, Carolina Gaitán, Diane Guerrero, Maluma, entre otros, son los encargados de darle vida a sus personajes con acentos marcados y buena ejecución. La película sobresale también por sus aspectos técnicos. Por un lado la animación es muy colorida y alegre, ya que utilizan paletas fuertes para construir a los personajes y los paisajes. El vestuario está inspirado en la cultura colombiana, así como también la ambientación de las distintas escenas, brindándonos un acercamiento a las tradiciones de aquel lugar. Por otro lado, la banda sonora original a cargo de Lin-Manuel Mirada nos ofrece una gran variedad de canciones pegadizas, que seguro quedarán resonando en la cabeza del espectador una vez finalizado el film, y son sumamente disfrutables de ver, con un ritmo alegre que transmite ganas de bailar. En síntesis, «Encanto» resulta ser una película llena de ternura, corazón y alegría, que nos deja mensajes optimistas y ahonda en valores fundamentales como la familia, sus diferencias y la importancia de mantener la unidad a pesar de las imperfecciones. Con un despliegue visual más que logrado, canciones pegadizas y un buen trabajo del elenco de voces, el nuevo film de Disney es más que encantador.
Después de haber dirigido «Tigre» en 2017, Silvina Schnicer y Ulises Porra vuelven a trabajar en conjunto para traernos «Carajita», una coproducción entre Argentina y República Dominicana, que viene a ahondar en las diferencias de clases sociales a través de un drama tenso y profundo. «Carajita» se centra en Sara, una joven de 17 años, y su niñera, Yarisa, de 36, quienes han construido una relación muy fuerte a lo largo de los años, a tal punto de ser una especie de madre e hija. Sin embargo, cuando la familia se muda al lugar de origen de Yarisa, ella deberá lidiar con su pasado y con su hija biológica, Mallory, que hace tiempo que no ve. Entre ambas jóvenes surgirá una rivalidad natural, pero que rápidamente se verá interrumpida por el caos de la noche y un suceso que cambiará todo. En sus 86 minutos de duración, «Carajita» nos ofrece un relato que va avanzando de manera ágil, dinámica y atrapante, generando un clima de tensión, misterio y oscuridad a medida que se va desarrollando. La película logra profundizar en cuestiones interesantes como las diferencias sociales, la falta de oportunidades para algunos y la impunidad para otros, el deseo de justicia, la culpa, la pasividad, el remordimiento, los vínculos familiares y los que vamos creando con el correr del tiempo, entre otras. Al centrarse tanto en temas sociales e inherentes al ser humano, la interpretación de cada integrante del elenco es fundamental, donde se valoran los diálogos, pero sobre todo lo que no se dice a través de gestos y miradas, lo que esconden debajo de la superficie, y que no se atreven a revelar por miedo a que cambien las relaciones. Todos se encuentran muy bien en sus roles y logran transmitir los distintos tipos de reacciones frente a este hecho en particular, según la clase a la que pertenecen, como también demostrar las personalidades tan marcadas que tiene cada uno. En síntesis, «Carajita» resulta ser una grata sorpresa, gracias a que nos ofrece un drama social que ahonda en las diferencias de clases a partir de un clima de tensión constante y misterio. Una historia que una vez que comienza no para.
Anahí Benítez, una joven de 16 años, desapareció el 29 de julio de 2017, luego de haber salido de su casa de Parque Barón en Lomas de Zamora. Si bien su familia y amigos hicieron la denuncia y se movilizaron rápidamente, el 4 de agosto se encontró su cuerpo. Uno de los acusados de haberla secuestrado, violado, drogado y asesinado, Marcos Esteban Bazán, dueño de la casa donde estuvo cautiva la joven, fue condenado a prisión perpetua; mientras que el otro imputado, Marcelo Villalba, había sido declarado que no estaba en condiciones para comprender el proceso en su contra, algo que posteriormente se revirtió pero todavía no fue juzgado. «Algo se enciende», la ópera prima de Luciana Gentinetta, toma el caso de Anahí Benítez, pero no para retratar su desaparición en detalle, sino para enfocarse más en cómo sus compañeros de escuela lucharon para encontrarla, en cómo tuvieron que volverse adultos de la noche a la mañana y transitar un duelo siendo tan chicos. A partir de entrevistas a amigos de Anahí que movieron cielo y tierra para tratar de encontrarla o de obtener alguna respuesta por parte de las autoridades, material de archivo de los medios de comunicación (donde se pone el ojo en la morbosidad y mala cobertura del caso) o imágenes de las marchas, el documental va reconstruyendo las vivencias de estos chicos, desde sus primeras reacciones, hasta la decisión de tomar cartas en el asunto y la forma de encauzar sus emociones. Todos se desenvuelven muy bien frente a las cámaras, con mucha madurez, convicción y sensibilidad, algo que tuvieron que aprender como consecuencia de lo que vivieron durante los últimos años. A través de sus palabras y sus gestos transmiten valentía, lucha, impotencia, necesidad de justicia, desesperación, entre otras cuestiones, y se nota esa llama encendida a la que el título hace referencia. Además, la película hace mucho hincapié en el arte como canalizador del duelo y la angustia, como también una manera de mantener viva la memoria de Anahí, que se la relacionaba con el dibujo y la pintura. No es un dato menor que la directora es ex alumna del colegio al cual fue Anahí, la Escuela Nacional Antonio Mentruyt (ENAM), estableciendo una conexión profunda con la institución que sirvió de marco para la lucha y que contuvo a estos adolescentes durante su peor momento. En síntesis, «Algo se enciende» es un interesante documental que no busca centrarse en los detalles de un femicidio sino abordar el tema desde la fortaleza y el crecimiento de sus compañeros que no solo muestra el compromiso de la sociedad sino también marca las falencias de aquellos que deberían hacerse cargo de que esto no pase y difundir la información de forma responsable. Una historia que te interpela, te emociona y te hace reflexionar.
El 2 de julio de 2008 un hombre de 53 años llamado Jean-Michel fue arrollado por un tren en Saint-Lyé, un pueblo de 3.000 habitantes ubicado al este de Francia. Nadie supo bien si fue un suicidio o un accidente, aunque la mayoría de la gente que lo conoció lo atribuyó a una depresión amorosa que tenía. Sin embargo, en realidad estaba relacionado con su trabajo en la empresa France Telecom. Y tanto él, como otros, no encontraron una salida al abuso laboral que sufrieron. Libremente inspirada en «La privatización de los cuerpos» de Damián Pierbattisti, «Retiros (in)voluntarios» es un documental que busca generar un paralelismo entre lo ocurrido en Francia hace algunos años con la privatización de ENTEL en Argentina en la década del ‘90. En ambos casos, los trabajadores tuvieron que soportar cambios en su trabajo cotidiano, no tener asignadas tareas y una serie de mecanismos por parte de las empresas y sus empleadores para que los mismos dejen su puesto sin la necesidad de despedirlos. A través de distintos testimonios, tanto de franceses como de argentinos, la directora va hilando las diferentes historias para presentar un contexto mayor. Lo que comienza como algo aislado termina relacionándose con una gran cantidad de casos similares que desembocaron en suicidios. Es así como accedemos a entrevistas con familiares, víctimas del mismo abuso que lograron salir del sistema, abogados y delegados. Muchas de ellas son desgarradoras y podemos sentir la emoción, el dolor y la impotencia de cada uno mediante sus palabras y sus gestos. Por momentos, Gugliotta decide filmar únicamente sus caras, preparadas para comenzar a hablar, que en varias oportunidades dicen mucho más que sus diálogos. Se nota que hubo un importante trabajo de producción y de investigación, no solo por el viaje a Francia, sino por la calidad de las entrevistas y de los entrevistados, personas que de primera mano podían atestiguar lo sucedido en ambos casos. Pero también esta historia global se relaciona con la propia vida de la directora, ya que su padre fue una de las víctimas de los retiros voluntarios de Argentina, y que, a pesar de no llegar a una solución tan extrema, vivió varios años con secuelas. Es así, como por momentos la película se vuelve más personal e íntima. En síntesis, «Retiros (in)voluntarios» es un documental que logra realizar un paralelismo entre casos franceses y argentinos para mostrarnos las consecuencias del abuso laboral y cómo muchas empresas tratan a sus trabajadores. Con una puesta más convencional, una gran cantidad de testimonios valiosos y un buen trabajo de producción, la directora consigue emocionarnos e indignarnos por igual.
Durante los años ‘70, una joven desesperada recurre a una clínica que hace abortos clandestinos. Pero como tiene un embarazo bastante avanzado, la doctora se niega a hacerlo y le propone, en su lugar, venderle el bebé a unos clientes suyos. Como no tiene ninguna garantía ni espacio para dormir, se refugia en la casa de la profesional hasta que el pequeño nazca. Ambas personalidades se van a entrelazar en una extraña y peligrosa relación. «El apego» es un thriller inquietante y perturbador que va creciendo en intensidad a medida que avanza la historia y se muestra la verdadera personalidad de sus protagonistas. Tiene varios giros impactantes y sorprendentes que el espectador no se los ve venir y que hacen que la trama vire hacia lugares insospechados, manteniéndonos atentos y atrapados. La experiencia de Valentín Javier Diment («El eslabón podrido») en cuanto a la realización integral del cine de género (dirección, guion y producción) le aporta extrañeza, humor incómodo y absurdo y tensión para que la película se desarrolle de una manera efectiva. Los aspectos técnicos ayudan a crear ese clima necesario, destacándose por el trabajo que tienen detrás. La fotografía es utilizada al servicio de la narración, priorizando el blanco y negro durante la mayor parte del film y usando el color para marcar un cambio en la postura de una de las protagonistas. Por su parte, la banda sonora consigue acentuar los momentos de suspenso o tensión, y se realiza una buena ambientación de época. Existen algunas escenas bastante violentas y sangrientas, que pueden no ser del agrado de todo el mundo pero la mayoría de ellas están filmadas con una gran sutileza, por ejemplo, dando a entender a través de sombras lo que no se animan a mostrar de forma directa porque sería demasiado burdo. Pero «El apego» tampoco sería lo mismo sin sus protagonistas, que realizan muy buenas interpretaciones, logrando transmitir la personalidad de sus papeles a la perfección. Lola Berthet se pone en la piel de la doctora, una persona extraña y distante, que busca ayudar a las mujeres pero a la vez hacer negocios con su trabajo; mientras que Jimena Anganuzzi es esta joven sufrida que no tiene nada ni a nadie en el mundo y busca refugiarse en este nuevo hogar. Ambas consiguen crear una química interesante y una relación simbiótica que va creciendo hasta niveles provocadores. Las actrices se potencian y sacan a relucir lo mejor de la otra. Más allá de cumplir con todos los componentes que tiene que tener un thriller, la película ahonda en temas más profundos como los vínculos familiares, la violación, el apego y el aborto, desde un costado dramático que roza lo absurdo y la incomodidad. En síntesis, «El apego» es un logrado thriller argentino gracias al clima inquietante y perturbador que crea, a los efectivos aspectos técnicos que la vuelven visualmente atractiva, a las exquisitas interpretaciones de sus protagonistas y a los temas que toca. Probablemente no sea para todo público, pero sí para aquellos que disfrutan del cine de género.
«Sola», película dirigida por José María Cicala, se centra en Laura Garland, una mujer embarazada que hace poco perdió a su marido que se encontraba combatiendo en una guerra que amenaza a la ciudad. Cuando Ricky, un empleado de la mafia, la llama desesperado por un lugar para esconderse con su joven esposa, también embarazada, se convertirá en el único nexo que tenga esta pareja con el mundo exterior. La cinta nos ofrece un thriller tan intrigante como tensionante, cuyo clima se va construyendo poco a poco con el desarrollo de la historia. Tal vez su ritmo sea un poco pausado y lento, pero a medida que va pasando el tiempo nos va brindando cada vez más suspenso, sobre todo por el comportamiento de algunos personajes, cuyas intenciones no son de lo mejor. Araceli González es quien compone a Laura, la protagonista, con una mezcla entre fortaleza por haber tomado la decisión de criar a un hijo sola y seguir adelante luego de la muerte del marido, y bondad, por ayudar a todos aquellos que la rodean, sin importar de dónde provengan. Es una mujer caritativa por naturaleza y la actriz hace un buen trabajo para componerla. Entre los personajes secundarios se encuentran Ricky (Fabián Mazzei), un hombre sospechoso, oscuro, que tiene un único objetivo y no dejará que nadie se interponga en su camino; su esposa Nadia (Mica Suárez), una atemorizada pero dulce joven; y Suplicio (Griselda Sánchez, que también es la guionista del film), una enfermera que llegará para darle asistencia a la pareja. Los aspectos técnicos están muy logrados. Se nota la experiencia del director, que hace más de 25 que se dedica a la fotografía, ya que, junto a Juan Marcos Francisco, logra que la película tenga una imagen impecable. Se usan colores cálidos para retratar la vida de Laura, y fríos y oscuros para mostrar el entorno de Ricky, acompañando de buena manera a las personalidades de los protagonistas. La ambientación nos sitúa en una historia de época, con objetos como botellas de vidrio para la leche o vehículos y vestimenta antiguos, y la manera tan formal de relacionarse. Sin embargo, en ningún momento sabemos en qué tiempo nos encontramos, algo que resulta un poco confuso al principio, porque nada de lo que vemos se remonta a un momento particular de nuestro país. De todas maneras, con el correr del relato entendemos que estamos ante un universo totalmente ficcional, o simplemente deja de llamarnos la atención, pero esto puede llevarnos varios minutos y desviarnos de lo importante. El final resulta ser muy efectivo y gratificante, con un giro narrativo sorprendente que hace que toda la historia termine cobrando mayor sentido y genere un golpe de efecto importante en el relato. En síntesis, si bien algunos elementos de la película, como su ritmo pausado o la confusión que genera la falta de explicación de la época que retrata, pueden jugarle en contra, «Sola» termina siendo un sólido thriller que nos mantiene atentos y tensionados en todo momento gracias al clima que crea y a la construcción de los personajes. El giro final logra elevar al film para redondear una grata sorpresa dentro del cine nacional.
Pedro está atrapado en un círculo de deudas en medio de la crisis económica Argentina. Con dificultades para resolver esta situación, también deberá lidiar con su ex mujer, con la que trabaja en la productora, quien demanda la manutención de su hija de seis años, pasar las fiestas con ella y mayor atención de su parte. El día previo al cumpleaños de su hija, recibe un ultimátum para devolver el dinero a un prestamista. Es así como tendrá que encontrar una solución dentro de las 36 horas. «36 horas», película dirigida por Néstor Mazzini, es la primera parte de «Autoengaño», una trilogía que se va a completar con los films «Cuando Oscurece» (a estrenarse en 2022) y «La mujer del río» (que está en preproducción). La misma nos ofrece un pantallazo sobre los sistemas de endeudamiento que impactan en la vida de una persona, no solo a nivel económico sino también en su humor, su día a día y la relación con los demás. Esto se puede ver plasmado de una buena manera en la interpretación de César Troncoso (Pedro), quien a medida que pasa el tiempo y las soluciones no parecen llegar cae en un espiral de estrés, violencia y deterioro en todos los aspectos de su vida. El actor hace un gran trabajo para expresar desesperación, cansancio y voluntad para resolver el problema cueste lo que cueste. El mismo está bien secundado por Andrea Carballo, quien hace de su ex mujer, y sirve tanto como disparador de las angustias de Pedro, como también, el lugar en el cual se descarga. El ambiente que se respira es de pura tensión y suspenso, sobre todo a medida que va avanzando la historia. No sabemos qué va a pasar con el protagonista y la situación se va volviendo cada vez más turbulenta. La utilización de espacios cerrados y una fotografía oscura, como también la banda sonora que acrecienta los momentos de presión, acompañan bien al clima que quisieron construir. En síntesis, «36 horas» resulta ser un relato interesante sobre el sistema de endeudamiento, que se cuenta a través de una historia atractiva que se basa en la buena interpretación de sus protagonistas y en el buen ambiente creado.
Basada en la novela homónima de Ferdinand von Schrirach, jurista y escritor alemán, y luego de su paso por el Festival de Cine Alemán hace dos años, se estrena finalmente en nuestras salas el drama judicial titulado «El Caso Collini», el cual se centra en el primer caso de Caspar Leinen, un abogado defensor, que deberá representar a Fabrizio Collini, un ciudadano italiano acusado de matar al empresario alemán Hans Meyer. El caso parece sumamente sencillo, sin embargo Leinen pondrá todo su esfuerzo y habilidades a disposición para descubrir qué se esconde detrás de la motivación de su cliente, a pesar de estar sentimentalmente involucrado con la familia de la víctima. «El Caso Collini» se va a centrar por un lado en el juicio y en la investigación alrededor del caso, ya que el cliente se rehúsa a hablar con su abogado y este deberá hacer su tarea si quiere reducir su pena, y, por el otro, se recurre a los flashbacks para contextualizar la vida del protagonista y la de otros personajes relacionados. Por momentos algunos flashbacks y diálogos terminan brindándonos la misma información, algo un poco innecesario, que solamente con uno u otro hubiera sido suficiente para generar un impacto mayor. Uno de los mejores puntos del film es su tono de suspenso y de misterio. Durante la mayor parte de la historia el espectador se preguntará por qué Collini hizo lo que hizo, cuáles son las motivaciones que lo llevaron hasta un límite. Si se llega a ver la película sin ninguna información previa, la trama se volverá totalmente impredecible y nos ofrecerá buenos giros dramáticos que aumentarán la sorpresa. Si, en cambio, se lee alguna sinopsis extendida, uno puede saber ya lo que ocurrirá, sin embargo la historia está bien ejecutada de manera que nos ofrecerá un buen resultado. Asimismo, tenemos algunos momentos más relajados y otros hasta incluso graciosos, muchos de ellos provenientes de la inexperiencia del protagonista. Se abordan muchas cuestiones relacionadas a la sociedad alemana y a su historia, como también se toman el tiempo para ahondar en la Justicia, las leyes y su confección. La película, al igual que el libro suponemos, busca reflexionar y generar una crítica al respecto, haciendo despertar al público. Buena parte de la carga dramática está puesta en la interpretación de su elenco. El protagonista es Elyas M’Barek, quien logra transmitir de buena manera su inexperiencia, sus ganas, su esfuerzo y su conflicto interno que, por un lado, quiere dar todo por su cliente, pero por el otro, eso significará abrir ciertas puertas del pasado no muy agradables y que podrán lastimar a muchas personas queridas. Sin embargo, nos quedamos principalmente con la actuación de Franco Nero, quien se pone en la piel de Collini y que casi sin diálogo nos regala una maravillosa interpretación a través de un rostro totalmente expresivo a pesar de que intente no mostrar ningún tipo de sentimiento. A medida que va avanzando el relato, el personaje se va soltando cada vez más y transformándose. También podemos destacar a Heiner Lauterbach, el abogado defensor y ex profesor de Leinen, con aires de superioridad y que subestimará a su alumno. En síntesis, si bien «El Caso Collini» apela a varios lugares comunes dentro del género y a veces cae en la sobre explicación, logra atraparnos gracias a una historia llena de suspenso, con personajes misteriosos que no quieren revelar su pasado y la constante búsqueda de la verdad que lleva adelante el protagonista. Con buenas interpretaciones, un clima tenso y una atinada crítica social, la película consigue cumplir con lo que se propone.