El triángulo de la tristeza

Crítica de Samantha Schuster - Cinéfilo Serial

El director de cine sueco, Ruben Östlund, vuelve al ruedo después de su galardonada «The Square» (2017), una película que a través del humor y la sátira realizaba una crítica social hacia el arte moderno contemporáneo. En este caso regresa con un film que trata temáticas similares y que también fue premiado con la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes. Además, recibió algunas nominaciones a los Golden Globes y Critics’ Choice Awards en esta próxima temporada de premios.

«Triangle of Sadness» se centra en Carl y Yaya, una pareja de modelos e influencers, que luego de la Semana de la Moda son invitados a un yate en un crucero de lujo. Allí se encontrarán con otras personalidades ricas provenientes de distintos orígenes. Sin embargo, los eventos toman un giro inesperado y el equilibrio de poder se invierte cuando se levanta una tormenta que pone en peligro el confort de los pasajeros.

Dividida en tres capítulos, «Triangle of Sadness» vuelve a analizar algunos de los temas que más le preocupan al director, como las diferencias entre las clases sociales, la ambición, la riqueza, el capitalismo/socialismo, el género, la moda y la superficialidad, entre otras cuestiones, a partir de un tono satírico y humorístico. Existen algunas situaciones bastante hilarantes, pero que además de divertirnos también nos permiten reflexionar sobre todas estas temáticas, mientras que hay otras un tanto asquerosas.

Hacia el final la trama se siente un tanto pesada, y tal vez es una película que podría haber durado un poco menos, ya que tiene una duración de dos horas y media, pero de todas formas tiene un ritmo bastante ágil y dinámico, que nos va interiorizando en la vida de los distintos y excéntricos personajes.

Los mismos están interpretados por caras no del todo conocidas, salvo por la participación de Woody Harrelson como el capitán del barco, pero todos funcionan muy bien al ponerse en la piel de estos protagonistas que se creen por encima del resto y que la mayoría consiguió su riqueza con decisiones moralmente cuestionables. Entre ellos existen algunos diálogos más que interesantes donde podemos ver su punto de vista y pensamientos.

También los aspectos técnicos están bien realizados. Nos encontramos con una buena ambientación en cada una de las partes de la historia, sobresaliendo el apartado del yate donde se puede observar de una buena manera la lujuria y el exceso. Además, como siempre el director nos sorprende con sus planos y su estética bien cuidada.

En síntesis, «Triangle of Sadness» es una sátira lograda que busca seguir ahondando en los temas sociales que más le preocupan al director. Nos propone una historia divertida, aunque un tanto extensa, donde el espectador se va a poder reír y reflexionar sobre distintas cuestiones ligadas al dinero y el estatus. Una sátira efectiva con un toque característico de Östlund.