Zaneta

Crítica de Ezequiel Obregon - EscribiendoCine

Vivir al margen

El checo Petr Vaclav grafica en Zaneta (2014) la vida de una joven gitana y su familia. La película adscribe al más estricto realismo para transmitir la sensación de agobio y discriminación.

Zaneta (Klaudia Dudová) pertenece a la comunidad romaní, aquella que desde hace muchos años –incluso, durante el ya fenecido comunismo- comenzó a emigrar hacia República Checa en búsqueda de un futuro mejor. Como en la mayoría de los casos (allí, y en el mundo entero) las oportunidades escasean y cuando surgen son bastante deficitarias. En medio de ese contexto se las arregla como puede junto a su novio, David, la pequeña hija de ambos, y su hermana adolescente a la que no se cansa de repetirle que debe terminar sus estudios.

Vaclav construye un universo atinadamente claustrofóbico, por más que varias secuencias transcurran a cielo abierto. Cielo por cierto gris, como si fuera una extensión del mundo interior de los personajes. El contexto es fabril, con muchos edificios viejos y desangelados y zonas de tránsito casi vacías. El realizador se nutre de varias de las marcas autorales de los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne, con más que dignos resultados en cuanto a la curva dramática del relato.

Zaneta también deja entrever la más reciente ola de discriminación hacia los gitanos, amparada en un grupo de políticos que auspicia el endurecimiento de la política inmigratoria. Lo hace de forma bastante tangencial, lo cual es un mérito; ya se percibe ese espíritu separatista en el cotidiano romaní. Poco a poco, la película muestra cómo la tentación de ceder ante la actividad delictiva se hace cada vez más grande. Dentro de ese marco, Zaneta sufre cada vez más privaciones y, a causa de esto, la unidad familiar se ve cada vez más dañada.

Si la película no consigue ser completamente sólida se debe a cierta reiteración y estancamiento, sobre todo cuando las injusticias –que, como queda claro, son cada vez peores- se sucedan una detrás de otra, sin auspiciar un cambio en el modo de comportarse o de percibir la realidad en los personajes. Hay pocos secundarios, pero los que aparecen cumplen una función narrativa. Se destaca una vecina que se dedica a la prostitución, quien de algún modo le sirve a Zaneta para medir su propia desgracia. Uno de los peores flagelos del capitalismo: promover entre los pobres una tácita rivalidad, hacer que sean sus propias unidades de medida cuando, en verdad, el enemigo es otro.