Winter: El delfín

Crítica de Andrea Migliani - Puesta en escena

¡Una que miremos todos!

Basada en la historia real y protagonizada por sí mismo, Winter narra una historia para todos y deja una enseñanza de vida, el jueves para toda la familia.

Su título original Dolphin Tale, nos refiere al cuento de un delfín, sólo que Winter no es cualquier cetáceo sino uno que ha sufrido la amputación de su cola lo que supone al menos una imposibilidad para nadar y por ende para vivir.

El film de Charles Martin Smith se basa en una historia real y en la belleza del mundo marino y la de estos sutiles, bellos, inteligentes y amigables animales unido a un reparto en el que niños y adultos hacen muy bien su trabajo. En el caso de los adultos Ashley Judd, Morgan Freeman y el legendario Kris Kristofferson y los bellos Ray McKinnon y Nathan Gamble, sumando a esa gran actriz que es Frances Sternhagen y entre los niños esas preciosas criaturas llamadas Nathan Gamble y Cozy Zuehlsdorff.

Winter quedará atrapada (es una hembra) en una red caza cangrejos y eso dañará severamente su cola, de este modo y con pocas posibilidades de recuperación será ingresada en la Clearwater Marine Hospital donde le serán prodigados los cuidados y curaciones pero nada es tan fácil ni color de rosa y el daño deberá ser solucionado ideando una prótesis que suplante la cola, aquí es donde Freeman entra a jugar su papel de héroe de la historia acompañando a médicos veterinarios, un biólogo marino y la Fe que es en definitiva lo que cambia las vidas de varios protagonistas de la película.

El tema de las capacidades diferentes y las amputaciones que sufren los sujetos en los avatares de la vida se amalgama así, sin bajezas ni golpes de efecto a la historia del animal emblemático de los niños (¿quién no recuerda a Flipper?) para mostrar no sólo cómo la ambición del hombre daña de modo constante y muchas veces irreversible a una naturaleza concebida para sostener su propio equilibrio sin la maliciosa intervención del sujeto sino que, logra cierta epifanía que permite ver al fin del pasillo una luz que nos muestra que es posible cambiar. Un delfín no sobrevive sin nadar, los sujetos no sobrevivimos sin esperanza, apenas vegetamos. ¿Cómo se logra? He aquí la cuestión…

Hermosa música y una gran dirección de fotografía que logra captar ese mundo azul en dónde Winter debe vivir, completan la recomendación de este film.

Para toda la familia, con bellas imágenes, Winter, el delfín nos aleja por un rato del tormento de los trasnformers, narcotraficantes, comedias amorosas previsibles y del apocalipsis diario que causa muchas amputaciones mentales. Al fin una para que veamos todos.