Wall street 2 - El dinero nunca duerme

Crítica de Nicolás Kusmin - Leedor.com

Burbujas y más Burbujas.

Pregunta: ¿Cuál es un su cifra para retirarse? Vamos! Todos tienen una.
Respuesta: Más.

Oliver Stone, el hacedor de éxitos y fracasos por igual. El ex combatiente de la guerra de Vietnam que puede cambiar de registro con facilidad, pasando de “JFK” a “Asesinos por Naturaleza”, realizando películas documentales sobre Fidel Castro y la realidad sudamericana, vuelve ahora a desempolvar a uno de sus primeros chiches: “Wall Street”. Pese a que varias veces fue tentado a realizar una segunda parte, la crisis financiera de 2008 fue el detonante que necesitaba.

Desde la playa, con un celular que con los años sería llamado “el ladrillo”, Gordon Gekko (Michael Douglas) se comunicaba con Bud Fox, su discípulo en aquel momento, para informarle que le había hecho una transferencia por varios millones de dólares desde algún lugar de Asia. El dinero no dormía y volaba de un continente a otro…

23 años después, con varios años de juicios y otros tantos en prisión, Gekko ya pagó su condena, perdió a su familia y sus millones, pero también ganó algo más, que sólo los años parecen dar: tiempo, para pensar y meditar.

Sí Gordon Gekko quedó en el inconciente colectivo como el paradigma del villano de guantes blancos, porque “no mataba” pero realizaba cientos de actos ilegales en la bolsa de comercio, habrá sido ¿por la descollante actuación que le valió un Oscar en 1988 a Douglas? o ¿por la fiebre y posterior depresión que generó en los ´80 el gobierno de Reagan? O ¿por la veloz posibilidad de pasar a ser millonario en pocos años? Quién sabe. En términos de cine hollywoodense el film fue un thriller financiero que no ha sido superado.

Jake Moore (Shia LaBeouf) está de novio con Winnie, la única hija y familia que le quedó a Gekko. Jake es un exitoso agente de bolsa en una renombrada firma que se ve envuelta en los escándalos de la burbuja de 2008. La trama, llena de intrigas, hace un recorrido por las supuestas reuniones entre los representantes de las firmas más importantes, la Bolsa de Valores y el Estado Norteamericano. Sin nombrarla, es fuerte la referencia a Lehman Brothers.

Winnie (Carey Mulligan) no puede ver a su padre, entre muchas cosas lo culpa por la muerte por sobredosis de su hermano. Gekko hará intentos desperados por llegar a ella. En el camino teje una alianza con Jake, ambos tienen mucho que ganar de la información del otro.

Quien ha visto llorar a una mujer cuando se le astilla el corazón, puede reconocer en Carey Mulligan, una actriz cada día más cotizada –nominada al Oscar este año por la excelente “Enseñanza de Vida”– toda la maestría de una profesional. De sólo observar como sus labios tiemblan, mientras caen sus lágrimas, dejará conmovido a más de uno.

Es verdad que a Shia LaBeouf le queda un poco grande el papel de Jake, el actor de “Transformers” y la última “Indiana Jones” parece diminuto en comparación que con los pesos pesados de Douglas, Frank Langella y Josh Brolin. Este último que descolló con su protagónico en “Sin lugar para los Débiles”, demuestra una vez más que es “el” actor de la nueva generación a tener en cuenta.

En su últimos dos trabajos Michael Douglas (la anterior y aún en cartel, la entretenida “Un Hombre Solitario”) ha transitado el camino de la relación maestro-discípulo. Ambos personajes han pasado del éxito al fracaso y de allí a la prisión, pero han ganado en el camino, cierta sabiduría y han atesorado algo más, algo no material pero que vuelve rico a las personas: “tiempo”.

Los fanáticos de la primera “Wall Street”, que con los años se ha convertido en un clásico moderno estarán satisfechos. Esta secuela, ágil y divertida, aunque sin ser una gran película, tiene todos los elementos y aditamentos de un muy buen espectáculo.