Volver a Boedo

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Diario de una pasión

El retrato de una pasión es la síntesis perfecta de lo que Sergio Criscolo se propuso en Volver a Boedo (2018), una película sobre la lucha de un grupo de vecinos por recuperar el predio que albergaba el Viejo Gasómetro sede del Club Atlético San Lorenzo de Almagro y núcleo deportivo-cultural del barrio porteño.

En Avenida La Plata entre las calles Inclán y Las Casas en pleno centro porteño se encontraba empotrado el estadio del Club Atlético San Lorenzo de Almagro que funcionó en ese lugar hasta el 2 de diciembre de 1979 cuando por presiones de la dictadura cívico-militar fue vendido a la multinacional Carrefour que instaló en ese mismo sitio el primer hipermercado del país. Muchos fueron los intentos de parte de los hinchas para recuperar los terrenos, aún después de inaugurado el Nuevo Gasómetro. Volver a Boedo muestra como un grupo de aficionados al club que luchaban por la recuperación lograron su cometido.

El documental de Criscolo es por sobre todas las cosas un documental sobre la pasión y los sueños. El relato se forja primeramente a través de la contextualización de los hechos históricos que llevaron al club a perder sus terrenos, mientras que en paralelo sigue al grupo de aficionados que trazó un plan para su recuperación hasta lograrlo. Construido a partir de testimonios de hinchas anónimos y no tanto, periodistas y escritores, fanáticos y vecinos del barrio, el foco está puesto más que en lo futbolístico en lo político, social, y cultural.

Criscolo no construye un documental sobre un equipo de fútbol, si bien es el corazón de la historia y lo que la mueve, tampoco sobre un barrio, sobre los hinchas o sobre la melancolía de lo que fue. Volver a Boedo es una historia de luchas compartidas, sueños cumplidos y de cómo una sociedad unida puede conseguir lo imposible.