Vicio propio

Crítica de Jose Luis De Lorenzo - A Sala Llena

Noir versus neo noir.

En el comienzo de Inherent Vice, Anderson advierte a su público sobre el mundo surrealista paralelo que explorará a través de la utilización de luces de neón, melodías de sintetizador y diálogos en off demasiado cool.

La estética elegida por Anderson tiene un peso importante a la hora de crear la atmósfera del film. Por otro lado, el desarrollo de varios subplots es ejecutado de manera tal que resulta interminable la aparición de nuevos personajes a lo largo del film, entre ellos, los encarnados por Josh Brolin, Benicio Del Toro, Eric Roberts, Owen Wilson, Maya Rudolph y el eximio Martin Short.

A partir del pedido de una ex novia a Doc (Joaquin Phoenix), se desata una incesante búsqueda a cargo del detective. Esto genera la excusa necesaria para convertir al film en un neo noir con reminiscencias a los relatos de Elmore Leonard llevados a la pantalla grande como Rum Punch (Jackie Brown), Fear and Loathing in Las Vegas de Hunter S. Thompson e inclusive El Gran Lebowski. Doc debe investigar el rumor sobre el posible secuestro de un magnate (Eric Roberts) y dilucidar el interrogante que va creciendo a lo largo del film: ¿qué es el Colmillo de Oro?

En paralelo, tanto el personaje principal como el espectador transitan caminos que resultan similares. El recorrido de un laberinto lleno de interrogantes, donde es posible perderse y volver a tomar el hilo conductor de la búsqueda, se repite una y otra vez. Este es un punto interesante del trabajo de Anderson que materializa este rasgo distintivo de la novela de Thomas Pynchon.

Como destacaba, a lo largo Inherent Vice hay un desfile de personajes que aparecen y dejan una pista. La utilización de un cast numeroso remite al cine de Wes Anderson, a partir del ciclo culminado con su mejor film, Rushmore. Todos los personajes resultan simplones, dignos de una carcajada, en especial la actuación de Martin Short en un rol hilarante que gratifica con creces. Éste es el cómic relief que se destaca y resulta imprescindible en un producto como Inherent Vice.

El trabajo de Joaquin Phoenix, si bien no desentona con el resto de las actuaciones, no está a la altura de su anterior dupla con Anderson en The Master. Mientras tanto, el rol de Josh Brolin es exagerado y repetitivo en comparación con otros trabajos que realizó. Resulta extraña una reversión del noir clásico en Inherent Vice, como si contar con los elementos básicos que componen el género pudiera siempre resultar satisfactorio.