Vergel

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Casi diez años después de Diletante (2008), la multifacética artista visual Kris Niklison regresa al cine con Vergel (2017) una película plástica para explorar sensitivamente.

La historia nos presenta a una mujer brasileña (Camila Morgado) sumergida en un departamento en el centro de la ciudad de Buenos Aires. A los pocos minutos se deja entrever que estando de vacaciones su marido murió accidentalmente y ella debe enfrentarse sola a la burocracia judicial que implica morirse en otro país y con un expediente caratulado como muerte dudosa. Una vecina (Maricel Álvarez siempre estupenda) recién llegada de unas vacaciones que fueron el desencadenante para romper con su pareja despertará en ella un deseo sexual incontenible.

Vergel es una película sensorial para sumergirse y disfrutar con todos los sentidos. Cada plano es un cuadro, hay trabajo plástico en la construcción visual que encuentra belleza donde no la hay. Filmada casi íntegramente en una sola locación (un departamento porteño en un piso medio) donde las plantas juegan un rol determinante, no solo visualmente sino también en la construcción dramática del film, Kris Niklison logra darle movimiento y apertura a un espacio cerrado, claustrofóbico, que como los personajes irá cambiando a medida que estos se liberen de sus miedos.

Muerte y vida son los opuestos que la realizadora trabaja a través de una situación desencadenante pero que aparece a lo largo del film a través de diferentes metáforas como las plantas que se secan para luego revivir, o hechos explícitos como el sexo entre las dos mujeres. Filmados con una delicadeza como pocas veces se vio.

Vergel no es un cine convencional, es un cine visceral, donde la artificialidad se nota adrede, con escenas tan duras como poéticas. Para disfrutar sin prejuicios y con los cinco sentidos.