Valiente

Crítica de Ulises Picoli - Función Agotada

Una película encorsetada

En medio de la marea de films de animación para toda la familia llega Valiente (Brave), última aventura de Pixar luego de la poco recomendable Cars 2. Una nueva película que, aunque levanta la puntería frente a la citada, no alcanza su cometido en cuanto a la calidad a la que el gran estudio de animación nos tiene (mal) acostumbrados. Es que esta aventura de Pixar a pesar un soberbio nivel técnico y un personaje fuerte resulta por un lado, demasiado sombría para los chicos, y por otro, un tanto anodina debido a una historia que no logra cautivar el interés.

A ver, de que va la historia... Una joven princesa que disfruta de andar a caballo, practicar arquería y escalar montañas (o sea, dejar libre su espíritu aventurero) está obligada a ser una dama bajo los ojos de su madre y por mandato de una sociedad patriarcal. El relato está ubicado en una Escocia mítica, en un mundo donde el destino de una mujer parece ser de madre, dama o bruja. Esto es lo que más se señala durante la película (a veces sobre explicando esa situación), lo que Mérida desea para su vida en contraste a lo que está obligada a convertirse, en una reina. Entonces como princesa y para poder mantener la unión de los reinos debe casarse con alguno de los primogénitos de los otros tres reinos. Estos hijos presentados por sus padres como gloriosos guerreros resultan ser de una inteligencia, madurez y belleza poco tentadoras. Frente a esta obligación de encorsetar sus sueños y deseos Mérida escapa al bosque encontrándose con una bruja (que hace carpintería como fachada...y como fuente de ingresos) que alejada de la idea de "bruja maléfica" le da una poción para poder escapar a tan desagradable destino. Mérida culpa de su coartado porvenir a su madre (porque además representa lo que no desea ser) y es ella quién sufrirá las consecuencias de este conjuro.

Pero cuando se juega con artes que escapan a la propia comprensión las consecuencias tienden a diferir de lo que uno ansía, y más cuando la bruja es tan despistada como la efervescente princesa. De esto resulta un efecto transformador, en la madre y en la historia, que da un vuelco a lo que se venía viendo. A partir de este punto la aventura combinará momentos divertidos y otros de una oscuridad poco común en los relatos de animación actuales, sean de Pixar o de cualquier otra.

Aunque el aspecto técnico y visual (con un nivel de detalle preciosista) es de los más hermosos que tuve la fortuna de ver en este último tiempo, debo reconocer con tristeza que la historia no me terminó de enamorar. El nivel de empatía no logra concretarse y la ausencia de algún personaje entrañable en el cual nos apoyemos hace que nos perdamos del relato. Y cuando el humor no se hace presente ya estamos complicados. La sorpresa e imaginación (elementos vitales en una animación) quedan atados bajo un relato riguroso convirtiendo la aventura en algo de escaso interés para recorrer.

Me da la impresión que con Valiente Pixar se tomó demasiado en serio. Eligió contar una historia profunda con una carga psicológica entre madre, padre e hija, pero se olvido de hacer un film divertido en el camino. Una película que acaba por debajo de las producciones habituales del estudio, y para mi gusto, del mejor estreno animado en lo que va del año, Madagascar 3: Los Fugitivos.