Valiente

Crítica de Marisa Cariolo - CineFreaks

Corazón rebelde

En tiempos de reinvención de los conceptos clásicos de los cuentos de hadas, que nos permiten soñar con una princesa negra (como en La Princesa y el Sapo) o con un ogro que no asusta sino que es el héroe, era cuestión de tiempo para que apareciera una princesa que se rebelara contra el orden establecido, algo así como una abanderada del feminismo que habitara las tierras de ensueños. Y ese personaje aguerrido, aventurero y despeinado viene de la mano de la princesa Mérida en Valiente, proyecto no casualmente liderado -al menos en un comienzo- por una mujer: Brenda Chapman.

Mérida es una princesa rebelde que odia el protocolo y las formas que debe guardar inexorablemente por su rango real. Cada vez que puede escaparse de estas reglas de etiqueta así lo hace para entregarse a las aventuras en el campo, la batalla y por sobre todas las cosas su propio ejercicio de la libertad. Y tal vez este sea el rango distintivo de la apuesta de Pixar. Mérida es la primera princesa que se opone a lo que todas esperan con ansias: el encuentro de un príncipe con el cual vivir feliz para siempre.

Mérida es la hija de un amoroso matrimonio real, tiene tres hermanitos pequeños con los que comparte travesuras y sus bellos rizos rojizos (la cabellera de la Princesa es una de las mejores logradas en la historia de la animación); su infancia transcurre sin inconvenientes en medio de una familia amorosa. Pero los años pasan y llega un momento en el que ni siquiera las princesas pueden evadir: la adolescencia y con ella la obligación de prolongar el reino de su padre a través de la unión con el joven heredero de otro reino.

La oposición de la joven a estos planes es férrea, pero sin embargo ha sido criada para este día y su destino está escrito. Pero en los cuentos de hadas siempre hay un camino para evadir los futuros cuando los mismos son aciagos y ese atajo es la brujería. Cuando la joven princesa accidentalmente se topa con una bruja en el bosque no duda en solicitarle una pócima que cambie la postura de su madre en lo referente al destino de la joven; pero ya se sabe que los encantamientos en los cuentos de hadas no salen bien. Y es entonces donde la trama de la historia se desarrolla y trata uno de los temas menos explorados por la industria de los cuentos de princesas: la relación madre e hija y los conflictos que trasunta la misma con el paso de los años.

Mas allá de los aspectos técnicos y de una factura irreprochable que nos brinda el film -y a los cuales ya nos tiene acostumbrados la factoría de Pixar- el principal logro del relato es el permitirnos imaginar posibilidades diferentes de modelos de vida para las princesas (hasta ahora condenadas a esperar la llegada del príncipe azul). Tal vez Valiente no tenga el brillo de otras producciones de Pixar como Toy Story o Los Increibles, pero muchos lo recordarán como un film que se permitió ahondar en los conflictos femeninos y cuestionar las bases mismas de los cuentos de hadas. Una princesa que prefiere conocerse a sí misma, más que a un príncipe azul no es poca cosa y tal vez con los años una nueva generación de niñas con pretenciones más realistas sobre el amor y las relaciones se esté gestando, lo cual no es poco mérito.

Con Valiente se exhibe el corto animado La Luna, dirigido por Enrico Casarosa, quien fuera colaborador de Pixar y Blue Sky en films como Up y La era de hielo como parte del equipo de Storyboard. Este corto de apenas siete minutos nos cuenta la historia de unos pescadores muy particulares, tres generaciones que se hacen a la mar en búsqueda de una particular cosecha marina. La Luna es disfrute en estado puro con una poesía visual como pocas veces se ha visto. Un plan interesante sin lugar a dudas para los amantes de las historias diferentes de todas las edades que nos demuestra que el género de la animación está muy lejos de agotarse.