Valiente

Crítica de Juliana Rodriguez - La Voz del Interior

Historia de color y coraje de mujer

Si alguien se acuerda de la historia canadiense de la joven Anne de Green Gables (libro y miniserie), o las trenzas de Pippi Calzaslargas, encontrará entre ellas y esta Mérida ciertas similitudes. Son tres personajes jóvenes, de clinas pelirrojas y con la rebeldía escrita en la frente. Y cuenta con una ventaja: el cine ama a las coloradas.

Valiente, la nueva película de Pixar deja atrás a los autos que hablan y a los juguetes que cobran vida, y vuelve a poner humanos en el centro de escena (como en Los increíbles y en Up). No sólo eso, pone por primera vez a una chica como protagonista. Ambientada con melodías de gaitas y música celta, la antigua Escocia cobra vida en la animación a través de paisajes salvajes y bucólicos, que parecen más reales que los de Corazón valiente.

Allí, la mano experta de los creadores del estudio aprovecha el estereotipo de los guerreros viriles y con pollera, crea un mundo de hombres rudos con kilts, de un pasado épico y con reglas ancestrales. Una de esas normas es que la joven princesa Mérida debe desposarse con el ganador de un torneo de arquería. Pero ella es diestra con el arco y la flecha, y decide hacer un cambio en la tradición. Para alterar su destino en el reino, elige el camino de encantamientos y hechizos, que no saldrán exactamente cómo esperaba.

Chica esperanzada
El personaje de Mérida es el que más detalle y atención tuvo, tanto de guionistas como de ilustradores. Pero por momentos parece que los creadores hubieran quedado enredados en el diseño de cada uno de sus rulos naranjas y hubieran descuidado la creación de otros personajes secundarios. No hay un villano delineado con claridad y, aunque los jefes de los clanes se lleven el mejor puntaje en la caracterización (Lord McIntosh sobre todo, el homenaje a Steve Jobs de los creadores), tienen apenas intervenciones esporádicas. Se extraña la presencia de personajes que tengan vida propia más allá de la protagonista.

La marca de Pixar se nota no sólo en la impecable mano técnica para recrear las piedras remotas de Escocia, sino también en la manera en la que se relata la historia, basada en las peripecias de la aventura y sin atarse a una cadena de gags. Sin embargo, el guión lleva el sello de Disney. El eje de la narración es el vínculo entre madre e hija, en un discurso convencional. Se cierne sobre todo el relato la amenaza del peor de los horrores que retrataron clásicos como Bambi y Dumbo: la posibilidad de perder a la madre. Y para levantar a la audiencia de ese temor, la película desembarca en las mansas aguas del mensaje, la moraleja, que quita a esta fábula toda posibilidad de volar más lejos.

Eso no quita que Valiente supere en calidad y con ventaja a muchos de los otros filmes de animación presentes en la cartelera actual. Es una historia disfrutable para chicos y grandes, realizada con alta calidad y narrada con pericia y humor. Pero no llega a acercarse a obras maestras como Toy Story, Wall-E o Ratatouille. Se extrañan esos climas, esa sensibilidad y esos personajes que despertaban inmediata empatía.