Valiente

Crítica de Alexander Brielga - Cine & Medios

La heroína de los rulos al viento

Tradicionalmente, todas las princesas de cuentos clásicos necesitaban a alguien externo, príncipe o hada, que la rescatara de su frágil situación. Ya fuera dormida, esclavizada, o torturada por un garbanzo, lo claro era que no se podía valer por sí misma, y sólo con ayuda podía seguir adelante.
La primera princesa de la factoría Pixar llega en 2012, y es digno reflejo de su tiempo. Las niñas ya no quieren esperar, sino que toman las riendas de sus propios caminos. O al menos el cine parece querer guiarlas en ese sentido.
En "Valiente", particularmente, no hay príncipe. No uno que valga la pena. Sí hay una disputa, que en realidad es política, como siempre se definió la política en el medioevo. Un matrimonio era la garantía de la continuidad de un reinado, y por lo tanto, de la paz, y esa es la gran resistencia de la joven: no se quiere casar, y menos con alguno de los candidatos que le presentan.
Tratando de huir de ese destino, llegará a la magia a través de una simpática bruja (tan lejos del cuento de princesas clásico no está), y pedirá un deseo que, ya deberían saberlo estas muchachas, no sale exactamente como ella lo imaginaba. A partir de ahí, el camino es la resolución del problema, un camino que implica, si se quiere, la madurez de Mérida, nuestra protagonista.
Sin embargo, el foco de la película es el desarrollo del vínculo madre–hija, algo que se podría considerar como revolucionario, aunque lo cierto es que la posibilidad está brindada por el detalle de que es la primera princesa que de hecho tiene madre. A diferencia de sus colegas huérfanas, o criadas por hadas o raptoras, Mérida tiene una familia normal, así que casi es lógico que tenga encontronazos con su mamá. Sobre todo porque son tan distintas. Mientras que ella es una adolescente que ama la libertad, irreverente como su cabellera, y terca, su mamá es severa en el cuidado de las formas que hacen a una dama (algo que resulta muy divertido cuando debe sostenerlo a pesar del hechizo), en especial a una con destino de princesa.
La evolución de Pixar a nivel técnico es notable. Mientras que en "Los Increíbles" los creadores se quejaban de lo difícil que había sido animar el cabello humano, en este filme cada rulo de Mérida parece tener vida propia. Los paisajes escoceses son tan realistas como hermosos, y la animación del agua, y las texturas de las telas, también resultan maravillosas.
Es destacable la banda de sonido, a cargo de Patrick Doyle, esta vez sin canciones de famosos para editar en un CD, pero muy respetuosa de la ambientación celta que tiene el film. Colabora con el espíritu de la película, y refuerza esa indudable marca étnica ya planteada en las faldas de los varones, los menhires, y en lo rojo del cabello de Mérida.
Aún a pesar de sus logros y aciertos, "Valiente" no está cerca de lo que se espera de Pixar, ese estilo tan particular que supo tener el estudio, sino que se la ve más cerca de "Enredados" (el cerebro de Lasseter ya aparecía ahí, y parece continuar en ese sentido). Incluso el amigo caballo es parecido.
Cabe destacar en un aparte el corto que precede la película, "La Luna", siete minutos de belleza pura, sin diálogos comprensibles, donde sólo hablan las imágenes, como en "Wall-E", como para demostrar que Pixar aún es capaz de lograr magia y poesía en animación.