Uno

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Un drama sin lógica ni emoción

Sebastián vive una crisis matrimonial y decide hacer un viaje hacia algún punto desconocido. El destino o la casualidad lo hacen detenerse en un pequeño pueblo y allí conoce a Mariela, una niña que lo cree un enviado de Dios y les miente a todos diciéndoles que él es su tío y que ha llegado para hacerse cargo de ella. Carente de afecto, Sebastián comienza a relacionarse con la pequeña y así se entera de que el padre de ésta se suicidó y que Barrera, el hombre fuerte del lugar, quiere adueñarse de la hostería, herencia familiar de la muchacha.

Es casi imposible lo que el director Dieguillo Fernández se propuso con éste, su primer largometraje, ya que todo en la trama cae en lo absurdo y en lo incomprensible. Nunca se sabe bien el motivo por el cual el arquitecto lleva siempre en su cintura un cuchillo ni por qué la encargada del lugar, al parecer ex prostituta, es gemela de una mujer mansa que, sin embargo, esconde varios secretos y ni siquiera se puede adivinar un duelo final, la aparición de una caja misteriosa y la existencia de un extraño aparato que atraerá a un gigantesco enjambre de abejas. Los rubros técnicos no pueden salvar del naufragio a este film destinado a un pronto olvido.