Una mujer sucede

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Demasiada literatura no le conviene al cine

Algunos conocen San Carlos de Bolívar por las menciones mediáticas en un programa de entretenimientos. Algunos, por su presente deportivo, su pasado representativo de la colonización bonaerense, o simplemente porque está de paso. El Bolívar de unos puede no ser el de otros, como la mujer de esta historia no es la misma para ninguno de los tres hombres que hablan de ella a lo largo de una noche de lluvia en un velatorio.

Pablo Bucca, nativo del lugar, cortometrajista autodidacta, durante dos años director del canal local de televisión, y ahora también creador de una muestra nacional de cine, hace su primera película en Bolívar mismo, adaptando una novela de su coterráneo Luis Alberto Lozano, finalista del premio Clarin 2002 y luego publicada en Sudamericana (dicho sea de paso, en 2011 ganó al fin ese premio con la novela «Lloverá sobre nosotros», que, curiosamente, era el primer título pensado para «Una mujer...»).

La historia tiene su intriga. Una desconocida ha ido a pedir trabajo al municipio y al salir ha muerto de golpe en la calle. El organismo se ocupa del velatorio, y un empleado municipal hace guardia por si aparece algún pariente, pero en su lugar solo cae un infeliz buscando refugio de la lluvia, y luego un tipo algo misterioso. Cada uno cree reconocerla, y cuenta quién habrá sido, pero nadie concuerda. Periodista ligada a un guerrillero, sexualmente medio perversa, adúltera de vida confusa, enferma de leucemia o emigrada que formó otra familia, mujer sencilla que fue quedando ciega junto a un hombre simple y afectuoso, ¿quién habrá sido, realmente? ¿Habrá una sola respuesta? El desenlace es cortazariano, pero les ha permitido a esos hombres pasar la noche en vela, reflexionar un poco, y tal vez evocar ciertos afectos que han vivido.

No funciona del todo en la pantalla, porque lo literario pesa sobre los diálogos y sobre algunas situaciones. Se pierde credibilidad. Por suerte se mantiene la curiosidad. También se reaviva el recuerdo: allá por 1942, inspirados en «El ciudadano», el director Carlos Borcosque, el comediógrafo Carlos A. Petit, y la gran Libertad Lamarque hicieron un melodrama muy interesante: «Yo conocí a esa mujer», donde diversas personas discutían sobre el pasado y las lejanas razones de una cancionista en desgracia, sin que nadie pudiera dar con la verdad. Aquel melodrama tenía defectos similares a los de esta película, y también unas cuantas virtudes. Pero ésa es otra historia.