Una hermana

Crítica de Javier Luzi - Visión del cine

Después de su paso por Venecia y por la Competencia Argentina en el Bafici 2017, se estrena finalmente Una hermana, la ópera prima de Brockenshire y Kuri, un drama cuyo tema es una realidad vigente y dolorosa en nuestra sociedad y el mundo.
Alba (muy buen trabajo de Sofía Palomino) sale en busca de su hermana Guadalupe que no ha regresado a la casa y no da señales de vida. El auto familiar se encontró quemado a la vera de un río. Su cuerpo no está entre los restos del vehículo pero nadie sabe de ella. Alguna amiga que la vio por última vez ha testificado en la comisaría pero Alba supone que sabe algo más de lo que dice. La burocracia de la justicia y, muy especialmente, el maltrato del personal judicial no colaboran frente al desamparo, la angustia y la desesperación de quien sufre y ve que nada pasa, salvo los días.

Sin dinero, con una madre que se da al abandono ante lo sucedido y un pequeño que llama a la ausente, Alba arrastra su dolor y su bronca pero sigue buscando la verdad. Vivir en los márgenes de la ciudad (todo transcurre en Empalme Lobos, una localidad bonaerense a 80 km del centro) complica los movimientos para acceder más rápidamente a una ayuda y a la atención que debiera ofrecer el Estado, pero tampoco los vecinos se acercan. Mientras tanto alguien empieza a sospechar lo que pudo haber sucedido.

Después de su paso por Venecia y por la Competencia Argentina en el Bafici 2017, se estrena finalmente Una hermana, la ópera prima de Brockenshire y Kuri, un drama cuyo tema es una realidad vigente y dolorosa en nuestra sociedad y el mundo.
Alba (muy buen trabajo de Sofía Palomino) sale en busca de su hermana Guadalupe que no ha regresado a la casa y no da señales de vida. El auto familiar se encontró quemado a la vera de un río. Su cuerpo no está entre los restos del vehículo pero nadie sabe de ella. Alguna amiga que la vio por última vez ha testificado en la comisaría pero Alba supone que sabe algo más de lo que dice. La burocracia de la justicia y, muy especialmente, el maltrato del personal judicial no colaboran frente al desamparo, la angustia y la desesperación de quien sufre y ve que nada pasa, salvo los días.

Sin dinero, con una madre que se da al abandono ante lo sucedido y un pequeño que llama a la ausente, Alba arrastra su dolor y su bronca pero sigue buscando la verdad. Vivir en los márgenes de la ciudad (todo transcurre en Empalme Lobos, una localidad bonaerense a 80 km del centro) complica los movimientos para acceder más rápidamente a una ayuda y a la atención que debiera ofrecer el Estado, pero tampoco los vecinos se acercan. Mientras tanto alguien empieza a sospechar lo que pudo haber sucedido.