Una esposa de mentira

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

Danny es un cirujano plástico en pleno romance con una mujer mucho más joven, y recluta a su fiel ayudante para simular ser la esposa de la cual supuestamente se estaría divorciando, con el fin de encubrir una descuidada mentira.

Just go with it no tiene siquiera un buen comienzo. El personaje que interpreta Adam Sandler fue humillado en su propia boda años atrás, y descubre que con la alianza en su dedo puede conquistar a cualquier mujer a base de lástima. Por si acaso no llegara a ser graciosa por sí sola esa primera escena, a este se le hace una nariz desproporcionada igual que a su hermana, que por cierto no vuelve a aparecer, y a todas las mujeres se las hace hablar como si fueran Fran Drescher en La niñera. El chiste fácil, simple, no va a dejar de aparecer en ningún momento, con pacientes que van a hacerse una consulta y tienen un pecho de un tamaño desproporcionado o una ceja que se eleva hasta el pelo. No son medios que sirven para construir una película cómica sino que son fines en sí mismos, buscan generar alguna escena divertida, sin importar lo desconectada que pueda estar del resto del filme.

Hay dos grandes tipos de comedias que parecen llegar desde Hollywood, a cargo de dos estudios creados exactamente el mismo año. Por un lado hay que hablar de Apatow Productions, productora de Judd Apatow que dio títulos como Virgen a los 40, Ligeramente embarazada o Supercool, películas que no sólo son realmente cómicas sino que abarcan también distintos tópicos, buscando (y logrando) hablar de la familia, amistades y del crecimiento de cada uno. Cuando esta se juntó con Adam Sandler, fundador de Happy Madison, hicieron Funny People, la cual debe ser una de las mejores del actor. Por separado hacen, entre muchas otras cosas, filmes que él mismo protagoniza, en los que sus amigos tienen algún papel secundario y que Dennis Dugan se encarga de dirigir. Todas estas realizaciones acaban por parecerse, con algunos cambios en los personajes o en las historias, a los que hoy podrían ser considerados algunos de sus trabajos más “clásicos” como Billy Madison o Happy Gilmore.

Que el rol femenino sea ocupado por Jennifer Aniston hoy dejó de ser una garantía. Ella sigue sacando provecho a su papel de Rachel en Friends, y si le rinde se debe a que todavía tiene la simpatía suficiente como para hacerlo. Su problema parece encontrarse en los guiones, no por nada su mejor película en los últimos cinco años es una sobre un perro (Marley y yo), porque ya hizo pareja con Vince Vaughn, Aaron Eckhart, Jason Bateman y Gerard Butler sin lograr que ninguno de sus trabajos sea digno de mención. Siguiendo el tema de los actores, una mención aparte merece la poco feliz intervención de Nicole Kidman, quien tiene una carrera mucho más interesante que el resto de los involucrados. Una cosa son los cameos a estrellas, otra es que ella acepte tener un rol secundario como pareja de Dave Matthews y contracara de Jennifer Aniston en una película muy menor.

Sacando un gran chiste de Adam Sandler, en el que hace referencia a los osos panda, el cual vuelve a usar más tarde y se da cuenta que lo está repitiendo, así como buena parte de la banda de sonido de The Police, es poco lo que se puede rescatar. Sin logros en el guión, sin personajes secundarios que se destaquen como suele ocurrir en las comedias y con una historia trillada y predecible hasta la médula, uno al menos esperaría chistes buenos que logren compensar semejante paliza a la comedia, pero hasta eso nos niega.