Una esposa de mentira

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Mentiroso, mentiroso

En esta remake de Flor de cactus (1969), comedia con Walter Matthau, Ingrid Bergman y Goldie Hawn -que a su vez estaba inspirada en una obra teatral francesa-, Adam Sandler interpreta a Danny, un cirujano plástico que vive de romance fugaz en romance fugaz hasta que se enamora de una hermosa veinteañera llamada Palmer (Brooklyn Decker). Sin embargo, cuando ella le descubre una alianza de matrimonio en su pantalón, se convence de que él es un mentiroso (cosa que es cierta, pero no en este caso). Desesperado, el protagonista recurre a Katherine (Jennifer Aniston), su asistente en la clínica, para que se haga pasar por su esposa a punto de divorciarse. Los enredos continuarán y, así, los tres terminarán en un resort de Hawaii junto a los dos hijos de Katherine (y supuestamente de Danny) y a una serie de personajes secundarios que incluyen, por ejemplo, a una esforzada Nicole Kidman tratando de hacer comedia.

El film de Dennis Dugan (quien ya trabajara con Sandler en Happy Gilmore, Un papá genial, Yo los declaro marido y... Larry, No te metas con Zohan y Son como niños) no es un bochorno, aunque tampoco es precisamente un dechado de sorpresas y audacia. El tufillo a fórmula de comedieta romántica probada una y mil veces se percibe durante buena parte de las casi dos horas del film, hay algunos aislados pasajes de cierta inspiración, intérpretes con timing para el humor en sus diferentes variantes y, claro, esa veta misógina y machista que tanto disfrutan los muchachos estadounidenses y odian los comisarios de la corrección política.

Para mi gusto, se trata de un producto menor, previsible (¿a qué no saben con quién se queda el bueno de Adam al final?), fugaz... Lamento, eso sí, que los exponentes más interesantes de la Nueva Comedia Americana no lleguen a los cines, mientras que Sandler -que cada cinco películas hace una buena- sea un "abonado" a la cartelera porteña. Que sigan estrenando sus films, pero que también se abra el juego para otras propuestas más arriesgadas, menos calculadas que las suyas.