Un zoológico en casa

Crítica de María Gabriela Losino - Cine y más...

Alejados de los papeles en los que usualmente solemos verlos, Matt Damon y Scarlet Johansson encabezan el reparto de esta comedia familiar dirigida por Cameron Crowe (conocido por sus trabajos en las cintas "Jerry Maguire", "Casi Famosos", "Vanilla Sky" y "Todo Sucede en Elizabethtown") que se basa en las memorias del periodista británico Benajamin Mee, titulada "Nos Compramos un Zoológico: La Increíble Verdadera Historia de un Zoo en Bancarrota y de los 200 Animales Salvajes que Cambiaron a Una Familia Para Siempre".

Co-escrita por el propio Crowe junto a la guionista Aline Brosh McKenna ("El Diablo Visate a la Moda", "27 Bodas", "Cómo lo Hace?"), esta inspiradora película nos presenta la historia de un padre soltero (un versátil Damon), quien tras enviudar (su esposa se enferma y muere antes del inicio del film) decide que es el momento de un nuevo comienzo para él y sus dos hijos, Dylan (Colin Ford), de 14 años, y Rosie (Maggie Elizabeth Jones), de 7, quienes aún se encuentran atravesando el duelo de perder a su madre a tan temprana edad, cosa que parece difícil de superar.

Luego de renunciar a su trabajo en Los Ángeles, como columnista y escritor de aventuras, y con la esperanza de que un nuevo estilo de vida restauren su espíritu familiar, Benjamin adquiere una antigua casa rural de 7 hectáreas, ubicada en las afueras de la ciudad y que viene acompañada con un singular extra: está rodeada por un zoológico donde docenas de animales (entre ellos un depresivo oso Grizzly y un envejecido tigre de bengala) viven bajo el cuidado de Kelly Foster (Johansson) y su dedicado equipo (interpretado por Angus Macfadyen, Elle Fanning, Patrick Fugit y Carla Gallo).

Como el Rosemoor Wildlife Park corría peligro de desaparecer si alguien no lo compraba, y cerca de la mitad de los animales hubieran tenido que ser sacrificados, el protagonista se embarca en su propia aventura (ya no la está reportando como solía hacerlo) y comienza un arduo trabajo para sacar adelante el zoológico y reabrirlo al público a pesar de no contar con un gran presupuesto ni con conocimientos previos de cómo llevar adelante semejante negocio.

Al mismo tiempo que la cinta nos muestra todo el proceso por el que Benjamin, su familia y sus empleados atraviesan para devolverle a la propiedad el estado glorioso que alguna vez tuvo (todo depende de pasar una evaluación a cargo de un antipático inspector encarnado por el actor John Michael Higgins), desarrolla la transformadora experiencia que sana la relación entre este padre con su hijo mayor, quien -al principio- no está muy feliz con la mudanza, hecho por el cual lo confronta contínuamente.

La película, entretenida, divertida pero a la vez emotiva, esperanzadora y que nos infunde un profundo amor a la vida, tanto humana como animal (según propias palabras del director), cuenta con logradas actuaciones de la dupla protagónica, una bonita fotografía de Rodrigo Prieto ("21 Gramos", "Babel", "Secreto en la Montaña"), y desarrolla -de una manera muy acertada- su premisa: el poder de la familia para perseverar y sobreponerse a retos extraordinarios.