Un sueño posible

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Una historia de película... una película que no hará historia

Tengo muchos amigos y conocidos que adoran a Sandra Bullock. No participo de ese curioso culto que la considera una de las mujeres más bellas y simpáticas del planeta, aunque admito que es una más que digna comediante. Ahora bien, ¿creerán ellos que la dulce y carismática Sandra se merecía el premio Oscar por este mediocre, obvio y aleccionador culebrón sobre una republicana religiosa y de armas tomar (literalmente) que termina adoptando a un joven negro y analfabeto que proviene de una familia marginal hasta convertirlo en una estrella del fútbol americano?

Si la trama -basada en un hecho real (es la típica historia "de película"- resulta ya inquietante, mucho más lo es su maniquea construcción y resolución. No me gusta mucho meterme en estos asuntos, pero no pocos colegas estadounidenses hablaron incluso de una película racista, con los blancos buenos que ayudan a los negros pobres y brutos a triunfar en el mundillo de las universidades y el deporte profesional.

Aunque alcanza a lucirse en un par de situaciones cómicas (cuando enfrenta a los entrenadores machistas) y sortea con cierta nobleza los pasajes en los que afloran los excesos lacrimógenos, la actuación de Bullock no sólo está muy lejos de otras que han merecido el mismo premio sino que incluso creo que no figura entre las mejores de su carrera.

El mediocre director deEl novato y El Alamo no elude ninguno de los clisés, lugares comunes, subrayados y golpes bajos de ese cine de Hollywood que se parece demasiado al "telefilm de la semana". Es cierto que hay alguna que otra escena más o menos inspirada o que Kathy Bates (la maestra demócrata) aporta sus habituales pinceladas de (buen) humor, pero el resultado final no deja de ser bastante opaco y decepcionante.

Notable éxito de taquilla en los Estados Unidos (la presencia de Bullock y el tema del fútbol americano ayudaron mucho), Un sueño posible es una película menor que sólo quedará en la historia, entonces, para aquellos incondicionales adoradores de Sandra que habrán festejado su triunfo en la noche de los Oscar.