Un pequeño favor

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Un gran director de comedias, y dos actrices sacándose chispas son el condimento ideal para "Un pequeño favor"; thriller en clave de comedia que sorprende menos por su argumento que por cómo se presenta. El conservadurismo en los suburbios norteamericanos ha sido objeto de burlas y críticas sagaces desde antes de la novela de Ira Levin "The Stepford Wives", y sus múltiples adaptaciones y variantes en el cine.
El ideario de esa comunidad que se quedó en el tiempo, con casas bajas, cercas recién pintadas, mujeres de peinados batidos y polleras acampanadas, niños educados, y hombres siempre de camisa y corbata; son un ícono para ejemplificar la plástica fachada detrás de la cual se esconde la tierra. Un pequeño favor no necesita recurrir exactamente a ese modelo, lo actualiza.
No, sus personajes son bien actuales. No viven, ni parecen vivir en los años ’50; son chic moderno.
Aunque la tierra y el modo de ocultarla sigue siendo el mismo. Cuando nosotros íbamos al colegio, eran las reuniones de cooperadora, ahora son los famosos chat de mamis y papis. Siempre están los padres que quieren lucirse en la comodidad escolar, y ejercen presión de perfección dentro de la comunidad escolar, buscando ser los líderes. Stephanie Smothers (Anna Kendrick) es una de ellas.
En los ratos libres que le quedan entre llevar a su hijo al colegio, presumir su sonrisa y su pulcritud, y atender su casa como viuda que es, maneja un videoblog sobre consejos varios para ames de casa. Es mediante este videoblog que conocemos una historia que nos quiere contar. Stephanie está buscando a Emily Nelson (Blake Lively) y pide a sus seguidores si pueden aportarle cualquier dato.
Quién es Emily Nelson? Mediante flashbacks iremos conociendo cómo ambas se conocieron. Si Stephanie es una típica madre soltera/viuda de suburbio, Emily parece ser todo lo contrario. Es una mujer de ciudad, empresaria, refinada de alta costura, sin tiempo para dedicarle a su hijo, ni a su marido. Stephanie tiene la necesidad de ser servicial, siempre; y es así como entre ambas, crece una amistad manejada entre la falsedad de la morocha, y la utilidad/utilización de la rubia. Así, llegamos al favor del título.
Un día Emily le pide a Steph si puede cuidarle a su hijo mientras ella maneja un asunto en la ciudad. El tiempo se va haciendo extenso, Emily posterga su regreso, hasta que deja de contestar, y nunca regresa ¿Dónde está Emily? Basada en la novela de Darcey Bell, Un pequeño favor plantea un escenario de dos mujeres opuestas, que comienzan como amigas (haya falsedad o no), y rivalizarán.
En manos de otra crew, podríamos encontrar ribetes de dos pilares del suspenso noventoso como "La mano que mece la cuna" y "Mujer soltera busca". El ama de casa y la sofisticada; la mujer que empieza a vivir el sueño a través de la otra; la mimetización; los deseos y celos de género; la constante necesidad del aparentar querer ser; la figura masculina como aquello a lo que se debe servir, aunque narrativamente quede en segundo plano.
Todo está ahí. Pero hay un detalle, su director es un experto en comedias, y sus protagonistas (o por lo menos una de ellas), probadas comediantes.
Por lo cual, "Un pequeño favor" es, ante todo, una comedia.
Manejando un hilo muy fino de humor negro y sátira mordaz, los diálogos, y el guion en general, disparan dardos constantes. Cada una, a su modo, Steph y Emily son jóvenes burguesas, opuestas que se complementan; y hasta en un punto le creemos su amistad. La historia depara varios giros y sorpresas, y es mejor no adelantarlos.
Aunque, una vez comenzado a desanudarse la madeja, si se tiene un poco de visionado y sentido común, lo que muestra es bastante deducible y, por lo tanto, esperable. Cada una oculta algo, una segunda cara. La cara del suspenso será la de Emily, saber qué le pasó.
Pero quizás la más interesante, sea la cara oculta de Steph, esta mujer que se muestra de un modo, y que aprovechará la ausencia para ganar terreno, y tomar el impulso para llegar a ser. Al final de cuentas, la utilidad también estaba en su persona.
Paul Feig imprime un ritmo constante, y arropa a sus protagonistas de un ambiente adecuado, de alguna forma creíble, y hasta interactúa con secundarios que potencian el argumento y el mensaje (los otros papis, el hijo y el esposo de Emily; cada uno tiene lo suyo para contar).
Visualmente, "Un pequeño favor" se ve elegante, potente, chic actual.
Todo sucede dentro de una clase media acomodada, y hasta a punto de ser alta. Detrás de los colores pasteles y el amarillo limón, se esconden los corazones fríos, y las líneas rectas de diseño. La banda sonora, sin invadir, también es un aporte fundamental. Anna Kendrick y Blake Lively tienen química, y las dos se lucen, juntas y separadas. Quizás, sorprenda más Lively por estar menos acostumbrados a verla en comedias, aunque su personaje haga recordar a sus inicios en "Gossip Girl".
Las premiaciones en los rubros de comedia, deberían abrirse ante ellas. "Un pequeño favor" cuenta un thriller tradicional, que ya hemos visto, y podemos adivinar; pero su forma de comedia negra estilizada, el gran ritmo que aporta su director, y las actuaciones de sus protagonistas y secundarios, la ubican como una propuesta más interesante de lo que las cartas presumían antes de ser mostradas.