Un método peligroso

Crítica de Daniel Castelo - Infonews

Lo nuevo de David Cronenberg

Una película sobre la relación entre Carl Jung y Sigmund Freud, con el bonus de una tercera en discordia diagnosticada con histeria, y todo eso dirigido nada menos que por David Cronenberg, arroja una sola certeza: intensidad asegurada. Además, podría decirse que, como ya es costumbre, el realizador canadiense no desentona ni defrauda.

Carl Jung y su paciente, al rojo vivo
Carl Jung y su paciente, al rojo vivo

El relato, si bien tiene en dos de los nombres fundacionales del psicoanálisis a sus personajes más importantes, pone el foco sobre la tempestuosa relación entre Jung (Michael Fassbender) y su paciente más visceral, Sabina Spielrein (Keira Knightley), quien padece de un trastorno de histeria que incluye una pulsión masoquista aguda y descontrolada, que arrastra hasta el mismo consultorio de su terapeuta para envolverlo en una trama enfermiza y terminal.

La complejidad del caso de Sabina hace que Jung acuda a su colega Freud (Viggo Mortensen), que acepta el caso aunque con un nivel de compromiso discutible. En el medio, la tensión entre Jung y su paciente crece hasta niveles de amor/odio indisimulables en grado tóxico.

Cronenberg, quien en los últimos años viene trabajando su obra desde un camino menos provocador que el que recorrió entre los años 70s y mediados de los 90s (con Crash, de 1996, como último de ese grupo de films subversivos) apela en Un método peligroso a la labor descomunal de Keira Knightley, quien pone el cuerpo a la acción con un nivel de intensidad que, descubrimos, se venía guardando para un trabajo que le exigiera lo que le exige el papel que le encomendó el realizador nacido en Toronto. En ese sentido, la labor de la joven actriz es la columna vertebral de la película, más allá de que la historia se apoye en los célebres hombres del diván y el anotador.

Luego de la contundente Promesas del Este, y antes de lo que será su otro estreno que llegará en este 2012, la prometedora Cosmopolis, Cronenberg entrega un film de combustión lenta y tensión constante, un drama con las vísceras al descubierto y la mente en constante exposición clínica. Imperdible.