Un golpe de talento

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Manager en busca del destino

John Hamm (de Mad Men) es el protagonista de este film donde también aparecen el conocido Bill Paxton y un trío de actores de la India, en una fusión de cricket y béisbol.

Las películas basadas en hechos reales no tienen un valor extra como obras de arte, a lo sumo pueden parecer un poco más curiosas o graciosas cuando vemos que el absurdo que retratan realmente ocurrió.
Un golpe de talento (originalmente titulada Million Dollar Arm) cuenta la historia de J.B. Berstein, un representante de deportistas que descubre que las reglas de su trabajo y la forma de entender el deporte han cambiado. Decepcionado por la realidad (un poco en esto la película remite a Jerry Maguire) descubre una idea disparatada que le permite volver a entrar al juego y sorprender con algo inesperado. Decide buscar en la India (donde el deporte más importante es el cricket) jóvenes que participen de un programa de televisión llamado El brazo del millón de dólares, y a los ganadores llevarlos a Estados Unidos para que participen de las grandes ligas de béisbol.
El coqueteo con el exitoso film ¿Quieres ser millonario? ayuda al espectador a interesarse por la historia, pero ya en Estados Unidos se trata de una película deportiva con humor y, ya que estamos, una historia de amor.
Un golpe de talento es una película para sentirse bien; emocionante, simpática y agradable. Muy bien contada, con actores conocidos, como John Hamm (nada menos que el protagonista de la serie Mad Men) y Bill Paxton, y un trío de actores indios que obviamente son pura simpatía y derroche de carisma.
Aunque el film está basado en hechos reales y en Internet es fácil buscar data sobre todo que cuenta, aconsejo que no lo hagan porque la película se disfruta mucho viviéndola en directo, sin avisos previos, sin saber qué pasará con los personajes.
El director Craig Gillespie (el mismo de Enemigo en casa, Lars y una chica real y Noche de miedo) vuelve un poco al comienzo de su carrera, bastante rara, por cierto, y parece sentirse cómodo con el deporte, aun cuando este film sea el más popular de su carrera y el que tenga el menor número de elementos perturbadores. Pero como demuestra la aparición del film Sus dos pasiones (The pride of the Yankees, 1942) con Gary Cooper, el deporte siempre ha sido un espacio de emoción cinematográfica genuina y los héroes que se generan alrededor de él siempre conmueven. En ese aspecto, Hamm consigue, con su estilo de la vieja escuela, dar con el perfil ideal para la historia.