Un cuento de invierno

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Divague de amplia cursilería

Con el cuento del Dia de los Enamorados, se cuenta aquí un "Cuento de Invierno" que no es el de Shakespeare, sino el de Mark Helprin, autor neoyorquino que se dice influido por Scott Fitzgerald, Dante, Melville, Mark Twain y el Bardo de Avon. Pero encontrar aquí alguna de esas influencias es más difícil que encontrar a Wally. Que tampoco está.

Lo que encontramos es un divague new age astronómico milagrero de largo aliento, amplia cursilería, y, eso sí, unos lindos fondos digitales que nos permiten apreciar la Nueva York de 1916, con sus primeros rascacielos detrás del cementerio de Woodlawn, un puente de Brooklyn y unos paisajes diurnos y nocturnos del Lago de Coheeries totalmente congelado. Buen trabajo del equipo de efectos digitales. También podríamos elogiar la fotografía. Y el peso de Warner Bros para lanzar mundialmente esta película justo para esta fecha. Y la aparición de la histórica Eva Marie Saint, con 89 años muy bien llevados (y su personaje tiene 103, aprox.). ¿Pero qué más? Sinceramente, a los dos minutos de haber empezado el "Cuento de invierno" ya estamos ansiando que llegue la primavera. Y dura 118 minutos.

En síntesis. 1895, una pareja de inmigrantes rechazados deja a su niño en un imposible moisés sobre las aguas del Hudson, para que al menos él tenga un futuro en América. 1916. Tras este dislate mosaico viene un dislate equino, cuando el hijo, ahora un ladronzuelo en peligro, es salvado por un precioso caballo andaluz, blanco y de alas plegables. Luego aparecen una bonita pelirroja de tuberculosis elegantemente sobrellevada y hermanita encantadora, un feo grandote con su corte de hampones y su extraño jefe, que no da miedo pero es el propio diablo. Con mayúsculas: el Diablo. Y 2014, donde el ladronzuelo, el malo, la hermanita, viven todavía, el amor vive todavía, y quizás haya algún público en la sala, todavía. Ahí se resuelve todo, nos dicen que estamos señalados para hacer un milagro de amor sobre alguna específica persona (la cuestión es encontrarla), que así es como se forman las estrellas, y a comer perdices.

Director, guionista, productor, Akiva Goldsman, el libretista de "Soy leyenda", "El código Da Vinci", etc. Protagonista, Colin Farrell, que viene a ser el Gonzalo Heredia de los anglosajones. Revelación masculina, Listo, el caballo andaluz.