Un camino a casa

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

El largo viaje hacia la esencia

Saroo vive una infancia austera, al límite, pero feliz. Tiene 5 años, vive en un pueblito perdido de Calcuta (India) y su mayor divertimento es hacer equilibrio en las vías con su hermano Guddu y robar carbón de los trenes para comprar leche. La sonrisa que le devuelven su madre y su hermanita cuando él trae ese esperado almuerzo es la mejor paga del día. Pero una tarde Saroo (emotivo rol de Sunny Pawar) sale con Guddu y se pierde en una estación de tren. La misma vía que le generaba un momento de alegría fue la vecina directa de su calvario. Garth Davis tomó esta historia basada en un caso real y recorrió el derrotero de este niño, cuya vida cambia radicalmente cuando una familia australiana lo adopta y lo inserta en una realidad tan saludable y digna como lejana de sus raíces. Veinticinco años después, un joven Saroo decide lanzar un camino a casa, aunque el título original "Lion" le hace más honor a la película, y para eso habrá que ver los textos del final. La búsqueda de sus orígenes es el motor de la trama, llevada de la mano de un Saroo intenso (Dev Patel, firme candidato al Oscar). Esa angustia, el vínculo amoroso con una bella muchacha (la siempre efectiva Rooney Mara), la conexión con su madre adoptiva (impecable Nicole Kidman, posible ganadora de la estatuilla) y un desenlace lacrimógeno pero logrado redondean un filme disfrutable. Eso sí, llevar muchos pañuelitos de papel.